Octubre-Diciembre 2003 , Nueva época No. 70-72 Xalapa • Veracruz • México
Publicación Mensual


 

 Ventana Abierta

 Mar de Fondo

 Palabras y Hechos


 Tendiendo Redes

 Ser Académico

 Quemar las Naves

 Campus

 Perfiles

 Pie de tierra

 Créditos

 

 

 

Al recibir de la UV el doctorado Honoris Causa
No es el mundo al que hay que criticar, sino su ceguera, afirmó Edgar Morin
Edith Escalón y Edgar Onofre Fernández

 
La obra de Morin es, en sí, una época entera que dura largo tiempo, traspasada por las grandes conmociones del siglo XX: Juan María Alponte / Uno de los grandes retos de la enseñanza contemporánea es reorganizar el conocimiento y reanudar el vínculo entre las culturas y las disciplinas divorciadas: Arredondo / Encuentro en la UV a una universidad donde los estudiantes y profesores tienen la convicción de que se necesita una reforma del conocimiento, una reforma del pensamiento y, en consecuencia, una reforma de la enseñanza y de la educación: Morin.
No debemos criticar a la economía, sino su ceguera. No es el desarrollo tecnológico al que debemos criticar, sino su uso exagerado. Necesitamos la economía, la ciencia y la tecnología pero no de la manera incontrolable en que funcionan y con la que gobiernan al mundo, aseguró el pensador francés Edgar Morin durante el discurso que ofreció luego de recibir, el 5 de noviembre, el máximo galardón
El extraordinario pensador francés, Edgar Morin, creador de la teoría del pensamiento complejo, recibió el grado de doctor Honoris Causa conferido por la Universidad Veracruzana y entregado por el rector Víctor A. Arredondo. (Foto: César Pisil)
que otorga la Universidad Veracruzana (UV): el doctorado Honoris Causa.

En el vestíbulo de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI), Morin advirtió que es necesario modificar la ruta que han recorrido la sociedad y el conocimiento, pues va encaminada al desastre, y afirmó que vivimos el momento previo a la transformación del mundo o a la catástrofe: “La metamorfosis se impone cuando el sistema no es capaz de tratar sus propios problemas, y el sistema actual no tiene esa capacidad. Todos sabemos, por ejemplo, que la posibilidad de la paz existe, pero sabemos que es imposible”.

Ante al rector Víctor A. Arredondo; el subsecretario de Gobierno, Flavino Ríos –representante del gobernador Miguel Alemán Velazco–, y la ministro-consejera de la Embajada de Francia en México, Jeanne Teixer, el escritor Juan María Alponte señaló que la obra de Morin persigue un fantasma, el hombre, y que a través de ella el pensador francés ensaya “reconocer a qué errores me han conducido mis demonios y a qué verdades permanezco fiel”.
Durante su presentación, Alponte, articulista de diversos diarios en nuestro país y profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, hizo un recorrido por las etapas de la historia que vivió Morin en conjunción con los momentos intelectuales que atravesó en su formación. De esta manera, se refirió a Martín Heidegger, Anatole France, Raymond Aron, Jean Paul Sartre, Louis
El extraordinario pensador francés, Edgar Morin, creador de la teoría del pensamiento complejo, recibió el grado de doctor Honoris Causa conferido por la Universidad Veracruzana y entregado por el rector Víctor A. Arredondo. (Foto: César Pisil)
Althusser, Walter Benjamin, Roland Barthes y Michel Foucault, y rememoró la primavera de Praga, la Segunda Guerra Mundial, Hitler y “aquel mayo de 1968 en París”.

Morin, dijo Alponte, es un sobreviviente, física y mentalmente, de esas legendarias generaciones. “Había sido uno de los primeros en vivir el cambio dialéctico de los hombres y del mundo. A las páginas de su revista Argumentos, llegaron los primeros relatos de las infamias totalitarias, éstas se puntualizaron, pero no para perseguir, sino para descubrir y, quizá, inventar la esperanza”.

De esta época, expresó el académico español, quedaba en pie, solitario en su prodigiosa obra conceptual, Edgar Morin, cuyo trabajo le conduciría a buscar y encontrar el vínculo, quizá el eslabón perdido, entre la filosofía, la ciencia y la materia: la obra de Morin es, en sí, una época entera que dura largo tiempo, traspasada por las grandes conmociones del siglo XX.

