Gratuidad: punto de movilización

y dislocación de la identidad universitaria

Bertha Orozco Fuentes1

Presentación

En el marco del problema que paraliza a la unam a raíz de la aprobación del Reglamento General de Pagos (rgp) el 15 de marzo de 1999, se reactiva el debate sobre la gratuidad de la educación. No podemos olvidar que este valor educativo ha sido elemento constitutivo, desde principios del siglo xix hasta nuestros días, de la identidad de la educación pública en nuestro país, por eso merece especial atención. Debemos entender el debate de la gratuidad mediado, no sólo desde una visión económica, sino también en sus dimensiones política y social.

1. La gratuidad desde una visión estrecha de lo económico

El problema de "cuotas sí" (no gratuidad de pagos) o "cuotas no" (gratuidad de pagos) es mirar únicamente la punta del iceberg; lo que se observa estrechamente es el problema financiero de la unam en el ámbito económico-administrativo. Superar esta visión limitada, nos obliga a analizar el tema en su dimensión política y social, entonces la huelga que se generó a raíz de la aprobación del Reglamento General de Pagos (rgp) y que divide la identidad de la comunidad universitaria, debe verse en su sentido más amplio, como inscrito en el problema de la política del financiamiento de la educación en general, de la superior en particular y del financiamiento de la unam en lo específico.2

Es pertinente un posicionamiento en y frente a lo educativo como el que sugiere Adriana Puiggrós (1990: 109), _"alargar la mirada" 3_ para no quedarnos entrampados en un debate que limita el problema a lo coyuntural del pago de las cuotas en sí mismo, sin ver más allá, es decir, sin considerar lo que el debate mueve, lo que nos vino a mover en el fondo de nuestra identidad universitaria.

Bajo esta consideración hay que ver la dimensión estructural, política y el movimiento de la historicidad en el asunto de las cuotas, y no limitar la mirada a ver el hecho como inicialmente surgió al hablarse de modificación al rgp, sólo como una medida de ajuste de la economía interna de la unam ante el anuncio del recorte de presupuesto para el ejercicio presupuestal 1999 y periodos subsecuentes.

Como sabemos, tanto a nivel nacional como internacional, aún en sentidos coincidentes y diferenciados, las reformas de modernización _entre ellas las de la educación superior y de las universidades públicas en particular_, incluyen entre sus medidas más importantes la búsqueda de recursos propios, las cuotas de inscripción de manera específica, para ya no depender sólo del presupuesto otorgado por el gobierno federal.

En el caso de la unam, la medida del alza de cuotas sancionada por el Consejo Universitario mediante el nuevo rgp, provoca una movilización y estallamiento de una huelga el 20 de abril; en su dimensión social el suceso provoca un debilitamiento del lazo de unión entre las identidades diferenciadas o posturas político-ideológicas de los universitarios en torno al principio de la gratuidad de la educación superior, al punto en que el problema de las cuotas y del rgp se desliza en breves semanas: pasa de ser un problema de economía interna en crisis y de búsqueda de medidas económicas remediales para la unam a constituirse en un problema de política del financiamiento futuro de la Universidad, junto con otra arista problemática, el proceso de constitución de un sujeto educativo político capaz de debatir de manera inédita, en el marco de una estructura indecidible (Laclau, 1993),4 este problema financiero y junto con ello la redefinición del proyecto educativo de la unam como rasgo de un proyecto político cultural.

En medio de esa estructura indecidible, que mueve nuestras identidades generando antagonismos políticos al interior y al exterior de la unam, surge un nuevo reto: la reflexión, el análisis y el debate para construir acuerdos para el corto y el mediano plazos en relación con la política del financiamiento de nuestra Universidad, mediando en ello el valor de la gratuidad de la educación y poniendo en juego el rumbo histórico de nuestra casa.

No hay que ver al financiamiento como un problema estrecho del pago de cuotas más o cuotas menos, o como un tema aislado de "pesos y centavos", aún cuando la unam necesita más que nunca recursos financieros ante el recorte o congelamiento al subsidio en el presente año. El problema nos involucra y debemos ser copartícipes en la introducción creativa de alternativas de financiamiento.

