Abril-Junio 2005, Nueva época No. 88-90 Xalapa • Veracruz • México
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En Veracruz existen alrededor de 570
La importancia de las ONG en la lucha contra el deterioro ambiental

Fernando Hernández-Baz
Profesor de la Facultad de Biología de la UV

 
Desde hace poco más de una década, los diversos temas relacionados con la ecología y las ciencias ambientales han dejado de ser tratados sólo por un círculo reducido de profesionales dedicados a esas áreas. Ahora también son manejados por el grueso de la población civil. Es común escuchar hablar a políticos, amas de casas, jóvenes y niños acerca de la importancia de proteger los ecosistemas y sobre la forma en que diversas organizaciones no gubernamentales (ONG) trabajan e interactúan con los tres niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) y la iniciativa privada para solucionar los numerosos problemas ambientales.

En el presente texto no sólo damos cuenta de los principales problemas que afectan al medio ambiente, sino también de la labor que los gobiernos federal, estatal y municipal deben realizar para procurar el equilibrio ecológico de nuestro país; pero sobre todo presentamos información sobre cuáles son la características, cuántas son y qué papel desempeñan las organizaciones no gubernamentales que se encargan de salvaguardar el patrimonio natural del estado de Veracruz.

El papel del gobierno en la conservación
Al hablar sobre temas como la ecología y el medio ambiente surge la pregunta: ¿cuántas instancias gubernamentales se dedican a la protección, el aprovechamiento y el estudio de los recursos naturales? Ante tal cuestionamiento, investigamos y encontramos que las dependencias federales que colaboran, de manera directa o indirecta, en dichas labores son las secretarías de Gobernación, de Relaciones Exteriores, de Marina, de Desarrollo Social, de Energía, de Economía, de Comunicaciones y Transporte y de Turismo, pero en mayor medida participan la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Social, Pesca y Alimentación (Sagarpa).

Dada la importancia de las funciones que realizan estas dos últimas secretarías en el área de la conservación ambiental, consideramos necesario presentar una lista de las dependencias que cada una tiene a su cargo, sin mencionar la estructura administrativa con que cuentan en sus oficinas centrales.

Semarnat: Comisión Nacional de Agua, Procuraduría Federal de Protección al Ambiente, Instituto Nacional de Ecología, Comisión Nacional Forestal y Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas.

Sagarpa: Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca, e Instituto Nacional de Pesca.
Por su parte, el gobierno estatal cuenta con la Secretaría de Desarrollo Regional, en la que existe la Coordinación Estatal de Medio Ambiente, y la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Pesquero, que tiene diversas áreas que trabajan a favor del medio ambiente. Además, Veracruz tiene diversos consejos estatales y regionales, entre los que sobresale por sus acciones el Consejo Estatal de Protección al Ambiente.

En el ámbito municipal cuentan con un regidor encargado de los diversos temas ambientales (parques y jardines, ecología, limpia pública, agua, etcétera), y si la estructura lo permite tienen una dirección de ecología municipal (Barba, 1994) y (Rodríguez y Hernández, 1994).

Con este breve recuento nos percatamos de la existencia de una estructura gubernamental que sirve para investigar, conservar y aprovechar los recursos naturales de nuestro país. No menos importante resulta el hecho de que, para cumplir sus actividades, estas instituciones se apoyan en varias herramientas, como las múltiples legislaciones que regularizan la protección, el aprovechamiento y el estudio de nuestros recursos, sensu lato: Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, Constitución Política del Estado de Veracruz-Llave, Ley General de Vida Silvestre, Ley de Aguas, Ley de Pesca, Ley Forestal, Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente, Ley de Bienes Nacionales y su Reglamento para Uso y Aprovechamiento del Mar Territorial, Vías Navegables, Playas, Zona Federal Marítimo Terrestre y Terrenos Ganados al Mar, Ley de Asentamientos Humanos, así como numerosas normas oficiales mexicanas.

