Agua
Caliente, Amealco, Mapaxtla, Tlaltetela y Coetzala, localidades
rurales de alta marginación ubicadas en la ribera del río
Los Pescados –en el centro de Veracruz– formarán
parte de un complejo ecoturístico que prepara el municipio
de Apazapan, con el apoyo de estudiantes y arquitectos de la Universidad
Veracruzana, para dar una alternativa productiva a las comunidades
de la zona, cuya actividad agrícola ya no es suficiente para
mantener a sus familias. |
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En la Facultad de Arquitectura, representantes de este ayuntamiento
y del municipio de Emiliano Zapata recibieron 12 proyectos para
este complejo ecoturístico que realizaron cerca de 50 estudiantes
de Arquitectura, propuestas que –a petición de los
propios presidentes municipales– fueron concluidas luego de
seis meses de análisis y trabajo en las zonas mencionadas.
Estos proyectos tienen como común denominador un profundo
respeto por el entorno natural, explicó Luis Estrada Salazar,
uno de sus coordinadores académicos: “Uno de los requisitos
fue utilizar materiales de la zona para la construcción,
a fin de buscar que resultaran económi-camente viables y
no rompieran con el equilibrio visual y la propia naturaleza del
entorno”. Por ello, entre otros materiales, los estudiantes
usaron paja, bambú, adobe, tierra y arcilla para construir
cabañas individuales o matrimoniales, espacios para convivencia
grupal, zonas de recreación deportiva, áreas de comida,
de aseo, de descanso y toda la infraestructura que un complejo ecoturístico
requiere.
Hicieron las propuestas, dijo, sobre la base de lo “ya construido”
por la naturaleza, sin afectar la inclinación del terreno,
los árboles ni cualquier otro elemento del entorno natural,
que fue una de las peticiones fundamentales del ayuntamiento, según
dijo Viridiana Soto, directora de Turismo de Apazapan, quien estuvo
en la entrega de los proyectos. Para llevarlos a cabo, el municipio
sugirió al Instituto Veracruzano de Desarrollo Regional (Inveder)
la posibilidad de allegarse recursos del dos por ciento a la nómina,
informó Osmer Regalado Peregrino, síndico único
de Agazapan.
“No sólo cubrieron nuestras expectativas, sino que
las superaron”, comentaron luego de recorrer los pasillos
de la Facultad, donde los futuros arquitectos expusieron en maquetas
y carteles las características estructurales de sus complejos,
en un excelente trabajo de proyección.
Otra de las características del proyecto es la promoción
de los deportes extremos, que serán, junto con la belleza
del entorno natural, un elemento de atracción turística
para la zona: “Los proyectos incluyen espacios para actividades
deportivas como kayak, tirolesa, descenso de río, bicicleta
de montaña y otras más”.
Problemas
reales
Con este proyecto, los estudiantes no sólo llevaron a la
práctica sus conocimientos teóricos, sino además
que pusieron en marcha sus habilidades para resolver problemas reales
con soluciones asequibles, tanto económicas como ecológicas
y sociales, pues tuvieron que enfrentarse no sólo a proyectar
con creatividad, sino además a sortear las limitaciones presupuestales
propias de un municipio rural.
Melania Jiménez, del sexto semestre de Arquitectura y Karina
Aguirre coincidieron en que el trabajo de los arquitectos, en cuanto
a proyectos se refiere, debe estar siempre sustentado en la realidad,
pues sólo así adquieren la habilidad para encontrar
soluciones a problemas reales, lo que los vuelve más competentes
en el ámbito profesional.
Filiberto Medina y Consuelo Gamboa, también coordinadores
de estos trabajos y titulares del Taller de Proyectos Arquitectónicos
en la Facultad de Arquitectura, comentaron que una de las grandes
ventajas de la vinculación con los ayuntamientos es que les
permite mostrar el potencial profesional de sus estudiantes, por
lo que se mostraron abiertos a propuestas de otros municipios.
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