Enero-Marzo 2005, Nueva época No. 85-87 Xalapa • Veracruz • México
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Buscan desentrañar las raíces
etruscas del Imperio Romano

Edgar Onofre Fernández

Estudiantes de Arqueología participaron en una serie de excavaciones realizadas por sus pares italianos en la ciudad de Orvieto

Cuatro estudiantes de Arqueología de la Universidad Veracruzana participaron durante 2004 en una serie de excavaciones realizadas por sus pares italianos en la ciudad de Orvieto, en la parte central de la península itálica, en un intento por desenmarañar el misterio de la cultura etrusca, posible origen del pueblo romano.

A partir de la estrecha relación que la UV ha desarrollado con el Centro de Estudios en Americanística “Circolo Amerindiano”, que se ha traducido en un número importante de investigaciones conjuntas y en la incorporación del pionero de la antropología médica, Tulio Seppilli, al claustro académico de nuestra Universidad, especialistas de la Universidad de Macerata, encabezados por Simoneta Stopponi, extendieron una invitación a los jóvenes veracruzanos para colaborar en las excavaciones del Campo de la Fiera, la que también al momento ha arrojado información importante sobre ocupaciones griegas, etruscas, romanas y medievales.

Carlos Carballo de Rosales, Tania de la Paz Junquera, Roberto Octavio Molina Vázquez y José Ángel Ruiz Cabaña, alumnos de la Facultad de Antropología, formaron parte del grupo que se dio a la tarea de hurgar en el misterio de una de las ciudades más importantes de la cultura antigua italiana, que no sólo sirvió de fortaleza al Papa católico, sino que pudo haber sido el principal centro ceremonial de los etruscos, denominado Fanum.

Para tal efecto formaron, durante su estancia de mes y medio aproximadamente, dos equipos que se ocuparon de examinar una iglesia medieval y un muro que, según los indicios, habría formado parte de un recinto ceremonial.

“El trabajo en Orvieto implica excavaciones de todo tipo –explicó Carballo de Rosales–, desde ocupaciones griegas y etruscas hasta medievales. Son seis frentes de trabajo, de los cuales participamos en dos: en una iglesia medieval que tenía ocupación romana y en la continuación del trabajo que realizamos otros en la liberación de muros, además de excavar los niveles estratigráficos”.

Inventario de algunos vestigios de la Italia antigua
Durante su colaboración con los arqueólogos italianos, trabajando en la iglesia medieval, Carballo y Ruiz Cabaña realizaron una liberación de uno de los muros y los cimientos, entre los que se encontró un entierro, al parecer del siglo V, que pudo tratarse de un varón religioso.

Además, el muro liberado mostró una arquitectura y el uso de materiales típicos de los romanos; esto “es importante mencionarlo, porque se probaría la reutilización de espacios sacralizados.

“Seguramente la construcción romana que está debajo de la iglesia se trata de un templo, aunque ignoramos a qué deidad podría estar dedicada. Las paredes de esta estructura, que está ubicada dentro de la nave principal de la iglesia, están construidas en el estilo romano y cubiertas por un acabado especial, que lleva colores blanco y rojo”. Esto reviste un giro importante para la investigación, pues el proyecto busca encontrar el máximo adoratorio etrusco. “Durante la excavación se encontró un camino etrusco, una especie de avenidas de piedra, parecidas a las Sacbé mayas, que conectaban una ciudad con otra. Incluso en este camino se hallaron vestigios de un camino griego, por lo que no es descabellado suponer que debajo de estas construcciones romanas probablemente hay o hubo construcciones etruscas.

”Orvieto era una ciudad muy importante dentro de la región. Como una manera de dominación reutilizaron los espacios sacros para decir: ‘hasta aquí llegó tu religión y ahora tienes una nueva’. Y como un golpe psicológico, construían en el mismo lugar. Seguramente es la razón por la que la iglesia medieval está encima del templo romano y mucho del material de pisos y paredes de éste fue utilizado también en la iglesia”.