La importancia de proteger los ecosistemas
Al efectuar un análisis de las actividades de la raza humana en los últimos 500 años, podemos notar que el inmenso campo del conocimiento se ha incrementado considerablemente. Sólo del siglo XIX a la fecha se ha generado más información científica y tecnológica que durante toda la historia de la humanidad, investigación que ha enriquecido todos los rubros del saber (Russell, 1976).

En especial, en estas dos últimas décadas se ha experimentado una alta preocupación en todos los pueblos del mundo por el deterioro de los ecosistemas naturales, mismos que han sido explotados de manera inmisericorde. Hemos visto la extinción de especies animales y vegetales, y sabemos que otras miles están al borde de desaparecer. Asimismo, sabemos que miles de toneladas de contaminantes industriales son vertidas en la atmósfera, en los suelos y en los mares, ríos y lagunas, y que todo esto ha provocado el calentamiento global
Ante tal panorama, el Homo sapiens debe adoptar y simultáneamente aceptar la ingente responsabilidad que se plantea (sin excepción de raza, cultura o personalidad) frente a la degradación acelerada del medio ambiente, del cual formamos parte. Al mismo tiempo, debe buscar las causas y comprender los efectos del impacto ambiental.

En el estudio de este tema encontramos dos aspectos relevantes: el biológico y el social matizado con un complejo y diverso grupo de intereses económicos. Este último ha constituido por sí mismo el núcleo de la problemática humana en los contextos diversos de todos los pueblos. En relación con el primer aspecto mencionamos la transformación acelerada de los ecosistemas –selvas tropicales, lagunas costeras, playas, entre otros– con sus respectivos efectos colaterales ya de sobra conocidos. En cuanto al segundo, un claro ejemplo es el papel de los trabajadores del campo y de las diversas comunidades de campesinos que habitan en zonas rurales, los cuales han sido acusados –la mayoría de las veces injustamente– de la destrucción de su entorno natural.

En distintos foros académicos nacionales e internacionales se ha mencionado hasta la saciedad la importancia de proteger los ecosistemas y la diversidad biológica que habita en ellos; sin embargo, su destrucción continúa a pasos agigantados. Sin duda, algo ha faltado o algo ha fallado, algo que no ha sido comprendido por la población y que no hemos sido capaces de hacer entender. Ante ello, surgen muchas preguntas, pero las que tienen mayor relevancia son: ¿Quién es el responsable de proteger la biodiversidad? ¿Quién es el encargado de designar a esos guardianes? ¿Cuál es la postura de la sociedad ante el problema ambiental? ¿Qué sucede en la zona costera?

Considerando la magnitud del problema, sabemos que no basta con promulgar numerosas leyes de protección al medio ambiente y procurar su equilibrio, o prohibir la cacería, la captura y la comercialización de la vida silvestre, o crear nuevas dependencias dedicadas a su protección, o ser receptores de spots efectistas para detener el ecocidio; lo que hace falta y se torna cada vez más urgente es hacer cumplir las leyes y participar activamente, promoviendo, a través de diversas estrategias, la educación ambiental y de conservación en la población, porque la mayor parte de los mexicanos carece de educación, conciencia y ética.

El papel de las ONG en la conservación
En la actualidad, son evidentes tanto la creciente toma de conciencia de la gente como su interés por participar activamente en la conquista de soluciones reales que ayuden a preservar el medio ambiente. Todo ello resulta importante dado que la población puede proponer los cambios necesarios para lograr el deseado desarrollo sustentable.

La existencia de estas agrupaciones es ya una imperiosa necesidad para la reorientación de la política a seguir, ya que en sí mismas reflejan las demandas de la sociedad en cuanto a problemas urgentes se refiere. Sin embargo, su razón de ser no debe consistir sólo en señalar los problemas existentes y los errores y horrores cometidos en el pasado, sino también en proponer soluciones de trabajo conjunto entre el gobierno, las organizaciones no gubernamentales y la población civil, para lograr una meta común: proteger los recursos naturales (Ogarrio, 1992) y (Rodríguez y Hernández, 1994).

