Si piso me hundo: los humedales
José Luis Marín Muñiz, M. Elizabeth Hernández Alarcón y Romeo Ruiz Bello
Cuando escuchamos la palabra “humedal”,
obviamente pensamos en algo húmedo, aun sin
saber a qué se refiere exactamente dicha palabra.
Pero el término alude a una gran variedad de
ambientes que comparten características terrestres
y acuáticas y que se definen como aquellos
sitios en los que el suelo se encuentra inundado,
temporal o permanente, con agua dulce o con
cierto grado de salinidad, y en donde la mayor
parte del año crece un tipo de vegetación adaptada
a vivir en tales condiciones. Así, los tres
componentes que caracterizan a un humedal
son el agua, la vegetación y el suelo.
¿Cuáles son los tipos de humedales?
De acuerdo al tipo de ambiente donde hay
humedales, estos se han clasificado en humedales
marinos o costeros, como los manglares
o ciénegas salitrosas; los interiores o
continentales, que incluyen a aquellos que se
encuentran a la orilla de ríos, lagos o lagunas
y que están conectados con ellos (también
se incluyen aquí las zonas húmedas aisladas,
como pozas con vegetación, pero que no se
encuentran conectados a cuerpos de agua),
y los humedales construidos por el hombre,
que se hacen con el fin de imitar las funciones
de los humedales naturales.
Durante mucho tiempo los sitios inundados
fueron vistos como lugares lodosos,
insalubres y que no prestaban ningún servicio
en favor del hombre. Hasta en las viejas
películas y en los dibujos animados los
sitios inundados, también conocidos como
pantanos en esos tiempos, eran vistos como
sitios terroríficos de los que difícilmente se
podía escapar. Pero en las últimas décadas
ha habido un conocimiento cada vez mayor
acerca de su funcionamiento y composición.
¿Por qué son importantes?
La importancia de estudiar los humedales
radica en los múltiples servicios ambientales
que dichos sitios proveen, pues desempeñan un papel importante en el ciclo hidrológico
al regular los flujos de agua, y sirven como
fuentes de abastecimiento del vital líquido
en algunas poblaciones y para tratar las aguas
residuales. Los humedales sirven también de
hábitat a una gran variedad de especies animales
y vegetales; proporcionan materias primas
para la construcción y numerosos productos
medicinales, artesanales y demás; disminuyen
el efecto de las inundaciones y sirven
de barrera contra las tormentas y huracanes.
Además, tienen un papel esencial en las condiciones
climáticas al regular las emisiones a
la atmósfera y, por si fuera poco, son sitios que
sirven para la recreación. Hoy en día, hasta en
los dibujos animados se recalca la importancia
de conservar los humedales y también se ha
señalado el daño que se ocasiona cuando se
destruyen y contaminan dichos sitios, no solo
el daño a los animales y plantas que ahí habitan,
sino también al hombre.
Importancia y constitución del suelo
El suelo de los humedales es llamado “suelo
hídrico” y se define como un suelo formado
en condiciones de saturación o inundación
prolongada durante la estación de crecimiento
de las plantas. El hecho de que el
suelo se encuentre saturado de agua hace que
pierda oxígeno, lo cual produce cambios en
sus propiedades físicas y químicas. La importancia
del suelo de humedales se debe a que
es el medio en el cual se realizan muchas de
las transformaciones químicas que dan lugar
a algunos de los servicios ya mencionados. El
suelo de humedales es también la matriz en
la que se almacenan los nutrientes necesarios
para el crecimiento de las plantas.
|
Suelos minerales |
Suelos orgánicos |
% de contenido orgánico |
Menor a 20% |
Mayor a 20% |
% de carbono orgánico |
Menor a 12% |
Mayor a 20% |
pH |
Neutro o muy cercano al valor neutro |
Ácido |
Densidad aparente |
Alta |
Baja |
Porosidad |
Baja (44-50%) |
Alta (80%) |
Disponibilidad de nutrientes |
Generalmente alta |
Generalmente baja |
Tabla 1. Comparación de las características físicoquímicas que presentan los suelos orgánicos y minerales (Tomado de Mitsch y Gosselink, 2007).
Los suelos hídricos pueden clasificarse en
orgánicos y minerales; la diferencia está dada
por las características de los materiales que lo
componen (Tabla 1).