Un espacio político para estos debates son los espacios colegiados, hoy fuertemente fraccionados o replegados ante una dinámica que nos ha llevado a los académicos a un tipo de trabajo más individualizado, pero por fortuna, como podemos advertir en los días de la huelga, el espíritu universitario y de vida colegiada no se aniquila, se reconstituye en el espacio de discusión político-académica con la participación de los distintos sectores de la unam. Aquí vemos un momento de la historicidad potencial, la oportunidad de reconstituirnos como sujetos político-educativos. La academia expresada a través de los cuerpos colegiados es también un lugar importante de confluencia de puntos de vista frente a la problemática del proyecto futuro de la unam y de construcción de propuestas.

En un contexto más amplio, el financiamiento de la educación superior es un tema político para la agenda nacional y debe ser parte de un proyecto académico que redefina el rumbo de la identidad y la estructura de la universidad pública de países en vías de desarrollo, o con mayor precisión, de países que padecen la pobreza estructural acentuada por el avance de la liberización económica, modelo de economía que por cierto está mostrando el agotamiento de sus límites históricos, al grado que en la reunión del Fondo Monetario Internacional celebrado en septiembre de 1998, el grupo de los 22 (países en vías de desarrollo) señalaron sus errores y recomendaron modificaciones para cambiar el rumbo del modelo de la economía de mercado para prevenir una fuerte recesión económica mundial, y agregaría, con costos sociales humanamente inaceptables.

Vivimos un momento de transición y de necesarios cambios de la sociedad y de sus instituciones, la educación en general (la superior, en este caso) está inmersa en estos movimientos. Por lo mismo no podemos introducir cambios de forma apresurada sin tomar en cuenta el contexto en el que se dan.

La categoría de contexto deberá ser el punto de partida del análisis político del financiamiento y del valor de la gratuidad educativa, entendida dicha categoría en sentido amplio y no como un marco aislado de los procesos, sino como el conjunto de condiciones de realidad histórica y como medicaciones estructuradas y estructurantes de los procesos y las movilizaciones que se generaron con relación al problema que paralizó la vida cotidiana de la universidad.5

2. El contexto de legalidad del pago de cuotas y sus efectos dislocantes en la identidad de la unam

Las instancias de legalidad para aceptar el nuevo Reglamento General de Pagos (rgp) en la unam emitieron su voto de aprobación. Inicialmente la Suprema Corte de Justicia de la Nación dice que no existe inconstitucionalidad en el pago de cuotas en la unam. Por otra parte, la legalidad del citado reglamento se instituye desde el momento en que el Consejo Universitario, más allá de las circunstancias de procedimiento en las que se dio, aprobó el nuevo rgp aquella mañana del 15 de marzo.

Ante lo instituido (el producto), la legalidad es ya parte del contexto _lo dado_ sobre el tema del financiamiento y las cuotas, pero la legalidad del rgp no significa legitimidad en tanto se construye como parte de un proceso de convencimiento de los sujetos sociales involucrados y, de lucha y negociación política, hasta llegar al momento de un acuerdo social e institucional en una cadena de equivalencias (Laclau, 1990) de las diferencias identitarias que configuran a la unam. El proceso de acuerdos se logra en la esfera política, cuya vigencia histórica nunca es definitiva, si bien mantiene en periodos históricos el lazo social.

En síntesis, en relación al rgp, si bien existe legalidad, existe también una ausencia de legitimidad, tal carencia es lo que fracturó el lazo de unión de las identidades que conformamos esta Universidad.

La ausencia de legitimidad surge por las interpretaciones antagónicas del valor y principio de gratuidad de la educación. Inicial e históricamente, la gratuidad se había entendido con base en la tradición de la educación pública desde el siglo xix sancionada en las Constituciones de 1859 y de 1917, como el subsidio de la educación proveniente exclusivamente del Estado; este sentido de la gratuidad se fijó como un rasgo identitario de la educación pública y como un uso o práctica social, el no pago (monetario). Este significado se simbolizó como hábito entre la comunidad. Permaneció así hasta antes de la modificación del Artículo 3°, en el sexenio salinista, en su fracción que precisa y otorga la gratuidad a la educación básica, media y normal.

