Los hongos marinos:
opción entre los productos naturales
Alan Couttolenc Aguirre
Ángel Trigos
Los hongos han sido organismos esenciales
en la historia de la humanidad como
fuente de metabolitos de amplio uso debido
a sus actividades biológicas, entendiendo por
metabolito cualquier sustancia producida
durante el metabolismo de un organismo,
como la digestión u otros procesos químicos
corporales.
Por ejemplo, John Tyndall observó en 1876
que los hongos tenían actividad antibiótica, y
luego, en 1896, el investigador italiano Bartolomeo
Gosio reportó haber aislado una sustancia
cristalina con esas propiedades, después
identificada como ácido micofenólico. Pero
sin duda, el hallazgo más conocido y punto
central de referencia en lo que a los metabolitos
de los hongos se refiere es el descubrimiento
conjunto de Fleming, Florey y Chain,
hecho en 1929, del Penicillium notatum y de uno
de sus metabolitos: la penicilina. A partir de
este descubrimiento, se realizaron más investigaciones
acerca de los hongos y sus metabolitos,
como la hecha por Giussepe Grotzu, que
llevó al hallazgo de la cefalosporina C. Otro metabolito de gran importancia derivado de
un hongo es la ciclosporina, aislada en 1976 y
aprobada para su uso clínico como inmunosupresor
en 1984.
Así como los compuestos activos anteriormente
mencionados, se pueden enlistar
muchos más con actividad biológica diversa, pero tanto los arriba mencionados como
muchos otros han sido aislados de hongos
terrestres, y aunque la cefalosporina C fue
obtenida a partir de un hongo derivado de
cuerpos de agua, no fue sino hasta después de
los años 90 que se reportó el primer antibiótico
aislado de un hongo marino, la sicaína,
permitiendo con ello el hallazgo posterior de
un gran número de nuevos metabolitos de los
hongos marinos, algunos de los cuales presentaban
novedosos esqueletos de carbono,
demostrando con ello el potencial de estos
microorganismos como una gran fuente de
metabolitos potencialmente activos.
El medio ambiente en que un hongo se
desarrolla está muy relacionado con las sustancias
que produce; así, las condiciones del
entorno marino son responsables de las características
únicas que poseen dichos compuestos,
ya sea en el caso de los hongos marinos
que obtienen sus nutrimentos de otros organismos,
a menudo sin matarlos (parásitos
obligados), o de los que sí los matan para
alimentarse de los desechos (parásitos facultativos).
Se piensa que estos últimos derivan
de la adaptación del organismo al medio
ambiente y pueden actuar como mecanismos
de defensa.
Lo anterior se puede observar en el ensayo
realizado en el hongo terrestre Coriolus consors,
ya que en un medio marino se observó la producción
de hirsutanoles, que son sustancias
muy relacionadas con el hongo antes mencionado.
Así, cuando los investigadores cultivaron
el hongo en agua salada y otras condiciones
que semejan un ambiente marino, observaron
que produjo un nuevo compuesto bautizado
como hirsutanol D, demostrando así que el
uso de agua de mar en los hongos terrestres
produce la síntesis de nuevas sustancias, evidenciando
con ello la influencia que ejerce el
medio ambiente sobre la producción de los
metabolitos de los hongos.

Asimismo, se han reportado diversas actividades
biológicas de los metabolitos aislados
de hongos marinos. Una que debe destacarse
es la actividad que tienen contra las células
cancerosas, los cuales han demostrado gran
eficacia contra diversas líneas celulares entre
las que se comprende el cáncer de colon, de
riñón, de mama y algunas clases de linfoma,
entre otros.
Además de estos efectos citotóxicos, también
se han reportado otras actividades de los
metabolitos secundarios que se han aislado de
los hongos marinos, como su actividad antibiótica,
antiparasitaria y antiviral, e incluso
como inhibidores de cierto tipo de enzimas.
En conclusión, estos organismos son una
opción más para identificar nuevas sustancias
con potencial para ser usadas como medicamentos,
o bien como productos de muy
distinta índole, lo que los convierte en un
excelente tema de estudio, que además permitiría
sacar provecho de los 49,510 km2 de
aguas que posee nuestro país, donde aún hay
muchos organismos sin estudiar.
En el caso particular del estado de Veracruz,
cuenta con una extensa zona de litoral (720
km). Dentro de esta extensión se encuentran
varios arrecifes que poseen una gran biodiversidad,
donde se puede incluso encontrar
hongos asociados a organismos como
las esponjas, corales, algas y algunos otros.
Por ello, con la finalidad de sacar provecho
de estos recursos bióticos, en nuestro grupo de
estudio se ha iniciado una línea de investigación
enfocada a obtener metabolitos biológicamente
activos a partir de hongos aislados
procedentes de organismos del sistema arrecifal
veracruzano.