Abril-Junio 2005, Nueva época No. 88-90 Xalapa • Veracruz • México
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Posible, salvar los recursos
naturales de nuestro planeta

Edith Escalón

Después de escuchar cómo Curitiba pasó del caos urbano a ser una ciudad sustentable, cómo adquirieron recursos en Guayaquil para rehabilitar la cuenca que bordea la ciudad o qué estrategias siguieron en India para llevar agua al desierto, es claro que el Congreso de Casos Exitosos pudo haber dado ideas a los políticos y empresarios, los grandes ausentes
Boca del Río, Ver.- La convicción colectiva de que sólo las sinergias pueden hacer del desarrollo sustentable una realidad fue clara durante el Primer Congreso Internacional de Casos Exitosos de Desarrollo Sustentable del Trópico, convocado por la UV y en el que participaron más de 200 ponentes de 21 países, y cerca de 800 estudiantes, científicos, académicos y representantes de organizaciones sociales, indígenas y campesinas.

En la apertura de los trabajos, el gobernador Fidel Herrera Beltrán se pronunció por fijar en la conciencia social de los veracruzanos un mayor respeto por la naturaleza y añadió que para Veracruz el desarrollo sostenible debe ser un eje rector del desarrollo económico. Las riquezas que brinda la naturaleza son “una palanca para atender nuestras necesidades, pero debemos evitar que nuestra interacción constituya una lesión al balance en que ella misma se sus-tenta, respetándola en todo sentido”.

Arturo Gómez Pompa, impulsor en la UV de una serie de estudios de ecosistemas tropicales, reconoció el daño que numerosas políticas de desarrollo trajeron consigo en décadas pasadas, las cuales, bajo la consigna de detonar la economía en regiones marginadas, promovieron desmontes masivos –como le llamaron a la tala indiscriminada– y abrieron terrenos para la agricultura y la ganadería.

No obstante, reconoció que el congreso busca alternativas de desarrollo sustentable, no culpables del caos ambiental, por lo que calificó el encuentro como “una oportunidad invaluable para determinar el posible futuro del mundo tropical”.

El rector Raúl Arias Lovillo se mostró complacido por la respuesta a la convocatoria de la UV y la Universidad de California-Riverside (UCR) para el primer encuentro de este tipo, al que acudieron representantes de 21 países: Argentina, Bangladesh, Bolivia, Camerún, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, India, Indonesia, Kenia, México, Namibia, Nepal, Nicaragua, Panamá, Perú, Suráfrica, Zimbabwe

Añadió que la UV muestra su com-promiso con el desarrollo sostenible al generar conocimiento científico, tecnológico y humanístico en esta materia, formando el capital humano especializado que permita preservar los ecosistemas y ser intermediario entre instancias gubernamentales y la sociedad civil, para impulsar la distribución social del conocimiento en este ámbito.

Veronique Rorive, representante de la UCR, habló de la exitosa colaboración que desde hace varios años mantienen ambas instituciones en materia de investigación tropical, y este congreso es otra de las iniciativas conjuntas que seguramente fortalecerán proyectos futuros de investigación: “La nuestra es, sin duda, una colaboración exitosa y fructífera”.

Catálogo de ideas y propuestas sustentables
En tres días de intensas jornadas de trabajo, se presentaron cerca de 100 ponencias que mostraron casos sustentables de éxito del trópico mundial, además de 60 que se exhibieron en cartel y 20 que se presentaron en videos, las que demostraron el interés que existe en sectores académicos, científicos, sociales, organizaciones no guber-namentales y campesinas por la conservación del medio ambiente.

En la sesión de conclusiones, Arturo Gómez Pompa remarcó que un catálogo de ideas y propuestas sustentables como el que se dio en Veracruz bien valía la pena para que aquellos que toman decisiones se distrajeran de sus actividades y escucharan cómo enfrentaron en otros países los retos medioambientales que hoy tenemos en México y específicamente en Veracruz.

Escuchar cómo se transformó Curitiba –una ciudad brasileña como muchas mexicanas– en un ejemplo de desarrollo sustentable, cómo adquirieron recursos en Guayaquil para rehabilitar la cuenca que bordea la ciudad o qué estrategias siguieron en India para llevar agua al desierto, pudo haber dado ideas a los políticos y empresarios mexicanos que fueron, según los participantes, los grandes ausentes.

