Revista de Investigación Educativa 7
julio-diciembre, 2008
ISSN 1870-5308, Xalapa, Ver
Instituto de Investigaciones en Educación, Universidad Veracruzana


 
Una invitación a pensar la Universidad Veracruzana[1]
 
   
 

Ma. Candelaria Valdés Silva

Centro de Investigaciones Socioeconómicas
Universidad Autónoma de Coahuila

Miguel Casillas Alvarado y José Luis Suárez Domínguez (Coords.). (2009). Aproximaciones al estudio histórico de la Universidad Veracruzana. México. Instituto de Investigaciones en Educación-Universidad Veracruzana.

 

Aproximaciones al estudio histórico de la Universidad Veracruzana es el libro que celebramos en esta ocasión. Es un libro concebido en la cantera generosa del pensamiento que provee el Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana.[2] Bajo la coordinación de Miguel Ángel Casillas Alvarado y José Luis Suárez Domínguez, desde ahí se imaginó, se orientó, se moldeó y se pulió durante tres años, para después ofrecer la talla razonada del quehacer universitario desarrollado en poco más del primer medio siglo de vida.

Junto a Miguel Ángel y José Luis, un equipo de trabajo integrado por Candy Cano, Esmeralda Alarcón, Margarita Pérez, Martha Arriola y Rafael Lucio Pérez, planeó y buscó formas para hacer visibles las tendencias institucionales de desarrollo universitario de 1944 a 2002. Sus expresiones y concepciones acerca de los asuntos de interés que involucran en el estudio se concentran en 439 páginas divididas entre introducción, seis capítulos y conclusiones.

De este trabajo colectivo destaco, en primer lugar, el mérito de una conducción continua y sistemática de los dos coordinadores que la impulsaron. Ellos apostaron por estos cinco jóvenes, recién egresados de la licenciatura en pedagogía, al sumarlos comprometidamente en torno a una investigación que se aventuró por los caminos históricos de la configuración universitaria. Con sobriedad, con mesura y con rigor académico lograron proyectar, hasta hacerlos suyos, los procedimientos y las orientaciones que estimularon la perspectiva del estudio.

En este sentido, Aproximaciones al estudio histórico de la Universidad Veracruzana es una obra que entrevera entre ella y sus autores una virtud infrecuente: la promoción de una formación temprana para la investigación que corre pareja a la madurez curtida por la experiencia. Este logro de equilibrio entre quienes descubren rutas sólidas de indagación y asesoría que persigue dominio del oficio en los hechos de la realidad que explora, da motivo a presentarla como una aportación sugerente a las formas de incentivar el trabajo de investigación entre los jóvenes.

El resultado de esta articulación colectiva es un libro de buena factura que aspira a cultivar el debate razonado de la comunidad universitaria. Un debate fundado en el conocimiento de la forja institucional que hizo posible lo que hoy es la Universidad Veracruzana. Una forja que se edificó como heredera de la trilogía que simboliza los ideales de su origen: de los pétalos de la lis de su hechura asoman arte, ciencia y luz, los tres signos que dieron lugar a sus funciones sustantivas: docencia, investigación y difusión de la cultura. Revelar las continuidades y rupturas de esta construcción con miras a despejar horizonte, es la propuesta del texto que hoy presentamos ante ustedes.

A través de su escritura, nos advierten sus autores, aspiran a encauzar vías convergentes de diálogo informado que alienten acercamientos confiables de mejora al futuro universitario. Desde mi lectura como universitaria agrego: el libro ofrece rutas de conocimiento que tratan de exorcizar el agravio de reformar sin la fuerza vital del entendimiento, de la experiencia y de la visión de quienes constituyen el corazón del ser universitario.

El texto deja vislumbrar las preocupaciones centrales de esta apuesta que inquiere sobre encuentros universitarios de elogio a la razón. En él se revisa el desplazamiento de la estructura universitaria básica, los procesos sociales que le dieron sitio, las políticas públicas que le ofrecieron cobijo, las problemáticas por las que atravesó, la impronta en los destinatarios de su enclave y las decisiones que se tomaron para sostener su propósito escolar en la sociedad veracruzana.

