Revista de Investigación Educativa 11
julio-diciembre, 2010
ISSN 1870-5308, Xalapa, Ver
Instituto de Investigaciones en Educación, Universidad Veracruzana
       
     
La paradoja sexual: de mujeres, hombres y la verdadera frontera
       
 

Irmgard Rehaag

Instituto de Investigaciones en Educación
Universidad Veracruzana

Recibido: 19 de septiembre de 2009
Aceptado: 20 de octubre de 2009

 

Pinker, Susan. (2009). La paradoja sexual: de mujeres, hombres y la verdadera frontera. España: Paidós.

El libro de la psicóloga y periodista canadiense Susan Pinker, La paradoja sexual. De mujeres, hombres y la verdadera frontera, cuestiona una de las bases de una vertiente de la teoría del género, la de ver a los hombres y las mujeres como iguales. ¿Por qué los niños varones que durante su infancia pasan por muchas dificultades, son los que en su vida de adultos logran grandes éxitos en sus carreras? ¿Y por qué las niñas con excelentes capacidades en los estudios llegan raras veces al trono de los jefes? La investigadora analiza muchos estudios empíricos y llega a la conclusión de que varones y mujeres no tienen las mismas expectativas ni en la vida ni en su carrera profesional. La diferencia entre los géneros es mucho más grande que lo imaginado.

Con base en cuantiosos estudios empíricos y entrevistas con 12 mujeres y varones exitosas/os en sus carreras profesionales, la autora nos presenta las diferencias profundas que existen entre los géneros, que también tienen una vertiente fundamental en los procesos biológico-evolutivos. La obra se basa en 500 referencias científicas, con lo que se afirma la seriedad con la cual fue elaborado el libro.

Susan Pinker describe con muchos detalles que, por ejemplo, las mujeres detectan las emociones de los demás con facilidad y reaccionan a dichas emociones con más rapidez. Con esto explica que opten por trabajos donde es importante detectar emociones, como profesoras, médicos de familia, enfermeras, trabajadoras sociales, psicólogas, etc. Al mismo tiempo, la autora revela estudios que demuestran que la segregación de testosterona (la hormona masculina) en el feto durante el segundo trimestre hará que el futuro niño tenga menos interés en socializarse. También se ha demostrado que los chicos que tengan cuatro veces más testosterona que las chicas tendrán problemas con el lenguaje y reducirán hasta 10 veces su interés por la interacción social.

Por otro lado, los estudios revelan que la testosterona provoca en los varones que sean más competitivos, asertivos, vengativos y atrevidos. Por ejemplo, un estudio sobre la manera como compiten chicas y chicos reveló que cuando los dos sexos tienen la posibilidad de rivalizar en un juego, un 50% de los niños varones prefiere los juegos con este fin, mientras que entre las niñas se encontró esta intención solamente en un 1%. Las niñas prefieren juegos donde se puede alternar con otros y donde existen pausas para interactuar.

Traduciendo más ejemplos que se presentan en el libro al mundo estudiantil y laboral, la autora presenta estadísticas que revelan las ventajas en los exitosos estudios de las mujeres durante su carrera universitaria, pero lo curioso es que los varones triunfarán más después, en los negocios. Las mujeres suelen ser mejores en los estudios, pero no tienen tanto interés por la competitividad laboral. La autora dice que los niños que peores notas sacaban en el colegio acaban siendo, sin generalizarlo, los que mejores resultados obtienen en el trabajo; y las niñas que mejores notas obtenían acaban aceptando una situación laboral que no les traiga demasiadas complicaciones.

Explica que los varones priorizan el estatus. Esto significa que invierten más energía en la consecución de sus objetivos laborales que en otras facetas de su vida. Y aunque sus éxitos les hagan sentirse poderosos o importantes, muchas veces no experimentan satisfacciones vitales y su salud se resiente. Dice que, por el contrario, las mujeres suelen tener un objetivo vital y un concepto del éxito más variado.

Susan Pinker hace mucho hincapié en la versión de un patrón básico que se funda en lo masculino y que se han añadido algunas características femeninas, con el cual la sociedad continúa viendo a las mujeres. La autora afirma que las mujeres no son clones de los varones, sino que es tiempo de valorar por igual las características de lo femenino, lo que podría ser un paso importante hacia una vida en la que se respete y valore la diferencia.

El libro provocará muchas discusiones importantes y necesarias para, ojalá, acercar una visión femenina de la vida a la versión masculina que estamos viviendo en el mundo contemporáneo.