Octubre-Diciembre 2003 , Nueva época No. 70-72 Xalapa • Veracruz • México
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El paso del tiempo y la violencia, temas que convergen en el escenario teatral
Alma Espinosa y Gina Sotelo

  Los antecedentes de Muégano Teatro se remontan a 1995, cuando la mexicana Pilar Aranda y el ecuatoriano, formado en México, Santiago Roldós producen una adaptación de Las brujas de Salem de Arthur Miller en el Centro Cultural Helénico de la ciudad de México. Después de un periplo por el Ecuador, donde entraron en contacto con el grupo Malayerba, en 1998 llegan a Barcelona con una beca de la Agencia Española de Cooperación Iberoamericana.

En ese momento se integró la veracruzana Itzel Cuevas y con ella realizan una segunda versión de La edad de la ciruela de Arístides Vargas (la primera fue realizada en Ecuador). Posteriormente se unen al grupo Mabel Paredes, actriz y titiritera argentina; Carlos Aguilar, actor y técnico español; Pilar Velasco, iluminadora ecuatoriana, y Lucía Modad, actriz y cantante argentina, lo cual hace de Muégano Teatro, más que una compañía mexicana en Madrid, una compañía multinacional, latinoamericana, en Europa.

Es interesante conocer las experiencias, los procesos de trabajo y los avatares del desempeño en España de Muégano Teatro, particularmente cuando uno de sus integrantes, Cuevas, ha sido participante de los Talleres de La Caja en sus primeras épocas, egresada de la Facultad de Teatro e integrante de la Compañía Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana.

La edad de la ciruela, tensión entre el presente y el pasado
Esta obra es un juego sobre el tiempo y la edad, una tragicomedia que deambula por los borrosos límites de la soledad y la ridiculez, aunque fundamentalmente es una representación de la memoria, una tensión entre el presente y el pasado. En el aire de esta obra hay mujeres pájaros que no pueden volar, madres árboles que dan frutos que se pudren y hermanas del alma que se aman con rabia.

Eleonora escribe a su hermana Celina porque su mamá está a punto de morir. A partir de ese acto se desencadena la acción principal de la obra: recordar. La memoria es el campo de batalla de estas dos hermanas distanciadas: cada carta es el preámbulo de un nuevo recuerdo, y cada recuerdo cierra una herida y abre otra, porque La edad de la ciruela es una gota que cae en medio de abrazos no dados y no recibidos, y de risas que permanecen en silencio.

Escenificada por Muégano Teatro, se presentó por primera vez el 24 de junio de 2000 en Casa de América de Madrid. Ha tenido temporadas en la sala El Montacargas y en Ensayo 100 en Madrid y en la Sala Artenbrut de Barcelona.
Participó en el XIII Festival del Sur, el Encuentro Teatral de Tres Continentes de Agüimes, la II Fiesta Iberoamericana del Teatro de Almagro, la XI Muestra de Teatro Latinoamericano de León y la VI Mostra de Teatre de Barcelona, donde ganó los premios a Mejor Actriz (por partida doble: Cuevas y Aranda), Mejor Espectáculo y Premio Especial del Público.

Sobre Juguete cerca de la violencia
Es un espectáculo dialéctico lúdico, mágico y musical, en el que los payasos ayudan a los hombres mientras éstos cruzan los océanos y mean petróleo, que a su vez se transforma en cometita.

En la siguiente guerra mundial unos muchachos se reúnen a estudiar los clásicos con el fin de cambiar el mundo, pero son constantemente interrumpidos por la realidad. Con la idea de escapar de ella concursan en Eurovisión con una canción de Fernando Pessoa llena de motivos brechtianos. No consiguen nada y el único remedio que les queda es huir hacia adelante mirando hacia atrás, cruzar por primera vez el océano y abrir una era de esperanza y reconciliación entre los hombres.

Esta obra de teatro en un acto fallido nació hace dos años, cuando Muégano Teatro inició un taller de investigación alrededor de la poética de Bertolt Brecht. En su mesa de noche sus textos se confundían con los de Heiner Müller, y mientras alucinaban con la tenue materia humana que va de la utopía a la barbarie, cantaban poemas de Pessoa con el estilo de Liliana Felipe. Juguete cerca de la violencia es el producto de las inmersiones en esas poéticas del cambio, de la fractura y de la inestabilidad.

De acuerdo con lo comentado por Santiago Roldós, su búsqueda por realizar proyectos alternos los llevó a montar recientemente la obra El pozo de los mil demonios, de Maribel Carrasco, en la cual, además de la actuación de una niña de 10 años, se trabaja con un montaje plano en blanco y negro, lo cual representa un contraste puesto que se trataba de un cuento infantil.