En
México, como en otras partes del mundo, las mujeres de
todos los sectores compaginan cada vez más sus funciones
de madre y ama de casa con las tareas productivas; sin embargo,
en el ámbito laboral, las condiciones para ellas no siempre
son equitativas, pues padecen los problemas derivados de la tradicional
división del trabajo por género.
Interesada en proponer mecanismos para incorporar a las mujeres
en la toma de decisiones y de derechos, tanto de sus recursos
naturales y materiales como de sus capacidades productivas, María
del Carmen Vergara Tenorio, miembro del Centro de Investigaciones
Tropicales de la Universidad Veracruzana (CITRO), realiza un estudio
con el que intenta comprender las condiciones de empleo y marginalidad
de las mujeres veracruzanas en el sector rural, ante la situación
actual de los procesos productivos y manejo de los recursos.
A punto de concluir con este proyecto de investigación
–que recibió apoyo financiero del Instituto Nacional
de las Mujeres (INMUJERES) y del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONACYT)–, Vergara Tenorio cuenta con
un diagnóstico general que pone de manifiesto la precaria
situación de la mujer del sector rural en Veracruz, pero
al mismo tiempo da luz en algunos puntos que podrían servir
en el diseño de estrategias para atender y solucionar algunos
problemas relacionados con el empleo y las formas de subsistencia
de estas mujeres.
“Los mercados no son neutros, hay sesgos muy marcados, lo
cual nos hace hablar del fenómeno de la feminización
de la pobreza, en donde las mujeres son las más vulnerables
y, por tanto, sus hijos. Sus necesidades no son reconocidas, no
tienen suficiente acceso a la educación ni a los servicios,
y su capacidad de decisión en cualquier proceso es muy
limitada. Todos estos fenómenos se combinan y hacen que
la mujer sea especialmente vulnerable”, explicó la
investigadora.
Veracruz está ubicado como el quinto estado con los mayores
indicadores de migración hacia los Estados Unidos, en su
mayoría hombres en edades económicamente activas,
lo cual implica que muchas comunidades, generalmente del sector
rural, sufran su ausencia y sean las mujeres las que queden al
frente del hogar y de la tierra (cuando la tienen) para trabajarla.
Tal situación, a decir de la universitaria, refuerza la
necesidad de atender con urgencia a esta parte de la sociedad.
Mediante una serie de entrevistas y encuestas aplicadas en distintos
municipios veracruzanos para lograr una muestra representativa,
Vergara Tenorio obtuvo información que dejó al descubierto
que estas mujeres trabajadoras, con más de 18 años
y apenas con la primaria terminada, viven –más de
un 50 por ciento– casadas o en unión libre y con
un sustento diario de menos de tres dólares al día,
para mantener a cuatro hijos en promedio.
Dichas mujeres cumplen una doble jornada; dan por sentado que
al casarse la esposa debe ayudar a sostener a la familia –aniquilando
la idea de que la mujer se casa para que la mantengan–;
un 65 por ciento señala que los hombres trabajan menos
que las mujeres; la mayoría cree que para ellos y para
ellas existen las mismas posibilidades de obtener trabajo, y 82
por ciento piensa que las mujeres son más inteligentes
que los hombres.
De acuerdo con Vergara Tenorio, el tema del empleo entre las mujeres
del sector rural es constante, pues “hay una gran necesidad;
muchas de estas personas poseen sólo su casa, no tienen
tierras para trabajar y es necesario buscar otras formas de conseguir
ingresos. Siendo así, las señoras cada vez están
participando más en los procesos de decisión, ya
sea junto con sus maridos o solas, porque los esposos no están.
Sin embargo, las posibilidades de iniciar un negocio propio son
muy limitadas, dado que no hay financiamiento privado”.
Ya que todas las entrevistadas se dedican a negocios propios relacionados
con la alfarería, medicina, tortillería, producción
de conservas, cultivo de anturios y hortalizas, entre otros, otro
fenómeno que se reveló en la investigación
es la dificultad que tienen para articular por sí mismas
toda la cadena productiva. “Todo lo tienen que hacer ellas,
desde diseñar los productos, hacer el papeleo, encontrar
los materiales, darle mantenimiento a las máquinas, comercializar
y distribuir los productos… pero yo me pregunto ¿cuál
es su capacidad para hacerlo cuando no hay atrás un asesoramiento?”.
Ante tal escenario, una de las partes del proyecto de Carmen Vergara
es incorporar estrategias para ayudar a estas mujeres. “Una
propuesta es hacer una red de productoras, pues creo que si hubiera
una estructura estatal que permita que los productos se concentren
en un solo lugar y se tenga un cierto volumen, habría más
capacidad de comercialización. Además, se requiere
capacitar de una manera más especializada, accesible y
estructurada a las emprendedoras”, informó.