Universidad Veracruzana

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Una novela con pulsión hedónica

Corre, lee y dile

 

 Por Germán Martínez Aceves

 

Pedro Flores en su bolero Amor perdido dice: “Que viva el placer/que viva el amor”, un llamado al hedonismo para disfrutar de la libertad, de las querencias aquí y ahora, como las vive y escribe el autor español Luis Antonio de Villena en su libro La vida feliz de mis jóvenes ricos que publica la Editorial de la Universidad Veracruzana en la colección Ficción.

Lucinda, Tristán, Alberto y Sito, entre otros personajes efebos, nos llevan de la mano a sus vidas intensas donde la juventud parece un estado perenne y el futuro una cortina infranqueable.

Vale la pena ubicar su época: la década de los años setenta en España. Son jóvenes de buena posición económica que no avalan la decadente dictadura de Francisco Franco y, a pesar de simpatizar con las ideas comunistas, no vivieron la Guerra civil española. Su contexto está en la cultura beat, en el existencialismo, en el “sexo, droga y rock´nd roll”, en las ideas y los movimientos que darían forma a “La movida madrileña” en la década de los ochenta.

Luis Antonio de Villena (Madrid, 1951) aparece por tercera ocasión en el catálogo de la Editorial de la UV, primero fue la antología poética En afán desmedido (2017) y después el libro de ensayos Iniciación a José Emilio Pacheco (2019).

Escritor emblemático de España con gran reconocimiento internacional, La vida feliz de mis jóvenes ricos llega con una serie de circunstancias que se alinearon favorablemente. En este año el madrileño cumple 70 años; su primer libro de poesía, Sublime Solarium (Editorial Bezoar, Madrid) se publicó hace 50 años y; ahora, en plena pandemia, escribe estas imágenes vivenciales que se dan a conocer primero en nuestro país.

En Madrid, en París, en Marruecos, con aires de la antigua Grecia, De Villena felizmente nos muestra que la belleza es una elegía donde el cuerpo juvenil es una escultura viviente para disfrutar; el deseo, un cerillo que al menor roce se enciende; el amor, un sentimiento perpetuo; el placer, un culto que no se agota; el tiempo, presunto estado inmóvil y; la libertad, un rayo que no cesa cada día en el roce, en el beso, en  el sexo entre mujeres y hombres que indistintamente explotan sus sentires y los gozan a plenitud.

La pluralidad de personajes y sus diversas existencias nos recrean una época. Son jóvenes que no son representativos del común educado por las ataduras prejuiciosas de la Iglesia católica ni por el dogma revolucionario. Son personajes que enfrentan sus conflictos existenciales donde el proyecto de vida está ausente, el erotismo es su divisa esencial y tienen la percepción de que la juventud siempre será.

La libertad de los jóvenes protagonistas se manifiesta en el sexo que de manera explícita se plasma en las páginas de la novela, nada es clandestino y sí una exhibición hedonista sin rubor, pero este frenesí de liberación dura poco, la vitalidad juvenil es fugaz y el final de Lucinda o Tristán es el que tomaban algunos existencialistas.

De Villena nos muestra su maestría lírica en una narrativa brillante que intercala con citas poéticas de diversos autores que les dan una imagen especial a los párrafos. Como epígrafe nos regala el poema “Ruinas junto a una playa: Paestum”. Ahí sentencia: “No, la belleza no vuelve, como no vuelve/la vida, y todo se desvanece como un fuego/igual y distinto”.

La vida feliz de mis jóvenes ricos, de Luis Antonio de Villena, es de la colección Ficción de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 193 páginas, 2021. Se puede adquirir en Xalapa, Veracruz, en la librería Hyperión.

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Última actualización

Fecha: 22 abril, 2024 Responsable: Editorial Contacto: direccioneditorial@uv.mx