Por su parte, el pensador francés –quien se mostró complacido de que esta ceremonia lo integre al claustro académico de la UV, institución de la que destacó algunas de las tareas que ha emprendido para el estudio de las ciencias sociales y, particularmente, el pensamiento complejo– advirtió acerca de los errores y riesgos de ilusión que conlleva el conocimiento y que se han sufrido a lo largo de la historia debido a que “los hombres han fabricado falsas concepciones de ellos mismos y de lo que hacen. El mismo (Carlos) Marx no escapó a ellos”.

Morin explicó que el problema del error y la ilusión en el conocimiento del mundo no es tema exclusivo de expertos, sino de cada persona, e indicó que en el proceso en que la mente traduce e interpreta los estímulos que nos llegan a través de los sentidos, la posibilidad de equivocarse está siempre presente. Conocer es siempre, dijo, traducir y reconstruir la realidad.

Así, aclaró que las teorías de la información y la comunicación en sí mismas tienen siempre el riesgo del error, de la presencia de ruido que destruye el sentido de la información. También aseguró que nada escapa a la interpretación; sin embargo, la “alucinación es semejante a la percepción, sólo el contacto con los demás nos permite distinguir lo verdadero”.

En este sentido, está vigente un modo senil y alucinatorio de interpretar la realidad, a través del cual “nos mentimos cuando recordamos: la memoria desfigura”, y en el proceso de lograr la comprensión de lo que nos rodea, el desarrollo de la razón está estrechamente ligado a la afectividad; de hecho, existe un nexo permanente e indisoluble entre ambas, comentó el padre de la corriente del pensamiento complejo.

En el mundo, hay fuentes intelectuales de errores, sistemas que parecen invulnerables y que reducen lo real a la idea que tenemos de realidad, pues “las ideas tienen poder sobre nosotros como lo tienen los dioses. Los dioses poseen ideas brillantes y terribles por las que nos podemos hacer matar: no podemos escapar a las ideas. El principal obstáculo para el conocimiento es una lucha contra las ideas apoyada en las ideas”.

Dijo que la normalización de las ideas elimina a quienes no están de acuerdo con ellas, y propuso a la ciencia como la escapatoria a los errores, pues de acuerdo con el filósofo vienés Karl Popper “la ciencia no es un proceso para adquirir verdades absolutas, sino para eliminar errores”.

Sin embargo, aceptó que la ciencia –a pesar del éxito que ha tenido en la historia de la humanidad– sufre el defecto de la fragmentación del conocimiento, “que impide ver la interacción que existe entre disciplinas y entre sistemas globales. Las mismas disciplinas buscan conservar sus fronteras. La transdisciplinariedad sólo es posible si existe la posibilidad de organizar el conocimiento disperso”.

Morin explicó que existe un delirio lógico que apunta hacia la incoherencia y llamó a no concebir la razón en obediencia de la lógica, sino la lógica en obediencia de la razón. “La racionalidad no es propia de los científicos, la vida no obedece a leyes de laboratorio, la racionalidad está en todas las culturas y en todas ha existido el mito de la razón: sufrimos una tendencia a construir mitos sobre la razón, el progreso, y debemos reconocer los peligros que esto conlleva”.

Asimismo, exhortó a usar la razón y la crítica para desacralizar las verdades del mundo –aunque aseguró que más importante que la crítica es la autocrítica–, a entender por qué la más recien-te antropología no considera a las civilizaciones pequeñas como atrasadas, sino como diferentes, y a evitar lo que denominó cegueras paradigmáticas: “No más dominio de la razón occidental”.

Sobre la crisis de la cultura en el mundo, el intelectual francés afirmó que es necesaria una reforma del conocimiento y del pensamiento, por tanto, una reforma de la educación, dado que “en las escuelas se enseña el conocimiento, pero sin enseñar lo que éste significa y los peligros que implica”. El conocimiento no es un lujo, es vital tanto para el mundo animal como para el mundo social, por lo que es necesario un conocimiento del conocimiento que permita conformar un metasistema, fundamental para integrar la educación y el objeto al conocimiento del objeto.

El cambio en el camino que se impone en los tiempos actuales, concluyó, es el mismo cambio que necesita el mundo del pensamiento que tenemos, un problema gigante que debemos resolver: “Puede haber miedo frente a esta perspectiva, pero no es más grande que la necesidad de transformación”.

Reanudar vínculo entre disciplinas divorciadas, desafío de la enseñanza contemporánea: Arredondo
En la misma ceremonia, el rector Víctor A. Arredondo dijo que uno de los grandes retos de la enseñanza contemporánea es reorganizar el conocimiento y reanudar el vínculo entre las culturas y las disciplinas divorciadas, y añadió –citando a Edgar Morin– que una reforma a la universidad suscita una paradoja: no se pueden reformar las estructuras universitarias si no se han reformado antes las mentes, pero no se pueden reformar las mentes si no se ha reformado la institución.

