Enero-Marzo 2007, Nueva época Núm.101
Xalapa • Veracruz • México
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Conservar recursos bióticos del trópico, objetivo del Citro

Elizabeth Vázquez

En el Centro de Investigaciones Tropicales se desarrollan diversos estudios encabezados por especialistas en ingeniería forestal, investigación molecular, entomología, nuevas tecnologías de la información, entre otros
Los indicadores de pobreza que se registran en México contrastan al extremo con los datos que describen su riqueza natural: tercer lugar dentro del grupo de los 13 países megadiversos de todo el planeta, una compleja historia geológica, geográfica y biológica y entre 10 y 12 por ciento de las especies del orbe concentradas en este territorio (en total, existen cerca de 200 mil especies).

En el entorno de esta consumada paradoja, algunos estados sobresalen por ser perfectos facsímiles de la situación nacional: Veracruz, ocupa el tercer lugar en biodiversidad del país, se encuentra entre los nueve estados de mayor endemismo y se le considera la única entidad de la República Mexicana en donde se observa por completo la transición entre zonas tropicales y templadas.

Sin embargo, aunque originalmente 55 por ciento de su superficie estaba cubierta por selvas altas perennifolias, a partir de 1980 ocupan sólo 9 por ciento de la misma. Más de 72 por ciento de su territorio ha sido transformado para usos productivos y urbanos, la vegetación primaria conservada cubre tan sólo 8.8 por ciento y los ecosistemas naturales únicamente 27.9 por ciento del estado.

Debido a esta excepcionalidad ecológica y a la amenaza constante a la que está sometida por las actividades antropogénicas, esta entidad ha sido considerada por la organización Conservation International un sitio prioritario o foco rojo (hotspot) para la conservación global de la biodiversidad. Tampoco se puede ignorar que, junto con Chiapas, Guerrero, Oaxaca e Hidalgo, Veracruz forma parte de las entidades federativas con grado de marginación “muy alto” (Consejo Nacional de Población, Conapo, 2000).

Frente a estos datos, la creación del Centro de Investigaciones Tropicales (Citro), en el año 2003, no necesita justificación alguna, aunque sí una presentación. Se trata de un proyecto estratégico de la Universidad Veracruzana (UV), que tiene como propósito fundamental el desarrollo e implementación de programas para la conservación y manejo de los recursos bióticos del trópico, explicó su fundador y actualmente asesor, Arturo Gómez Pompa.

Uno de los proyectos del Citro es el de Diversificación productiva de cafetales de baja altitud, que se desarrolla en Atzalan y Zozocolco.

Con casi cuatro años de labor, el Citro tiene diversos programas de trabajo en los que se ven involucrados tanto especialistas en ingeniería forestal, investigación molecular y entomología, como expertos en procesos administrativos y de gestión o en las nuevas tecnologías de la información, entre otros.

Gómez Pompa califica a este grupo multidisciplinario de trabajo como una de las grandes fortalezas del Citro: “Se ha logrado conformar un equipo muy diverso, eficiente y capaz, que al mismo tiempo es muy crítico en el seno de la propia institución. Su objetivo central es aplicar la ciencia, la tecnología y la educación a fin de lograr un bienestar sostenible para los campesinos del trópico”.

La larga trayectoria como científico y formador de recursos humanos, le otorga la autoridad a este internacionalmente reconocido investigador para asegurar que aun cuando el papel de la universidad ha sido y será fundamentalmente el de ofrecer una educación de alta calidad “que genere profesionistas y académicos con una mentalidad inquisitiva, capaz de obtener y generar información científica y técnica”, su responsabilidad más importante es que “funcione como generadora de soluciones para tratar los innumerables problemas que interfieren en el bienestar sostenible de la sociedad”.

Asimismo, destacó tres grandes retos en los que todas las universidades deberían concentrar sus esfuerzos: “La existencia de una enorme población de pobres que no han sido beneficiados por la investigación científica y técnica; los alarmantes conflictos ambientales que está generando, y seguirá haciéndolo, el estilo irresponsable de desarrollo que muchos países han escogido, y la necesidad de lograr una distribución social amplia de los conocimientos científicos y técnicos”. Por su parte, añadió, el Citro “reconoce el carácter prioritario de estos temas y centra su trabajo y atención en ellos”.

Con este propósito han surgido proyectos de largo alcance como el de Diversificación productiva de cafetales de baja altitud (Diprocafe), que se desarrolla desde hace dos años con el apoyo económico de las Naciones Unidas y del Gobierno del Estado de Veracruz en Atzalan y Zozocolco, dos municipios veracruzanos de alta marginalidad en los que se busca alternar el cultivo del aromático con otros productos de mayor valor comercial que permitan generar empleos e incrementar el ingreso de las familias participantes. De esta forma, se espera no sólo mejorar el bienestar de los campesinos de esta región, sino también fomentar un desarrollo conservacionista y, en la medida de lo posible, disminuir los indicadores de emigración y desincentivar los cultivos ilegales.

