Boca del Río,
Ver.- La convicción colectiva de que sólo las
sinergias pueden hacer del desarrollo sustentable una realidad fue
clara durante el Primer Congreso Internacional de Casos Exitosos
de Desarrollo Sustentable del Trópico, convocado por la UV
y en el que participaron más de 200 ponentes de 21 países,
y cerca de 800 estudiantes, científicos, académicos
y representantes de organizaciones sociales, indígenas y
campesinas.
En la apertura de los trabajos, el gobernador Fidel Herrera Beltrán
se pronunció por fijar en la conciencia social de los veracruzanos
un mayor respeto por la naturaleza y añadió que para
Veracruz el desarrollo sostenible debe ser un eje rector del desarrollo
económico. Las riquezas que brinda la naturaleza son “una
palanca para atender nuestras necesidades, pero debemos evitar que
nuestra interacción constituya una lesión al balance
en que ella misma se sus-tenta, respetándola en todo sentido”.
Arturo Gómez Pompa, impulsor en la UV de una serie de estudios
de ecosistemas tropicales, reconoció el daño que numerosas
políticas de desarrollo trajeron consigo en décadas
pasadas, las cuales, bajo la consigna de detonar la economía
en regiones marginadas, promovieron desmontes masivos –como
le llamaron a la tala indiscriminada– y abrieron terrenos
para la agricultura y la ganadería.
No obstante, reconoció que el congreso busca alternativas
de desarrollo sustentable, no culpables del caos ambiental, por
lo que calificó el encuentro como “una oportunidad
invaluable para determinar el posible futuro del mundo tropical”.
El rector Raúl Arias Lovillo se mostró complacido
por la respuesta a la convocatoria de la UV y la Universidad de
California-Riverside (UCR) para el primer encuentro de este tipo,
al que acudieron representantes de 21 países: Argentina,
Bangladesh, Bolivia, Camerún, Colombia, Costa Rica, Cuba,
Ecuador, Estados Unidos, Guatemala, India, Indonesia, Kenia, México,
Namibia, Nepal, Nicaragua, Panamá, Perú, Suráfrica,
Zimbabwe
Añadió que la UV muestra su com-promiso con el desarrollo
sostenible al generar conocimiento científico, tecnológico
y humanístico en esta materia, formando el capital humano
especializado que permita preservar los ecosistemas y ser intermediario
entre instancias gubernamentales y la sociedad civil, para impulsar
la distribución social del conocimiento en este ámbito.
Veronique Rorive, representante de la UCR, habló de la exitosa
colaboración que desde hace varios años mantienen
ambas instituciones en materia de investigación tropical,
y este congreso es otra de las iniciativas conjuntas que seguramente
fortalecerán proyectos futuros de investigación: “La
nuestra es, sin duda, una colaboración exitosa y fructífera”.
Catálogo
de ideas y propuestas sustentables
En tres días de intensas jornadas de trabajo, se presentaron
cerca de 100 ponencias que mostraron casos sustentables de éxito
del trópico mundial, además de 60 que se exhibieron
en cartel y 20 que se presentaron en videos, las que demostraron
el interés que existe en sectores académicos, científicos,
sociales, organizaciones no guber-namentales y campesinas por la
conservación del medio ambiente.
En la sesión de conclusiones, Arturo Gómez Pompa remarcó
que un catálogo de ideas y propuestas sustentables como el
que se dio en Veracruz bien valía la pena para que aquellos
que toman decisiones se distrajeran de sus actividades y escucharan
cómo enfrentaron en otros países los retos medioambientales
que hoy tenemos en México y específicamente en Veracruz.
Escuchar cómo se transformó Curitiba –una ciudad
brasileña como muchas mexicanas– en un ejemplo de desarrollo
sustentable, cómo adquirieron recursos en Guayaquil para
rehabilitar la cuenca que bordea la ciudad o qué estrategias
siguieron en India para llevar agua al desierto, pudo haber dado
ideas a los políticos y empresarios mexicanos que fueron,
según los participantes, los grandes ausentes.
Junto con Miguel Equihua Zamora, director del Instituto de Ecología;
Ernesto Rodríguez Luna, director del área Biológico
Agropecuaria de la UV, y Carmen Vergara, del Centro de Investigaciones
Tropicales (Citro), Gómez Pompa agradeció
a los participantes, a los patrocinadores y a los organizadores,
al tiempo que señaló que son evidentes la necesidad
de repetir la experiencia y el interés común de enfocarla
a la educación ambiental, e informó de la creación
de un sitio electrónico para mantener en contacto a los participantes,
presentar noticias de interés y mostrar los avances del próximo
congreso, programado para 2007.
