De no ser por estas acciones, las colonias de monos aulladores negros
quedarían prácticamente encerradas en “islas”
de selva tropical, con alimento insuficiente o sin espacio para crecer
y desarrollarse, donde además serían vulnerables a depredadores
animales o a los efectos de las actividades humanas.
Compensación
de CFE
Hasta hace un año, esas familias de primates (o tropas, como
se les llama técnicamente) habitaban entre los 65 kilómetros
de selva tropical que abarca el trayecto desde Escárcega
hasta Sabancuy, en el estado de Campeche. En total, 37 monos agrupados
en siete tropas se alimentaban, reproducían y luchaban desde
las copas de los árboles contra la caza ilegal y la fragmentación
de su hábitat.
En 2005, la Comisión Federal de Electricidad (CFE) inició
en esa zona la instalación de una línea de transmisión
para llevar energía a los 16 poblados que ahí se encuentran
y a los 126 que cubre su área de influencia. El servicio
eléctrico, que resulta cada vez más indispensable
para el progreso de las comunidades, implicó la apertura
de una brecha en la selva, es decir, la tala de los árboles
a ras de suelo en la zona donde los monos habitan.
No obstante, el derecho de vía que faculta a la CFE para
el desmonte “a mata rasa” también obliga a la
paraestatal a compensar las afectaciones que sufren los ecosistemas
que atraviesan sus líneas de transmisión a partir
de programas de remediación ambiental o conservación.
En Campeche, su preocupación principal fue la de cuidar que
estos primates –los habitantes de la selva más vulnerables
a la tala– no quedaran desprotegidos o sin hogar, de ahí
que buscaran el apoyo de la UV para reubicarlos en zonas seguras,
selva adentro, y darles seguimiento durante cinco años. Para
lograrlo, la Comisión proporcionó recursos económicos
a nuestra casa de estudios, luego de un convenio que se firmó
en octubre de 2004, aunque los trabajos de campo iniciaron meses
antes.
Actualmente, la CFE ha terminado la instalación de sus líneas,
y la Universidad ha reubicado a cinco de las siete tropas vulnerables
de este tramo. Además, los primatólogos han iniciado
los trabajos de control de salud y el seguimiento de los animales
translocados, así como una serie de estudios de comportamiento
en estas poblaciones.
De acuerdo con los universitarios, la UV fue elegida por la CFE
gracias a su equipo y trayectoria en translocación de monos.
Su capacidad es incuestionable incluso en Latinoamérica,
luego de 20 años de estudios primatológicos, de consolidar
sus líneas de investigación y de dar entrenamiento
en estas técnicas a primatólogos de Alemania, Holanda,
Portugal y España, además de países sudamericanos
como Brasil.
Trabajo
de campo
Antes de iniciar la translocación, hace más de seis
meses, el equipo de trabajo integrado por veterinarios, biólogos,
estudiantes, académicos y técnicos de campo identificó
los grupos de primates vulnerables. En los meses más calurosos
y húmedos de Campeche, los universitarios analizaron científicamente
la riqueza, diversidad y abundancia de los recursos vegetales –es
decir, la disponibilidad de alimento– tanto de las
zonas habitadas como de las nuevas zonas para liberación.
Luego de estudiar la factibilidad en recorridos que iniciaban de
madrugada y terminaban antes de medio día para evitar el
sopor de la selva, los universitarios encontraron (entre las 16
comunidades que atraviesa la línea de la CFE) tres sitios
ideales para reubicar a los monos. Así, empezaron los preparativos
para la translocación. En un solo día, debían
capturar y liberar selva adentro una tropa completa de monos.
En cuatro meses, el equipo de primatólogos capturó
y liberó a 26 en total. Uno de los logros más significativos
de este trabajo es que lo hicieron con una metodología propia.