En el proyecto están involucrados casi todos los investigadores del Citro, aunque con mayor particularidad los programas: Certificación fitosanitaria de frutales, a cargo del investigador José Trinidad Vázquez González; Procesos sociales de organización comunitaria, educación de adultos y sustentabilidad, del que es responsable Evodia Silva Rivera, y Recursos forestales no-maderables y desarrollo comunitario, de Citlalli López Binqüist. Pero, para que éste, como todos los proyectos, tengan un resultado verdaderamente efectivo se necesitan años de trabajo planificado y en acuerdo con las comunidades que se atienden.

El investigador José María Ramos Prado, quien en el Citro está a cargo del programa de Agroecología y restauración ecológica informó: “Es un proceso que requiere tanto del trabajo en laboratorio como frente a la computadora y en el campo, lo cual implica la participación de más de una disciplina. Son tareas indispensables, por ejemplo, la elaboración de un diagnóstico sobre aspectos de calidad y fragilidad ecológica, así como de los servicios ambientales que proporciona el área natural en la que se intervendrá; luego, en función de este diagnóstico, ya se puede pensar en políticas de uso de suelo y en proyectos productivos, aunque, por supuesto, siempre trabajando conjuntamente con la comunidad”.

Más allá de los asuntos de conservación y restauración ecológica, los proyectos deben tener también la facultad de proveer recursos que mejoren el nivel de vida de los campesinos del trópico –premisa fundamental del Citro–, por lo que la asesoría en la transformación y comercialización de los productos también forma parte de las tareas que han de atenderse en este centro.

No es fortuito que las especies seleccionadas para sembrarse en ejidos de la sierra totonaca –siguiendo con Diprocafe– sean la canela y la pimienta. Esto obedece, como mencionó el responsable de este proyecto, Mario Fernández Sánchez, a que México es el primer país consumidor de esta corteza aromática; sin embargo, no se produce ni lo necesario para vender en la región: “Llevamos 400 años trayéndola de otros lugares”. Frente a este hecho, el futuro de este producto en el mercado tiene expectativas prometedoras.

En esta misma tónica, el Citro, a través de sus diversos programas de investigación, como el de Conservación y desarrollo campesino y las actividades de rescate cultural, de Silvia del Amo, o los de Desarrollo sostenible exitoso y la participación de mujeres campesinas en el desarrollo comunitario, de Carmen Vergara, y el del mismo José María Ramos, ha elaborado planes de ordenamiento, reforestación con especies nativas, manuales bilingües, mapas comunitarios, bancos de germoplasma y muchas otras actividades tendientes a la restauración ecológica en ejidos de la zona totonaca.

No menos relevante es la reciente publicación de resultados de una amplia investigación que el Laboratorio de Geomática Tropical del Citro, dirigido por el doctor Edward Ellis, dio a conocer mediante un multimedia en el que se hace una descripción del análisis geográfico de focos rojos para la conservación y su complemento, el análisis GAP, para el estado de Veracruz.

A partir de esta investigación, cuyas primordiales herramientas de apoyo han sido las técnicas de percepción remota y los sistemas de información geográfica (SIG), se determinan las áreas prioritarias de conservación, considerando criterios ecológicos así como amenazas socioeconómicas en contexto de paisaje. Además, se presenta un panorama sobre las funciones y necesidades de las áreas naturales protegidas de la entidad, al tiempo que se ofrecen recomendaciones sobre potenciales estrategias de conservación de la biodiversidad.

La tecnología como aliada en la lucha por la conservación de la naturaleza tiene un papel fundamental en otro de los programas del centro. A la cabeza se encuentra el investigador Alfredo Careaga Viliesid, integrado recientemente a la plantilla académica. Una de sus propuestas se basa en el establecimiento de una red de talleres digitales para la producción de contenido educativo (ambiental) y cultural, en una amplia gama de instituciones y comunidades del estado. “Los elementos desarrollados en cada taller –textos, fotos, videos, audio, bases de datos y productos terminados– podrán ser utilizados libremente por los demás nodos de la red, de tal suerte que se irá generando un repositorio de partes interconectables u objetos de conocimiento. El conjunto de contenidos terminados se distribuirá por la Internet y a través de medios y dispositivos portátiles”, explicó el doctor en Matemáticas.

Al igual que Careaga Viliesid, la mayor parte de los investigadores del Citro apuestan por la educación ambiental y dirigen sus esfuerzos al desarrollo de proyectos relacionados con el tema. Partiendo del supuesto de que cada recomendación debe llegar con una propuesta, a la par que la comunidad recibe educación sobre las consecuencias del uso irracional de los recursos naturales, también se le presentan alternativas para cambiar sus hábitos. Un ejemplo de ello es el trabajo de Patricia Negreros Castillo, quien realiza actualmente un proyecto de restauración ecológica y ganadería sustentable para el sur de Veracruz, cuyo propósito es desarrollar sistemas de producción pecuaria en donde los árboles jueguen un papel preponderante, ya sea como alimento para el ganado (especies forrajeras) o para la comercialización de la madera (especies maderables).

