que ésa es una opción que ofrece buenos resultados, ya que en su país la han desarrollado sin muchas dificultades.
“En Cuba sembramos en los traspatios, en macetas, en cualquier lugar, aunque sea reducido. Además, ocupamos los espacios municipales, parques, jardines, camellones y algunos baldíos para poner frutales, cereales u hortalizas. También reto-mamos la crianza de pequeñas espe-cies en casa (gallinas o conejos) que, bien manejadas, pueden servir para autoconsumo y para vender los excedentes”, explicó Caridad Cruz.
En tanto, Elisa Blanchet, repre-sentante de la organización Mundo Indígena de la uv, aseguró que en una nación como Cuba, sometida a un periodo especial de racionamiento, la agricultura urbana ha resuelto un buen porcentaje de los problemas alimentarios y ha evitado el consu-mismo que vemos en nuestro país.
“Antes los campesinos bajaban de las comunidades a vender gallinas, huevos, nopales, verduras o queso, ahora todos bajan a comprar porque ya ni siquiera el campesino pobre tiene el hábito de producir”. De ahí la importancia de impulsar un cambio en la forma de pensar y de vivir para lograr el desarrollo sustentable, aseguró.
En la conferencia, que es una de las primeras actividades del Plan Integral de Desarrollo Ecológico Piloto Teocelo (Plindeec), en el que par-ticipan autoridades municipales y la uv, quedó claro que una de las acciones princi-pales para el desarrollo sustentable es contribuir a mejorar el ambiente con estrategias que, aunque son aparentemente sencillas, resultan muy importantes.
Blanchet aseguró que Teocelo es un municipio donde hay una marcada voluntad política encaminada a procurar el equilibrio cológico de Veracruz, lo cual ha permitido desa-rrollar este proyecto. “De hecho, el año pasado Teocelo compitió con casi 400 municipios del país y ganó uno de los primeros lugares en el manejo de sus desechos sólidos”.
La conferencia formó parte de la primera fase del Plindeec; la Feria Regional de Productos Orgánicos, que se llevó a cabo a finales de marzo en Teocelo, constituyó la segunda fase. La última parte del proyecto consistirá en crear un mercado y una central de abastos regional para apoyar al campesino en la venta de sus productos y, así, evitar que se pierdan las ganancias con los intermediarios.