Enero-Marzo 2004, Nueva época No. 73-75 Xalapa • Veracruz • México
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Logran clonación in vitro del chayote
La enredadera exótica que al fin
domesticó la ciencia mexicana

Edith Escalón

La clonación representa el primer paso para crear una técnica completa de cultivo de tejidos, que permite obtener material para sembrar chayote con calidad para exportación.
Córdoba, Ver.- En México, el chayote es un fruto más de los que sencillamente crecen en huertos familiares y de manera casi natural en los campos; mientras que la superficie sembrada en todo el país no suma más de
4 000 hectáreas.
Sin embargo, es una de las plantaciones comerciales más valoradas en el mercado internacional, principalmente en Estados Unidos y los países europeos. Tan sólo Costa Rica, principal país exportador, obtuvo en un año más de 65 millones de pesos por poco menos de 15 mil toneladas de su producción en unas 400 hectáreas.

De hecho, el chayote es considerado como una verdura exótica de alto contenido nutricional. Un aspecto muy importante, desde el punto de vista de la comercialización internacional, es que los estándares requeridos para exportación son muy distintos de los que prevalecen para el consumo, sobre todo respecto a la uniformidad de forma, tamaño, tonalidad y ausencia de espinas; por eso, sólo algunos países han logrado colocarlo en el mercado exterior.

El fruto es de origen mesoamericano y,
Norma Coria Gil, directora del equipo de trabajo que logró la clonación del chayote. (Foto: Luis Fernando Fernández)
 

El fruto es de origen mesoamericano y, aunque no hay evidencias que demuestren la zona exacta, es muy probable que la región de Orizaba, en Veracruz, haya sido la cuna de esta caprichosa planta. Justamente ahí, investigadores de la Universidad Veracruzana han dado un giro al conocimiento que se tiene sobre su producción, pues al fin lograron su clonación a partir de esquejes de meristemo axilar, dando así un primer paso para crear una técnica completa de cultivo de tejidos que permitirá obtener, principalmente, material de siembra con calidad del fruto para su exportación.

Un recurso genético desaprovechado
Ya que es un cultivo agrícola muy reciente (pues hace menos de 100 años que se empezó a sembrar con fines de comercialización), el chayote ha conservado la mayoría de sus características silvestres, el hombre no ha transformado esta planta para su beneficio en forma tan dramática como lo ha hecho con el maíz, el trigo, la papa o muchos otros. Incluso, es un recurso que prácticamente no ha sido estudiado más allá del ámbito de la taxonomía (su clasificación) y la sistemática (su historia evolutiva).

En términos de oportunidades de investigación para el desarrollo tecnológico, se trata de una especie que es verdaderamente terreno virgen e inexplorado para la ciencia, pero no fue sólo su potencial académico lo que definió la investigación que desarrollaron en la UV, como explicó Norma Coria Gil, directora del equipo de trabajo que logró la clonación del fruto: “Si podemos establecer una técnica para obtener chayote de alta calidad y libre de contaminantes (a partir de su clonación in vitro), su cultivo podría ser una extraordinaria oportunidad para promover entre los productores un desarrollo económico sostenido, fundamental ahora que los precios de otros frutos agrícolas se han venido abajo; incluso tiene potencial para ser utilizado como materia prima industrial para la obtención de productos de alto valor agregado, papillas para infantes, mermeladas, dulces y cosméticos, entre otros”.
Hoy en día, sólo dos países en el mundo han logrado la calidad para su exportación: Costa Rica, que es el número uno –a pesar de que sólo cultiva alrededor de 400 hectáreas– y México, que no ha tenido la capacidad para mejorar con biotecnología su producción y potenciar el cultivo que ya de por sí favorece el clima y la altura del trópico nacional, por lo cual ha perdido su posicionamiento en el mercado internacional y ya casi no se exporta chayote mexicano.
Y es que, desafortunadamente, falta conocimiento para poder explotar esta especie y, al mismo tiempo, preservar la vasta riqueza de variabilidad genética que la caracteriza.

Menos improvisación, más conocimiento
Ante este panorama, no fue difícil que los universitarios se percataran de la urgencia de documentar e investigar el cultivo del chayote, con miras a mejorar su sistema de explotación agrícola y superar las aparentes limitantes para un aprovechamiento redituable y sustentable. Esto, en beneficio de los muchos agricultores que ya están buscando la manera de recuperar su participación en el mercado de exportación.