Es decir, sus autores abordan, a través de estos núcleos, el tejido de las dimensiones esenciales que configuran cualquier textura universitaria: las funciones que le dan sentido, las características de su institucionalidad que indican rumbo y los agentes principales que la alientan. Asimismo, en ellos se enlazan contenidos que invitan a una reflexión ordenada que se invoca desde diferentes planos capitulares:

  • el segundo disecciona las pautas de crecimiento, expansión y diferenciación de la matrícula estudiantil en relación a las opciones de estudio y los espacios geográficos de la oferta académica;
  • el tercero describe la conformación y florecimiento de la tarea de difusión cultural como una función sustantiva que distingue a la UV;
  • el cuarto aborda la constitución y la evolución de los rasgos característicos de los docentes;
  • el quinto analiza las variaciones acerca de las fuentes de financiamiento que han sostenido su labor, además de los mecanismos y destino del ejercicio presupuestal;
  • el sexto muestra las disposiciones formales de organización y gobierno universitario.

A la manera de las matrioshkas de Zagorsk, estos rasgos encajan en un primer plano, cuyas precisiones facilitan un ensamblaje flexible: en la presentación general y en el ensayo de la periodización de la historia de la Universidad Veracruzana, elaborados por los coordinadores, se sitúan las coordenadas analíticas en que gravita el conjunto.

Sus lineamientos subrayan la relevancia de una historia crítica que amalgama referentes de un método probado y sancionado en la brega que se ocupa de la historia institucional universitaria; una historia social de la Universidad que privilegia el estudio de los procesos en lugar de la crónica de acontecimientos; una historia singular que discurre en el flujo de distintos ritmos que atienden origen, evolución y desarrollo en la lógica de su propia organización, sin descuidar su inmersión en políticas públicas de otra escala; y una historia que buscó cimiento en las huellas de su pasado al indagar en los acervos documentales del Centro de Investigación en Documentación sobre la Universidad (CIDU) y en los archivos gubernamentales.

En la magnitud asociativa de estas premisas tuvo lugar la búsqueda de explicaciones e interpretaciones a la organización académico-administrativa de la Universidad. El interés de largo alcance permitió discernir sobre lo que cambia en el tiempo, cómo procede ese cambio y cuáles son sus características. La estrategia de observación que relaciona teoría sociológica, educativa e histórica compromete formas novedosas de conjugar el análisis de la configuración universitaria. La trama del conjunto de los hilos conductores confiere, a mi juicio, una perspectiva saludable que toma distancia con simplificaciones del pasado universitario que se agota en la descripción epidérmica de vicisitudes evolutivas de carácter lineal.

Pero, más allá de esta vertiente potencial que pone en movimiento casi 60 años de vida de la Universidad Veracruzana, encuentro ciertos elementos distintivos de su código genético que valdría la pena explorar más, en aras de entender la diversidad de formaciones escolares con orígenes comunes:

  • El primero es la intervención tan acusada del Ejecutivo estatal en el gobierno universitario y la amplitud de sus atribuciones.
  • El segundo es la separación temprana del nivel de estudios preparatorio con el ánimo de fortalecer el superior.
  • El tercero es el proceso de desconcentración administrativa y regionalización de la oferta educativa, asociado a la Escuela de Iniciación Universitaria.
  • El cuarto es la relevancia de la difusión cultural como función sustantiva de la Universidad Veracruzana y su fuerza vinculatoria a la sociedad local.
  • Y el quinto, si bien de factura similar a otras propuestas universitarias, es la preponderancia que han tenido las carreras de abogacía y medicina, pese a la diversificación de la oferta educativa.

Me parece que vale la pena hurgar en dichos elementos desde otras aproximaciones que atienden prácticas culturales que propician identidades. Sus huellas se pueden seguir en los residuos de tradiciones que los espacios de significado enraizaron en el presente. En los vestigios culturales de mayor data, como es el caso de la plataforma de despliegue de la formación para jóvenes que precede a la formación universitaria, quizá se pueda atisbar respecto a sus cánones incubadores.