Posterior a esa enmienda y en el marco de la reforma o modernización educativa en lo que va de la presente década, las políticas educativas nacionales e internacionales y las autoridades educativas de alto nivel, han querido interpretar y modificar el sentido de la gratuidad al incluir el componente lingüístico de la "corresponsabilidad" de los estudiantes y sus familias en el financiamiento de la educación, sin excluir el subsidio estatal para la educación.

Al aprobarse el rgp en la unam, como caso específico, surge la tensión en cuanto a su legitimidad, porque no se profundizó en lo que el pago de cuotas podía simbolizar en términos del principio y del hábito de gratuidad y, fue visto inicialmente _de diciembre hasta el 15 de marzo de 1999_ sólo como un ajuste económico administrativo ante las restricciones del subsidio federal.

Esta tensión tiene una explicación, como señala Raúl Domínguez, históricamente está demostrado que siempre que en "la unam se incrementan cuotas se generan movimientos de inconformidad y por lo mismo la historia también nos enseña que lo que de facto ha privado en relación a cuotas es el «congelamiento» de los reglamentos referidos a pagos. Esto nos hace ver que existe una distancia política para tomar decisiones en relación al pago de cuotas, la distancia entre la legalidad y las condiciones reales de aplicación de ésta". También recuerda lo que en referencia a la Ley se decía en nuestro pasado colonial cuando las disposiciones legales emanadas del poder de la Ley no se llevaban cabalmente, se decía: "la ley se acata, pero no se cumple", justo porque las condiciones _de la índole que fueran_ dificultaban su aplicación. Desde 1948 se ha obstaculizado la aplicación cabal del RP aprobado en 1947, "[...] en 1948 los estudiantes lograron que se congelara. Permaneció así y se pagaron 200 pesos de antes, por concepto de inscripción." (Domínguez, Reforma , 19 de abril)

Cuatro décadas más tarde aproximadamente _en el marco de la imparable crisis económica y en vías de incorporar a México al nuevo orden mundial y en la tónica de las transformaciones_ se abre paso a la desregulación estatal y al paulatino tránsito del Estado benefactor al Estado controlador administrativo, surgen nuevos intentos para modificar el rgp y aumentar cuotas en la unam. Esto ocurre con el rectorado del Dr. Carpizo y, posteriormente con los periodos que le corresponden al Dr. Sarukán, hasta que el Congreso Universitario aprueba el rgp a iniciativa del Dr. Barnés. Consecuencia de esto, la fractura de la identidad universitaria.

La legalidad de facto del aumento al financiamiento, vía cuotas que deben pagar los estudiantes o más bien sus familias, produce una dislocación en la identidad universitaria. Mover la fibra sensible de la identidad como es la gratuidad, entendida en una de sus interpretaciones (no la única históricamente posible) como el no pago y derivar en un debate más complejo como es el subsidio estatal destinado a la educación superior, es tocar un punto de articulación y con senso que hoy está redefiniéndose. En la coyuntura del hecho se plantea una disyuntiva: sostener la gratuidad en sentido absoluto de no pagar para no atentar el acuerdo o pacto social entre los universitarios y la ciudadanía, o por el contrario, aceptar sin más el rgp y desarticular los lazos de unidad que sostienen a las diferentes identidades que conforman la diversidad (pluralidad) de la comunidad universitaria.

Salir de la disyuntiva es encontrar, por decirlo rápidamente, una "tercera alternativa" para buscar los componentes inéditos que imaginativa y comprometidamente nos lleve a vencer el obstáculo y nos permita reconstruir y reactivar el valor de la gratuidad educativa, para seguir manteniendo a la educación en la esfera pública.

3. El momento de indecidibilidad del problema del financiamiento en la unam

No es tan fácil para la comunidad universitaria no sentirse solidaria ante la crisis de la economía de nuestra institución; es más, sabemos que un alto porcentaje de egresados de la unam, padres y madres de familias y/o tutores y estudiantes mismos están dispuestos a cooperar económicamente para aliviar en algo las finanzas de la unam, pero al mismo tiempo la decisión no es tan fácil porque sería aceptar que hay un giro en el significante gratuidad en tanto valor y principio educativo, éste ha quedado como un significante vacío, el cual habrá que llenar con nuevos criterios o sentidos que garanticen el carácter público, abierto y nacional de la educación que impartirá la unam.

