En esta temporada de estiaje se espera en Veracruz menos lluvia
que nunca, pues su humedad está “migrando”
hacia Puebla y otras zonas altas, debido a la deforestación
y al reemplazo de bosques y selvas por pastizales y cultivos que
generan cada vez más calor en la atmósfera, demuestran
estudios bioclimáticos realizados por investigadores de
la UV y la Universidad Nacional Autónoma de México.
Luis Barradas, especialista en bioclimatología vegetal
de la UNAM, explicó que a diferencia de las zonas de pinos,
abetos o bosque mesófilo de montaña –que absorben
la energía solar y la transforman–, los pastizales
y áreas agrícolas, al no tener tanta capacidad de
captar la radiación y trasformarla, sólo calientan
la capa inferior de la atmósfera y empujan las nubes –que
implican humedad– cada vez más lejos de la superficie.
Al elevarse las nubes se incrementa también la posibilidad
de que “migren” incluso más allá de
las montañas, llevadas por ciertos fenómenos meteorológicos:
“No sólo es posible, esto ya está sucediendo,
pues la humedad que antes teníamos está disminuyendo
y se está presentando ahora en otras zonas; quizá
esto sea un ejemplo claro del cambio climático”.
Tan sólo en Xalapa han dejado de llover, desde 1923, más
de 12 000 litros por hectárea cada año, lo que significa
que hoy llueve casi un millón de litros menos que hace
80 años, cuando se empezaron a llevar registros pluviales,
según el análisis de tendencias de precipitación
que realizó Barradas junto con Juan Cervantes, investigador
del Centro de Ciencias de la Tierra de la Universidad Veracruzana.
Lo mismo sucede en Las Vigas o El Coyol donde se presenta también
un decremento importante de lluvia, a diferencia de zonas como
Ciudad Cerdán, en el estado de Puebla, donde la humedad
va en aumento: “Sin duda esta variación está
conectada al cambio del uso de suelo, a la deforestación,
al reemplazo de bosques por pastizales y a la sustitución
de árboles por áreas de cultivo”. Esta variación
sólo ha sido evidente en temporada de estío: “En
época de lluvias, las variaciones no son determinantes,
pero en época de sequías, las pocas lluvias que
se presenten serán cada vez más escasas, es un hecho
científico”.
Barradas informó que uno de los puntos centrales de la
investigación que realizan conjuntamente UV-UNAM radica
en determinar científicamente qué porcentaje del
cambio climático se deriva de acciones regionales (como
la deforestación) o de acciones globales (como la emisión
de dióxido de carbono a la atmósfera). “Si
podemos determinar sus orígenes, tenemos la posibilidad
de elegir mejores estrategias para revertirlo o cuando menos frenar
su progresión”.
Para el investigador de la UNAM, la reforestación es una
de las estrategias más completas para lograrlo, pues los
árboles al captar y trasformar la energía solar
revierten el efecto regional de calentamiento del aire y atraen
la humedad, además son captadores naturales de carbono,
ya que absorben un gas contaminante (dióxido de carbono)
y lo fijan en su organismo, transformándolo en materia.
Todo este proceso es una estrategia muy completa, reiteró
Barradas.