Octubre-Diciembre 2005 , Nueva época No. 94-96
Xalapa • Veracruz • México
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Revela estudio la precaria situación de la mujer rural veracruzana

Elizabeth Vázquez

Sus necesidades no son reconocidas, no tienen suficiente acceso a la educación ni a los servicios, y su capacidad de decisión en cualquier proceso es muy limitado; estos fenómenos hacen que la mujer sea especialmente vulnerable
 

En México, como en otras partes del mundo, las mujeres de todos los sectores compaginan cada vez más sus funciones de madre y ama de casa con las tareas productivas; sin embargo, en el ámbito laboral, las condiciones para ellas no siempre son equitativas, pues padecen los problemas derivados de la tradicional división del trabajo por género.

Interesada en proponer mecanismos para incorporar a las mujeres en la toma de decisiones y de derechos, tanto de sus recursos naturales y materiales como de sus capacidades productivas, María del Carmen Vergara Tenorio, miembro del Centro de Investigaciones Tropicales de la Universidad Veracruzana (CITRO), realiza un estudio con el que intenta comprender las condiciones de empleo y marginalidad de las mujeres veracruzanas en el sector rural, ante la situación actual de los procesos productivos y manejo de los recursos.

A punto de concluir con este proyecto de investigación –que recibió apoyo financiero del Instituto Nacional de las Mujeres (INMUJERES) y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT)–, Vergara Tenorio cuenta con un diagnóstico general que pone de manifiesto la precaria situación de la mujer del sector rural en Veracruz, pero al mismo tiempo da luz en algunos puntos que podrían servir en el diseño de estrategias para atender y solucionar algunos problemas relacionados con el empleo y las formas de subsistencia de estas mujeres.

“Los mercados no son neutros, hay sesgos muy marcados, lo cual nos hace hablar del fenómeno de la feminización de la pobreza, en donde las mujeres son las más vulnerables y, por tanto, sus hijos. Sus necesidades no son reconocidas, no tienen suficiente acceso a la educación ni a los servicios, y su capacidad de decisión en cualquier proceso es muy limitada. Todos estos fenómenos se combinan y hacen que la mujer sea especialmente vulnerable”, explicó la investigadora.

Veracruz está ubicado como el quinto estado con los mayores indicadores de migración hacia los Estados Unidos, en su mayoría hombres en edades económicamente activas, lo cual implica que muchas comunidades, generalmente del sector rural, sufran su ausencia y sean las mujeres las que queden al frente del hogar y de la tierra (cuando la tienen) para trabajarla. Tal situación, a decir de la universitaria, refuerza la necesidad de atender con urgencia a esta parte de la sociedad.

Mediante una serie de entrevistas y encuestas aplicadas en distintos municipios veracruzanos para lograr una muestra representativa, Vergara Tenorio obtuvo información que dejó al descubierto que estas mujeres trabajadoras, con más de 18 años y apenas con la primaria terminada, viven –más de un 50 por ciento– casadas o en unión libre y con un sustento diario de menos de tres dólares al día, para mantener a cuatro hijos en promedio.

Dichas mujeres cumplen una doble jornada; dan por sentado que al casarse la esposa debe ayudar a sostener a la familia –aniquilando la idea de que la mujer se casa para que la mantengan–; un 65 por ciento señala que los hombres trabajan menos que las mujeres; la mayoría cree que para ellos y para ellas existen las mismas posibilidades de obtener trabajo, y 82 por ciento piensa que las mujeres son más inteligentes que los hombres.

De acuerdo con Vergara Tenorio, el tema del empleo entre las mujeres del sector rural es constante, pues “hay una gran necesidad; muchas de estas personas poseen sólo su casa, no tienen tierras para trabajar y es necesario buscar otras formas de conseguir ingresos. Siendo así, las señoras cada vez están participando más en los procesos de decisión, ya sea junto con sus maridos o solas, porque los esposos no están. Sin embargo, las posibilidades de iniciar un negocio propio son muy limitadas, dado que no hay financiamiento privado”.

Ya que todas las entrevistadas se dedican a negocios propios relacionados con la alfarería, medicina, tortillería, producción de conservas, cultivo de anturios y hortalizas, entre otros, otro fenómeno que se reveló en la investigación es la dificultad que tienen para articular por sí mismas toda la cadena productiva. “Todo lo tienen que hacer ellas, desde diseñar los productos, hacer el papeleo, encontrar los materiales, darle mantenimiento a las máquinas, comercializar y distribuir los productos… pero yo me pregunto ¿cuál es su capacidad para hacerlo cuando no hay atrás un asesoramiento?”.

Ante tal escenario, una de las partes del proyecto de Carmen Vergara es incorporar estrategias para ayudar a estas mujeres. “Una propuesta es hacer una red de productoras, pues creo que si hubiera una estructura estatal que permita que los productos se concentren en un solo lugar y se tenga un cierto volumen, habría más capacidad de comercialización. Además, se requiere capacitar de una manera más especializada, accesible y estructurada a las emprendedoras”, informó.


Ante la pobreza y falta de desarrollo en el sector rural veracruzano, muchas mujeres empiezan a trabajar desde la infancia.