Enero-Marzo 2005, Nueva época No. 85-87 Xalapa • Veracruz • México
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Inmediata respuestas de investigadores de la UV a efectos de derrame petrolero
Edith Escalón

Afectará cadenas alimenticias y será necesario reintroducir algunas poblaciones, después de estudiarlas, restablecer su salud y reproducirlas en cautiverio / La Laguna de Pajaritos fue una de las zonas más afectadas; el crudo no sólo impactó a la flora y la fauna acuáticas, sino también plantas, biota y árboles adultos /
Las cadenas y redes tróficas que permiten el equilibrio ecológico, cuyos eslabones son organismos vivos que se alimentan unos de otros, han sido gravemente afectadas por el derrame de hidrocarburos en la cuenca del río Coatzacoalcos. El impacto de la contaminación en las especies menores implica la ruptura de estas redes y afectará, por lo tanto, al resto de los animales que directa o indirectamente se alimentan de ellas.

Consciente de que, en estas condiciones, las acciones a corto plazo resultan insuficientes para enfrentar un problema que va más allá de la presencia de crudo en agua, suelo o sedimentos, la UV propuso un plan de largo plazo que implica el monitoreo científico, durante varios años, de las especies impactadas.

“En la naturaleza ningún organismo es prescindible, cualquier alteración, por pequeña que ésta sea, afectará también el equilibrio ecológico”, aseguró Jorge Morales Mávil, investigador del Instituto de Neuroetología, quien ha detectado que especies de anfibios y serpientes acuáticas, que servían de alimento a las aves marinas y a otros animales, murieron a causa de este derrame.
Jorge Morales Mávil, investigador del Instituto de Neuroetología de la UV. (Foto: Luis Fernando Fernández).
 

Estos animales que habitaban la ribera norte del río Coatzacoalcos, fueron aún más perjudicados que las especies mayores, pues sus organismos no cuentan con defensas naturales que impidan la absorción directa de los contaminantes, lo que provocó en muchos casos su muerte instantánea, a diferencia de otros animales como los pelícanos que, mientras resistían el embate de la contaminación, fueron rescatados y rehabilitados.

El arroyo Tepeyac, uno de los más impactados por el derrame, era el principal hogar de la rana leopardo (Rana berlandieri), una especie en riesgo bajo la categoría «protección especial» dentro de la Norma Oficial Mexicana; además, el sitio albergaba dos especies de serpientes (Nerodia rhombifera y Thamnophis) que al igual que los anfibios fueron removidas en las labores de limpieza junto con el lirio acuático contaminado.

“Las ranas, como la mayoría de los anfibios, no sólo respiran por los pulmones, sino que lo hacen a través de la piel; por eso en el momento del derrame absorbieron el hidrocarburo rápidamente, se intoxicaron de inmediato y murieron, sobre todo las ranas jóvenes y las larvas“. El investigador calificó como una “desventaja natural” esta característica, pues los anfibios no poseen ni una capa impermeable de plumas como las aves, ni pelo como los mamíferos, ni tienen la capacidad de protegerse de eventualidades como ésta, a diferencia de otros animales que por instinto pudieron huir del sitio afectado.

Las labores de rescate y protección animal, incluso de organismos internacionales como la Fundación Internacional para el Rescate de Animales (IFAW, por sus siglas en inglés), se enfocan justamente a las grandes especies animales, sobre todo aquellas que son carismáticas, como los pelícanos; pero sobre especies pequeñas o medianas hace falta un estudio y un diagnóstico científico más completo. Reconoció que, aunque las dos especies de serpientes afectadas por el hidrocarburo son menos vulnerables a la contaminación (pese a que se impregnan de él igual que los anfibios), algunos ejemplares no sobrevivieron a la aversión de la gente, pues por su color oscuro y aspecto hosco fueron consideradas peligrosas o venenosas y sacrificadas durante o después de la extracción de lirio contaminado.

Monitoreo y seguimiento
Morales Mávil aclaró que éste es sólo un diagnóstico preliminar, pues la UV propone un estudio completo, detallado y preciso para conocer a ciencia cierta el grado de afectación de estas especies, para proponer estrategias de largo plazo para la restauración del sitio y de los grupos de animales afectados.

En primer lugar, el trabajo universitario implica el monitoreo de diferentes sitios, el registro de la composición de estas especies afectadas y el análisis de la estructura de la población. Esto se realizará en la poligonal que demarca la zona de mayor afectación: río Coatzacoalcos, zona de manglar en Pajaritos, Nanchital, arroyo Tepeyac y las áreas más cercanas al punto de la fuga.

Según dijo, el seguimiento no sólo se orientará al registro de las condiciones ecológicas del ecosistema, pues una de las propuestas principales podría ser la reintroducción de especies (ranas y serpientes) a su hábitat natural, una vez que se encuentren las condiciones ambientales adecuadas y se haya eliminado por completo la contaminación.

La búsqueda de animales vivos, su captura, limpieza y marcaje estarán considerados en primer lugar, así como, la extracción de muestras de sangre y excretas: “Esto nos va a ayudar a saber si todavía existen hidrocarburos o metales pesados que hayan afectado su organismo, para que cuando las especies sean saludables podamos iniciar la reproducción en cautiverio”.

Laguna de Pajaritos, seriamente afectada
La Laguna de Pajaritos fue una de las zonas más afectadas por el derrame petrolero, pues el crudo no sólo impactó a la flora y la fauna acuáticas, sino también a plantas, biota y árboles adultos que fueron impregnados del hidrocarburo cuando éste se internó hasta nueve metros tierra adentro, alertó Gustavo Carmona, del Instituto de Neuroetología.

El especialista en ecología de manglares, quien pudo constatar en los recorridos esta afectación, señaló que el grupo universitario observó una gran mortandad de cangrejos y, por la presencia del crudo, ni siquiera pudo determinar a qué especie pertenecían. Además, pudo ver directamente la afectación a la fauna acuática, pero sobre todo, el impacto que causó el crudo a los manglares.

En Pajaritos hay un área considerable de manglar, que mide de dos a tres hectáreas, y aunque la población en su totalidad no fue dañada, algunos mangles cuyas raíces fueron impregnadas por el crudo sufrirán las consecuencias de la contaminación, morirán en el lapso de tres meses a un año, además de la vegetación riparia y acahuales que conviven con ellos.

El investigador, también académico de la Facultad de Ingeniería y Sistemas de Producción Agropecuaria en Acayucan, dijo que la afectación en Pajaritos se debió en parte a las condiciones climáticas que se presentaron el día del derrame y los posteriores, como pudo constatarlo personalmente, ya que recorría la zona de manglares en lancha cuando el hidrocarburo empezó a fluir.

La Universidad Veracruzana cuenta con un cuerpo académico totalmente preparado para tomar medidas que apoyen tanto la investigación como la reparación del daño ambiental en la zona de manglares: “Podríamos tomar la experiencia que hemos desarrollado, por ejemplo, en el pantano de Santa Alejandrina, en la zona de Minatitlán, que fue afectado por hidrocarburos y donde, desde hace tiempo, trabajamos con éxito cuestiones de remediación y reforestación, incluso en áreas donde el hidrocarburo había impregnado el suelo”.

Aseguró que en esa zona, el trabajo científico se desarrolló además con algunas especies de árboles que están protegidos por la Norma Oficial Mexicana e, incluso, en las listas internacionales de plantas en peligro de extinción, y destacó el éxito obtenido con plantas propias de humedales.