Según Laclau, los significantes vacíos son muy importantes para la política y su nueva simbolización. En el caso del proyecto político académico que nos ocupa, requiere desesencializar el principio de gratuidad como contenido repetitivo, que por la inercia de la repetición pierde su valor. No se puede seguir entendiendo la gratuidad como ajena a la equidad, y a su vez la equidad no se puede continuar entendiéndose como el trato igual a los que socialmente son desiguales en sus condiciones de vida.

¿Cómo destrabar el problema de la gratuidad? Tendríamos que establecer un acuerdo como universitarios para ir al fondo del problema. Deconstruir, desedimentar el significado del concepto gratuidad. Ver que este valor y principio deviene de siglos atrás, en la génesis misma del Estado-Nación de la era moderna, que la gratuidad hunde sus raíces a la par de otros principios y valores como la igualdad, la libertad (como derecho humano a la educación), la fraternidad (hoy se dice solidaridad) y el carácter público de la educación, pero como principios no se pueden repetir "huecamente", sin sentido y sacando de su contexto histórico estos valores, como si su fijación de sentido o carga de significación se hubiera establecido en una perspectiva esencialista, absoluta, plenamente y a priori por los sujetos políticos que fraguaron la historia entre los siglos xvii y xix. Ver así los principios educativos, no nos abre margen para el pensamiento y la acción de los agentes educativos actuales porque sería como aceptar que la historia ya está hecha y nosotros, en el presente, sólo tenemos que operar de acuerdo a principios esencialistas.

Desedimentar el principio de gratuidad significará la reactivación (Laclau,1990) de lo recuperable de este valor en el marco del contexto histórico, es decir, en lo que significa en su contexto de mediaciones y condiciones estructurantes y estructuradas con relación a lo educativo. Pero reactivación no significa repetición de la historia del pasado, sino la reactivación a partir de la lectura de la historicidad del presente de cara al futuro que podamos simbolizar como sujetos educativos. En la nueva simbolización de la gratuidad está el momento de la decisión de entre múltiples opciones paradójicas y complejas, para llegar a decisiones se requiere la confrontación de ideas y la negociación política.

En la perspectiva de la historia, entendida como historicidad o historia en movimiento, la reactivación de la gratuidad es también un indecible en el sentido wittgensteniano, lo que todavía no se ha dicho y dificulta la simbolización y la verbalización del principio de gratuidad. En este sentido, el indecible es un rasgo potencial de la realidad por venir.6 Por ello sostenemos que la gratuidad podría verse como un significante vacío _tomando prestada la herramienta conceptual de E. Laclau que llevada al campo de la educación guarda sumo interés para la política educativa en la actual coyuntura y de cara al futuro inmediato y mediato de la universidad pública.

Lo que todavía no esta dicho del principio de gratuidad educativa tendrá que construirse con la coparticipación de las diferentes identidades, ideologías y posiciones sostenidas de nuestra Universidad, a través de un diálogo incluyente y responsable. En los días de la huelga se reactiva otro rasgo de la identidad universitaria, muy vinculado al carácter público de la educación: la vida colegiada. Aquel sujeto social de la academia, replegado ante el embate del individualismo intelectual, resurge como una reactivación de la identidad universitaria. Este es un "contorno de articulación" (de Alba, 1996), de propuestas para ir más allá de las posturas esencialistas del todo o nada, que de manera a priori y sin reconocer al otro pretenden llenar de sentido el valor de la gratuidad de la educación.

Agregaría que el debate de la gratuidad no puede darse aisladamente, deben considerarse otros temas y valores que en este espacio no desarrollo de momento. Estos serán: la equidad, las necesidades sociales y educativas y los proyectos específicos de la educación pública. Todos estos rasgos tendrían que articularse en torno a un aspecto: el valor de la vida, ahora simbolizada como una mejor calidad de vida, y el desarrollo humano, social y sustentable. Estos elementos lingüísticos podrían otorgar algunos sentidos inéditos para empezar a dar orientación a la estructura indecidible e indecible del discurso sobre la gratuidad educativa.

