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Exposición
de Leticia Tarragó
Alacenas y Retablos, homenaje
a la pintura colonial mexicana
Gina
Sotelo
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La muestra plástica con la que El Ágora de la Ciudad
cerró el 2003 fue un placentero regalo para los ojos, Alacenas
y Retablos, la más reciente selección de obras de
la artista Leticia Tarragó.
Compuesta de grabados, pinturas y dibujos multicolores, la colección
muestra cómo frutas rebosantes de vida se mezclan con rostros
infantiles de niños y niñas alados, quienes representan
fantásticas escenas de la cotidianidad mexicana: a veces
uno se quiere divertir un poco, afirma, Tarragó quien,
para elaborar estas imágenes, homenaje a la pintura colonial
tradicional mexicana, recurrió a sus recuerdos infantiles:
Ahora hice pintura con motivos naturales, pensé mucho
en las alacenas de las grandes cocinas mexicanas, en cuanto a los
retablos los recuerdo desde niña cuando vivía muy cerca
de la Villa de Guadalupe y mi mamá me llevaba mucho a la basílica
a ver los exvotos. Además, Tarragó confesó
estar fascinada por el colorido y la variedad de las frutas mexicanas
así como por las imágenes celestiales y etéreas.
Inaugurada a principios de noviembre, Alacenas y Retablos fue
para la pintora además de un ejercicio divertido que devela
sus recuerdos de niña, la oportunidad de dar vida a sus ya
entrañables personajes: me gusta mucho usar las figuras
infantiles porque los niños son los que imaginan más
cosas, las dicen, las expresan y las hacen más grandes y reales.
Uno como adulto se limita a vivir de sueños.
Leticia Tarragó nació en Orizaba, Veracruz. Su estilo
envuelve y halaga los sentidos, sus nítidos trazos y figuras
de ensueño transportan por un mundo de color y formas. Educada
en México y Polonia, la ex discípula de Silvia Santamaría
y el doctor Atl, ha trabajado en Holanda, Suiza y Estados Unidos.
Fue fundadora, junto con Fernando Vilchis, del taller de grabado de
la Universidad de Oaxaca y desde 1980 es investigadora del Instituto
de Artes Plásticas de la UV.
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