Abril 2002, Nueva época No. 52 Xalapa • Veracruz • México
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Bioconservación: un asunto de supervivencia
Gobiernos, ong e instituciones se reúnen para definir el futuro sostenible de Veracruz

Edith Escalón

Las selvas, manglares, arrecifes de coral, dunas, humedales y bosques son sólo algunas de las áreas que por su riqueza biótica y su belleza natural constituyen nuestro más valioso patrimonio natural.
Infortunadamente, en Veracruz sólo 10 por ciento de ellas conserva sus biomas; el resto ha sido afectado por diversas actividades humanas,
 

transformado o, en algunos casos, devastado en forma alarmante.
¿Cómo es posible que un estado como el nuestro, el tercero en biodiversidad en México –uno de los siete países con mayor megadi-versidad en el mundo–, tenga que reconocer que 90 por ciento de su riqueza ecológica ha desaparecido?
Muchos factores han influido para llegar hasta aquí. Lo cierto es que desde que se hizo conciencia del problema, la Universidad Veracruzana ha sido protagonista de programas de investigación, extensión, vinculación y conservación que le han permitido colocarse como puntera en la preservación de ecosistemas, especies y recursos naturales.

anp, la mejor estrategia
Para atesorar la biodiversidad, la tác-tica más importante es el establecimiento y la operación de Áreas Naturales Protegidas (anp); es decir, áreas que por decreto (federal o estatal) sean destinadas a asegurar la permanencia de ecosistemas o especies que constituyan un patrimonio natural.
En Veracruz se han decretado 32 en las últimas ocho décadas, pero no ha bastado con un mandato gubernamental que las declare intocables para preservarlas. Y es aquí donde el trabajo realizado por nuestra casa de estudios, en colaboración con dependencias gubernamentales y organizaciones no gubernamentales, toma sentido.
La uv ha participado directamente en el establecimiento de anp, como es el caso de la Reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas, el Parque de la Flora y Fauna Silvestre Tropical de Catemaco y el Manglar de Son-tecomapan. También ha contribuido con investigación que se aplica desde hace años para solucionar problemas de manejo y preservación.
De ello, sobran ejemplos: Conservación de primates (donde existe una tradición de más de 20 años y un prestigio internacional por la contribución que se ha hecho para la conservación de especies amenazadas), Humedales de Alvarado, Parque Nacional Cofre de Perote y el Sistema Arrecifal Veracruzano.
Además, es importante tomar en cuenta que está formando los cuadros profesionales que tendrán como responsabilidad el manejo de nuestros recursos naturales, pero quizá la responsabilidad más importante es la que confiere su propia naturaleza, es decir, el convertirse en surtidora de ideas que permitan definir nuestra identidad en la relación con la naturaleza.
Un claro ejemplo es el Primer Seminario Taller sobre Áreas Naturales Protegidas de Veracruz, que reunió en Xalapa a especialistas en el tema, autoridades gubernamentales, académicos, estudiantes, y operadores de las anp en Veracruz, para determinar el estado de cada área natural protegida y reconocer la importancia que tienen las mismas para el cumplimiento de los objetivos de conservación y aprovechamiento sustentable.
Actualmente se define como desarrollo sustentable el manejo sostenido de estos recursos, que implica un criterio de racionalidad en el uso que garantice la permanencia de los recursos para disfrute de las siguientes generaciones, de tal manera que en las anp, de acuerdo con la modalidad de manejo, se pueden cumplir objetivos como conservar ecosiste-mas y especies o asegurar su aprovechamiento racional y sostenible.

El equipo de trabajo
Para lograr un encuentro de tal importancia –que derivara en resultados concretos y sentara las bases para posteriores investigaciones– se juntaron los esfuerzos de las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) y de Desarrollo Regional (Sedere), el Consejo Estatal de Protección al Ambiente (Coepa), el Instituto de Ecología, los colegios de abogados ambientalistas y biólogos y, desde luego, la Universidad Veracruzana.
Por ser un primer acercamiento integral al problema, el seminario-taller se planteó como una evaluación de cada una de las anp. Para ello, la Universidad Veracruzana diseñó un software que permitió determinar el estado de cada área y su importancia; con él y durante intensas sesiones de trabajo, los especialistas se dedicaron a conocer el estado actual de cada uno de los territorios mencionados, los tipos de ecosistemas representados en ellos, además de programas de manejo, conservación y uso sustentable de recursos para identificar posteriormente las tareas que necesitan desarrollar conjuntamente las instituciones responsables para su conservación.
Los enfoques fueron múltiples. Desde la historia, prioridades y problemas de las anp, el proyecto de instalación de un sistema estatal de esas áreas en nuestro estado, el establecimiento de criterios para determinar qué áreas deberán formar parte de él, y de aquellas que por su importancia deberían ser decretadas como áreas naturales protegidas, la difusión de los diferentes mecanismos considerados en la Ley de Protección Ambiental para decretarlas, estadísticas de todo tipo y los objetivos que a corto, mediano y largo plazo se plantean, con criterios biológicos, socioeconómicos y de viabilidad política.
Para Guadalupe Sirgo, titular del Coepa, el encuentro "fue un paso muy importante para la conservación ecológica, porque de ahí se van a abrir nuevas vertientes, empezando por la conformación de un directorio de anp actualizado, la formación de proyectos y programas de rescate, preservación y difusión del tema, investigación en áreas específicas, nuevas propuestas de creación de anp, y más".

