Octubre-Diciembre 2003 , Nueva época No. 70-72 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Mensual


 

 Ventana Abierta

 Mar de Fondo

 Palabras y Hechos


 Tendiendo Redes

 Ser Académico

 Quemar las Naves

 Campus

 Perfiles

 Pie de tierra

 Créditos

 

 

 

Recibió el doctorado Honoris Causa de la UV
La medicina occidental debe integrarse con la tradicional, propone Tullio Seppilli
Edgar Onofre Fernández

 
La práctica convencional de la medicina produjo una hiperespecialización cuyo objetivo es saber todo sobre nada; una hipertecnificación que provocó que el médico visitara menos al paciente, y una hiperburocratización donde las relaciones del médico son con los órganos del paciente y no con el paciente, lo que significó un detrimento del sentido humano, dijo el científico italiano.
El científico italiano Tullio Seppilli, fundador en 1956 del Instituto de Etnología de la Universidad de Perugia, afirmó en la Universidad Veracruzana (UV), institución que le entregó el 21 de octubre el grado de Doctor Honoris Causa, que es necesario integrar los conocimientos médicos de la civilización occidental y de la medicina tradicional para construir
El científico italiano Tullio Seppilli recibe el grado de doctor Honoris Causa de la UV que le hizo entrega el rector Víctor A. Arredondo, en ceremonia a la que acudió Juan Maldonado Pereda, secretario de Educación y Cultura. (Foto: Estela Jara)
una medicina integral que incluya los factores sociales como determinantes en los estados de salud y enfermedad.

Seppilli, cuya trayectoria motivó la propuesta del Instituto de Investigaciones Histórico Sociales de que se le distinguiera con el máximo reconocimiento universitario, aseguró que los factores económicos, sociales y psíquicos, entre otros, repercuten en el estado de salud y enfermedad de la población; a pesar de ello, dichos factores han sido olvidados por la medicina occidental, la biomedicina, cuyos aportes dijo no rechazar aunque propuso asumirlos como uno de los elementos que conforman un sistema de salud integral.

En presencia del rector Víctor Arredondo y del secretario de Educación y Cultura, Juan Maldonado Pereda, Sepilli señaló que las aceleraciones sociales de los últimos años han provocado consecuencias en el sistema nervioso central; de hecho, la depresión es la neurosis fundamental de nuestra centuria, tal y como en el siglo XIX la histeria respondía a las presiones y a la moral de la época victoriana.

Los postulados de la antropología médica rebasan la visión unidimensional de la medicina convencional practicada en Occidente, por lo que, sostuvo, una visión multidimensional de los factores que inciden en la enfermedad debe contemplar, por ejemplo, la transformación del estatus del enfermo y la manera en como vive la enfermedad.

Seppilli, quien se ha desempeñado como catedrático en las Universidad de Roma, en el Instituto de Arte de Florencia y en algunas casas de estudio de España, además de ser profesor de doctorado en Siena y Cagliari, explicó que el dolor se vive de diferentes maneras y que ello implica una modificación en la relación médico-paciente, donde la biografía de este último, sus problemas personales y la repercusión de la práctica social en que está inmerso deben ser factores determinantes para el tratamiento de la enfermedad. Es más, destacó, los factores sociales deben ser considerados en términos de prevención por los responsables de la salud pública, quienes deberían procurar una modificación en los estilos de vida de la población y en la estructura de la sociedad. “Una política sanitaria es aquella que modifica la manera de vivir en nuestros países”.

Advirtió que la medicina occidental abrió una paradoja cuando erradicó las infecciones con los antibióticos pero generó nuevas enfermedades: “Después de derrotar las infecciones, la medicina occidental pensó que podría derrotar todas la enfermedades. Eso fue una utopía”.

La práctica convencional de la medicina, indicó, produjo una hiperespe-cialización cuyo objetivo es saber todo sobre nada; una hipertecnificación que provocó que el médico visitara menos al paciente, y una hiperburocratización donde las relaciones del médico son con los órganos del paciente y no con el paciente, lo que significó un detrimento del sentido humano en esta relación.

