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Los antecedentes de Muégano Teatro se
remontan a 1995, cuando la mexicana Pilar Aranda y el ecuatoriano,
formado en México, Santiago Roldós producen una adaptación
de Las brujas de Salem de Arthur Miller en el Centro Cultural
Helénico de la ciudad de México. Después de un
periplo por el Ecuador, donde entraron en contacto con el grupo Malayerba,
en 1998 llegan a Barcelona con una beca de la Agencia Española
de Cooperación Iberoamericana.
En ese momento se integró la veracruzana Itzel Cuevas y con
ella realizan una segunda versión de La edad de la ciruela
de Arístides Vargas (la primera fue realizada en Ecuador).
Posteriormente se unen al grupo Mabel Paredes, actriz y titiritera
argentina; Carlos Aguilar, actor y técnico español;
Pilar Velasco, iluminadora ecuatoriana, y Lucía Modad, actriz
y cantante argentina, lo cual hace de Muégano Teatro, más
que una compañía mexicana en Madrid, una compañía
multinacional, latinoamericana, en Europa.
Es interesante conocer las experiencias, los procesos de trabajo y
los avatares del desempeño en España de Muégano
Teatro, particularmente cuando uno de sus integrantes, Cuevas, ha
sido participante de los Talleres de La Caja en sus primeras épocas,
egresada de la Facultad de Teatro e integrante de la Compañía
Titular de Teatro de la Universidad Veracruzana.
La edad de la ciruela, tensión entre el presente y el pasado
Esta obra es un juego sobre el tiempo y la edad, una tragicomedia
que deambula por los borrosos límites de la soledad y la ridiculez,
aunque fundamentalmente es una representación de la memoria,
una tensión entre el presente y el pasado. En el aire de esta
obra hay mujeres pájaros que no pueden volar, madres árboles
que dan frutos que se pudren y hermanas del alma que se aman con rabia.
Eleonora escribe a su hermana Celina porque su mamá está
a punto de morir. A partir de ese acto se desencadena la acción
principal de la obra: recordar. La memoria es el campo de batalla
de estas dos hermanas distanciadas: cada carta es el preámbulo
de un nuevo recuerdo, y cada recuerdo cierra una herida y abre otra,
porque La edad de la ciruela es una gota que cae en medio de abrazos
no dados y no recibidos, y de risas que permanecen en silencio.
Escenificada por Muégano Teatro, se presentó por primera
vez el 24 de junio de 2000 en Casa de América de Madrid. Ha
tenido temporadas en la sala El Montacargas y en Ensayo 100 en Madrid
y en la Sala Artenbrut de Barcelona.
Participó en el XIII Festival del Sur, el Encuentro Teatral
de Tres Continentes de Agüimes, la II Fiesta Iberoamericana del
Teatro de Almagro, la XI Muestra de Teatro Latinoamericano de León
y la VI Mostra de Teatre de Barcelona, donde ganó los premios
a Mejor Actriz (por partida doble: Cuevas y Aranda), Mejor Espectáculo
y Premio Especial del Público.
Sobre
Juguete cerca de la violencia
Es un espectáculo dialéctico lúdico, mágico
y musical, en el que los payasos ayudan a los hombres mientras éstos
cruzan los océanos y mean petróleo, que a su vez se
transforma en cometita.
En la siguiente guerra mundial unos muchachos se reúnen a
estudiar los clásicos con el fin de cambiar el mundo, pero
son constantemente interrumpidos por la realidad. Con la idea de
escapar de ella concursan en Eurovisión con una canción
de Fernando Pessoa llena de motivos brechtianos. No consiguen nada
y el único remedio que les queda es huir hacia adelante mirando
hacia atrás, cruzar por primera vez el océano y abrir
una era de esperanza y reconciliación entre los hombres.
Esta obra de teatro en un acto fallido nació hace dos años,
cuando Muégano Teatro inició un taller de investigación
alrededor de la poética de Bertolt Brecht. En su mesa de
noche sus textos se confundían con los de Heiner Müller,
y mientras alucinaban con la tenue materia humana que va de la utopía
a la barbarie, cantaban poemas de Pessoa con el estilo de Liliana
Felipe. Juguete cerca de la violencia es el producto de las
inmersiones en esas poéticas del cambio, de la fractura y
de la inestabilidad.
De acuerdo con lo comentado por Santiago Roldós, su búsqueda
por realizar proyectos alternos los llevó a montar recientemente
la obra El pozo de los mil demonios, de Maribel Carrasco,
en la cual, además de la actuación de una niña
de 10 años, se trabaja con un montaje plano en blanco y negro,
lo cual representa un contraste puesto que se trataba de un cuento
infantil.
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