Los suelos orgánicos están compuestos por
elementos minerales y materia vegetal en proceso
de descomposición, resultado de las condiciones
de escasez de oxígeno. En los suelos
orgánicos el contenido de materia orgánica es
mayor a 20%. Cuando el contenido de materia
orgánica es conocido, se puede estimar el contenido
de carbono orgánico a partir de dicho
dato. Los suelos hídricos orgánicos se pueden
reconocer a simple vista por su color oscuro
y porque al pisar sobre ellos se sienten esponjosos,
chiclosos y resbaladizos, de modo que
se sumerge uno fácilmente en ellos. Cuando
el suelo se toma con la mano y mancha los
dedos, es que también es orgánico.
De acuerdo con las características físicas
del suelo, se emplea el término histosol para
hacer referencia al material descompuesto, y
generalmente este tipo de suelo indica que un
alto contenido de material orgánico está presente
en los primeros cuarenta centímetros de
superficie. Puede ser sáprico, que es cuando el
material orgánico está en la etapa más avanzada
de descomposición, fíbrico, que indica
que la descomposición es baja y aún es reconocible
el material vegetal original, y hémico
cuando se halla en un estado de descomposición
intermedio entre los anteriores.
Los suelos minerales, a su vez, corresponden
a aquellos cuyo contenido de material
orgánico es inferior a 20%. Los componentes
principales de dichos suelos son la arena,
el limo y la arcilla, y cantidades variables de
arenas y piedras. Este tipo de suelo se forma
a partir de materiales transportados por el
viento y el agua. Los suelos minerales hídricos
son generalmente de color gris opaco o
azul verdoso. Cuando en el suelo hay un alto
contenido férrico, se aprecia en él un color
rojizo, y cuando este tiene un alto contenido
de azufre y se encuentra en condiciones de
inundación prolongada, el azufre es transformado
por ciertas bacterias en gas sulfhídrico,
lo que provoca, como consecuencia, un olor a
huevo podrido.
Los humedales en Veracruz
Los humedales en el mundo abarcan más
550 millones de hectáreas, es decir, entre
4% y 6% de la superficie total del planeta. En
México se han estimado más de 1.9 millones
de hectáreas, de las cuales más de dos terceras
partes corresponden a humedales costeros y
el resto a humedales interiores. En el estado
de Veracruz se halla más de 2% de los humedales
del país. Alvarado, Minatitlán y Pánuco
son los tres municipios de la entidad que
cuentan con la mayor extensión de humedales.
En el municipio de Actopan, la zona de
humedales llamada La Mancha-El Llano es un
ejemplo de las áreas de humedales en las que
se llevan a cabo estudios permanentes sobre
la composición y propiedades del agua, la
vegetación y el suelo. Los humedales son un
sitio Ramsar, ya que cumplen los criterios
de importancia internacional que han sido
desarrollados por la Convención Ramsar, que
es un tratado intergubernamental que proporciona
el marco para la acción nacional y
la cooperación internacional en beneficio de la conservación y uso racional de los humedales
y sus recursos. En los meses de marzo
y abril de cada año, en La Mancha-El llano
se lleva a cabo un festival de aves y humedales
en donde se realizan talleres, recorridos
y diversas actividades que recalcan la importancia
de los humedales y los componentes
que los conforman.
Así que, en sus próximos planes de recreación
familiar, no olvide considerar a los
humedales como su sitio turístico. En ellos
podrá reconocer las características del suelo y
del ecosistema en general que hemos descrito.
Para el lector interesado:
- Mitsch, W.J. y Gosselink, J. (2007).
Wetlands (4a ed.). New York: John
Wiley & Sons Inc.
- Soil Survey Staff (1999). Keys to soil
taxonomy. Soil conservation service (2a ed.).
Washington, D.C.: United States
Department of Agriculture.
- López-Portillo, J., Vásquez V., M.,
Gómez, L. y Priego A., G. (2010).
Humedales. En E. Florescano y J. Ortiz
(Coords.): Atlas del patrimonio natural,
histórico y cultural de Veracruz. Xalapa:
Comisión del Estado de Veracruz
para la Conmemoración de la
Independencia Nacional
y la Revolución Mexicana.