Nuestro país está guiado por una política centralista que, en muchos casos, funciona con prontitud y tino para solucionar variados conflictos ecológicos, pero en otros no considera ni resuelve problemas particulares. Esto último se debe a que la cobertura de dicha política es muy amplia y a que tiene un diverso y complejo mecanismo burocrático. Para poder entender esta política, tendríamos que retroceder seis siglos o más en nuestra historia, con el fin de analizar y comprender la dinámica del viejo sistema de gobierno que tenía sometidas a las distintas etnias asentadas a lo largo y ancho del territorio nacional.

De manera simultánea y ante el aparente debilitamiento del sistema político, la población civil que se preocupa por su entorno empieza a formar pequeñas e incipientes asociaciones civiles no gubernamentales, que han proliferado de manera acelerada desde la década de los ochenta, aproximadamente, como una respuesta rápida a dilemas existentes (Ogarrio, 1992).

Estas asociaciones u organizaciones surgen de objetivos específicos como proteger un bosque, un lago, una especie animal o vegetal… o colaborar en la investigación científica o en el campo de los derechos humanos, entre otros.

Constituidas por ciudadanos con una gran conciencia de la problemática ambiental, las ONG actúan –la mayoría de las veces– con buenas intenciones y sin seguir intereses políticos. Comprometidas únicamente con sus ideales, pero sin dejar de apoyar a las dependencias gubernamentales, realizan con entusiasmo acciones en un plazo muy corto de tiempo y logran planteamientos coherentes y resultados positivos.

Sus miembros, cansados ya de suplicar, ahora ejecutan acciones radicales y exigen como ciudadanos, presionando así a las autoridades para que éstas den respuestas precisas y efectivas a la problemática ambiental.

Por todo ello, día a día se reconoce la labor de estas asociaciones no gubernamentales; incluso, cada vez más se les solicita su opinión sobre diversos temas y en varias partes del mundo se organizan foros para ser escuchadas.

Las ONG en Veracruz
En Veracruz operan muchas organizaciones no gubernamentales, cuyas acciones y proyectos –en la mayoría de los casos– se ven sumamente limitados por los recursos económicos. Algunas son financiadas por agencias internacionales, dependiendo de la obra que se requiere emprender y de su trascendencia, pero otras realizan con éxito congresos, simposios o mesas redondas para obtener los recursos económicos; con ello logran mantener su ritmo de actividades y asegurar el pago de sus medios de difusión, que los hay altamente especializados en ciencias o de simple divulgación.

Esto ocurre en el caso de las organizaciones que cuentan con una compleja maquinaria operativa, pero ¿qué pasa en el lado opuesto de la moneda con las asociaciones de menor plantilla? Aquí se desentraña un fenómeno muy interesante: su economía se cimienta en las autocooperaciones para solventar los gastos de difusión; es decir, en sus filas hay altruistas y filántropos que colaboran y reconocen la importancia de su acción.

Considerando lo anterior, surgen las preguntas: ¿Qué es lo que motiva el funcionamiento de estas ONG?, ¿su motor descansa en la disposición de los miembros, no en su cantidad?, ¿será que sus valores de pertenencia son más claros?

Una característica particularmente importante de estos grupos es el alto sentido de trabajo en equipo; además actúan respetando ideas claras y definidas y con la convicción firme de que la labor que realizan beneficia la historia natural de nuestro planeta. También el arraigo de sus miembros en determinados territorios los hace profundos conocedores de sus problemas y de los efectos de las estrategias centralistas que se han practicado en su entorno natural. A estos elementos hay que sumar el nulo compromiso político que tienen las ONG y que les da libertad de acción (Ogarrio, 1992 y Rodríguez y Hernández, 1994).