En la coyuntura del conflicto identitario de la unam, no existe una decisión negociada y consensuada respecto a la cooperación individual y solidaria de la economía universitaria, lo que existe es el vacío de lo indecidible, sobre lo que no está decidido y que cualquier rumbo que esta decisión tome tendrá una direccionalidad o sentido político para la conformación del financiamiento futuro de la unam como parte del proyecto de Universidad, que en caso de llegar a realizarse el anunciado "Congreso para la reforma de la...", éste sería uno de lo temas principales a debatir, negociar y acordar como parte de un nuevo pacto universitario.

El momento de la decisión es, entonces, una cuestión política, axiológica y, por lo tanto, ética que requiere mucha imaginación, creatividad, argumentaciones razonadas, justas y tolerantes y un alto espíritu para construir consensos. Si este momento se da, podremos entender la conformación de la comunidad universitaria, fincada en una política de financiamiento, entre otras tantas cosas, como resultado de la co-participación político académica.

En tanto llegamos a un acuerdo entre universitarios, ¿dónde queda situado el papel Estado y el subsidio de la educación?, ¿queda acaso pendiente? No debiera serlo, un debate nacional debe darse en relación con lo que significa, en un país como México, invertir en su educación, en igualdad de proporciones o más aún, que en el "rescate bancario", tomando a los dos asuntos como prioridades de carácter público.

4. Posibles vetas de reflexión y lineamientos propositivos

_ Continuar con las campañas para atraer cooperación económica de instituciones, personas y asociaciones, con un manejo transparente tanto de la recepción de estas cooperaciones como de su operación y manejo.

_ Que las universitarias y los universitarios sigamos decidiendo con base en nuestra decisión interna, las condiciones, formas y posibilidades personales de apoyar económicamente a la unam como estudiantes de licenciatura, posgrado y egresados.

_ Abrir una espacio de debate de análisis, incluyente y propositivo con una participación realmente significativa de los órganos colegiados de la unam, principalmente de los Consejos técnicos e internos de las dependencias universitarias y de los nuevos órganos colegiados que surgieron en los días de la huelga.

_ A partir de los resultados a los que llegaran dichos órganos, podría considerarse la viabilidad de un Congreso Universitario para redefinir el proyecto de la unam como espacio de vida pública. En caso de considerarse la viabilidad de la organización de un Congreso, debe aprovecharse la experiencia del celebrado en 1990, para no caer en sus mismas limitaciones y sí aprovechar la experiencia que nos legó.

_ Como punto de agenda importante en los órganos colegiados, tratar el tema del financiamiento de la unam, no como un problema administrativo de ajuste de economía interna, sino como la política de financiamiento mediado por el sentido constitutivo de la gratuidad de la educación en las condiciones de un país como México y a partir de los acuerdos o pactos que logre articular a las identidades diferenciadas de la unam. Ver al otro que piensa diferente a mi visión personal o de grupo, no como un enemigo, sino con un adversario con el cual se puede hablar para debatir, confrontar ideas y negociar acuerdos.

_ En relación al punto anterior, buscar y crear nuevos esquemas de financiamiento _que los hay_ para evaluar su pertinencia para el caso de la unam, previniendo la tensión de las identidades universitarias.

_ Presentar en los análisis de los órganos colegiados contenidos propositivos en relación con el principio de gratuidad para alcanzar acuerdos que incluyan el carácter público de la educación superior, en donde la gratuidad se conciba en relación con la equidad entendida como el beneficio común que incluye las diferencias ideológicas y condiciones económicas de estudiantes de esta Universidad.

_ Políticamente, al exterior del espacio colegiado, promover a nivel nacional un debate para reconceptualizar el principio de gratuidad de la educación como principio que media la relación entre educación, Estado y sociedad. Deberá discutirse el gasto educativo con relación al gasto público general y en esta discusión deberá ser considerada la prioridad del "rescate" educativo, tanto o más que el "rescate bancario".