Por lo que se sabe, esta propuesta introdujo ciertas particularidades que, por lo menos desde mi lectura como historiadora de estos asuntos, llaman la atención. No voy a pormenorizar los rasgos hereditarios de cada uno de ellos, pero sí quiero subrayar que el esfuerzo por abrirse a formas culturales de larga duración crea posibilidades de conectar y observar líneas persistentes de continuidad, pese a las transformaciones habidas. En las historias de los institutos y colegios civiles del siglo XIX, podemos encontrar algunos pliegues que fertilizaron a las formas universitarias, y de esta manera, cruzar fronteras de entendimiento a fin de activar explicaciones de mayor alcance. Con luces y con sombras, el desarrollo de esta experiencia fue crucial para dar vida al paisaje organizativo universitario.

Este comentario de ninguna manera pretende endosarle mayor complejidad al texto que se presenta. Simplemente señalo posibilidades de estudio a futuro acerca de procesos de organización universitaria con apariencia similar, y sin embargo, diferentes respecto al procesamiento de su legado. Tampoco pretendo que se conciban los nexos de proyección de ordenamientos educativos como transferencias mecánicas de su pasado. Más bien advierto sobre un tamiz que no es inmune al contexto en que se desarrollan y adquieren sentido tales ordenamientos: de sus interdependencias se alimentan los signos de sus posibilidades de acción.

Escudriñar estos códigos quizá aporte comprensión a las formas en que el pasado llega hasta el presente, influyendo sobre la manera de ser y de pensar la universidad. En todo caso, desafía lo que hoy aparece como zona del silencio al aplicar políticas uniformadoras en el tránsito hacia la universidad moderna: ¿por qué la experiencia que pone en juego una universidad pública estatal es diferente a otras? ¿Qué hay detrás de esta experiencia? ¿Es posible descifrar su herencia para capitalizar un rumbo más certero?

El libro Aproximaciones al estudio histórico de la Universidad Veracruzana constituye una invitación de elaboración confiable, deseosa de participar en este y en otro tipo de discusiones. Su textura ofrece claves de argumento para encontrar sitio en la batalla que se libra respecto a lo que se requiere y se necesita reformar. Para conjurar el rumbo de la Universidad pública que sí queremos construir, el libro ofrece razones para pensarla y razones para encarar la reacción por instinto.

Sin embargo, frente a la paradoja de una comunidad universitaria que pierde terreno en el campo de la lectura que va más allá de las minucias de su especialidad, el libro Aproximaciones tiene ante sí el reto de seducir lectores, de constituirse en puente para hacer inteligible un ejercicio creativo de reflexión del pasado y del porvenir universitario. Al abordar esta dualidad en su abecedario personal, Carlos Fuentes señala que en la Universidad “se dan cita no sólo lo que ha sobrevivido, sino lo que está vivo o por nacer en la cultura.” Y tiene razón. De ese tamaño es nuestra tarea.

Pero para que la cultura viva, se necesita, como en el son jarocho, un poquito de gracia y otra cosita. El espacio crítico para entender nuevas formas de vivir la cultura universitaria es la moneda de cambio que ofrecen quienes escribieron este libro. A ustedes como lectores potenciales les corresponde abrazar, rechazar, recrear, confrontar o ampliar las ideas que ponen a su disposición para que “el silencio no imponga su obscura soberanía.”[3]

[1]. Ponencia presentada en el Coloquio Nuevas formas de vivir la autonomía universitaria. Reflexiones y experiencias, llevado a cabo en la Universidad Autónoma de Zacatecas, el 10 de octubre de 2008.

[2]. Su publicación corresponde al cuarto volumen de la Biblioteca Digital de Investigación Educativa y puede ser consultado en la dirección electrónica: www.uv.mx/iie/bdie

[3]. Carlos Fuentes, En esto Creo, Planeta, México, 2002.