Universidad Veracruzana

Skip to main content

Platero recorre el camino de nuevo

Corre, lee y dile

Por Germán Martínez Aceves

“Platero es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos. Sólo los espejos de azabache de sus ojos son duros cual dos escarabajos de cristal negro…Tiene acero. Acero y plata de luna, al mismo tiempo”.

El inicio de Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, evoca las lecturas del pasado que formaban parte de la literatura que iniciaba a los infantes en el mundo de las letras a través de historias de un imaginario en el que prevalecían la filosofía y los valores morales que nos acercaban al humanismo.

Platero y yo, libro etiquetado para niños, nos mostraba las andanzas y las enseñanzas adquiridas por un burrito y su pequeño dueño, el propio Juan Ramón, en el contexto de Moguer, Huelva, el lugar natal del poeta, entre los aires del mar y el ambiente rural de la España de finales del siglo XIX.

La niñez es una etapa en la que mayoría guardamos los mejores recuerdos. Es la inocencia, la sencillez, las pequeñas cosas que nos hacen felices y hacen posible que se mantenga la frescura del asombro y la sensibilidad abierta para aprender y tejer lazos de amistad, como lo percibimos en Platero y yo.

Al catálogo de la colección Biblioteca del Universitario de la Universidad Veracruzana se suma este clásico de la literatura universal que, en una relectura necesaria y refrescante, nos llevará a comprender, a través de la sensibilidad poética de Juan Ramón Jiménez (1881-1958) que “no es un libro para niños, sino un libro de niños”, como nos lo explica José Homero en el lúcido prólogo que nos contextualiza la obra y nos ayuda a comprender la profundidad de la obra.

Juan Ramón Jiménez escribió Platero y yo entre 1907 y 1916, pensado inicialmente como “elegías andaluzas”, los escritos iniciales se los entregó a Francisco Acebal para la colección Biblioteca de Juventud. El pago por los derechos fue apenas de 500 pesetas, sin embargo, los 138 pequeños capítulos que compusieron la obra escrita a lo largo de seis años obtuvieron muchas ganancias.

Mientras los editores enriquecieron con la poética de Juan Ramón, Platero y yo enriquecía el espíritu de quien lo leyera pues, más que relatos infantiles, hablaba de la vida de un poblado, de sus habitantes y de cuadros cotidianos que lograban llegar a la entraña de lo humano.

Juan Ramón Jiménez, sorprendido de que su libro encontró la ruta de la literatura infantil, escribe en el prólogo de la edición última de Platero y yo: “‘Donde quiera que haya niños -dice Novalis (filósofo alemán)-, existe una edad de oro´. Pues por esa edad de oro, que es como una isla espiritual caída del cielo, anda el corazón del poeta, y se encuentra allí tan a su gusto, que su mejor deseo sería no tener que abandonarla nunca.

¡Isla de gracia, de frescura y de dicha, edad de oro de los niños; siempre te halle yo en mi vida, mas de duelo; y que tu brisa me dé su lira, alta, y a veces, sin sentido, ¡igual que el trino de la alondra en el sol blanco del amanecer!”.

Así, en el narrador en el que felizmente habitan los recuerdos de su infancia en tierras andaluzas, encontramos a un niño quien, junto con Platero, observan su mundo en el que transitan los vecinos, la novia, el loco de la comunidad, las viejas, el niño tonto, el tío, el cura, el demonio, la fantasma, los gitanos, el almirante, las mariposas blancas, las golondrinas, los gallos, el perro sarnoso, la sanguijuela, las tradiciones religiosas, los

paisajes, el árbol, el agua, la flor del camino, el fuego de los montes, la tormenta, las estaciones del clima, la calle, el molino de viento, la nostalgia, la melancolía y la muerte.

Bien lo dice José Homero, Platero “el asno de plata es un niño, y en razón de tal índole percibe la belleza del mundo. Su amo en tanto es un poeta, una cualidad que le permite al hombre adulto continuar residiendo en esa isla afortunada de la niñez”.

Platero y yo es una travesía por la vida, es un encuentro de luces que dan vida al corazón, es un viaje por la nostalgia y por los sueños que se encienden como fuegos transformados en cenizas de lo queda de la inocencia.

Platero y yo, de Juan Ramón Jiménez, prólogo de José Homero, es de la colección Biblioteca del Universitario de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 149 páginas, 2022. Se puede adquirir en Xalapa en la librería Hyperión, cuenta con envíos a todo el país.

Enlaces de pie de página

Ubicación

Nogueira 7. Centro. Xalapa, Veracruz

Redes sociales

Transparencia

Código de ética

Última actualización

Fecha: 17 abril, 2024 Responsable: Editorial Contacto: direccioneditorial@uv.mx