Octubre-Diciembre 2007, Nueva época Núm.104
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Se reunieron expertos de Italia, España, Alemania y México para analizar a Nietzsche

Edith Escalón, Alma Espinosa, Juan Carlos Plata, Dunia Salas, David Sandoval y Gina Sotelo

“El reto fue profundizar en el contenido de la filosofía de Nietzsche bajo diversos instrumentos de análisis, difundir sus enseñanzas de manera sencilla y provocadora para que se sigan formando muchos jóvenes en su estudio”:
Ricardo Corzo

El pensamiento del filósofo alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche es un catalizador para repensarnos a nosotros mismos en un momento en el que la racionalidad ha dejado de ser un cielo protector, aseguró el investigador del Instituto de Filosofía de la Universidad Veracruzana Julio Quesada, a propósito del Congreso Nietzsche ¿ha muerto? Filosofía, arte, religión, política; memorias de un caminante intempestivo, que organizó la UV, junto con la Fundación Cultural Hombre y Mundo, la Universidad Autónoma de Madrid, la Fundación Ética Mundial de México, y la Embajada de España en México.

Acerca de la pertinencia de haber debatido sobre el pensamiento filosófico de Nietzsche, Quesada afirmó que los problemas en relación con nuestra identidad cultural, destino, de carácter científico, religioso, morales y éticos, políticos, sobre el sentido de la democracia y demás, se están viendo ahora como si estuviéramos en la cresta de la ola que él pensó y advirtió prácticamente con más de un siglo de antelación.

Ricardo Corzo, secretario Académico de la UV, presidió la inauguración del encuentro, en la que aseguró que se han abierto enormes expectativas para un amplio sector académico y estudiantil. “El reto fue profundizar en el contenido de la filosofía de Nietzsche bajo diversos instrumentos de análisis, difundir sus enseñanzas de manera sencilla y provocadora para que se sigan formando muchos jóvenes en su estudio”.

Giuliano Campioni, reconocido en la UV por su liderazgo intelectual
La UV, recién fundada, comprendió que su quehacer académico no podía estar ajeno a la filosofía y a la formación de recursos porque precisamente no solamente nuestros corpus teóricos requieren de tal, sino lo requiere la sociedad. En tanto, Gerardo Martínez, presidente de la Fundación Hombre y Mundo, dijo que Nietzsche sigue siendo un gran provocador, lo cual es un gran ejemplo para las fundaciones que pretenden ser provocadoras del cambio para buscar el bien común.

“Se requieren cambios en las estructuras filosóficas, del pensamiento y, sobre todo, en la economía, por eso es grato para las fundaciones ser provocadoras de este diálogo para que juntos podamos aportar al futuro en que si no hacemos cambios importantes ponemos en peligro a la humanidad y al planeta”, asentó.

Julio Quesada Martín, al presentar su libro Nietzsche: afirmación y demonio melancólico, editado por la UV, dijo que ante el hecho de que nuestra civilización ha tocado fondo, en lo referente a los valores científicos, tecnológicos, políticos y morales, la filosofía emerge de manera contundente, ya que existe la gran necesidad de que volvamos a plantearnos si hemos hecho las cosas bien.
“Se necesita una gran transvaloración, una gran crítica, pero para que haya una crítica se necesita una gran crisis. La filosofía tiene que ver con la ilustración, entendida ésta como el valor de cada individuo de servirse de su propio pensamiento, como decía Kant. La filosofía es una especie de luz ámbar en el semáforo que continuamente está llamando la atención sobre la necesidad de pensar las cosas otra vez”, sostuvo.

En la mesa redonda “Nietzsche, la filosofía y el arte”, Jorge Manzano, académico de la Universidad de Guadalajara, se refirió al estilo exaltado con el cual desarrollaba sus ideas el filósofo alemán, quien planteaba que “todo estilo ha de comunicar por medio de signos un estado de ánimo”.

Uno de los temas recurrentes en la obra de Nietzsche, dijo, es el mito del eterno retorno, que será abordado en la representación teatral como un proceso emocional, definido como dionisiaco, más que un proceso racional, “a Nietzsche lo mueve una idea dionisiaca: el amor a la vida”, resaltó Manzano.

Guadalupe Lucero, académica de la Universidad de Buenos Aires, refirió en su ponencia “Afirmarse en el desierto: ecos del diagnóstico nietzscheano en la música del siglo XX” el planteamiento del filósofo alemán como “un regreso al gozo, a la forma dionisiaca, en el arte”.