Junto con Miguel Equihua Zamora, director del Instituto de Ecología; Ernesto Rodríguez Luna, director del área Biológico Agropecuaria de la UV, y Carmen Vergara, del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), Gómez Pompa agradeció a los participantes, a los patrocinadores y a los organizadores, al tiempo que señaló que son evidentes la necesidad de repetir la experiencia y el interés común de enfocarla a la educación ambiental, e informó de la creación de un sitio electrónico para mantener en contacto a los participantes, presentar noticias de interés y mostrar los avances del próximo congreso, programado para 2007.

Guayaquil, impuestos para la sustentabilidad
No sólo porque la ciudad de Guayaquil –ciudad ubicada en el Pacífico ecuatoriano, rodeada por una intrincada red de brazos de mar– haya vivido una de las más radicales regeneraciones urbanas, mereció un lugar entre los casos exitosos de desarrollo sustentable de la región, sino porque esta evolución se dio tan sólo en tres años. Douglas Dreher, urbanista ecuatoriano, presentó en el congreso este caso, donde la voluntad política, la conciencia social y una estrategia de recaudación de impuestos hicieron posible la hazaña.

Primero, un grupo de empresarios y habitantes se comprometió a revertir el deterioro de su malecón, ecosistema costero, cuerpos de agua y áreas verdes; luego, más personas se sumaron a la rehabilitación, quienes llevaron al Congreso Nacional una iniciativa social para que el 25 por ciento de los recursos recaudados por concepto del impuesto sobre la renta se canalizara a Guayaquil para apoyar el proceso de rehabilitación urbana, iniciativa que fue aprobada y se convirtió en ley por tres años.

El urbanista explicó que, cuando esta ley dejó de aplicar, la conciencia social y el ejemplo que ya significaba Guayaquil motivaron una iniciativa nacional para que la ley fuera permanente y se aplicara en todo el país, lo que sucedió en 2004. Ahora, en Ecuador esta ley señala que todos los municipios del país pueden recibir el 25 por ciento del ISR para obras municipales, siempre y cuando los contribuyentes así lo expresen a la hora de presentar sus declaraciones fiscales. Dreher señaló que esta iniciativa se podría aplicar en otros países, incluso en México.

India y el poder de la buena voluntad
Auroville, una ciudad completamente sustentable construida en el sur de la India en medio del desierto, es otro ejemplo más de que no hablamos de una utopía, ni siquiera ahí, en una de las naciones que tiene el mayor número de analfabetas de todo el mundo, el mayor número de personas que viven por debajo del nivel mundial de la pobreza y el mayor número de niños que sufren desnutrición.

Lalit Kishor Bathi, urbanista y habitante de Auroville, explicó cómo en 20 años un desierto inerte fue transformado en un bosque verde y autosuficiente a partir de “la fe y el compromiso” de un grupo de personas que, bajo el amparo de la UNESCO, creó a finales de los sesenta una comunidad integrada por representantes de más de 40 países del mundo, con ideales, innovadoras formas de vida, convivencia y organización social, pero ante todo, de buena voluntad.

El equilibrio entre el hombre y la naturaleza y una filosofía de paz subsiste en Auroville, donde hoy viven 2 000 personas que desarrollan proyectos de investigación, depor-tivos, artísticos, académicos, arquitectónicos, agrícolas, científicos, culturales o comerciales, y donde existen fábricas de productos orgánicos que ahí mismo cultivan y dan trabajo a más de 5 000 hindúes. «Nuestra ciudad respeta la forma de la galaxia y gira alrededor de Matrimandir, el centro de meditación que es también el centro espiritual de nuestra vida», señaló Bathi.

Brasil, el caos urbano quedó atrás
Considerada una revolución urbana y un caso de éxito de planificación mundial que dura ya 30 años, la ciudad de Curitiba, capital de Paraná, en el sur de Brasil, es un modelo de organización urbana y alta eficiencia que logró acabar con la contaminación, el exceso de autos particulares y el caos vial a partir de una idea simple: un diseño alternativo de ciudad basado en líneas paralelas que se extienden a los lados del centro, manteniendo el “corazón” de la ciudad accesible.

Curitiba era hace 30 años un verdadero caos: “Quisimos terminar con el fenómeno que se genera cuando se crece en torno al centro, porque el acceso a la zona principal se torna difícil”, explicó Cleon Ricardo Dos Santos, uno de los creadores de este modelo de urbanización y director de la Universidad Libre del Medio Ambiente.

