Por Germán Martínez Aceves
La palabra paria carga históricamente con un significado peyorativo, señala a los seres humanos marginales, explotados, invisibilizados como integrantes decisivos de la sociedad, estigmatizados por la marca del desprecio, condenados a la humillación y el escarnio.
Y no son minoría, al contrario, en los tiempos modernos, la condición de paria es un estado en la vida que va en ascenso. La falta de empleo, las nulas opciones para obtener una remuneración económica estable y permanente, provoca que las legiones de parias en el mundo se desprendan de África, Centroamérica o Medio Oriente para buscar nuevas esperanzas que, en la mayoría de los casos, el único cambio que logran es de lugar porque su situación continúa siendo la misma.
La politóloga de origen griego, Eleni Varikas, profesora en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad París VIII se une al catálogo de la Editorial de la Universidad Veracruzana con un ensayo de largo aliento que se plasma en el libro Las escorias del mundo. Figuras del paria, traducido por Irlanda Villegas y Agustín del Moral.
Especialista en temas de feminismo, género en la política moderna, racismo y colonialidad, nos ofrece en cuatro capítulos un análisis profundo sobre el paria, el rechazado, el inexistente social quien a la vez con la compasión de víctima permanente puede caer en una idealización que impide entender la raíz de la creación de parias.
Paria es de origen hindú que, curiosamente, no proviene de una expresión ofensiva, advierte Varikas. Deriva de parayer cuyo significado es “el que toca el tambor”, desde la óptica europea refiere a “un grupo considerado impuro” y de ahí surgen acepciones ofensivas como “sinvergüenza”, “canalla”, “(perro) sin amo” “errante” o “sin casta”.
Eleni Varikas apunta que del siglo XVI al siglo XVIII, la palabra paria fue un término de los círculos considerados cultos de Portugal, Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda y los países escandinavos. Paria fue considerado como sinónimo de vil, hediondo, repugnante, que “come todo tipo de carne”, “es un hombre sin ley ni fe”.
En el recorrido histórico que investiga Varikas, la politóloga comenta que en el siglo XIX “el paria ya había adquirido derecho de ciudadanía en un gran número de lenguas europeas” que definitivamente segregan y estigmatizan a indios, judíos, gitanos, negros y a mujeres “impuras”.
En la notable disección histórica que realiza Eleni Varikas sobre el paria, “la escoria del mundo”, nos cita ejemplos como el de la joven Phillis Wheatley quien arribó a Boston en barco entre los esclavos provenientes de Senegal y Sierra Leona. Ella escribía poemas y fue llevada a la Corte porque la sociedad no concebía que ella fuera autora de tales composiciones; menciona al cuento filosófico La cabaña india, de Jacques Henri Bernardin de Saint-Pierre transformado en ópera en el acto “El Paria” y la Historia de las dos Indias, del abate Raynal, la pieza dramática El paria, de Casimir Delavigne, son obras que asientan y difunden el concepto de paria.
También analiza el pensamiento de Max Weber, Friedrich Nietzsche, Heinrich Heine, Carlos Marx y Rosa Luxemburg que desde sus ópticas políticas, económicas, filosóficas y humanistas buscan “abolir el sufrimiento humano”: el paria está en esa zona de desprestigio desde el punto de vista occidental.
Las escorias del mundo. Figuras del paria, de Eleni Varikas, es de la colección Biblioteca de la Editorial de la Universidad Veracruzana, 198 páginas, 2017. Se puede adquirir en Hidalgo 9, Zona centro, Xalapa. Veracruz.