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Descubren
participación de hormona en su mecanismo
Crece en la UV el conocimiento sobre el reloj
biológico
Edith
Escalón |
Esto
podría ser la base para desarrollar terapias que frenen padecimientos
ligados al reloj vital, entre ellos el cáncer de mama |
La
corticosterona, una hormona que se produce en el cuerpo por órdenes
del cerebro, está implicada directamente en el mecanismo
del reloj biológico que sincroniza ciertas funciones fisiológicas
de los conejos, modelo de estudio para investigación básica
y médica, como quedó demostrado por un grupo científico
del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad
Veracruzana (UV).
"Antes se pensaba que esta hormona sólo se liberaba
en los animales bajo condiciones de estrés, pero nuestros
experimentos han demostrado que su expresión está
directamente ligada a los ritmos del reloj biológico, que
técnicamente conocemos como ritmos circádicos",
comentó Juan Santiago García, investigador del IIB.
Esta investigación, que se realiza en la UV con apoyo financiero
de los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos, estudia
los mecanismos biológicos que permiten a los conejos recién
nacidos estar alertas para recibir en su madriguera artificial la
única visita diaria de la madre (pues de la alimentación
depende su supervivencia), a una hora que ésta determina,
y que parece sincronizar de alguna forma con los críos.
Santiago García explicó que el conocimiento de los
mecanismos biológicos implicados podría ayudar a desarrollar
terapias para tratar padecimientos humanos ligados al reloj vital,
entre ellos el cáncer de mama: "Algunos trabajos han
demostrado que su incidencia es mucho más alta en mujeres
que trabajan de noche, porque uno de los genes del reloj está
totalmente alterado o no está regulado".
Otra de las aplicaciones sería, por ejemplo, en la cronoterapia,
pues se ha visto que la eficiencia de fármacos varía
de acuerdo con la hora a la que se administran y mucho de esto está
gobernado por los ritmos circádicos. Igual de fundamental
resultaría para la gente que trabaja en aerolíneas
o que realiza constantes viajes transcontinentales, pues el conocimiento
de la operación de las hormonas que regulan la sincronización
del reloj podría ayudar a saber cómo contrarrestar
los efectos del jet lag.
Investigación
de laboratorio
Para saber si la corticosterona influye en la señal del
alimento en otros ritmos biológicos, el equipo científico
del IIB estuvo estudiando cada cuatro horas la presencia y concentración
de la hormona en los conejos recién nacidos, y tras una
serie de experimentos y pruebas de sangre encontró que
el nivel de corticosterona está en su ciclo máximo
justo antes de que los críos sean alimentados.
"Esto quiere decir que de alguna forma el organismo prepara
a los críos para la ingesta de alimento, un momento muy
importante para ellos, pues esta visita dura de tres a cinco minutos
y en tan corto tiempo los críos ingieren hasta un 35 por
ciento de su peso corporal en leche.
Para nosotros, el equivalente sería ingerir, aproximadamente,
20 kilogramos en una sola comida", comentó el investigador
del IIB.
La corticosterona explica este alertamiento en los conejos neonatos,
aseguró, pues no sólo comprobaron su presencia de
manera normal, sino también manipulando la ingesta, ya
que, luego de siete días, dejaron en ayuno durante 48 horas
a los animales y comprobaron que la corticosterona estaba mucho
más alta que en el ciclo normal. Lo más revelador
fue que con posterioridad a esas 48 horas, el nivel de la hormona
bajó a su expresión normal anterior. "Esto
significa, por un lado, que el ciclo de corticosterona es circádico
y que el nivel máximo ocurre antes de la sesión
de alimentación y, por otro, que el hecho de que no se
quede permanentemente alto descarta la posibilidad de que ésta
sea una pura respuesta de estrés".
Aunque el universitario reconoció que otras investigaciones
ya habían medido los ritmos de esta hormona, señaló
que hay dos diferencias que hacen más valiosos los resultados
de esta experimentación: por un lado, el comprobar que
se trata de un ritmo circádico y, por otro, el haber realizado
la experimentación sin manipulación externa. "En
estudios previos, los investigadores decidían la hora en
que se ponía a la madre y los críos en contacto,
y parte de la pregunta era ¿el ritmo de la corticosterona
está ligado a la manipulación experimental o es
realmente un ritmo natural de la especie?, pero nosotros no lo
hicimos así".
En el laboratorio del IIB, añadió, estos experimentos
se realizaron con jaulas especiales, que se adquirieron con recursos
de este proyecto, mismas que tienen tres compartimientos: la sección
de la mamá, que tiene contacto con el medio externo y está
ajustada al ciclo de luz y oscuridad; la de los críos,
que está en oscuridad constante, simulando las condiciones
de la madriguera, y entre las dos, un túnel que los conecta;
así, se evita la manipulación, pues la madre va
a alimentarlos cuando ella lo decide.
Por último, señaló que las jaulas cuentan
con un dispositivo con sensores que permiten monitorear la actividad
motora de los conejos recién nacidos, datos que se registran
y analizan en un sistema de cómputo que concentra la información
de la actividad.
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