Universidad Veracruzana

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Este era un gatito que un día murió  

 Corre, lee y dile 

Por Germán Martínez Aceves 

Este era un gatito que un día lo adoptó una familia y la marcó con su personalidad libre, astuta, juguetona, empática y sagaz. Al contrario del mito de que un felino tiene siete vidas, este vivió poco, pero dejó su huella en la casa que habitó. 

No es común encontrarse con un relato que destaque las virtudes de la convivencia humanos-gatos y mucho menos que una editorial universitaria dé a conocer esta propuesta literaria. 

Esta lectura íntima, de respeto, convivencia y admiración hacia un gato, se la debemos al poeta xalapeño Jorge Brash, quien tradujo Le petit chat est mort, del maestro y periodista  

Xavier de Moulins (Boulogne-Billancourt, Francia, 1971) y la propuso a la Editorial de la Universidad Veracruzana que ahora da a conocer esta historia en la colección Ficción breve. 

El autor francés lo dice desde el título, el gatito está muerto, sin embargo, De Moulins se da la oportunidad de presentarnos un escrito que es un homenaje al espíritu gatuno, a la relación que se teje de manera cotidiana que al principio es de rechazo y que se transforma en amor por los animales, esos seres que tienen más virtudes para habitar este mundo que cualquier ser humano. 

El escritor se sincera, no quería que en la familia hubiera un gato, sus prejuicios catalogaba a los felinos como interesados, egoístas, comodinos, además de tener que atender la necesaria atención de alimentación y de limpieza. Su pequeña hija Claire deseaba tener uno y finalmente van a una veterinaria para adquirirlo o quizá el pequeño mínimo decidió elegirlos a ellos. 

La sensibilidad del escritor y su don de relacionar la cotidianidad con el sentido de la vida, logran captar la esencia de un gato y prácticamente acaba compenetrado con su espíritu anarquista donde si bien el territorio está delimitado bajo el techo de una casa, sus dominios van más allá y conquistan no solo espacios sino también corazones.  

El gatito es un equilibrio que ocupa su espacio de manera consciente y armónica, es Feng Shui, seguro y aventurero, negociador que logra acuerdos sin contratos, travieso y acompañante que mima y protege. “Los gatos no practican ese tipo de juegos destructivos, no soportan la compatibilidad impura, no combinan el amor y la culpa, no se cobran las cuentas, nunca se muestran despechados, cuando se entregan no esperan nada a cambio, no buscan la venganza, aman desde la más absoluta independencia, entre ellos los celos se dan muy poco”, escribe Xavier de Moulins. 

Tal vez uno de los secretos de la naturaleza felina es que las gatas madres saben cortar el cordón umbilical y la dependencia de los críos desaparece pronto, de ahí que un gato sea amante del libre albedrío, de la improvisación, de la ruptura de esquemas, de liderazgos que lo convierte como un príncipe de la casa, un pachá que espera todo y nada.  “A mi lado, el gatito es un faro, una iluminación. Un talismán”, apunta el escritor. 

Si bien la pequeña hija fue la causante de tener un gatito en casa, el escritor acaba seducido y enamorado por el petit chat y descubre que “La compañía de un gato es mejor que un libro de superación personal escrito por un cínico charlatán. Al revés de los gatos, la gente rara vez practica lo que dice y, cuando escribe, miente o recomienda lo que no haría jamás”. El gato no tiene dobleces, es íntegro, honesto, “da lecciones de vida verdadera”. 

En el círculo afectivo y familiar del escritor, la muerte ronda cerca de sus personas mayores cercanas, de un amigo y, por enfermedad congénita, del gatito que es “un repelente de la melancolía, un delicioso cazacorazones, un masajista del alma, un animalito que algún día merecerá nuestro llanto”. 

Xavier de Moulins nos ofrece un relato que de lo cotidiano logra lo extraordinario por el amor a un gatito, que nos hace pensar sobre la importancia de aprender de los animales ante la cada vez más irracional humanidad que se pierde en banalidades, en violencia y en hechos llenos de irrespeto.  

En la melancolía de la ausencia, De Moulins traza estas líneas: “En la belleza de tu gesto he encontrado la fuerza para perdonarme, porque me has demostrado que en este planeta es posible la existencia de algo más grande que el hombre, si es que uno se atreve a ser un poco mejor que un gato” 

Murió el gatito, de Xavier de Moulins, traducción de Jorge Brash, colección Ficción breve de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 91 páginas, 2022. Se puede adquirir en Xalapa en la librería Hyperión, cuenta con envíos a todo el país. 

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Fecha: 17 abril, 2024 Responsable: Editorial Contacto: direccioneditorial@uv.mx