Señaló que en las obras de Nietzsche, particularmente en Más allá del bien y del mal, se plasma una necesidad de pensar en adelante una estética en términos fisiológicos, contrario a lo que expresaban las obras del compositor alemán Richard Wagner, quien fue criticado por Nietzsche en sus últimos años.

Lizbeth Sagols, profesora de Bioética en la UNAM, aseguró que el superhombre de Nietzsche no aspiraba a la dominación ni buscaba el control de unos sobre otros, sino la realización plena de sus capacidades; su pensamiento ha sido malinterpretado a conveniencia del poder en turno, como sucedió con los Nazis en el siglo XX: “Nietzsche no estaría de acuerdo en usar su filosofía como justificación de la opresión y el despotismo, porque el superhombre no es un político rapaz: es un artista, con todo lo que ello implica”.

Según la interpretación que hace Sagols, para Nietzsche el superhombre no es un futuro o una posibilidad, sino una realidad. “Tiene que haber estado presente en algún momento de la historia porque el futuro no puede negar el pasado, no podemos pensar en una novedad total porque el tiempo es circular, se repite siempre, por eso tuvo que haber existido”, aunque la universitaria reconoce que “a él no le interesaba tener razón”.

Por su parte, Mónica Cragnolini, dijo que el filósofo alemán supo ver, hace más de 100 años, las características de la cultura occidental y, en su calidad de pensador visionario, predijo su derrumbe: “Nietzsche se consideraba a sí mismo un profeta, y podemos decir que en muchos sentidos fue un visionario, tuvo la capacidad de ver lo que caracteriza a la cultura occidental y cómo esta cultura se derrumbaría. En esa posibilidad de ver el derrumbe de la cultura occidental, si lo vemos como algo propio de esta cultura y no como algo que viene de afuera, podemos decir que predijo lo que estamos viviendo”.

La académica aseguró que si se sigue hablando de Nietzsche es porque lo que él planteaba estaba adelantado a su tiempo, su época no podía absorber la crítica a los valores que él hizo, su crítica a los fundamentos de la moral hay que ir absorbiéndola y asimilándola poco a poco.

De acuerdo con Adolfo Vázquez Rocca, profesor de la Universidad Pontificia de Valparaíso, en Chile, el hombre es el único animal que se predice, que es capaz de construirse a sí mismo, de saber lo que es y lo que puede llegar a ser, l a estrategia de hostilidad, decadencia y disolución de valores que sostenía la corriente de pensamiento denominada nihilismo fue superada por la filosofía de este pensador alemán, considerado el más influyente del siglo XIX.

“Ya no se trata sólo de la construcción intelectual o espiritual, también hablamos del uso de la tecnología para mejorar al hombre (llamada antropotecnia), y eso incluye la biotecnología, la genética, incluso la cirugía estética”, comentó el universitario, docente de posgrado en la institución chilena.

“Las sociedades contemporáneas dan un sentido al dolor basado en la retribución que se tiene a cambio de experimentarlo, contrario al planteamiento de Friedrich Nietzsche en su doctrina del eterno retorno, en la cual el dolor es en sí mismo un fin, ya que tiende a repetirse eternamente, manifestó Tomás Pollán García en su conferencia “Eterno retorno y mentalidad sacrificial”.
El académico de la Universidad Autónoma de Madrid, explicó que en la mentalidad sacrificial el dolor, el sufrimiento, al margen del resultado, hacen al sujeto acreedor a algún tipo de derecho y se recompensa con un valor adquisitivo para comprar bienes o un valor en el sentido moral. Esta idea niega al dolor su carácter de realidad última”.

Los principios que guiaron la crítica que el filósofo alemán Friedrich Nietzsche hizo al cristianismo pueden utilizarse para otras religiones, aseveró Enrique Romerales Espinosa, académico de la Universidad Autónoma de Madrid, quien señaló las tres principales razones que Nietzsche encontraba para estar en contra del cristianismo. La primera es su objeción por el monoteísmo porque anula la voluntad humana e individual; la segunda es su crítica a todo lo que involucrara el ultraterrenismo que afirma la existencia de otra vida después de la vivida, y por último, la moral cristiana caracterizada por la obediencia y sumisión.

En tanto, Gerardo Martínez Cristerna, presidente de la Fundación Hombre y Mundo, expresó que para Nietzsche, la música representa la creación sin límites presente tanto en el universo como en el ser humano, en este aspecto se aleja de las concepciones de su tiempo que destacan a la visión como la forma en que se puede comprender al universo.

