Octubre-Diciembre 2005 , Nueva época No. 94-96
Xalapa • Veracruz • México
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Gana la UV primer y tercer lugar en concurso nacional de robots

Por los modelos Tláloc y Pancha, fabricados para recolectar aceite e hidrocarburo en el agua, alumnos de esta institución recibieron reconocimiento del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica

Tláloc es un robot acuático, cuya función es recolectar aceite derramado y llevarlo a un lugar específico.
Con los robots Tláloc y Pancha, alumnos de las facultades de Física e Instrumentación Electrónica de la Universidad Veracruzana (UV) ganaron el primer y tercer lugar en el Concurso Nacional de Creación de Robots, organizado por el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) en la ciudad de Puebla.
 

El modelo denominado Tláloc –creado por Emilia Olivos Lagunas, estudiante de Física– fue el ganador del concurso, y el tercer lugar fue para Pancha –diseñado por Andrea Benítez, Adolfo Méndez, Noé Hernández y Oscar Toledo, todos de la Facultad de Instrumentación Electrónica.

Los aparatos tienen la función de recolectar aceite o hidrocarburo derramado en agua y, en modelos más grandes, podrían ser utilizados para la limpieza de derrame de petróleo en ríos o playas.

En el concurso participaron, además de los dos proyectos de la UV, prototipos realizados por alumnos y maestros de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad de Xalapa y de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla.

Eficiencia, principio fundamental de Tláloc
“Tláloc es un robot acuático, cuya función es recolectar aceite derramado y llevarlo a un lugar específico. Es un modelo muy sencillo basado en la recolección con cepillos, pero que probó su eficiencia en este concurso”, aseguró Emilia Olivos Lagunes.

El aparato mide 20 por 20 centímetros –por especificación del concurso–, pero una vez iniciada su tarea despliega sus brazos y alcanza los 50 centímetros de ancho. “Es un robot ciego que avanza y gira de manera aleatoria, lo que le permite recorrer toda la superficie de acción en poco tiempo y basado en un principio muy básico de cepillos y unicel –con lo que arrastra y succiona el aceite–, pero que realiza su labor de manera eficiente”, dijo su creadora.

El concurso consistió en recoger aceite derramado en un recipiente con agua, cuya dimensión fue de un metro por un metro y medio, y luego dirigirse a una boya; todo esto en un tiempo no superior a los 10 minutos. Tláloc completó la prueba en tres minutos con gran eficiencia, y el robot que más se le acercó realizó la tarea en siete minutos.

“La construcción del prototipo fue muy barata en comparación con los otros modelos, pues no es tan sofisticado. Los demás proyectos se perdieron mucho en la parte electrónica e hidráulica y olvidaron la estrategia. Otra ventaja es que este robot es muy eficiente, en muy poco tiempo es capaz de recolectar mucho aceite o hidrocarburo, además de que es muy fácil construirlo”, señaló Emilia Olivos.

La universitaria, quien realiza su servicio social en la Maestría en Inteligencia Artificial de la UV, añadió: “Probé con muchos principios para realizar mi modelo, y me encontré con que el que utilicé era el más sencillo y el más eficiente. En el concurso hubo robots implementados, de difícil construcción y costosos, y es que es mucho más complicado hacer un prototipo que succione, pero en este caso barrer era lo que daba la mayor eficiencia”.

La construcción de Tláloc se llevó a cabo en seis meses y fue un proceso complicado porque la programación tiene que ir junto con el diseño y armado, ya que “si se le pone un motor más, se tiene que hacer una programación más”, explicó su creadora, quien agregó que “el robot es autónomo, funciona con baterías que se colocan en la parte superior del mismo, en una parte armada con plástico, que también soporta el dispositivo del programa, el cual se le carga por un transmisor infrarrojo”.

Pancha, técnica al servicio de la ecología
Con aproximadamente dos kilos de peso, el robot Pancha se compone de una carcasa de fibra de vidrio que lo recubre. En su interior, lleva placas con circuitos integrados electrónicos, motores de propulsión que dan fuerza a las hélices de un juguete, así como un compartimento para las baterías que abastecen los componentes electrónicos. Adicionalmente, cuenta con un interruptor para que cada vez que haga contacto con una superficie cambie de giro sin problemas de navegación.

Según explicaron sus creadores, este modelo puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad del agua –misma que registra los cambios del líquido provocados por un derrame–, procedimiento al que se llegó luego de intentar hacerlo trabajar mediante una exploración óptica por paso de luz –con la cual el aparato determina la presencia de crudo al registrarse oscuridad– o a través de la medición del PH.

El equipo de creadores, dijeron los estudiantes, ha pensado acercarse a organismos interesados en apoyar la tecnología local y lograr, con ello, que Pancha deje de ser sólo un prototipo y alcance otras dimensiones y capacidades. Pero si alguna empresa, como PEMEX, se interesara en adquirir este robot limpiador, los jóvenes de la UV podrían construirlo del tamaño necesario. Incluso, si se creara uno más grande, los problemas del actual prototipo se resolverían, ya que sus pequeñas dimensiones ocasionan mayores retos mecánicos, de control y estabilidad, mientras que un modelo de mayor tamaño contaría con otros sensores que detecten la dirección y el campo magnético de la tierra, lo que lograría que el submarino se oriente hacia un punto específico.

En México, hay capacidad para crear tecnología
En México, hay capacidad para crear tecnología propia que nos ayude a resolver nuestros problemas, y uno de los objetivos fundamentales del Torneo Nacional de Robots Limpiadores es que los jóvenes se den cuenta de que tienen esa capacidad, aseguró Angélica García Vega, organizadora del evento e investigadora de la Universidad Veracruzana.

“A la segunda edición del torneo asistió una persona de la Secretaría de Marina y estaba sorprendida por los diferentes tipos de proyectos que se presentaron, porque ellos tienen problemas que necesitan ser resueltos y siempre miran al extranjero, donde les venden tecnología muy cara”, informó la universitaria.

No se trata de abaratar la tecnología, dijo, sino de que esa cantidad de dinero que termina en manos de empresas extranjeras se puede gastar en este país y, así, empezar a generar tecnología propia con base en la creatividad y las capacidades de los jóvenes mexicanos. Además, estas actividades científico-tecnológicas pueden tener un impacto en la formación académica de los alumnos, en los procesos de titulación, en la vinculación y la proyección hacia el exterior, así como en el interés de jóvenes de bachillerato que podrían estudiar carreras de este tipo.

Es necesario, pues, hacer un llamado a todos los alumnos, a los catedráticos y a los investigadores de carreras del Área Técnica para que participen en estos torneos y los consideren una parte esencial de la formación de los estudiantes.


Pancha puede recolectar el hidrocarburo con la medición de la conductividad del agua, misma que registra los cambios del líquido provocados por un derrame.