Enero-Marzo 2007, Nueva época Núm.101
Xalapa • Veracruz • México
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Aportan nuevos conocimientos para el tratamiento de enfermedades

Dunia Salas Rivera

Cambiar nuestra forma de relacionarnos y vincularnos con el mundo curaría nuestras enfermedades: Tania Romo, investigadora del Área de Biología Sistémica del IIB-UV
A partir del estudio "Gnosis celular y organísmica", realizado por Tania Romo González de la Parra, investigadora adscrita al Área de Biología Sistémica del Instituto de Investigaciones Biológicas (IIB) de la Universidad Veracruzana (UV) y un equipo de investigadores, ellos demostraron que la enfermedad es una forma de actualización del cuerpo con el entorno, por lo que no debe verse como una maldición.

"El cuerpo necesita actualizarse constantemente y vincularse con el entorno, y la enfermedad lo que hace es permitir a la persona hacer un alto y reflexionar acerca de lo que le está pasando y lo que no está atendiendo. En este sentido, creemos que la persona es un ser integral, en el que está la mente, el cuerpo, las emociones y las necesidades espirituales", aseguró la académica, quien agregó que para ver cómo se está vinculando todo esto a nivel fisiológico, se han centrado en el estudio del sistema inmunológico, el cual ha sido catalogado exclusivamente como de defensa: "Éste se ha visto como un sistema de tipo militar, casi como un ejército que defiende al cuerpo de los virus y las bacterias que lo vienen a atacar".

Aquí es donde el equipo de especialistas viene a romper este paradigma epistemológico, porque aseguran que ese sistema no sólo funciona como defensa, aunque sí puede tener esa cualidad, sino que es un sistema cognitivo y de percepción que permite detectar hasta el agente externo más pequeño que entra al cuerpo. "Ahora se empieza a ver que hay una unión entre los sistemas nervioso, inmune, endocrino y lo mental, a lo cual se ha denominado Sistema Psiconeuroendocrinoinmunológico. Y es que el sistema inmune, así como el nervioso, tiene muchas cualidades que permiten hacer esta asociación como sistema cognitivo", explicó Romo.

Un ejemplo de ello es su capacidad de memoria: "Ambos tienen memoria porque son capaces de darse cuenta de que está sucediendo algo que viene de afuera; entonces, son perceptores, además de que pueden organizarse a sí mismos. Así, cuando viene por segunda vez una enfermedad asociada a una bacteria –por ejemplo, el sarampión– o a un virus –como la hepatitis C–, el sistema inmunológico reconoce al virus o a la bacteria porque tiene memoria, y ese tipo de cualidades no pueden ser para un sistema que sólo se defiende".

Una inmersión en el sistema inmunológico
Esta investigación surgió porque el grupo de investigadores se dio cuenta de que no se sabía mucho de cómo funciona el sistema inmunológico, y a partir de ahí empezó a buscar nuevas rutas: "Esta misma exploración nos llevó a la sociología y a la epistemología, porque, aunque es un fenómeno biológico, toda la construcción de la ciencia es un fenómeno social y de paradigmas epistemológicos; por eso teníamos que ver cómo el concepto de inmunología fue avanzando en el curso de la historia", agregó.

Asimismo, debían estudiar cuáles eran los paradigmas que predominaban en el momento en que surgió esa concepción, y justo cuando esto sucedió estaba la Segunda Guerra Mundial, por eso es que en aquel momento definieron al inmunológico como un sistema de defensa.

En la actualidad, expresó la investigadora, estamos convencidos de que para cambiar el mundo debemos primero cambiarnos a nosotros mismos: "Vivimos en un planeta interconectado, y todo lo que hacemos tiene repercusiones en él. De ahí que nuestra propuesta sea que al cambiar nuestra forma de relacionarnos y vincularnos, estaremos transformándonos a nosotros mismos, a nuestra comunidad, a la sociedad y al planeta en general".

Para demostrar estas teorías, diseñaron el Taller de Autosanación, que es impartido por Denisse Escalante, Rocío Banderas, Leticia Bravo y Cristina Núñez, donde estudiantes de diversas facultades que se rigen por el Modelo Educativo Integral y Flexible (MEIF) realizan un proceso de autoconocimiento y vinculación cuerpo-mente-emociones-espíritu y, por tanto, de sanación. "Todos los que participamos sentimos que formamos parte y somos responsables de cómo llevamos el equilibrio salud-enfermedad en nuestras vidas. Así, estamos generando espacios en los jóvenes para conectarse consigo mismos y, a su vez, con el entorno, porque estamos muy desvinculados tanto de nuestro cuerpo como de nuestras emociones y de la naturaleza y nuestro entorno", señaló la entrevistada.

Desde febrero, 24 personas han realizado Chi kung –que es una especie de meditación en movimiento que vincula profundamente al ser humano con el entorno– y prácticas de ecología profunda que nos hacen sentir esa falta de naturaleza y cómo el vincularnos con ella nos da una cierta estabilidad y equilibrio.

Todo esto en la Estación Ecodiálogo, un espacio ubicado atrás de la Unidad de Servicios Bibliográficos y de Información (USBI) de Xalapa, que fue diseñado especialmente para el diálogo de distintos saberes. Con los resultados de esta aportación científica, aunque aún no se determinan del todo, dado que los análisis del sistema inmune no son sencillos, sí se pudo apreciar que el cambio fue cualitativo. "Tomamos muestras sanguíneas a los participantes antes y después del taller: fórmulas blanca y roja, glucosa, creatinina, ácido úrico, y en estas pruebas vimos un gran cambio, al menos en la cuenta de células blancas y rojas; además, se enfermaron menos y su actitud fue más positiva".

Desafortunadamente, un sector del mundo científico todavía se resiste a cambiar el concepto que tiene sobre la enfermedad: "El sociólogo Gregory Bateson afirmaba que los científicos tenemos ‘pánico epistemológico’, por eso estamos agarrados a nuestras certezas científicas y no las soltamos, pero empezamos a buscar tantito a nivel de conceptos y vemos que algunos ni siquiera están definidos. Se da por sentado que ya todos saben qué es el concepto, pero al final vemos que no está sustentado". Más aún, se dificulta la publicación de este tipo de temas; por ello, esta investigación tiene que estar muy bien sustentada: "Ahí es cuando nosotros no queremos dejar la ciencia, porque nos da una herramienta para explicar las cosas y lograr que sean creíbles; entonces, utilizamos el método científico para probar que esto funciona y que no es puro verbo o engaño", concluyó Tania Romo.


Antes y después del Taller de Autosanación, tomaron muestras sanguíneas a los participantes para ver cómo cambia su fisiología a nivel cualitativo.