Abril-Junio 2005, Nueva época No. 88-90 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Trimestral


 

 Ventana Abierta

 Mar de Fondo

 Palabras y Hechos


 Tendiendo Redes

 Ser Académico

 ABCiencia

 Quemar las Naves

 Campus

 Perfiles

 Pie a tierra

 Créditos



 

 

 

Democracia, transparencia y evaluación, bases para una reforma universitaria
Juan Carlos Plata y Alma Espinosa

 
La Universidad Veracruzana reunió a profesores, investigadores, directores de facultades y funcionarios de la institución en el Foro para la Reforma Universitaria.
Con la finalidad de intercambiar ideas, ofrecer una nueva perspectiva de futuro que garantice el desarrollo de la institución y hacer partícipe a toda la comunidad universitaria de un proyecto de reforma y moderno de universidad, 150 académicos de la Universidad Veracruzana organizaron el Foro para la Reforma Universitaria.

Este evento reunió a profesores, investigadores, directivos académicos y funcionarios, quienes discutieron sobre temas fundamentales en la vida universitaria, a través de las mesas de trabajo “Reforma de la organización y la gestión académica”, en la que participó el investigador Adrián Acosta Silva, de la Universidad de Guadalajara; “Matrícula y oferta académica”, presidida por Javier Mendoza Rojas, director de Proyectos y Estudios de la ANUIES; “Posgrado e inves-tigación”, encabezada por Adalberto Tejeda, director del Consejo Veracruzano de Ciencia y Tecnología, y Rollin Kent, investigador de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, y “Métodos de regulación del trabajo académico y sus políticas institucionales”, en la que intervino Manuel Gil Antón, académico de la Universidad Autónoma Metropolitana.

Ninguna reforma opera sobre la base de una idea perfectamente clara
Para llevar a cabo un proceso de reforma universitaria exitoso es necesario que se fortalezca la democracia interna, que haya una total transparencia en el manejo de los recursos y una evaluación completa y sin concesiones del estado en el que se encuentra la institución, aseguró Adrián Acosta Silva.

Es necesario tomar en cuenta que ninguna reforma, en cualquier universidad del mundo, opera sobre la base de una idea perfectamente clara de lo que se quiere ni sobre la base de un conocimiento amplio y preciso ni con un diagnóstico exhaustivo de los problemas que se quieren solucionar, lo cual se debe a que las universidades son organizaciones vivas, conglomerados muy complicados de intereses, expectativas, deseos, proyectos y conflictos que no aguardan a ser reparadas por especialistas.

En los últimos años, dijo, el cambio de la organización de la universidad pública se ha dado a través de la departamentalización de la vida académica, pasando del modelo napoleónico de las escuelas y facultades al modelo estadounidense de departamentos, donde investigación y docencia tienen un vínculo virtuoso que permite renovar y fortalecer la vida académica. “Pero la duda es si las universidades mexicanas están en condiciones de operar bajo el sistema departamental que tiene un contexto distinto. En Estados Unidos, este tipo de sistema opera fundamentalmente en maes-trías y doctorados, y el pregrado o licenciatura no opera necesariamente por esta vía”.

Acosta Silva comentó que existe una gran variedad de formas de gobierno, desde la clásica de un rector con un Consejo Universitario General como instancia máxima, modelos con una Junta de Gobierno y un Consejo Universitario –como en la UV–, hasta casos en los que hay consejos de ex rectores junto a consejos académicos, y en Canadá existe la figura del senado en el que participan casi todos los sectores de la universidad para cierto tipo de decisiones.

“En los gobiernos con un Consejo Universitario y la figura del rector, el peso siempre se carga del lado de la Rectoría; el rector tiene en todos los casos un enorme poder que le permite definir muchas de las decisiones académicas, administrativas y finan-cieras de las instituciones; termina siendo el centro de todas la redes institucionales y, por tanto, es una figura crucial para emprender procesos de reforma universitaria, lo cual no quiere decir, por fuerza, que esto sea nocivo”.

Irresponsable, aumentar matrícula en universidades públicas
En el espacio destinado a debatir sobre matrícula y oferta académica, Javier Mendoza Rojas, director de Proyectos y Estudios de la ANUIES, aseguró que para poder aumentar la matrícula de las universidades públicas es necesario tener disponibilidad de recursos humanos, financieros y materiales para dar una cobertura con calidad, pues aumentar el número de ingresos sin contar con esos recursos sería una actitud de irresponsabilidad que debilitaría el sistema educativo nacional. Por esta razón, varias de las universidades con mayor matrícula en el país, como la UNAM, el IPN, la Universidad de Guadalajara y la UV, han optado por la política de no seguir creciendo en matrícula, dado que no tendrían capacidad para atender con calidad a los alumnos.

“Ante esto, han surgido otras opciones educativas de tipo público que han estado dando atención a la demanda, pero de acuerdo con la prospectiva que nosotros estamos haciendo, en los próximos 10 años la demanda para ingresar a instituciones públicas de educación superior va a seguir creciendo, mas no hay la capacidad para satisfacerla, y en los casos en que sí se tiene la capacidad, hay una disparidad entre las preferencias vocacionales de los estudiantes y la oferta de carreras que hacen las universidades”.