Además, encontraron restos de columnas que pudieron haber sostenido la habitación romana, mientras que un poco más abajo se encontró una pequeña proporción de un mosaico romano que está hecho de mármol y tesera de piedra, mediante cuadrados del material que van clavando en el piso.

“Se limpió y se encontró 50 por ciento de lo que era la habitación romana y encontramos que el piso tiene un recubrimiento de pintura blanca, acabados de una decoración geométrica (rombos y círculos) y unos fragmentos de piso hecho de mármol que podría ser de origen africano, además de un pedazo de roca caliza que tiene grabada una cruz (de la época medieval) y que se dice pudo haber sido de un altar, pues mostraba muescas de ensamble que seguramente iban pegadas como retablo dentro del altar. El hallazgo del mosaico es importante porque era una proporción bastante amplia y se encontró debajo del piso de la iglesia, bien conservado, con diseños completos. El mosaico estaba adaptado al nivel del suelo, la pintura bien conservada permite apreciar la técnica: pequeños rectángulos de piedra insertos en una capa de malta (el cemento de los romanos), y donde creaban diseños que incluso podían formar pinturas”.

Los diseños realizados con esta técnica aparecen en la arquitectura romana, lo mismo en las colonias que hoy forman España o Francia que en Roma, aunque –a decir de los arqueólogos– seguramente funcionan como un indicador de época. En lugares como Roma o Florencia, los diseños no son rombos ni círculos, sino pinturas, escenas de la vida romana hechos en el estilo de tesera. Además, la pintura encontrada en la habitación romana es roja, color que sirvió a esta cultura para denotar poderío.

Los estudiantes de la Universidad Veracruzana participaron también en el descubrimiento de grandes bloques hechos de la piedra volcánica conocida como Tufo, natural de la región y cuyo uso se ha extendido hasta nuestros días, que aparentemente funcionaron como lápidas de numerosos entierros que, sin embargo, no pudieron ser liberados durante esta temporada de excavaciones.

Asimismo, fueron localizados entierros de la época medieval, un pozo de 50 por 50 centímetros, cuyo uso es desconocido, que posee la particularidad de que, aunque el agua sea extraída con una bomba, el pozo se llena de nuevo en algunos minutos y debajo de él existen restos de lo que parece un canal romano que llevaba agua al pozo. El interior de éste se encuentra escalonado y en él se encontraron restos de la cerámica medieval denominada ática, acabada en amarillo y negro o rojo y que no es originaria de Italia sino griega. También se registró la utilización de buchero negro, que es etrusco, y de otro tipo de cerámicas variadas, además del mármol que se presume sería de origen africano.

Por lo que hace al muro romano, Junquera y Molina Vázquez participaron del hallazgo de una ocupación etrusca localizada por debajo del muro, cuya construcción fue realizada con piedra tufo a partir de grandes bloques dispuestos verticalmente y otros bloques más pequeños colocados de forma vertical, en lo que pudo haber sido un recinto ceremonial.

En este recinto fueron localizados huesos descontextualizados, una canaleta que posiblemente se remonta a la época de la República, mucha cerámica griega, ática, de buchero negro, un fragmento de terracota que muestra una palmera en bajorrelieve y un fragmento con ciertas letras del alfabeto etrusco, que resultó muy importante para el proyecto. También encontraron fragmentos de vasos y platos.

El resurgimiento de los etruscos en Italia
La colaboración de los estudiantes universitarios en este proyecto reviste especial importancia porque la atención de los especialistas italianos por los orígenes etruscos es de cuño relativamente reciente; además porque fortalece el intercambio académico que la UV, mediante la gestión de Pedro Jiménez, investigador del Instituto de Investigaciones Histórico-Sociales (IIHS), ha establecido con instituciones como Macerata, Peruggia o el Circolo Amerindiano, intercambio del que han derivado proyectos como el del Campo de la Fiera en Orvieto, Italia, o el del Cerro de las Mesas, en Veracruz, México.

