Acerca del Festival de Teatro

 

En el año de 1966, Manuel Montoro llegaba a Xalapa contratado por nuestra Universidad Veracruzana para dirigir la Compañía de Teatro de la Universidad que había quedado acéfala a causa de la partida de su director, Marco Antonio Montero, quien fue llamado por la Secretaría de Educación Pública para ocuparse de tareas culturales a nivel nacional.

Montoro formó su nueva Compañía de actores con los que estaban ya trabajando con Marco Antonio, más otros actores y actrices invitados procedentes de la capital del país, para montar la obra Mariana Pineda de Federico García Lorca.

El montaje de esta obra fue un éxito rotundo, sólo algo comenzó a llamarnos la atención: el público de Xalapa se precipitaba a ver la obra cada semana y repetía su asistencia en funciones que se daban de martes a domingo, pero no se veía entre el público a ningún estudiante. Pensamos que esto no era normal siendo Xalapa una ciudad básicamente universitaria y teniendo en cuenta que nuestra formación en L´Université du Theatre Des Nation, estaba dirigida a trabajar para difundir el Teatro entre la juventud y especialmente entre los estudiantes.

Analizamos este fenómeno y decidimos recorrer Facultad por Facultad de la Universidad Veracruzana para dialogar con directores y maestros, planteando nuestra extrañeza de que ningún estudiante fuese al Teatro. La opinión de las autoridades escolares fue siempre la misma: “Maestros, a los alumnos sólo les interesa el deporte y las pachangas, no pierdan su tiempo en tratar de llevarlos al Teatro, no irán”. Realmente nos alarmamos, pues contábamos con que el estudiantado fuese nuestro mayor público…

Nos pusimos a analizar la situación y después de varios días dimos con la solución: si a los estudiantes sólo les interesa la competencia, el deporte y sus consecuencias, vamos a darles un tema para competir y a crear equipos de Teatro en cada Facultad para concursar en un Festival de Teatro en el que se premiaría a los mejores. Para tal fin hicimos convocatorias y nos entrevistamos en cada Facultad con los estudiantes que se interesaban en participar. Desde ahí en adelante toda nuestra desilusión por la ausencia de estudiantes se terminó, y vivimos muchas de las mayores y hermosas experiencias en nuestras vidas, formando grupos, escogiéndoles las obras adecuadas, pero vigilando siempre que fueran de los más importantes autores del Teatro Universal y que les abrieran un mundo de experiencias y conocimientos formativos tanto a los participantes, que ahora se habían convertido en cientos, como a un público que abarrotaba totalmente el Teatro del Estado viendo a sus compañeros hacer Teatro y celebrando con orgullo cuando sus diferentes facultades ganaban los premios de los mejores en cada rama.

Montoro traducía, enseñaba, ensayaba durante jornadas de 24 horas seguidas corrigiendo, supervisando el trabajo de directores, actores… ¡No nos habíamos equivocado, creíamos en los jóvenes! ¡Habíamos triunfado! Él, en el trabajo con sus Directores y Actores, para los cuales traducía obras en un acto del Teatro Universal más importante y yo con escenógrafos, los que recluté básicamente de lo que después se llamaría la Facultad de Artes Plásticas y de la Facultad de Arquitectura.

Después fue un “después” que ya es historia y que, un día, en una edición que prepara mi querido e incansable amigo Daniel Acevedo, revelará las impresiones que los Festivales de Teatro Universitario dejaron en la vida de los estudiantes de entonces, cómo influyeron en ellos y cómo a algunos el Teatro les cambió definitivamente el curso de sus vidas; a nosotros, a Manuel y a mí nos dieron la mayor felicidad y la certeza de que no nos habíamos equivocado, que habíamos luchado, como se debe, para alcanzar tan constructivo fin.

Para ambos fue una de las experiencias más hermosas de nuestras vidas, y que a los dos antes, y a mí solo ahora, nos ha llenado de felicidad.

Guillermo Barclay
Fundador del Festival de Teatro