Las guerras ya no son a cañonazos ni las amenazas llegan por tierra, mar o aire. El nuevo campo de batalla es digital y el enemigo es cibernético. Hace tiempo que algunos gobiernos se preparan para este escenario, pero el ransomware Wannacry (y su posible origen oficial) ha hecho que otros países que iban más a la cola en materia de ciberseguridad decidan apretar el acelerador.

Es lo que va a hacer España, cuyo gobierno se ha propuesto crear una reserva estratégica en materia de Ciberdefensa y Ciberseguridad formada por 2.000 expertos en análisis de malware, hacking ético, auditorías y pentesting.

La iniciativa llega en forma de proposición de Ley, que será presentada en el Congreso en los próximos días. Según El Mundo, estos “soldados” digitales recibirán una retribución de 2.122 euros mensuales, que podrán complementar con el salario que cobren en su vida laboral civil, y tendrás que estar disponibles las 24 horas al día los 7 días de la semana.

Unas condiciones que son bastante mediocres, más aún cuando España está buscando a los mejores para formar este ejército cibernético. La mayoría de expertos en seguridad y hackers que trabajan para grandes compañías no cambiarían sus trabajos por menos de 50.000 euros brutos al año.

Y es que la ciberseguridad es cara, al menos la de mayor nivel, aunque es algo que el mercado laboral de este segmento no parecer terminar de entender, porque hay bastante precariedad.

Posibles candidatos al ejército español de hackers

Pese a ello algunos de los hackers más cotizados en España han acogido la medida del gobierno con entusiasmo y estarían dispuestos a trabajar para el Estado, aunque muchos de ellos están acostumbrados a trabajar de forma individual y más anárquica.

Es el caso de Jesús Antón, alias “Patatasfritas”, cuya fama se ha labrado colándose en los sistemas de seguridad de algunas grandes multinacionales, o el de Rubén Santamaría, que ha vulnerado los sistemas IFE  de los aviones (in-flight entertainment) para alterar las luces y cambiar las películas.

Algunos de los hackers más cotizados de España son autodidactas. Como Nicolás Castellano, que empezó con 15 años haciendo experimentos por puro entretenimiento y ahora preside la compañía de ciberseguridad Andubay y organiza la No cON Name, el congreso de hacking más antiguo en España.

Otros no superan los 25 años y ya han encontrado trabajo antes incluso de terminar la carrera, como es el caso de José Ignacio Rojo (24) que colabora con el Santander. Él es uno de los miembro del equipo español de 10 hackers menores de 25 años que ganó en 2016 el European Cibersecurity Challenge.

Una historia que recuerda a la de Luis Iván Cuende, elegido el Mejor Hacker Europeo menor de 18 años en 2012, y que desde entonces se dedica a desarrollar software y dar conferencias.

Entre los candidatos al ejército español de hackers también hay mujeres: como Selva Orejón, que tiene una empresa de reputación digital y borrado de datos y da cursos de seguridad a la Policía Nacional,María José Díaz (auditora sénior) o Cristina Collado (administradora de sistemas), que ha encontrado fallos de seguridad en los sistemas del Estado.