La socialización de los jóvenes en procesos de violencia no ha sido analizada en espacios locales desde perspectivas de cómo aprenden a ser violentos o a resistir los tipos de violencia que experimentan en algunos momentos de su trayectoria social y escolar que se convierten en acontecimientos que representan factores de sus prácticas familiares, escolares y profesionales. La observación de la experiencia de los jóvenes separada de las dinámicas de la familia, la escuela, el barrio y las oficinas gubernamentales no posibilita la intervención socio-psicológica del sufrimiento del pasado incorporado por los jóvenes ni la recuperación de sus experiencias positivas de reinvención del relato de sí, las experiencias de auto-superación en la superación de sus conflictos, la resiliencia asistida por acompañamientos sociopolíticos o bien el impacto de las políticas públicas de los diferentes niveles de gobierno orientadas a jóvenes en contextos de violencia.