Las investigaciones acerca de las técnicas de cultivo in vitro tienen varios años en la Universidad Veracruzana, pero fue en 2003 cuando el equipo dirigido por Norma Coria Gil, de la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (Peñuela, Veracruz), decidió solicitar apoyo financiero para estudiar técnicas de clonación de tejidos específicamente de chayote, y lo obtuvo de la Fundación Produce Veracruz, quien otorgó más de 250 000 pesos para esta investigación.

Gracias a los trabajos que realizaron durante un año, lograron desarrollar un protocolo que permite la regeneración in vitro de la planta completa de chayote (a partir de un esqueje de nudo con una yema axilar), es decir, se ha logrado clonar exito-samente la plántula a partir de un “pedacito” de la misma que, depositado en un medio especial (con determinados nutrientes en cantidades específicas), genera los tejidos para dar lugar a una planta completa, con raíces, hojas y tallo.

Empezar de cero
La falta de conocimiento básico de la especie (Sechium edule) hizo más compleja la investigación. En la literatura especializada no existe más que un reporte de un trabajo similar, “pero que no permite establecer su veracidad”, por eso el equipo empezó la investigación prácticamente de cero, dijo Coria Gil.

Largas horas de trabajo tuvieron que ser dedicadas tanto a la recolección de material de origen como a las pruebas de laboratorio. María de la Cruz Díaz Sánchez, estudiante de la carrera de Agronomía, quien se encargó de montar la técnica de micropro-pagación clonal, comentó: “No recuerdo cuántas pruebas hicimos durante la investigación, pero tan sólo en la recolección de material de origen fueron más de 2 000 los intentos que realizamos con diferentes esquejes (cortes de chayote para trabajar en laboratorio), porque primero empezamos haciendo las pruebas con las partes más recias de la planta, pero no funcionaba, luego hicimos cortes de las áreas más tiernas y luego de los meristemos”.

Como se trata de multiplicar plantas con características deseables específicas, explicó Norma Corial Gil, “primero tuvimos que aseguramos que la planta madre fuera exactamente como queríamos que fueran todas las que se obtengan de ella, en tamaño, color, forma, propiedades, etcétera, pues la meta era lograr un esquema exitoso de multiplicación in vitro”.

De hecho, según reportó Maria de la Cruz Díaz, el material de origen provino, después de varios análisis, de las plantaciones de chayote de Coscomatepec, pues ahí tenían todas las características deseables para lograr una población homogénea. Posteriormente, el laboratorio de la Facultad donde se realiza la investigación, creó una plantación propia en un vivero.

Pruebas de sustrato
El cultivo de tejidos ha probado su éxito como método tanto de obtención de material vegetal libre de patógenos, como de calidad certificada en muchos productos como la papa, la fresa, ornamentales y diversas especies vegetales, pero el chayote fue un reto muy diferente. Sólo determinar la cantidad de nutrientes requeridos en el sustrato (en el que crecen los esquejes) implicaba hacer múltiples combinaciones que requerían constantes ensayos. Para sistematizarlos, se hicieron muchas curvas de dosis-respuesta que una y otra vez fueron modificadas para encontrar la concentración ideal de cada componente en el medio.

Además de analizar la fisiología de las plantas –porque determina la absorción los nutrientes–, en el sustrato utilizaron vitaminas, diferentes tipos de sales y hormonas, fuentes de carbono y sacarosa, entre otros elementos, desde dosis muy pequeñas o sin dosis, hasta elevadas concentraciones; luego, tenía que haber un tiempo de incubación hasta ver la reacción del explante a cada sustrato, esto es, observar cómo crecía la plántula. El problema es que cada combinación de nutrientes, hormonas, sacarosa y vitaminas tiene un efecto que cambia enormemente si varía un poco uno de los componentes.

