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Lucha
contra el saqueo y la explotación Una de las razones por
las que las orquídeas fueron elegidas para este proyecto,
entre el mundo de ornamentales que crecen en la región, fue
precisamente crear un sistema que permita cultivarlas con calidad
y de manera sustentable, pues a falta de uno, la mayoría
de las especies ha sido explotada inadecuadamente, además
de que el saqueo, cada vez mayor, no permite a la naturaleza recuperar
lo perdido con sus propios métodos.
Y es que es bien sabido que su belleza se paga bien en el mercado
legal, e incluso ilegal, pues va de los 80 a los 200 pesos por orquídea,
otro motivo por el cual los universitarios plantearon el proyecto
como una forma de apoyar con biotecnología el desarrollo
económico de la zona centro de Veracruz. De lograrse la calidad
exigida por el mercado internacional, el cultivo de orquídeas
podría ser un detonante económico para la región.
De hecho, la demanda de orquídeas supera la oferta, pues
son pocos los países latinoamericanos que las producen. La
mayor cantidad de orquídeas para el mercado mundial proviene
hoy de Filipinas e Indonesia, y a largo plazo los universitarios
esperan contribuir a la oferta mundial.
Trabajo
en equipo, en pro de la ciencia
Para conocer su sistema de producción, en el vivero se realizarán
estudios y registros de infinidad de fenómenos: climáticos,
de crecimiento, floración, desarrollo, enfermedades, plagas,
empaques y sustratos, además de análisis en más
de 3 000 plántulas de orquídeas de las tres especies
arriba mencionadas, para la comercialización. Así,
los universitarios irán recabando información acerca
de cómo producir la flor y crear un sistema de cultivo que
permita a los productores mejorar su calidad y cumplir con los exigentes
parámetros de importación de los mercados extranjeros.
Para llevarlo a cabo, se integró un equipo de universitarios,
del que destaca el cuerpo académico de Biotecnología
de plantas de importancia agrícola de la región, integrado
por los profesores María Elena Galindo Tovar, Hilda Lee Espinoza,
Iqual Landero Torres, además del director del proyecto, Joaquín
Murguía González, también director de la Facultad
de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad
Veracruzana, en Peñuela, Veracruz.
Ellos contarán con el apoyo de cuatro estudiantes en servicio
social: Odette Cadena Morales, Nuvia Orduño Cruz, Isaac Mantilla
Prieto y Manuel Ibarrola Estenou, quienes desde que inició
el cultivo han realizado visitas y mediciones y han registrado sistemáticamente
cada uno de los cambios que presentan las pequeñas plántulas,
labor en la que invierten por lo menos cinco horas al día.
El trabajo del equipo UV se complementa con el apoyo de los productores
de la congregación La Palma, en el municipio de Córdoba,
quienes son los beneficiarios del proyecto, pues a pesar de que
se trata de un vivero automatizado, también es necesario
realizar operaciones manuales para asegurarse de que la flor reciba
suficiente luz, calor, aire, humedad y cuidados.
Tecnología
de punta
El invernadero tiene un sistema de calefacción que permite
arropar a las plántulas con una temperatura ideal para su
crecimiento, pues está controlado por sensores de temperatura
y un tanque de gas de 500 litros que también se enciende
por sensor. Cuenta con un sistema de recirculación de aire
integrado por dos ventiladores especiales para invernadero, que
se prenden si la temperatura se eleva , al tiempo que automáticamente
se abren dos paneles laterales que permiten que el aire circule.
Además, cuenta con otro sistema de nebulización que
va a permitir mantener un ambiente húmedo, cuando en el ambiente
natural no haya mucha humedad. En sus paredes laterales, el invernadero
cuenta con una malla que impide la penetración de los insectos;
y como el manejo parte de que no ataquen plagas ni enfermedades
a las plantas, cuenta también con un tapete fitosanitario.
Joaquín Murguía González (jmurguia@uv.mx).
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