Por supuesto, los estudios científicos sobre recursos bióticos con potencial económico también tienen un sitio fundamental en este centro. Tres investigadores dedican primordialmente su tiempo a ellos: Nisao Ogata, Araceli Aguilar y Odilón Sánchez. Entre los temas que tratan están: la diversidad genética, ecología, etnobotánica y filogeografía de árboles tropicales; la biodiversidad, etnobotánica y origen de los chiles domesticados nativos y sus parientes silvestres de las diferentes zonas culturales de México, y el estudio del piñoncillo como bio-combustible. Además, el Citro, en colaboración con el Instituto de Ecología, AC, lleva a cabo el programa Flora de Veracruz, encaminado a conocer la diversidad florística y ecológica de los recursos vegetales de la entidad y las prioridades para actividades de conservación biológica.

También el investigador Odilón Sánchez es responsable de otro proyecto de gran envergadura: la creación de sendos jardines botánicos para las cinco zonas universitarias –Xalapa, Veracruz, Córdoba-Orizaba, Poza Rica-Tuxpan y Coatzacoalcos-Minatitlán–, labor que iniciará en el campus Xalapa. Esta iniciativa, según el experto, tiene la finalidad de apoyar la investigación científica y la enseñanza de la botánica, pero al mismo tiempo se concibe como una forma de generar nuevos sitios para la recreación y el esparcimiento de los universitarios y del público en general en la entidad.

Por otra parte, desde el Laboratorio de Limnología del Citro, la investigadora Laura Dávalos –incorporada el año pasado a este centro– y un equipo internacional de investigadores y estudiantes realizan el estudio ecológico de algunos cuerpos de agua interiores y cuencas de ríos de Veracruz.

Cabe mencionar que aunque el Citro tiene su sede central en la ciudad de Xalapa, Veracruz, también puede contar con subsedes en cualquier sitio geográfico donde efectúe investigaciones. La más notable muestra de ello es la Reserva Ecológica El Edén (REE), cuya administración técnica y científica corre a cargo del Centro de Investigaciones Tropicales, a pesar de que se encuentra ubicada en el estado de Quintana Roo.

En la reserva se desarrollan importantes proyectos, entre los que destaca uno que recientemente obtuvo un apoyo financiero de la Comisión Nacional Forestal por más de un millón y medio de pesos, recursos que serán destinados a actividades de protección, restauración y estudio de la biodiversidad en selvas y humedales del norte del estado de Quintana Roo, hábitat de especies como el jaguar –en peligro de extinción– y el puma.

Esta reserva es pionera en estudios (financiados por la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos) de restauración ecológica de “quemadales” de selvas medianas en la península de Yucatán.

Los campesinos del trópico son los principales beneficiados con la investigación que se desarrolla en el seno del Citro.
Además, el Citro opera como un centro virtual para integrar a investigadores de otras instituciones nacionales y extranjeras interesadas en colaborar con sus programas. El sitio del centro en la red (http://www.uv.mx/citro/) es ampliamente conocido y visitado por sus colegas y colaboradores en México y el mundo.

Entre las actividades que promueve el centro destacan las estancias temporales en su sede de reconocidos investigadores. El actual invitado es el doctor Joaquim Vea Baro, director del Centre de Recerca en Primats y profesor titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona, en España. Durante un año sabático, el Citro contará con la participación de este distinguido investigador, discípulo del etólogo y primatólogo español Jordi Sabater Pi, que ha dedicado su vida profesional al estudio de la conducta animal, centrando su interés fundamentalmente en los primates.

Por otra parte, cabe señalar que los investigadores de este centro, así como sus colaboradores nacionales e internacionales, forman parte del recién creado Programa de Posgrado en Ecología Tropical Aplicada, basado fundamentalmente en las investigaciones en desarrollo del Citro.

Sobre el financiamiento para la investigación que aquí se realiza, Arturo Gómez Pompa mencionó que proviene principalmente de apoyos económicos externos (contratos, subsidios y donativos), y “se asume, como uno de los desafíos fundamentales, la democratización al acceso a los nuevos conocimientos, a las nuevas tecnologías y a alternativas sustentables para una vida mejor”.

Asimismo, afirmó que en una institución como la Universidad Veracruzana, que es bien conocida por sus contribuciones en las ciencias sociales, las humanidades y las artes, es necesario dar un impulso a la investigación científica y técnica: “En este sentido, el Citro está en un proceso de construcción de una agenda de investigación, educación y vinculación que pueda ser útil a nuestra casa de estudios en su proceso de desarrollo hacia una institución que sea también ampliamente reconocida por su investigación científica y técnica”.