|
Los
archivos musicales que se conservan en la ciudad de México,
Morelia, Oaxaca, Puebla y otras ciudades del país requieren
un mejor estudio, clasificación y difusión. Y no porque
sea música colonial, sino porque se trata de obra hecha en
México entre los siglos xvi y xix. Es la producción
de compositores que aquí nacieron y trabajaron, así
como de otros que, sin ser mexicanos de nacimiento, aportaron su
talento en la forja de un arte sonoro que, no obstante los años
transcurridos, apenas estamos descubriendo.
Las anteriores afirmaciones fueron hechas por Antonio Ezquerro Esteban,
jefe del departamento de Musicología de la Institución
Milá i Fontanals, en el Consejo Superior de Investigaciones
Científicas de Barcelona, durante la última sesión
del curso Circulación de la música y los músicos
en el ámbito hispánico: 1600-1900, que ofreció
del 27 al 29 de enero en la Facultad de Música de nuestra
casa de estudios.
Por otro lado, consideró algunos hechos que se han dado en
el ámbito de la musicología en México y particularmente
en Xalapa, ciudad en la existe la única carrera de Musicología
en todo el país, lo cual llama la atención de Ezquerro
Esteban: Esto lo contemplo con mucho optimismo, pues México
es un país que, por historia y tradición, cuenta con
un patrimonio que merece muchos estudios musicológicos. La
obra de López Capillas, de Manuel de Zumaya, de Hernando
Franco y de tantos otros es música mexicana, no importa que
sus patrones sean propiamente españoles. Por tanto, es digna
de descubrirse, investigarse y cotejarse con otras piezas músicales.
Tal acervo resulta tan importante como el patrimonio arquitectónico
o el correspondiente a las artes plásticas.
El ejemplo más dramático en torno a la escasez de
trabajos en musicología, señaló el especialista
español, posiblemente sea el caso de la Sinfonía de
Antonio Sarrier, descubierta en Morelia por Miguel Bernal Jiménez
y de cuyo autor se supo apenas hace algunos años.
Un buen trabajo de investigación musicológica
puede descubrir muchos ejemplos parecidos o divergentes, pero es
seguro que aportará muchos más. En los archivos de
la Catedral de México y en la iglesia de Guadalupe hay una
cantidad sorprendente de material de verdad maravilloso, que se
encuentra en espera de ser catalogado, interpretado en conciertos
y registrado en grabaciones.
Los casos del maestro Jesús Es-trada y del musicólogo
norteamericano Robert Stevenson son representativos de la cantidad
de material que un investigador puede descubrir en nuestro país.
Por ello, se le cuestionó a Ezque-rro si Stevenson llegó
a convertirse en una verdadera autoridad en materia de música
barroca mexicana. Sí, pero en este caso no se trata
de tutelas, que no tienen por qué ser malas, sin importar
que sean españolas o norteamericanas, como en el caso de
Stevenson, que procedía de la Universidad del Sur de California.
Lo que hace falta es que surjan iniciativas locales, que sean
los músicos de aquí quienes estudien la música
generada en México. Como se trata de material que une a España
y a México, habrán de surgir nuevos puntos de contacto
histórico. Volvemos, entonces, al paralelismo que es la trayectoria
de la música de nuestros respectivos países.
Antes de visitar la Universidad Veracruzana para impartir el curso
ya mencionado y presentar una conferencia en torno a la problemática
de la catalogación de obras musicales, Ezquerro Esteban estuvo
en la Ciudad de México, donde dictó un seminario en
la unam y una conferencia en el Centro Nacional de Investigación
y Documentación Musical.
|