Ahora bien, ¿cuántas organizaciones no gubernamentales existen en territorio veracruzano? La más reciente información de Rodríguez y Hernández (1994) nos indica la presencia de 498 asociaciones, distribuidas en 142 de los 210 municipios existentes. A esto debemos incluir los datos de las últimas investigaciones realizadas por Hernández-Baz (2001) (com. pers.), donde enlistan un total de 570 ONG, en las que se concentra el trabajo de 10 000 ciudadanos. Con estos datos tenemos una visión mas completa del potencial humano destinado a la protección ambiental en el estado de Veracruz.

La zona costera de Veracruz y las ONG
De sobra es conocido que Veracruz cuenta con una amplia diversidad de hábitat acuáticos, que van de la región de nieve y heladas (Pico de Orizaba y Cofre de Perote) y la selva húmeda (Los Tuxtlas y Uxpanapa) hasta la zona marina y costera del Golfo de México, todos aprovechados de una manera u otra por el hombre.

Los ecosistemas acuáticos veracruzanos son sistemas tropicales que se caracterizan por poseer una gran diversidad de especies. Estos sistemas abarcan una superficie total de 253 643 km2 de mar territorial, más de 40 ríos, 116 000 hectáreas de aguas interiores y 745 kilómetros de litoral; tienen un escurrimiento medio anual que oscila entre 200 y 1000 mm, similar al de los estados de Tabasco y Campeche.

Asimismo, la entidad cuenta con alrededor de 29 puertos (marinos, fluviales e interiores), destinados a fines pesqueros, turísticos, militares, industriales y comerciales. Paralelamente, encontramos sistemas costeros importantes ecológicamente, entre ellos la laguna de Tamiahua, el complejo lagunar de Alvarado, los ríos Papaloapan, Pánuco y Tuxpan, lagos tropicales como el de Catemaco, la laguna de El Farallón, el Sistema Arrecifal Veracruzano y el Sistema Arrecifal Lobos-Tuxpan, lagos de montaña como los de Perote y el Pico de Orizaba, además de manantiales y arroyos de aguas sulfurosas, entre otros. Lo riqueza con la que cuenta la parte costera de Veracruz es, pues, abundante y variada, de ahí la necesidad de planear su aprovechamiento (López, 1992).

Los municipios costeros de México y de Veracruz pueden dividirse en dos. Un grupo conjunta a todos los municipios cuya economía está basada en las actividades primarias: la agricultura, la ganadería y, en menor medida, la pesca. El otro está conformado por los municipios que tienen una economía sustentada en la industria, el transporte, el comercio o el turismo. En cada grupo hay distintas políticas costeras, diversos actores y usuarios y diferentes intereses. (Moreno-Cassasola y col. 2002)

Es importante considerar que, sumado a lo anterior, tenemos 28 municipios que colindan con la zona costera del Golfo de México (Arias, 1992), cuya tasa de crecimiento anual promedio es de 7 por ciento y en los cuales se concentra el 30 por ciento de la población estatal. En estos municipios hay cerca de 40 ONG con diversos fines, entre las que destacan clubes de pesca, ganaderos, acuicultores, observadores de aves, asociaciones de pescadores, cooperativas… que en conjunto brinda una importante ayuda para la conservación de los recursos costeros de Veracruz, pero simultánea-mente los aprovechan.

Hay algunos casos específicos de asociaciones civiles que tienen diversos proyectos de protección a nuestros recursos naturales, como Pronatura, AC y el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza, AC, enfocado principalmente a las áreas naturales protegidas. Otro ejemplo en la zona costera es una ONG con menor infraestructura que las anteriores, pero no menos importante: Chalchicueye, AC, asociación que maneja campos tortugueros, fijos y temporales, en colaboración con el CRIP-Veracruz, el Instituto Nacional de Ecología y la Universidad Veracruzana (INEGI, 1999), al tiempo que se dedica a la conservación de los arrecifes coralinos.

En estas zonas costeras existen también diversas áreas de manglares, que son un recurso ecológico muy im-portante debido a que, entre otras funciones, proveen há-bitat o bancos a crustáceos, moluscos y peces; también son terrenos invernales para aves migratorias y residentes. Por ello, en estos momentos se están dando los primeros pasos para crear una ONG en el municipio de Boca del Río, cuyo propósito sea proteger los manglares.