En la sesión solemne del Consejo Universitario General, Arredondo dijo que la reforma del pensamiento es una necesidad social clave que posibilitaría formar ciudadanos capaces de enfrentar los problemas de su tiempo. “Ello permitiría frenar el debilitamiento democrático que suscita la expansión de la autoridad de los expertos y especialistas de todo orden, que limitan progresivamente la competencia de los ciudadanos, relegados a la aceptación ignorante de las decisiones de los que son considerados conocedores”.

El desarrollo de una democracia del conocimiento sólo es posible en una reorganización del saber donde resucitarían, de manera novedosa, las nociones trituradas por el parcelamiento disciplinario: el ser humano, la naturaleza, el cosmos y la realidad. Añadió que el pensamiento de Edgar Morin encuentra eco a la hora en que compartimos todos la responsabilidad de lograr una formación integral y de por vida para nuestros universitarios.

La trayectoria de Morin, dijo, es un ejemplo imperecedero para que nuestra comunidad prosiga en su afán de vincular la ciencia, la tecnología y el humanismo con la sociedad, fomentando la autonomía en los aprendizajes y la responsabilidad con el entorno, la honestidad intelectual y la actitud ética frente a la incertidumbre y a los vaivenes del porvenir. Valiéndose de la obra del homenajeado, Arredondo destacó la necesidad de procurar la convivencia civilizada de la humanidad en simbiosis con el planeta y superar el limitado significado del concepto globalización, hoy en boga,.

Edgar Morin –cuya obra está integrada por más de 40 títulos y abarca desde la insondable imaginación humana hasta la ciencia rigurosa– se ubica como un transgresor de las fronteras disciplinarias y sigue una trayectoria en la que la alianza entre pasión y erudición cobra su significado más vasto: “Es, en síntesis, uno de los intentos más consistentes de este siglo de pensar y describir la complejidad humana”, concluyó el rector.

Por primera vez encuentro una universidad con una convicción de reforma: Edgar Morin
En Veracruz siento un placer que me da fuerza, porque por primera vez encuentro una universidad donde los estudiantes y profesores tienen la convicción de que se necesita una reforma del conocimiento, una reforma del pensamiento y, en consecuencia, una reforma de la enseñanza y de la educación, reconoció el filósofo Edgar Morin.

Durante la conferencia magistral que ofreció el 6 de noviembre, en el Museo de Antropología de Xalapa, el pensador aseguró que a pesar de la complejidad implicada en el análisis de la realidad y del conocimiento, instituciones como la UV demuestran que su empeño personal no es en vano.

“Largos años he dedicado a plantear una reforma integral, y aquí, en esta Universidad, he podido encontrar un lugar donde existe la posibilidad de formar a los formadores, de educar los educadores. Ustedes saben que para crear una reforma del conocimiento se necesita primero una situación que la haga posible, pero si no hay personas que se hayan reformado mentalmente ¿cómo se puede crear una institución? No podemos reformar la universidad sin tener a las personas que lleven a cabo esa reforma, por eso estimo en mucho el trabajo de la UV”, aseguró frente al auditorio universitario que presenció la última conferencia en Veracruz del pensador francés.

Cabe recordar que fue en la UV donde un grupo de académicos –compuesto principalmente por miembros del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES)– decidió analizar las teorías del pensamiento complejo de Morin, lo que derivó, después de varios años de trabajo, en la integración del Observatorio Latinoamericano sobre Planetarización de la Humanidad.

Luego de un discurso emotivo en el que recordó los postulados del pensamiento complejo, el estudioso de las ciencias sociales expresó que sus expectativas respecto al destino de la Universidad Veracruzana son amplias y fundamentadas en el trabajo que ha desarrollado junto con el Instituto de Pensamiento Complejo de Argentina. “Creo que a la uv le corresponde el papel de formador, de crear formadores que vayan a otras partes del mundo, que caminen y hagan caminar hacia esta reforma del conocimiento”.

Convencido de que con esta nueva concepción “tenemos más posibilidades de encontrar un camino de salvación”, Morin aseguró que la reforma resulta vital para los individuos, para la sociedad y para la humanidad, “porque nos faltan los instrumentos de conocimientos que remedien los problemas locales y globales; para construirlos, necesitamos empezar a reformar el pensamiento de cada individuo”.