De acuerdo con los jóvenes arqueólogos, “el estudio de los etruscos data, tal vez, de principios del siglo XX. Anteriormente existían escritos de cronistas que apenas formaban recuerdos vagos y, desde que los romanos dominaron a los etruscos, se trató de borrar a esta cultura, pues los romanos no iban a aceptar que venían de pueblos que consideraban atrasados. Sin embargo, gran parte de la estructura de la sociedad romana, sus costumbres, los materiales de construcción, son etruscos”.

Explicaron que ciudades como Roma eran tributarias de la liga etrusca, de la ciudad de Tarquinia, a 30 kilómetros de la actual capital italiana, y su manera de rechazarlo fue borrar la cultura etrusca. “Los etruscos vienen de una mezcla de pueblos indoeu-ropeos y de las sociedades griegas. Formaron parte de una sociedad muy rica que apenas en el siglo XX se empezó a estudiar; aunque se han hecho muchos avances que, incluso, han develado aspectos de las culturas etrusca y romana que anteriormente no se consideraban: los orígenes de instituciones como el senado o los gobiernos de las provincias, que se decía tenían influencia griega”.

En efecto, “al ahondar en las costumbres romanas, nos damos cuenta de que no vienen de Grecia, sino que surgieron en la misma península y son etruscas. Muchos de los estilos de trabajo de la cerámica y virio son etruscos, y otros como la palma en relieve que se encontró en las excavaciones tienen símbolos que vienen del Nilo, en Egipto. Es probable, entonces, que el estilo de trabajo en frisos y esculturas haya venido del Nilo, Grecia, Etruria y haya pasado como legado a los romanos, y no que éstos la hayan traído de Egipto”.

Fortalece la UV colaboración arqueológica con Italia
El proyecto del Campo de la Fiera, en Orvieto, es apenas uno de los que han surgido de las relaciones establecidas entre la UV y organismos italianos de antropología como el Circolo Ame-rindiano, la Universidad de Peruggia y la Universidad de Macerata.

Ya en 2003, el estudiante Carlos Carballo había participado con Simoneta Stopponi en las excava-ciones de Orvieto, al tiempo que alumnos y especialistas italianos colaboraban con la uv en una de las ramificaciones del proyecto arqueológico denominado Ruta de la Obsidiana, que se desarrolla en Veracruz. Fue, pues, el papel desempeñado por ambos lados el que propició que los especialistas italianos invitaran a un mayor número de estudiantes y pasantes de la UV a participar en los trabajos arqueológicos de la península.

A decir de Pedro Jiménez, la colaboración entre estos organismos se ha ido consolidando poco a poco y, al mismo tiempo, permite que “los egresados de Arqueología tengan una visión más amplia de la disciplina, de lo que se hace en otras latitudes. La prueba del buen papel que han desempeñado es que espacios que hubieran ocupado otros países han quedado para los mexicanos de la UV”.
Los proyectos realizados en Veracruz y Orvieto son “un buen indicador del impulso que la UV da a su comunidad estudiantil. Tenemos jóvenes que están egresando con buen nivel académico, que se han enfrentado a sus pares de otros países y han demostrado que su nivel técnico y teórico es bueno”.

El trabajo en redes académicas, tejidas entre especialistas de todo el mundo es fundamental para desarrollar estudios de esta envergadura. “Así como ellos reciben apoyo de los mexicanos para ir a Italia a desarrollar trabajo académico, también los italianos vienen y colaboran con nosotros. A partir de las redes, podemos tejer un sinnúmero de relaciones y, por ejemplo, insertar alumnos en otras universidades; de hecho, hemos conseguido la estancia de dos alumnos, un egresado de Roma y otro de la UV, que ahora estudian en La Sorbona de París. De esta manera es posible abrir espacios para los estudiantes, y para el caso de los jóvenes veracruzanos, es una oportunidad que permite que sus estudios no se limiten a un solo espacio como Mesoamérica”.