El modelo denominado Tláloc –creado por Emilia Olivos
Lagunas, estudiante de Física– fue el ganador del
concurso, y el tercer lugar fue para Pancha –diseñado
por Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé Hernández
y Oscar Toledo, todos de la Facultad de Instrumentación
Electrónica.
Los aparatos tienen la función de recolectar aceite o hidrocarburo
derramado en agua y, en modelos más grandes, podrían
ser utilizados para la limpieza de derrame de petróleo
en ríos o playas.
En el concurso participaron, además de los dos proyectos
de la UV, prototipos realizados por alumnos y maestros de la Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, del Instituto Politécnico
Nacional, de la Universidad de Xalapa y de la Universidad
Popular Autónoma del Estado de Puebla.
Eficiencia,
principio fundamental de Tláloc
“Tláloc es un robot acuático, cuya función
es recolectar aceite derramado y llevarlo a un lugar específico.
Es un modelo muy sencillo basado en la recolección con
cepillos, pero que probó su eficiencia en este concurso”,
aseguró Emilia Olivos Lagunes.
El aparato mide 20 por 20 centímetros –por especificación
del concurso–, pero una vez iniciada su tarea despliega
sus brazos y alcanza los 50 centímetros de ancho. “Es
un robot ciego que avanza y gira de manera aleatoria, lo que le
permite recorrer toda la superficie de acción en poco tiempo
y basado en un principio muy básico de cepillos y unicel
–con lo que arrastra y succiona el aceite–, pero que
realiza su labor de manera eficiente”, dijo su creadora.
El concurso consistió en recoger aceite derramado en un
recipiente con agua, cuya dimensión fue de un metro por
un metro y medio, y luego dirigirse a una boya; todo esto en un
tiempo no superior a los 10 minutos. Tláloc completó
la prueba en tres minutos con gran eficiencia, y el robot que
más se le acercó realizó la tarea en siete
minutos.
“La construcción del prototipo fue muy barata en
comparación con los otros modelos, pues no es tan sofisticado.
Los demás proyectos se perdieron mucho en la parte electrónica
e hidráulica y olvidaron la estrategia. Otra ventaja es
que este robot es muy eficiente, en muy poco tiempo es capaz de
recolectar mucho aceite o hidrocarburo, además de que es
muy fácil construirlo”, señaló Emilia
Olivos.
La universitaria, quien realiza su servicio social en la Maestría
en Inteligencia Artificial de la UV, añadió: “Probé
con muchos principios para realizar mi modelo, y me encontré
con que el que utilicé era el más sencillo y el
más eficiente. En el concurso hubo robots implementados,
de difícil construcción y costosos, y es que es
mucho más complicado hacer un prototipo que succione, pero
en este caso barrer era lo que daba la mayor eficiencia”.
La construcción de Tláloc se llevó a cabo
en seis meses y fue un proceso complicado porque la programación
tiene que ir junto con el diseño y armado, ya que “si
se le pone un motor más, se tiene que hacer una programación
más”, explicó su creadora, quien agregó
que “el robot es autónomo, funciona con baterías
que se colocan en la parte superior del mismo, en una parte armada
con plástico, que también soporta el dispositivo
del programa, el cual se le carga por un transmisor infrarrojo”.
Pancha,
técnica al servicio de la ecología
Con aproximadamente dos kilos de peso, el robot Pancha se compone
de una carcasa de fibra de vidrio que lo recubre. En su interior,
lleva placas con circuitos integrados electrónicos, motores
de propulsión que dan fuerza a las hélices de un
juguete, así como un compartimento para las baterías
que abastecen los componentes electrónicos. Adicionalmente,
cuenta con un interruptor para que cada vez que haga contacto
con una superficie cambie de giro sin problemas de navegación.
Según explicaron sus creadores, este modelo puede recolectar
el hidrocarburo con la medición de la conductividad del
agua –misma que registra los cambios del líquido
provocados por un derrame–, procedimiento al que se llegó
luego de intentar hacerlo trabajar mediante una exploración
óptica por paso de luz –con la cual el aparato determina
la presencia de crudo al registrarse oscuridad– o a través
de la medición del PH.
El equipo de creadores, dijeron los estudiantes, ha pensado acercarse
a organismos interesados en apoyar la tecnología local
y lograr, con ello, que Pancha deje de ser sólo un prototipo
y alcance otras dimensiones y capacidades. Pero si alguna empresa,
como PEMEX, se interesara en adquirir este robot limpiador, los
jóvenes de la UV podrían construirlo del tamaño
necesario. Incluso, si se creara uno más grande, los problemas
del actual prototipo se resolverían, ya que sus pequeñas
dimensiones ocasionan mayores retos mecánicos, de control
y estabilidad, mientras que un modelo de mayor tamaño contaría
con otros sensores que detecten la dirección y el campo
magnético de la tierra, lo que lograría que el submarino
se oriente hacia un punto específico.
En
México, hay capacidad para crear tecnología
En México, hay capacidad para crear tecnología propia
que nos ayude a resolver nuestros problemas, y uno de los objetivos
fundamentales del Torneo Nacional de Robots Limpiadores es que
los jóvenes se den cuenta de que tienen esa capacidad,
aseguró Angélica García Vega, organizadora
del evento e investigadora de la Universidad Veracruzana.
“A la segunda edición del torneo asistió una
persona de la Secretaría de Marina y estaba sorprendida
por los diferentes tipos de proyectos que se presentaron, porque
ellos tienen problemas que necesitan ser resueltos y siempre miran
al extranjero, donde les venden tecnología muy cara”,
informó la universitaria.
No se trata de abaratar la tecnología, dijo, sino de que
esa cantidad de dinero que termina en manos de empresas extranjeras
se puede gastar en este país y, así, empezar a generar
tecnología propia con base en la creatividad y las capacidades
de los jóvenes mexicanos. Además, estas actividades
científico-tecnológicas pueden tener un impacto
en la formación académica de los alumnos, en los
procesos de titulación, en la vinculación y la proyección
hacia el exterior, así como en el interés de jóvenes
de bachillerato que podrían estudiar carreras de este tipo.
Es necesario, pues, hacer un llamado a todos los alumnos, a los
catedráticos y a los investigadores de carreras del Área
Técnica para que participen en estos torneos y los consideren
una parte esencial de la formación de los estudiantes.