Enero-Marzo 2006, Nueva época No. 97 Xalapa • Veracruz • México
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Nuestro artista invitado
Sol Levenson, un pintor consumado en el arte de vivir

Enrique Velasco
Profesor de la Facultad de Música de la UV

 

«Quiero sentir la energía de esa tierra vibrando bajo mis pies». Con estas palabras se expresaba el pintor y muralista Sol Levenson (1910-2006) cada vez que hablábamos de la posibilidad de que él viniera a Xalapa para compartirnos su vasta experiencia profesional. Fueron casi las mismas palabras que empleó al presentarse conmigo, en 1991, cuando tuve oportunidad de ofrecer un concierto en Vermont, Estados Unidos, ciudad donde él radicaba.

Sol Levenson era un artista consumado y un maestro en la pintura, y de eso dejó muestras reiteradas tanto en los cursos que ofreció para la Universidad Veracruzana (UV) como en los murales que pintó para varios de sus edificios.

También era un artista y consumado maestro en el arte de vivir. Aprovechó, admirablemente, su larga vida para desarrollar un carácter envidiable: siempre optimista, amable, generoso, discreto. Durante los 15 años que cultivamos una amistad sincera, pude ver que su trato enriquecía a todos los que teníamos acceso a él. En verdad, fueron 96 años de noble maestría para ejercer una honda juventud acumulada.

Su formación tuvo lugar en el Colegio de Arte de Massachussets. Llegó a ser un artista reconocido en España, en Sudamérica, así como en varios estados de su país, donde fue prolífico artista, ilustrador, maestro. La conciencia de esos méritos le llevó, en 1991, a solicitar el apoyo del programa de becas Fullbright-García Robles entre México y los Estados Unidos. Es bien sabido que estas becas se otorgan generalmente a jóvenes al inicio de su vida profesional, para apoyarlos en la consolidación de sus carreras; sin embargo, Sol Levenson la obtuvo por primera vez a los 82 años; habría de obtenerla 2 veces más, para aplicarla precisamente en Xalapa y para la Universidad Veracruzana.

Conocer nuestra casa de estudios y amarla fue una sola cosa para él. Su disposición generosa, sumada al interés manifiesto de varias administraciones universitarias, le permitió compartir la riqueza de su experiencia con nuestros alumnos y maestros. Impartió varios cursos tanto para la Facultad de Artes Plásticas como para los Talleres Libres. También ofreció conferencias y disertaciones sobre temas diversos de arte, en especial uno que amaba y conocía hondamente: los muralistas mexicanos. Y aunque admiraba a todos ellos, su admiración por José Clemente Orozco no tenía límites.

La obra de sus últimos 15 años de vida estuvo inspirada en estos grandes artistas de México. Con ese ejemplo, estudiado y analizado a profundidad desde su óptica de profesional, Levenson elaboró nuevos murales que han ganado el reconocimiento y admiración de cuantos los conocen. Esas obras se encuentran en Cali, Colombia; en varias ciudades de la Unión Americana, y en nuestra universidad.
En el pasillo de acceso al edificio principal de Rectoría está el mural pintado en 1994, en el que resumió su visión sobre la Universidad Veracruzana; fue su regalo en su 50 aniversario. De menor dimensión, pero con méritos equiparables, el mural Obrero Crisolificado, de hondo contenido simbólico, fue otro obsequio que el maestro dejó en la Escuela para Estudiantes Extranjeros. También de contenido simbólico es el mural en que Levenson nos ofrece su visión sobre los peligros de la Internet, que podemos admirar en la sede de los estudios de postgrado en Inteligencia Artificial.

El maestro Sol Levenson correspondió, pues, con la generosidad de su obra artística, a la satisfacción de sentir “la energía de nuestra tierra vibrando bajo sus pies”.