Otro ejemplo de agrupaciones civiles es Redes Ecológicas, AC, que tiene como objetivos constituirse como una red de información ambiental y establecer canales de comunicación entre todas las ONG del país, especialmente las del estado de Veracruz.

Aunado a lo anterior, la gente de residencia local (pescadores) tiene un amplio conocimiento tradicional sobre el funcionamiento de los ecosistemas marinos, lagunares-estuarinos y sabe que son muy productivos y complejos; por ejemplo, funcionan como áreas de cría y de alimentación, así como refugios de una amplia gama de especies costeras y marinas. Por ello, si las autoridades locales o estatales desean proponer un manejo integral del sistema costero o de conservación, deben considerar siempre el conocimiento y el punto de vista de los residentes locales.

¿Cómo revertir la pérdida de los recursos naturales?
Después del recorrido por los temas desarrollados en este texto, podemos concluir que en la lucha contra el deterioro ambiental, específicamente el del estado de Veracruz, es fundamental la participación y el trabajo de tres sectores: el gobierno, que posee los recursos económicos para poner en marcha políticas y programas para la defensa y el cuidado de los recursos; las ONG, cuyos miembros son profundos conocedores de la problemática existente en cada una de las regiones de esta entidad, por lo que ayudarían a detectar los conflictos y sus posibles soluciones; y la población civil, que puede servir como una fuente creadora, inagotable y participativa. De hecho, cuando los usuarios de los recursos, en este caso los principales actores de las zonas costeras (pescadores, autoridades, ONG, campesinos y población en general), participan en la definición de estrategias y en el diseño de instrumentos técnicos, se garantiza un mejor nivel en la implementación de los planes.

Por su parte, las autoridades municipales deben difundir toda la legislación vigente en materia ambiental, en todas las comunidades de su ámbito de competencia. Pero sin duda alguna, además de los esfuerzos realizados por los actores mencionados, es importante recalcar que para proteger los recursos naturales de nuestro estado debemos:

· Hacer cumplir toda la reglamentación relacionada con el medio ambiente.
· Vigilar que todas las instituciones que tengan que ver con la protección de los ecosistemas funcionen de acuerdo y con apego a su normatividad.
· Cuidar todas las áreas naturales protegidas de Veracruz, procurando que exista el recurso económico suficiente para salvaguardarlas.
Debemos, pues, tener como máxima que los recursos naturales son categóricamente el patrimonio de la sociedad y que de su sano equilibrio depende nuestra vida futura, así como las posibilidades de supervivencia de las generaciones por venir.


Bibliografía
Arias, H. R. Información básica municipal de Veracruz, Tomo I “Indicadores geopolíticos, sociales y económicos”, Cambio XXI. Fundación Veracruz, 1992.

Barba, P. R. La legislación ambiental y la participación ciudadana en la protección de la biodiversidad (trabajo inédito), Unión de Grupos Ambientalistas, México, 1994.
INEGI, Estadísticas del medio ambiente, Tomo I, 1999.

López, D. E. “La pesca a pequeña escala, una estrategia para la conservación de los recursos pesqueros veracruzanos”, en Desarrollo y medio ambiente en Veracruz, CIESAS Golfo-Instituto de Ecología y Fundación Friedrich Ebert Stiftung, 1992, pp. 299-303.

Moreno-Cassasola, P.; Travieso, B. y Peresbarbosa, E. Desarrollo, gestión y protección de la zona costera de Veracruz (resumen ejecutivo), 2002.
Ogarrio, R. “El papel de las organizaciones no gubernamentales en la conservación de la biodiversidad”, en México ante los retos de la biodiversidad: 179-185, México, 1992.

Rodríguez-Vargas, D. y Hernández-Baz, F. Las organizaciones no gubernamentales en el estado de Veracruz, Profepa y Sociedad Veracruzana de Zoología, AC, 1994.