|
han creado la UV y la UNAM han dado frutos:
el laboratorio de Neurofarmacología es una realidad. Está
ubicado en el Instituto de Neuroetología de la UV, uno de
los centros de investigación más prolíficos
del país que promueve de manera incesante la formación
de especialistas de alto nivel en el área de las neurociencias
e investigación clínica, tanto en su programa de maestría
como en su doctorado. Además, con esta línea de investigación,
en la UV se han titulado cerca de 25 licenciados y se han graduado
20 maestros en Ciencias y seis doctores.
Específicamente, en la investigación de trastornos
afectivos destaca la participación de cuatro científicos
que conforman un cuerpo académico extraoficial (su integración
formal a la plantilla de investigadores de la UV está en
proceso): Ana Gloria Gutiérrez García (Psicología-UNAM),
Margarita Saavedra Vélez (QFB-UV), Blandina Bernal Morales
(QFB-UV)
y Juan Francisco Rodríguez Landa (Biología-UV), todos
ellos egresados de la maestría en Neuroetología de
la UV y doctorados en Psicología por la UNAM.
Su trabajo, aunado al apoyo de un equipo de tesistas de maestría
y doctorado y estudiantes en servicio social, ha resultado fundamental
para consolidar el grupo de investigación. Prueba de ello
son los más de 65 artículos que han publicado en revistas
indexadas, entre las que destacan Physiology and Behavior, Neuro-psychobiology,
Progress in Neuro-psyhcopharmacology and Biological Psychiatry,
Behavioral Brain Research, Psychoneuroendocrinology y Psycho-pharmacology;
18 capítulos de libros y 36 artículos de divulgación
y docencia.
Pensamiento
clásico
En 2004, el equipo de investigación recibió un reconocimiento
a su labor: 12 de los más de 50 artículos científicos
que han publicado desde 1993 fueron citados por Teige Sheehan, prestigiada
investigadora norteamericana, en un artículo que fue aceptado
para su publicación en la revista Brain Research Reviews,
una de las más importantes en el área de las neurociencias.
El trabajo de la doctora Sheehan en el campo de la psicología
ha sido reconocido mundialmente; de ahí el valor que le confiere
al trabajo universitario no sólo servir de base para estudios
científicos en el extranjero, sino además ser considerado
como “pensamiento clásico” por una reputada investigadora.
Además, ser citado es un parámetro que ubica a la
investigación en otro nivel, como explica Carlos M. Contreras:
“Incluso alguien puede citarte para decir que estás
equivocado, pero eso también es bueno, porque significa que
tu investigación está teniendo cierto impacto en el
conocimiento mundial”.
El que estos artículos hayan sido citados por el departamento
de Psicología de la Universidad de Brown, en Estados Unidos,
como lo reconoce la doctora Sheehan, denota que el trabajo del equipo
universitario veracruzano constituyó uno de los fundamentos
para su investigación y texto que pronto será publicado.
Biología
de la depresión
Hasta hace 50 años se consideraba que la gente que se deprimía
era cobarde, débil, pusilánime o simplemente no tenía
agallas. De hace cinco décadas a la fecha, las enfermedades
psiquiátricas han sido consideradas como alteraciones biológicas,
alteraciones en la función del cerebro.
El tema que trabajan en el equipo de investigación de Neurofarmacología
de los trastornos afectivos es justamente ése, pues analizan
cuáles son las partes del cerebro que se afectan en alguien
que está deprimido y de qué manera los tratamientos
farmacológicos revierten el esquema clínico y la gente
recupera las ganas de vivir.
Carlos M. Contreras (ccontreras@uv.mx)
|