Afortunadamente, las medicinas tradicionales están empezando a ser consideradas en el mundo, lo cual significa una modificación en el monopolio de la biomedicina, dijo el también especialista en etnopsiquiatría, aunque advirtió que los médicos egresados de la universidades occidentales tienen vastos conocimientos biomédicos mas no toman en cuenta el lado social de la enfermedad ni otros sistemas médicos.
En este sentido, Seppilli, cuya obra está integrada por más de 500 publicaciones –entre libros y artículos especializados–, afirmó que es necesaria una integración de los conocimientos médicos occidentales y tradicionales de las distintas culturas para crear una medicina integral que considere los factores sociales que intervienen en los estados de salud y enfermedad y en las subjetividades del paciente.

La educación superior debe sintetizar lo propio con lo universal: Arredondo
En el mundo contemporáneo, la educación superior debe tener la capacidad y el cuidado necesarios para destacar los valores centrales de las culturas nacionales, sintetizando lo que nos da unidad nacional, y estar abierta a lo que viene del mundo, a aceptar la diferencia y promover la tolerancia, propuso el rector Víctor Arredondo, durante la ceremonia en que entregó el doctorado Honoris Causa a Tullio Seppilli, quien preside la Fundación Angello Celli para una Cultura de la Salud.

En la apertura del XXV Congreso Internacional de Americanística, organizado por la UV y el Circolo Amerin-diano, Arredondo aseguró que el desarrollo del conocimiento en la humanidad puede y debe ser patrimonio de la raza humana y destacó que la UV reconoce en Tullio Seppilli al investigador y académico cuyo desempeño profesional trasciende latitudes. “Su espíritu altruista lo llevó a fundar diversos institutos para el estudio de la antropología y ha tendido puentes entre América y Europa para lograr un conocimiento profundo del hombre y sus raíces”.

Distinguió algunas similitudes de época y disciplina entre el homenajeado y el ex rector Gonzalo Aguirre Beltrán, pionero de la antropología mexicana. “En un significativo paralelismo, Tullio Seppilli crea, en 1956, el Instituto de Etnología en la Universidad de Perugia, Italia, el cual se trasforma en 1958 en el Instituto de Etnología y Antropología Cultural. Casi al mismo tiempo, otro ameritado científico y humanista, el doctor Gonzalo Aguirre Beltrán, entonces rector de la uv, crea en 1957 la Escuela de Antropología y el Instituto de Antropología con su museo anexo, transformado en el actual Museo de Antropología de Xalapa”.

El rector de la UV destacó las aportaciones de Seppilli en materia de antropología médica que busca analizar y considerar los factores biológicos, sociales y subjetivos que intervienen en los estados de salud y enfermedad del hombre, aspecto en el que halló otro paralelismo con Aguirre Beltrán.

“Otra de las líneas con aportes significativos del doctor Seppilli ha sido la Antropología Médica, dada la diferenciación con que se han asumido los conceptos salud-enfermedad en sociedades que combinan lo que ahora se ha dado en llamar la cibercultura con los mitos y las tradiciones. Y es aquí donde encontramos nuevamente el vínculo entre Seppilli y Aguirre Beltrán. La Antropología Médica es abordada desde tres modelos: el académico-científico, el alternativo y el de autoatención. Es importante resaltar que ambos buscan una integración que respete la identidad cultural de los grupos sociales, independientemente de sus tradiciones lingüísticas, ecológicas e histórico-culturales. Así, América y Europa ofrecen un amplio horizonte interpretativo para sus hallazgos en esos campos”.

Arredondo resaltó el proceso de integración entre las medicinas occidental y tradicional que plantea la Antropología Médica y afirmó, en este sentido, que el papel de los universitarios es reconocer la dimensión cultural del sincretismo de los diferentes grupos que conforman la sociedad y aseguró que sólo a través de la cooperación internacional y la participación comunitaria podremos enfrentar los retos que plantea la globalización y las demandas de los grupos sociales.