Guayaquil, impuestos para la sustentabilidad
No sólo porque la ciudad de Guayaquil –ciudad ubicada
en el Pacífico ecuatoriano, rodeada por una intrincada red
de brazos de mar– haya vivido una de las más radicales
regeneraciones urbanas, mereció un lugar entre los casos
exitosos de desarrollo sustentable de la región, sino porque
esta evolución se dio tan sólo en tres años.
Douglas Dreher, urbanista ecuatoriano, presentó en el congreso
este caso, donde la voluntad política, la conciencia social
y una estrategia de recaudación de impuestos hicieron posible
la hazaña.
Primero, un grupo de empresarios y habitantes se comprometió
a revertir el deterioro de su malecón, ecosistema costero,
cuerpos de agua y áreas verdes; luego, más personas
se sumaron a la rehabilitación, quienes llevaron al Congreso
Nacional una iniciativa social para que el 25 por ciento de los
recursos recaudados por concepto del impuesto sobre la renta se
canalizara a Guayaquil para apoyar el proceso de rehabilitación
urbana, iniciativa que fue aprobada y se convirtió en ley
por tres años.
El urbanista explicó que, cuando esta ley dejó de
aplicar, la conciencia social y el ejemplo que ya significaba Guayaquil
motivaron una iniciativa nacional para que la ley fuera permanente
y se aplicara en todo el país, lo que sucedió en 2004.
Ahora, en Ecuador esta ley señala que todos los municipios
del país pueden recibir el 25 por ciento del ISR para obras
municipales, siempre y cuando los contribuyentes así lo expresen
a la hora de presentar sus declaraciones fiscales. Dreher señaló
que esta iniciativa se podría aplicar en otros países,
incluso en México.
India
y el poder de la buena voluntad
Auroville, una ciudad completamente sustentable construida en el
sur de la India en medio del desierto, es otro ejemplo más
de que no hablamos de una utopía, ni siquiera ahí,
en una de las naciones que tiene el mayor número de analfabetas
de todo el mundo, el mayor número de personas que viven por
debajo del nivel mundial de la pobreza y el mayor número
de niños que sufren desnutrición.
Lalit Kishor Bathi, urbanista y habitante de Auroville, explicó
cómo en 20 años un desierto inerte fue transformado
en un bosque verde y autosuficiente a partir de “la fe y el
compromiso” de un grupo de personas que, bajo el amparo de
la UNESCO, creó a finales de los sesenta una comunidad integrada
por representantes de más de 40 países del mundo,
con ideales, innovadoras formas de vida, convivencia y organización
social, pero ante todo, de buena voluntad.
El equilibrio entre el hombre y la naturaleza y una filosofía
de paz subsiste en Auroville, donde hoy viven 2 000 personas que
desarrollan proyectos de investigación, depor-tivos, artísticos,
académicos, arquitectónicos, agrícolas, científicos,
culturales o comerciales, y donde existen fábricas de productos
orgánicos que ahí mismo cultivan y dan trabajo a más
de 5 000 hindúes. «Nuestra ciudad respeta la forma
de la galaxia y gira alrededor de Matrimandir, el centro de meditación
que es también el centro espiritual de nuestra vida»,
señaló Bathi.
Brasil,
el caos urbano quedó atrás
Considerada una revolución urbana y un caso de éxito
de planificación mundial que dura ya 30 años, la ciudad
de Curitiba, capital de Paraná, en el sur de Brasil, es un
modelo de organización urbana y alta eficiencia que logró
acabar con la contaminación, el exceso de autos particulares
y el caos vial a partir de una idea simple: un diseño alternativo
de ciudad basado en líneas paralelas que se extienden a los
lados del centro, manteniendo el “corazón” de
la ciudad accesible.
Curitiba era hace 30 años un verdadero caos: “Quisimos
terminar con el fenómeno que se genera cuando se crece en
torno al centro, porque el acceso a la zona principal se torna difícil”,
explicó Cleon Ricardo Dos Santos, uno de los creadores de
este modelo de urbanización y director de la Universidad
Libre del Medio Ambiente.