Dos Santos habló también del manejo de los residuos sólidos de Curitiba, donde se pasó de la contaminación al reciclaje: “Cuando el relleno sanitario estaba llegando a su punto máximo y no sabíamos qué hacer, creamos un programa de reciclaje en donde se pedía a la gente que ‘separara la basura que no es basura’, como decíamos”. Entonces hubo quien se interesó en procesarla, pero el punto principal es que las ganancias no le importaron al gobierno, pues el único fin era no seguir contaminando.

El verdadero sentido de comunidad en Kenya
Ejemplar para el resto de África, así calificaron al bosque de Arabuko Sokoke, en Kenia, pues ha sido testigo de cómo la actitud comunitaria puede transformar un recurso natural en un elemento de desarrollo social sustentable. Fue Mvuvi Musingo, del Centro Regional de Investigación de Kenya, quien explicó que, para un conjunto de organizaciones guber-namentales y no gubernamentales, el bosque es el centro del progreso.

De hecho, desde hace casi una década, más de 5 000 pobladores de las inmediaciones se organizaron en asociaciones para planear y realizar juntos actividades sustentables como apicultura, servicios ambientales, ecoturismo o agroforestería, que les proporciona cerca de 1 000 dólares por la venta de 300 troncos al año.

Musingo dijo que cada grupo comunitario tiene una tarea específica, tanto de aprovechamiento del bosque para su sustento como de su conservación: “Algunos se encargan del agua, otros de las especies, otros más de su mantenimiento, es decir, el manejo Arabu-ko-Sokoke es realmente un manejo colectivo que nos ayuda a ser más unidos como comunidad y, al mismo, tiempo, alcanzar mejores beneficios”, agregó luego de recordar que en el bosque se han invertido más de 500 000 dólares, en parte proporcionados por las comunidades y en parte por organismos de apoyo nacional e internacional.

Iniciativas indígenas campesinas
Más de 5 000 hectáreas de selva maya, protegidas por decreto a partir de 2002, son el resultado de 40 años de actividades sustentables que realizó una comunidad indígena de Quintana Roo, al hacerse cargo de la protección de Punta Laguna, uno de los últimos refugios de monos araña y de jaguares en los límites con Yucatán. La iniciativa surgió de la comunidad como una propuesta para conservar el hábitat natural de ciertas especies, al mismo tiempo en que se explota el ecoturismo en un sitio hermoso y propicio para observar a los monos araña en libertad.

Para lograr la protección de Punta Laguna, la comunidad tuvo que desarrollar los mecanismos sociales e institucionales necesarios, dado que no existían las estructuras locales ni reglas internas para su manejo, y esa es una de las más grandes fortalezas de este caso, según explicó Gabriel Ramos Fernández, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quien desde hace una década realiza ahí trabajos científicos.

Mientras que para casi todas las actividades (gestión del agua, trabajos comunitarios, establecimiento de lugares para hacer milpas, realización de ceremonias religiosas) existían reglas e instituciones comunitarias creadas y fortalecidas a través de los años, una nueva actividad como el ecoturismo trajo consigo, al principio, algunos desacuerdos e inequidades.

En el sitio se ha generado una relación de confianza y colaboración entre investigadores y miembros de la comunidad, por lo que la estrategia de conservación se ha visto fortalecida por dos visiones complementarias: la visión académica occidental de conservación y el conocimiento local acerca de la selva. Según Ramos Fernández fue una familia, cuyo jefe era Serapio Canal, quien desde su llegada a Punta Laguna decidió proteger el área y convertirse en su guardián. Durante 15 años, esta familia fue la única que se benefició del incipiente ecoturismo, pero después como líder comunitario se convirtió en el principal gestor de la iniciativa para decretar el Área Natural Protegida (ANP) y lograr así beneficios para todos los habitantes.

También Jacinto Gómez Reyes, campesino zapoteca, está consciente de que el conocimiento y la unión comunitaria son básicos para el desarrollo de su gente. Explicó cómo la producción de abono orgánico basada en el sistema de lombricultura ha aumentado más de 200 por ciento los nutrientes para sus cultivos de café. “Ese proyecto lo iniciamos con nuestras familias en 2003, y requiere más mano de obra, mucho esfuerzo y paciencia, pero al final es más satisfactorio, porque la agricultura orgánica nos beneficia y ayuda a la tierra”.