Diego Sánchez Meca, director de la edición Friedrich Nietzsche. Fragmentos póstumos, presentó los dos primeros volúmenes de la obra
Con la conferencia “Los oídos de Nietzsche. La música como reforma corporal del sujeto metafísico”, Martínez Cristerna dijo que el tema de la creatividad en la obra del filósofo alemán es determinante desde sus primeros textos como “el nacimiento de la tragedia” donde plantea un discurso filosófico que se enfrenta a los valores y creencias de su época, proponiendo un lenguaje fácil de leer pero sujeto a diversas interpretaciones.

En la mesa “Pensamiento, metafísica y ontología en Nietzsche”, Virginia Mabel, académica de la Universidad de Buenos Aires, planteó en qué sentido la creación tiene que ver con el olvido: “La necesidad de recuperar la facultad del olvido –que ha sido bastante vapuleada desde el sentido común, e incluso, desde la tradición filosófica– a partir de la figura más importante de Nietzsche que es la figura del niño, una de las figuras del tipo creador por excelencia, es decir, el niño es niño porque olvida”.

Para explicar por qué el niño, en tanto olvido, se constituye en nuevo creador, partió de la distinción entre un simple olvidar el proceso de creación de los conceptos y un olvido que es lo que permite un cierto desprendimiento respecto de estos modos de ver el mundo, que pueden ser liberados: “El olvido es necesario porque es lo que permite justamente que uno no se quede anclado a una interpretación determinada; si no existiera esa fuerza vital que es el olvido, no habría posibilidad de cambiar nuestro modo de concebir el mundo”, aseguró.

El ensayista Rafael Toriz aseveró que debido al número de textos y sobre todo al contenido ideológico, a Friedrich Nietzsche se le puede considerar como una máquina textual impresionante, ya que de las distintas lecturas uno intenta agarrarse de diversas aristas para aprender de sociología, filosofía.

En el marco del Congreso Internacional Nietzsche ¿ha muerto? Filosofía, arte, religión, ciencia y política: Memorias de un caminante intempestivo, se presentaron los dos primeros tomos de los cuatro que conforman la obra Friedrich Nietzsche. Fragmentos póstumos, editada por Editorial Tecnos, y que incluye el material que el filósofo alemán dejó inédito cuando ya no estaba consciente.

Diego Sánchez Meca, director de la publicación, aseguró que era necesaria una edición en español fiel y correcta, lo cual fue muy difícil pues se necesitó una labor de archivo muy precisa: “Justamente en los escritos que Nietzsche dejó sin publicar está la parte más importante de su pensamiento, de ahí la importancia de la publicación en castellano de esta obra. Ahora los hablantes del español, en especial las universidades, estaremos en igualdad de condiciones con las otras lenguas en las que ya se publicó esta obra: alemán, italiano, francés y japonés”, agregó Sánchez Meca.

En otro sentido, Giuliano Campioni, profesor de Historia de la Filosofía en la Universidad de Lecce, en Italia, y uno de los estudiosos del pensamiento de Niestzsche más reputados del mundo, aseguró que para Niestzche, la muerte de Dios significaba la potencial liberación del hombre de la falsa seguridad divina, que consideraba el máximo peligro para el surgimiento de seres superiores.

El académico italiano, cuya conferencia cerró los trabajos del congreso Niestzche ¿ha muerto? organizado por la Universidad Veracruzana (UV),  recibió además un homenaje por su liderazgo intelectual y sus contribuciones a la formación de generaciones de filósofos y estudiosos del pensamiento de Nietzsche, tanto en Europa como en América Latina.

En su exposición, Campioni aseguró que en la filosofía de Nietzsche, pensador alemán “cuyo legado sigue vigente”, entender la muerte de Dios implica “experimentar nuevas formas de vida, alejadas de la falsa seguridad del héroe que camina y vive bajo la sombra protectora de Dios, quien expresa la divinidad del mundo”.

Julio Quesada, Mónica Cragnolini y Luis S. Grevon, académicos e investigadores de universidades mexicanas e italianas, aseguraron que los trabajos intelectuales de Campioni, al que calificaron como “el gran maestro” son y serán fundamentales no sólo para la formación de nuevos filósofos, sino para descubrir en Niestzsche las claves de un pensamiento lúcido que ayude al hombre a encontrarse a sí mismo.
 

Filósofos se reunieron en el Teatro del Estado para dialogar sobre Friedrich Nietzsche