Dos Santos habló también del manejo de los residuos
sólidos de Curitiba, donde se pasó de la contaminación
al reciclaje: “Cuando el relleno sanitario estaba llegando
a su punto máximo y no sabíamos qué hacer,
creamos un programa de reciclaje en donde se pedía a la gente
que ‘separara la basura que no es basura’, como decíamos”.
Entonces hubo quien se interesó en procesarla, pero el punto
principal es que las ganancias no le importaron al gobierno, pues
el único fin era no seguir contaminando.
El
verdadero sentido de comunidad en Kenya
Ejemplar para el resto de África, así calificaron
al bosque de Arabuko Sokoke, en Kenia, pues ha sido testigo de cómo
la actitud comunitaria puede transformar un recurso natural en un
elemento de desarrollo social sustentable. Fue Mvuvi Musingo, del
Centro Regional de Investigación de Kenya, quien explicó
que, para un conjunto de organizaciones guber-namentales y no gubernamentales,
el bosque es el centro del progreso.
De hecho, desde hace casi una década, más de 5 000
pobladores de las inmediaciones se organizaron en asociaciones para
planear y realizar juntos actividades sustentables como apicultura,
servicios ambientales, ecoturismo o agroforestería, que les
proporciona cerca de 1 000 dólares por la venta de 300 troncos
al año.
Musingo dijo que cada grupo comunitario tiene una tarea específica,
tanto de aprovechamiento del bosque para su sustento como de su
conservación: “Algunos se encargan del agua, otros
de las especies, otros más de su mantenimiento, es decir,
el manejo Arabu-ko-Sokoke es realmente un manejo colectivo que nos
ayuda a ser más unidos como comunidad y, al mismo, tiempo,
alcanzar mejores beneficios”, agregó luego de recordar
que en el bosque se han invertido más de 500 000 dólares,
en parte proporcionados por las comunidades y en parte por organismos
de apoyo nacional e internacional.
Iniciativas indígenas campesinas
Más de 5 000 hectáreas de selva maya, protegidas por
decreto a partir de 2002, son el resultado de 40 años de
actividades sustentables que realizó una comunidad indígena
de Quintana Roo, al hacerse cargo de la protección de Punta
Laguna, uno de los últimos refugios de monos araña
y de jaguares en los límites con Yucatán. La iniciativa
surgió de la comunidad como una propuesta para conservar
el hábitat natural de ciertas especies, al mismo tiempo en
que se explota el ecoturismo en un sitio hermoso y propicio para
observar a los monos araña en libertad.
Para lograr la protección de Punta Laguna, la comunidad tuvo
que desarrollar los mecanismos sociales e institucionales necesarios,
dado que no existían las estructuras locales ni reglas internas
para su manejo, y esa es una de las más grandes fortalezas
de este caso, según explicó Gabriel Ramos Fernández,
del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quien desde hace
una década realiza ahí trabajos científicos.
Mientras que para casi todas las actividades (gestión del
agua, trabajos comunitarios, establecimiento de lugares para hacer
milpas, realización de ceremonias religiosas) existían
reglas e instituciones comunitarias creadas y fortalecidas a través
de los años, una nueva actividad como el ecoturismo trajo
consigo, al principio, algunos desacuerdos e inequidades.
En el sitio se ha generado una relación de confianza y colaboración
entre investigadores y miembros de la comunidad, por lo que la estrategia
de conservación se ha visto fortalecida por dos visiones
complementarias: la visión académica occidental de
conservación y el conocimiento local acerca de la selva.
Según Ramos Fernández fue una familia, cuyo jefe era
Serapio Canal, quien desde su llegada a Punta Laguna decidió
proteger el área y convertirse en su guardián. Durante
15 años, esta familia fue la única que se benefició
del incipiente ecoturismo, pero después como líder
comunitario se convirtió en el principal gestor de la iniciativa
para decretar el Área Natural Protegida (ANP) y lograr así
beneficios para todos los habitantes.
También Jacinto Gómez Reyes, campesino zapoteca, está
consciente de que el conocimiento y la unión comunitaria
son básicos para el desarrollo de su gente. Explicó
cómo la producción de abono orgánico basada
en el sistema de lombricultura ha aumentado más de 200 por
ciento los nutrientes para sus cultivos de café. “Ese
proyecto lo iniciamos con nuestras familias en 2003, y requiere
más mano de obra, mucho esfuerzo y paciencia, pero al final
es más satisfactorio, porque la agricultura orgánica
nos beneficia y ayuda a la tierra”.
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