Según explicó Francisco Orduña, en las dos
décadas que llevan perfeccionando las técnicas para
la translocación, los primatólogos no sólo
han mejorado el proceso, sino también el equipo con el que
se realiza la captura, el seguimiento, la liberación y una
serie de estudios biológicos a los primates que son reubicados.
Domingo Canales, director del Instituto de Neuroetología
de la UV y coordinador del convenio con la Comisión Federal
de Electricidad, dijo que no cualquier persona puede dedicarse a
capturar y reubicar grupos de monos, pues este proceso implica toda
una serie de estudios y una metodología que permite garantizarles
la vida.
La metodología y el equipo desarrollado para la translocación
son tan afinados que precisan, por ejemplo, fármacos anestésicos
que deben usar para cada animal según su peso; rifles industriales
con jeringas adaptadas que no lastiman a los monos a la hora del
impacto; estrategias especiales para bajarlos de los árboles,
y pulseras perdurables que permiten identificar a la distancia a
cada individuo y darles seguimiento durante dos o tres años,
sin lastimarlos ni impedirles el movimiento.
Divulgación
y educación ambiental
Puesto que los monos están siendo reubicados en predios ejidales
que para su conservación dependen de la voluntad y conciencia
ecológica de los pobladores, los universitarios también
llevarán a cabo acciones de divulgación y educación
ambiental. Para ello, será fundamental el trabajo de Andrea
Suardíaz Soler, coordinadora del Centro Multimedia del Área
Biológico Agropecuaria, y de Blanca Cortina Julio, del Instituto
de Investigaciones Biológicas de la UV.
Según comentaron, el objetivo es sensibilizar a tres grupos
meta y fomentar en ellos un sentido de pertenencia y respeto por
las tropas de monos y su hábitat: los trabajadores de la
CFE, los grupos sociales de la región (ejidatarios, ganaderos,
amas de casa) y los niños, una población con la que
resulta indispensable trabajar en cualquier programa de educación
ambiental a largo plazo.
Para ello, llevarán a cabo actividades de divulgación
en la zona, mediante las cuales se les explicará las características
de los monos y su hábitat, los problemas que enfrentan y
las acciones de conservación propiciadas por la UV y la CFE.
Con una serie de talleres y la elaboración y distribución
de trípticos, carteles y otros materiales que expondrán
en los lugares más frecuentados por la población,
los universitarios esperan afianzar el compromiso ecológico
de las comunidades.
20
años de experiencia
En la UV, los primeros trabajos primatológicos iniciaron
en 1980 con estudios de comportamiento sociosexual en colonias de
macacos de las islas del Lago de Catemaco; sin embargo, estar en
una región de extraordinaria riqueza biológica dirigió
los intereses del equipo de investigación hacia la conservación.
A partir de 1982, los investigadores se dedicaron al estudio de
la problemática de los primates nativos relacionada con la
fragmentación de su hábitat, cada vez más evidente
debido a la expansión de la agricultura y la ganadería.
Desde entonces, empezaron a desarrollar una metodología para
la translocación, estrategia que permitiría conocer
las implicaciones de la fragmentación del hábitat
en las poblaciones y recuperar aquellos grupos de primates que,
por su condición o ubicación, estuvieran vulnerables.
El primer trabajo lo llevaron a cabo con diez monos de la Sierra
de Santa Martha, a los que trasladaron a la isla de Agaltepec. Hoy,
la isla tiene más de 100 monos y funciona como un laboratorio
natural para los estudios de comportamiento animal con Allouatta
paliatta.
Es tal el prestigio que ha ganado el grupo de la UV que, incluso,
ha capacitado a investigadores de Alemania, Inglaterra, Holanda,
Portugal, España, Brasil y Panamá. Además,
han realizado translocación de monos en la propia reserva
de la UV (Parque de la Flora y Fauna Silvestre Tropical “Pipiapan”),
en áreas naturales protegidas, en reservas privadas como
Nanciyaga, en Unidades de Manejo Ambiental como La Flor de Catemaco
y en propiedades privadas de Veracruz y otros estados. |