¿Cómo reconocer una anp?
Hay distintas metodologías que permiten la planeación de las áreas naturales protegidas. Según explicó Ernesto Rodríguez Luna, director del área académica Biológico-Agro-pecuaria de la uv, el primer paso es reconocer en un territorio determinado cuáles son los objetos de conservación; por ejemplo: determinado ecosistema cuya distribución se esté reduciendo por diversas actividades humanas, una especie que se encuentre en peligro de extinción o que tiene un valor comercial y su aprovechamiento está poniendo en riesgo su permanencia como población.
De acuerdo con las áreas se puede determinar con qué modalidad de manejo es conveniente conservarlas. "La reserva de biosfera es la categoría más incluyente, porque al mismo tiempo que se asegura la conservación de la biodiversidad, tenemos zonas donde se permite el uso de los recursos naturales, siempre y cuando se respete cierta regulación para que sean sostenidos; sin embargo, hay áreas que excluyen los asentamientos humanos y que prohíben cualquier tipo de actividad transformadora del paisaje natural, como son los santuarios, y hay también modalidades intermedias, como los parques naturales, donde sí se permiten algunas actividades, pero particularmente recreativas o de investigación. Todo esto está normado por los planes de manejo".
Sin embargo, apenas 11 de las 32 áreas naturales protegidas del estado cuentan con programas de manejo y, de ellos, sólo algunos se llevan a cabo, reconoció Juan Carlos Andrade Guevara, secretario técnico del Coepa.

Grandes retos
Partiendo de la premisa que estableció Antony Challenger, ponente del seminario, de que para los están-dares mundiales de conservación "todo lo que se tiene se debe conservar", el reto es que ese 90 por ciento de devastación ecológica no se acreciente, es decir, que cuando menos se logre proteger ese 10 por ciento de biodiversidad que aún nos queda.
En algunos casos es alarmante el deterioro, pero lo es más la desin-formación. "Desafortunadamente no conocemos mucho de las anp. Sabemos que existen pero no su situación a detalle. De ahí que este ejercicio haya sido de verdadero provecho para la protección ecológica", aseguró Andrade Guevara al reconocer que nuestra sociedad ha dejado de lado un asunto que es cuestión de supervivencia.
Ya durante el seminario se reconocía la importancia de no dejar de lado ni siquiera las áreas pequeñas; que tienen un papel importante que jugar. Se hablaba por ejemplo de parques ecológicos que, lo creamos o no, son determinantes para la ecología. Destacable es, sobre todo, el ejercicio de evaluación y autocrí-tica que todos los participantes desarrollaron. Éste, a diferencia de otros encuentros, no pretendió ser una lluvia de propuestas inasequibles o de elogios mutuos, sino un serio reconocimiento de la situación que se convierta en el pilar de acciones futuras.

¿Qué sigue?
Gracias al Primer Seminario Taller de anp se lograron varias cosas. Desde el punto de vista meramente académico, Rodríguez Luna explicó: "Para nosotros, hacer este ejercicio no sólo significa tener un resultado inmediato, sino ir refinando un instrumento de evaluación, porque muchas veces la validez de una propuesta conservacionista resulta muy subjetiva. Lo que tratamos de hacer es crear un instrumento de evaluación".
La titular del Coepa aseguró que, aunque la comisión no está facultada para sancionar o multar, "seguiremos cumpliendo con el trabajo de consulta y opinión, y, de ser necesario, emitiremos recomendaciones", y añadió: "si hay algo en lo que el Coepa puede apoyar es en sumar esfuerzos que en ocasiones están dispersos", es decir, gestionar propuestas y apoyar en cuanto a difusión ecológica se refiere.
Aquí es importante señalar que no corresponde a la Universidad Veracruzana aplicar programas de protección ambiental, aunque en algunos casos lo hace en colaboración con el gobierno o con organizaciones no gubernamentales (ong), sino que los gobiernos federal, estatal y municipal tienen como marco de competencia asumir la responsabilidad en el manejo y la protección de los ecosistemas; aunque cabe destacar que la labor ecológica universitaria es asumida por nuestra casa de estudios como parte de su corresponsabilidad social.
Son muchas las acciones que a futuro se plantean. Sin embargo, en breve el Coepa publicará las memorias del Primer Seminario-Taller sobre Áreas Naturales Protegidas de Veracruz, con lo que se marcará la pauta para futuras reuniones, investigaciones, programas y proyectos de conservación ambiental; éste, apenas fue el primer paso.