Es un error juzgar concretamente a una universidad pública por no atender la totalidad de la demanda estudiantil, porque la responsabilidad de generar los espacios educativos para atender a toda la población es del Estado mexicano. “Por más presión social que haya, una universidad que no tiene cupo para seguir creciendo no puede aceptar a todos los solicitantes, si lo hiciera caería en una actitud de irresponsabilidad”.

El futuro de la educación en México debe tener en cuenta dos puntos principales: que las uni-versidades que cuenten con recursos expandan su matrícula de forma regular y que se diversifique la oferta del sistema público de educación superior a través de universidades tecnológicas y multiculturales, como ya se empieza a hacer. “Sin embargo, la UV, por ejemplo, tendrá en un futuro la oportunidad de ampliar su oferta, siempre y cuando el Estado le dote de los recursos para hacerlo”.
Otro de los retos importantes que se debe atender, según Javier Mendoza, es el de poder articular la oferta y la demanda por carreras profesionales, ya que en 20 carreras se concentra el 71 por ciento de la matrícula, cuando el sistema de educación superior tiene una oferta de más de 300 carreras distintas.

En la UV, 60 por ciento de los investigadores del estado
En la mesa dedicada a discutir el tema de los posgrados y la investigación que se debe llevar a cabo en la Universidad, el director del Covecyt, Adalberto Tejada, informó que el 60 por ciento de los investigadores que hay en Veracruz y que están integrados al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) pertenece a la UV, por lo que debe encabezar los esfuerzos de la investigación científica y el desarrollo tecnológico en la entidad.

Según el director del Covecyt, en la entidad hay .3 por ciento de investigadores del SNI por cada 10 000 habitantes, lo que ubica a Veracruz muy por debajo de la media nacional, que es de un investigador SNI por cada 10 000 habitantes. Además, hay .2 becas del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) por cada 10 000 habitantes. Ante tal escenario, existen dos retos fundamentales tanto para el Consejo como para la UV: atraer inversión privada a la investigación científica y el desarrollo tecnológico y aumentar la cultura científica de sociedad veracruzana.

Rollin Kent, investigador de la BUAP, mencionó que es necesario que se apliquen en México programas de posgrado que integren la enseñanza y la investigación, ya que se ha comprobado que éstos son los más eficientes y exitosos.

“Históricamente, los modelos de posgrado se han orientado hacia dos direcciones: a la investigación, como el modelo alemán, y a la enseñanza, pero lo ideal es integrar los dos modelos en un programa que brinde una formación integral a los alumnos”.

La oferta de posgrado en México se puede clasificar en académicos, enfocados principalmente a las ciencias y al desarrollo de investigación científica, y en profesionalizantes, aquellos que se enfocan a las necesidades del mercado laboral y a los que acuden personas que buscan recalificarse para obtener un mejor empleo. De hecho, cuando se habla de los posgrados se está en presencia de un fenómeno de crecimiento orgánico un poco desordenado, donde hay poco control de calidad, por lo que en instituciones de poca calidad los posgrados son un medio para realizar fraudes al estudiante.

Ingresos de académicos, causa de indiferencia
Manuel Gil Antón explicó que la estrategia de “deshomologar” los ingresos por la vía de la certificación documental de la producción y el cumplimiento de las actividades contractuales ha provocado que los académicos muestren un grado elevado de indiferencia respecto a la calidad de la educación en nuestro país.

Recordó que la estrategia de diferenciar los ingresos, impulsada en los años ochenta, fue considerada como la opción más viable para resolver el desplome salarial, las peticiones de los recién creados sindicatos y la necesidad de calidad en los docentes, y propuso una reforma que surja del saldo entre lo conseguido, lo errado y lo mejorable, teniendo en mente que siempre habrá lugar para lo inesperado.

Las vías para la reforma son emprender una evaluación a fondo, generar una estrategia de estabilización de los ingresos que no premie la simple acumulación de constancias, realizar un plan de atracción inteligente de talento joven en la academia mexicana junto con planes de retiro digno, y hacer referencia a una ética profesional específica.

Miguel Ángel Casillas, miembro del IIE, ofreció un panorama de la situación académica de la UV, en la que sus académicos no han tenido un crecimiento continuo, existe una planta docente desigual en sus grados formativos, el desarrollo de las facultades ha estado orientado a las profesiones liberales y se le ha dado mayor peso a los profesores de asignatura.

Reconoció que en los últimos 10 años se ha incrementado muy lentamente el número de profesores con doctorado y que, con la aparición del Modelo Educativo Integral y Flexible, se ha elevado el número de contrataciones de docentes con licenciatura.

“El sistema de estímulos debe ser reformado para que distinga realmente el trabajo extraordinario, apoye los objetivos institucionales, estimule la dedicación exclusiva al trabajo académico en la UV y aliente la obtención de grados académicos entre los profesores”.