Abril-Junio 2005, Nueva época No. 88-90 Xalapa • Veracruz • México
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México, en la retaguardia
del desarrollo científico mundial

Alma Espinosa y Juan Carlos Plata

En 2000 había en México cinco investigadores por cada 10 000 personas económicamente activas, mientras que en Turquía había siete, en Francia 59, en Suecia 68 y en Estados Unidos 74, lo que evidencia que la comunidad científica mexicana es de las más pequeñas del mundo: Pérez Tamayo.
Debido a que en el contexto de la globalización la competencia más importante entre las naciones se da principalmente en ciencia y tecnología, la situación deficitaria que vivimos en ese aspecto coloca al país en la retaguardia del desarrollo y la competencia científica mundial, aseguró Asdrúbal Flores, subdirector de Valoración de la Investigación de la UV, durante el foro Estado de la Ciencia en México, organizado por nuestra casa de estudios.

Ante tal escenario, es necesario dar un salto cuántico en materia de desarrollo de tecnología para poder equiparar el estado científico de México con los países más competitivos en esa materia.

Ruy Pérez Tamayo, miembro de El Colegio Nacional y Medalla al Mérito de la UV en 2004, comentó que en 2000 había en México cinco investigadores por cada 10 000 personas económicamente activas, mientras que en Turquía había siete, en Francia 59, en Suecia 68 y en Estados Unidos 74, lo que evidencia que la comunidad científica mexicana es de las más pequeñas del mundo.
Ruy Pérez Tamayo, miembro de El Colegio Nacional. (Foto: Luis Fernando Fernández)
“Todavía es posible diseñar y vivir en una sociedad en la que prevalezcan los valores morales y culturales, que permitan al hombre realizarse con plenitud y disfrutar de todas sus capacidades, respetando el derecho de los demás a hacer lo mismo. A este modelo de estructura social, la ciencia puede hacer contribuciones fundamentales, siempre y cuando tenga los recursos necesarios a fin de generar los conocimientos indispensables para lograrlo”, señaló el científico mexicano.

En ese esquema, el papel de la ciencia no se circunscribiría a encontrar la solución de los grandes problemas ambientales, sino que generaría un efecto positivo en el conocimiento del ser humano sobre sí mismo, su especie y el resto de la naturaleza, sobre sus niveles de tolerancia y de respeto para todo lo que le rodea.

Otra estadística clave para entender el estado de la ciencia en México, dijo Pérez Tamayo, es que de los cerca de dos millones de estudiantes de educación superior en el país sólo 1.7 por ciento cursa carreras de ciencias como Física, Matemáticas y Biología, mientras que en ciencias administrativas está el 28.3 por ciento; además, el año pasado se doctoraron sólo 1 109 personas en todas las disciplinas, mientras en Estados Unidos esa estadística alcanzó las 45 000 personas.

Dijo que en sus más de 30 años de existencia, el Conacyt ha otorgado más de 100 000 estímulos –la mayoría de ellos becas para estudiar posgrados–, y en 2005 hay sólo 11 500 investigadores registrados en el Sistema Nacional de Investigadores, lo que significa que se han desaprovechado casi 70 000 becas.

Jorge Flores Valdés, investigador emérito del Instituto de Física de la UNAM, explicó que en México se empezó a realizar actividad científica muy tarde, a pesar de| que hay registro de este tipo de actividad en la época prehispánica, como la realización de una reunión de astrólogos mayas, aztecas y de otras culturas en Xochicalco, en el siglo XIII.

“Es importante destacar que en casi todos los indicadores económicos, de ingresos, de población, etcétera, México está entre los lugares 15 y 20 en el mundo, pero en ciencia se ubica en el sitio número 50: empezamos muy tarde la actividad científica y eso es algo que hay que revertir”, manifestó el científico.