“En muchas de nuestras pruebas observamos que las dosis altas de auxinas inducían desarrollo de raíces, pero sin tallo ni hojas. Las citosininas, en cambio, favorecían más el desarrollo de hojas, por lo que obtuvimos durante un tiempo un explante con hojas y tallo pero sin raíz. Así, día tras días veíamos crecer las plántulas, y cada error nos daba nuevos elementos para nuevas formulaciones, nuevas rutas que podían ayudarnos a encontrar el camino ideal. Lo que tuvimos que buscar durante un año completo de experimentos fue la dosis perfecta de cada componente del medio para llegar a regenerar una planta completa de chayote dentro del tubo de ensayo”, explicó la directora del proyecto.

Afortunadamente, los resultados llegaron y hoy, orgullosamente, son los investigadores de la Universidad Veracruzana quienes tienen el privilegio de contar con un protocolo que permite la regeneración in vitro de la planta completa de chayote a partir de un esqueje de entrenudo joven con una minúscula yema axilar.

Las promesas de investigación
Este proyecto ha permitido generar, inicialmente, dos líneas de trabajo, además de la que la Fundación Produce Veracruz apoya. Primero, la necesidad de un proceso de aclimatación para llevar finalmente las plantas obtenidas a través de cultivo in vitro al campo. Eso obligó al equipo de investigación a analizar experimentalmente el sustrato al cual se pueden transplantar las plántulas in vitro dentro de una maceta para su estancia en el invernadero.

“El hecho es que nosotros las tenemos ahora en condiciones muy favorables, a la temperatura que les gusta, con todos los nutrientes que necesitan, aisladas de contaminantes, con la cantidad de luz que necesitan… en fin, tenemos que encontrar una forma de aclimatarlas en el vivero, para después traspasarlas al campo, donde finalmente se probará su efectividad”, dijo Norma Coria.

El equipo valoró así una serie de sustratos como lombricomposta, vermiculita, agrolita, zeolita y mezclas diversas de estos medios para determinar cuál es el mejor para lograr plantas sanas y vigorosas dentro del invernadero que luego puedan ser llevadas al sitio de la plantación definitiva. Asimismo, fue necesario abordar el estudio de la nutrición y las relaciones hídricas de la planta de chayote para poder llevar a cabo un esquema de manejo en invernadero que permitiera el desarrollo óptimo del material previo a su salida a campo.

Los resultados preliminares con respecto a estos aspectos de la nutrición, las relaciones hídricas y el medio de cultivo en invernadero, les permitió a los investigadores poder hacer algunas recomendaciones al grupo de productores beneficiarios (de Coscomatepec), aunque naturalmente el trabajo sólo ha comenzado y se tendrá que afinar muchos detalles de este manejo en invernadero antes de dar por terminada la labor.

En busca de la certificación
Una de las metas del equipo universitario es llegar a la identificación de variedades de chayote para su certificación, una necesidad inaplazable para superar las limitantes que significa comercialmente no contar con ese reconocimiento de la Secretaría de Agricultura Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. Y es que, una de las características más evidentes de los investigadores de la uv es su compromiso social, pues en todo el proyecto sobresale un interés genuino por promover el desarrollo de una industria semillerista que garantice la calidad del material de siembra con estándares certificados, particularmente fitosanitarios, perfectamente definidos y reconocidos por el mercado nacional e internacional.

Por eso es importante mencionar que la meta final del proyecto estaba muy clara desde el principio: ayudar a los productores a exportar su cosecha. De hecho, el trabajo universitario estuvo siempre vinculado con el sector productivo, específicamente con una sociedad de productores de chayote de Coscomatepec denominada Plan de la Sierra, donde posteriormente se realizará la siembra de las plántulas obtenidas por la clonación in vitro en poco más de dos hectáreas.

Vinculación inter e intrauniversitaria
Otro logro significativo de este esfuerzo es que ha permitido la vinculación con académicos de otras instituciones –existe ya un lazo estrecho de comunicación y colaboración con el grupo de investigadores de la Universidad Autónoma Chapingo en Huatusco– y de otras dependencias de la UV, específicamente con Verónica Do-mínguez, bióloga molecular que trabaja en la Facultad de Biología de Xalapa y que cuenta con reconocido prestigio por su participación en el proyecto Genoma Humano, quien ha decidido colaborar con el equipo de Peñuela en el ámbito de su especialidad para lograr identificar marcadores moleculares de chayote que permitan llegar algún día a la identificación de variedades para su certificación.