Julio-Septiembre 2006, Nueva época Núm.99 Xalapa • Veracruz • México
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Descubren participación de hormona en su mecanismo
Crece en la UV el conocimiento sobre el reloj biológico


Edith Escalón

Esto podría ser la base para desarrollar terapias que frenen padecimientos ligados al reloj vital, entre ellos el cáncer de mama
La corticosterona, una hormona que se produce en el cuerpo por órdenes del cerebro, está implicada directamente en el mecanismo del reloj biológico que sincroniza ciertas funciones fisiológicas de los conejos, modelo de estudio para investigación básica y médica, como quedó demostrado por un grupo científico del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV).

"Antes se pensaba que esta hormona sólo se liberaba en los animales bajo condiciones de estrés, pero nuestros experimentos han demostrado que su expresión está directamente ligada a los ritmos del reloj biológico, que técnicamente conocemos como ritmos circádicos", comentó Juan Santiago García, investigador del IIB.

Esta investigación, que se realiza en la UV con apoyo financiero de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, estudia los mecanismos biológicos que permiten a los conejos recién nacidos estar alertas para recibir en su madriguera artificial la única visita diaria de la madre (pues de la alimentación depende su supervivencia), a una hora que ésta determina, y que parece sincronizar de alguna forma con los críos.

Santiago García explicó que el conocimiento de los mecanismos biológicos implicados podría ayudar a desarrollar terapias para tratar padecimientos humanos ligados al reloj vital, entre ellos el cáncer de mama: "Algunos trabajos han demostrado que su incidencia es mucho más alta en mujeres que trabajan de noche, porque uno de los genes del reloj está totalmente alterado o no está regulado".

Otra de las aplicaciones sería, por ejemplo, en la cronoterapia, pues se ha visto que la eficiencia de fármacos varía de acuerdo con la hora a la que se administran y mucho de esto está gobernado por los ritmos circádicos. Igual de fundamental resultaría para la gente que trabaja en aerolíneas o que realiza constantes viajes transcontinentales, pues el conocimiento de la operación de las hormonas que regulan la sincronización del reloj podría ayudar a saber cómo contrarrestar los efectos del jet lag.

Investigación de laboratorio
Para saber si la corticosterona influye en la señal del alimento en otros ritmos biológicos, el equipo científico del IIB estuvo estudiando cada cuatro horas la presencia y concentración de la hormona en los conejos recién nacidos, y tras una serie de experimentos y pruebas de sangre encontró que el nivel de corticosterona está en su ciclo máximo justo antes de que los críos sean alimentados.

"Esto quiere decir que de alguna forma el organismo prepara a los críos para la ingesta de alimento, un momento muy importante para ellos, pues esta visita dura de tres a cinco minutos y en tan corto tiempo los críos ingieren hasta un 35 por ciento de su peso corporal en leche.

Para nosotros, el equivalente sería ingerir, aproximadamente, 20 kilogramos en una sola comida", comentó el investigador del IIB.

La corticosterona explica este alertamiento en los conejos neonatos, aseguró, pues no sólo comprobaron su presencia de manera normal, sino también manipulando la ingesta, ya que, luego de siete días, dejaron en ayuno durante 48 horas a los animales y comprobaron que la corticosterona estaba mucho más alta que en el ciclo normal. Lo más revelador fue que con posterioridad a esas 48 horas, el nivel de la hormona bajó a su expresión normal anterior. "Esto significa, por un lado, que el ciclo de corticosterona es circádico y que el nivel máximo ocurre antes de la sesión de alimentación y, por otro, que el hecho de que no se quede permanentemente alto descarta la posibilidad de que ésta sea una pura respuesta de estrés".

Aunque el universitario reconoció que otras investigaciones ya habían medido los ritmos de esta hormona, señaló que hay dos diferencias que hacen más valiosos los resultados de esta experimentación: por un lado, el comprobar que se trata de un ritmo circádico y, por otro, el haber realizado la experimentación sin manipulación externa. "En estudios previos, los investigadores decidían la hora en que se ponía a la madre y los críos en contacto, y parte de la pregunta era ¿el ritmo de la corticosterona está ligado a la manipulación experimental o es realmente un ritmo natural de la especie?, pero nosotros no lo hicimos así".

En el laboratorio del IIB, añadió, estos experimentos se realizaron con jaulas especiales, que se adquirieron con recursos de este proyecto, mismas que tienen tres compartimientos: la sección de la mamá, que tiene contacto con el medio externo y está ajustada al ciclo de luz y oscuridad; la de los críos, que está en oscuridad constante, simulando las condiciones de la madriguera, y entre las dos, un túnel que los conecta; así, se evita la manipulación, pues la madre va a alimentarlos cuando ella lo decide.

Por último, señaló que las jaulas cuentan con un dispositivo con sensores que permiten monitorear la actividad motora de los conejos recién nacidos, datos que se registran y analizan en un sistema de cómputo que concentra la información de la actividad.