Abril 2002, Nueva época No. 52 Xalapa • Veracruz • México
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La irreverencia y la crítica lúdica
de dos artistas del performance

Gina Sotelo

 

Pancho López es conocido como el performancero de los picnics, título que se ha ganado a pulso por representar innumerables veces a un hombre impecablemente vestido que realiza refinados días de campo en los lugares más inesperados: una esquina de Manhattan, una plaza de Quebec, el Ángel de la Independencia, frente al Palacio de Bellas Artes, el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, la Terminal de Autobuses del Norte e, incluso, en una estación del Metro.
Pancho llega al lugar que ha elegido con su canasta de mimbre, despliega silla y mesa, extiende su mantel de cuadritos sobre el que coloca un florero y una vela, descorcha una botella de vino –tinto o blanco, según sea el caso– y saca sus viandas que van desde pechugas a la cordon blue, espagueti a la boloñesa, chiles rellenos, picadillo al chipotle, tarta de moras o fresas con crema.
El resultado es siempre el mismo: sorpresa por parte de los transeúntes y molestia de los policías, quienes siempre le dicen que "está prohibido comer en la calle", pero nunca argumentan por qué. Pancho López ha causado tal revuelo por "transgredir las normas de la conducta" que incluso ha ido a parar al Ministerio Público por el hecho de hacer externo un acto individual e íntimo y sacarlo de los "lugares establecidos": comer.
De origen mexicano, es uno de los artistas que cada vez más optan por el performance, manifestación que –desde su punto de vista– no cuenta con el apoyo de las escuelas de arte, al no considerarlo en sus planes de estudio: "El performance critica y pone en tela de juicio los estándares de los sistemas de arte, por eso no es tomado en cuenta".
Opinó también que no hay registro, divulgación ni estímulos para la producción del perfomance, y que los elementos usados por un pintor, escultor o actor no son suficientes para el creador de esta manifestación estética; de ahí que transite de un área a otra: "El artista de performance crea obras interdisciplinarias que generan propuestas. Se trata de un término ambiguo que lo acepta todo, mientras se tenga una intención artística concreta".
Desde su perspectiva, los per-formances van más allá de la queja o la denuncia, pues a veces sólo traducen, imitan o se burlan de la realidad. El término nace en los ochenta como una propuesta que surge de la necesidad de crear un lenguaje nuevo, de mirar más allá de lo visible.
Pancho López, egresado de la carrera de Ciencias y Técnicas de la Comunicación de la unam, imparte talleres de performance en el Museo de Arte Carillo Gil y el Museo del Chopo. Participó como ponente en la mesa redonda Las acciones y los objetos, celebrado como parte del Primer Festival de Medios Alternativos "Abriendo las puertas de la ciudad".
En ese encuentro participó también Iván Edeza, quien ofreció una charla y exhibió una video-instalación con que cuestionó si el arte debe educar, exaltar a la patria o es un producto susceptible a ser comercializado o un medio para salir del anonimato y hacerse famoso.
Confeccionado con monitores fijos distribuidos de forma caprichosa, el trabajo de Edeza es creado para estorbar, causar molestia y generar aburrimiento a sus espectadores; no busca la retroalimentación y mucho menos el elogio. Él hace su obra porque disfruta el arte de la representación y es a través del video que obtiene la suficiente verosimilitud de las formas para lograr composiciones que, si bien pocos entienden, no pueden dejar de percibir.
Iván Edeza siente compromiso con él mismo y si, de paso, alguien recibe algún mensaje de su obra, ya es ganancia. Se trata, por tanto, de no atarse a los convencionalismos ni a los estándares, se trata de ser libre, como debe ser el arte. Irreverente y divertido, Edeza anhela ser famoso, una idea que se antoja insolente hasta que uno recuerda las palabras de Francis Bacon: "La vida es una mentira y el arte, que también lo es, es la única forma de decir la verdad".
Ambas charlas se llevaron a cabo en la Galería ap de la Facultad de Artes Plásticas de nuestra casa de estudios y el festival “Abriendo las puertas de la ciudad” concluyó con el performance Licuacción, de Pancho López, una proyección de materiales del taller de video "La Esmeralda" y la ambientación colectiva Mis quince años.