Por Germán Martínez Aceves
El traductor es, de alguna manera, el coautor de un libro. Al momento de darle significado a la obra literaria en otro idioma, hace una propuesta donde las palabras adquieren un sentido de acuerdo con la cultura a la que va dirigida un texto. No es lo mismo el español de España, que el de México, Argentina o Guatemala, por mencionar algunos países. El traductor tiene la misión de crear la empatía entre el autor y el lector sin alterar la forma y el fondo de la historia.
La Editorial de la Universidad Veracruzana nos da a conocer las vicisitudes de un traductor a través del escrito del argentino Marcelo Cohen, Música prosaica (cuatro piezas sobre traducción), quien con su prosa brillante nos narra pasajes autobiográficos relacionados con su oficio de interpretar idiomas a través de la literatura.
Marcelo Cohen nació en Buenos Aires en 1951. Escritor, traductor, periodista y crítico literario, estudió inglés, italiano y portugués. Lector de Joyce, Beckett, Faulkner, Calvino, Pound, Vallejo, Marlowe, Austen, Lispector, ha hecho de su vida una travesía fantástica a través de los libros.
En 1975 dejó Argentina en un contexto que favorecía a la dictadura militar y se queda a vivir por veinte años en Barcelona. En España colaboró para el periódico El País y fue jefe de redacción de la emblemática e histórica revista El viejo topo.
Cohen dice que “los traductores profesionales suelen ser conversadores entretenidos”. En los cuatro textos que nos ofrece en Música prosaica, justo estamos ante un narrador que nos platica y adentra en su oficio de traductor.
Marcelo Cohen ama las letras y la música. Por eso sabe que la traducción tiene ritmo y coloratura. Escribe: “…no hay una sola música, sólo vibraciones y variados sistemas de sonidos. Pero la pequeña catástrofe –fruto de un malentendido- no convence al traductor de que sólo en la música el sonido carece de cara oculta. El traductor, como el escritor, piensa que ni la música está libre de la tensión del sentido, ni la literatura apabullada por la significación”.
Uno de los problemas de traducir al español es precisamente la diversidad de significados y expresiones que hay en cada país, además de lograr la aceptación de las casas editoriales. Argentinismos, mexicanismos, españolismos tienen un tronco común pero sus ramas son variadas. Lejos de ser un acto prosaico, es una labor de sentido común y erudición que nos permite acceder a la literatura universal.
En este libro, Marcelo Cohen nos comparte su oficio de traductor, su vida de transterrado y su regreso a Argentina, mientras asemeja su travesía con un poema de A.R. Ammons y traduce la novela I love Dick de Chris Kraus.
Música prosaica (cuatro piezas sobre traducción), de Marcelo Cohen, es de la colección Ficción, 78 páginas, 2017. Se puede adquirir en la Editorial de la UV, Hidalgo 9, Zona centro, Xalapa. Veracruz.