_ En los espacios de la investigación educativa y de la planeación universitaria, se deberá evaluar el impacto que tienen las políticas internacionales en materia de educación superior en nuestras instituciones, esto con la finalidad de que aquéllas no afecten la calidad de vida y la identidad de las culturas de países en vías de desarrollo como México.

Notas

1 Investigadora del Centro de Estudios sobre la Universidad (cesu-unam).

2 Agregaría que una política de financiamiento de la educación es parte importante de un proyecto más amplio, el proyecto educativo nacional. Este segundo aspecto se esboza más adelante.

3 "Alargar la mirada" significa, para esta educadora latinoamericana, situar a los proyectos educativos latinoamericanos como una expresión histórica de la era moderna, para comprender sus desarrollos y los anhelos o ideales a los que intentó responder en el siglo xix, pero que no llegaron estos proyectos educativos a constituirse plena ni absolutamente aún cuando el deseo fue tomar a la educación como eje de articulación de las identidades nacionales. El carácter incompleto de los proyectos educativos latinoamericanos radica en la exclusión de las diferencias raciales y socioeconómicas de los sectores más desfavorecidos de la sociedad en un afán de unificación de esas identidades en torno a la unidad nacional liberal. Hoy puede percibirse que estos proyectos educativos, sin demeritar sus logros históricos, contienen vacíos de sentido que exigen alargar la mirada. Con esta intencionalidad, este trabajo centra el ángulo de visión en el valor de la gratuidad de la educación como un significante (valor) no pleno, sino como significante vacío que contiene una potencialidad política para ser reactivada en nuestra historia educativa presente y futura.

4 Para Ernesto Laclau (1993) el sujeto en sentido amplio, como categoría, se constituye en una tensión, en términos breves, plantea que el sujeto se constituye entre la estructura indecidible (una variedad de opciones históricas complejas, que involucran consecuencias políticas, éticas, ideológicas, etcétera) y el momento de la decisión. Esto nos lleva a pensar que el momento de la elección-decisión que acordemos en relación a la política del financiamiento, tendrá su carga de sentido ético-político.

5 La categoría contexto se apoya en la conceptualización propuesta, desde una postura antiesencialista de la historicidad, por Buenfil, et al. cuando sostienen que: "El manejo ordinario de la noción de contexto en términos de conjunto de factores asociados con y explicativos de los rasgos estructurantes de una situación o evento, nos parece que trasluce un sentido de contexto donde se privilegian las lógicas de lo constituido (producto) y no de las lógicas de lo constituyente (proceso). En el primer caso el contexto es pasado como conjunto de determinaciones externas al objeto, en el segundo se le asume en posición de interioridad al objeto, es decir, se le reconoce a la vez como factor estructurante y estructurado." (1992: 11).

6 El manejo de la categoría indecible de Wittgenstein ha sido explicado y usado en el campo de la teoría pedagógica por Alicia de Alba, investigadora del cesu-unam, en el marco de diversos seminarios referidos al tema de la teoría, filosofía y constitución del campo teórico de lo educativo, particularmente en el seminario interno de Formación teórico social, que ella misma coordina.

Bibliografía

Buenfil Burgos, Rosa Nidia, et al. (1993) Filosofía, teoría y campo de la educación. Estados del conocimiento , Cuaderno Núm. 29, 2° Congreso Nacional de Investigación Educativa.

De Alba, Alicia (1996) Expectativa docente ante la problemática y los desafíos del curriculum universitario en México. Tesis doctoral. 2 vol., Madrid, Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Domínguez, Raúl (1999) "Le sugieren al Rector que se abra al diálogo" en Reforma , México, 19 de abril.

Laclau, Ernesto (1993) Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo , Trad. de Ernesto Laclau, Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión.

Puiggrós, Adriana (1990) Imaginación y crisis en la educación latinoamericana , México, Alianza Editorial Mexicana/conaculta.

Reglamento General de Pagos (1999) Documento aprobado por el H. Consejo Universitario en su sesión ordinaria del 15 de marzo de 1999.


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