Los usos y maravillas
de la jamaica
Octavio Carvajal, Stefan Waliszewski
y Rosa María Infanzón
Recientemente se ha observado un gran interés en cultivar
plantas de rápido crecimiento anual y perennes
para elaborar papel, plantas ornamentales y plantas
que tienen propiedades curativas para su uso en la medicina
tradicional.
La planta de jamaica (Hibiscus sabdariffa) es un arbusto
anual nativo de África e intensamente cultivado en las regiones
tropicales y subtropicales de la India, Tailandia, Senegal,
Egipto, Estados Unidos, Panamá y México. Esta planta se
conoce por diferentes nombres nativos o locales, tales como
Karkade, roselle, sorrel, Guinea sorrel, rosa de Jamaica, flor de
Jamaica, jamaica, agrio de Guinea, quetmia ácida y viña, por
sólo mencionar algunos. Existen diferentes variedades como la
Jerzy, la Sudan y la Brown. Se le cultiva principalmente por sus
hojas, cálices carnosos, semillas y fibra; sin embargo, el mayor
interés comercial se centra en su flor debido a su potencial farmacéutico
y alimenticio. Su uso es como alimento o como un
colorante que sustituye a los sintéticos. Dentro del género
Hibiscusse encuentran nueve especies (Acetosella W., brasiliensis L., cannabinus L., fursellatus L., mutabilis L., pernambucensis A., rosa-sinensis L., sabdariffa L. y syriacus L.)
que atraen la atención por su aprovechamiento comercial en la
industria de los alimentos, en la manufactura de emulsiones
para bebidas carbonatadas y por sus efectos terapéuticos en la
salud.
Características botánicas
La jamaica es una planta arbustiva de crecimiento
anual, que mide aproximadamente 2.5
metros de altura; su tallo es rojo, cilíndrico, liso y
suave. Sus hojas son verdes y se observan en
ellas venas de color rojo que pueden ser largas o
cortas, crecen de manera alterna y miden de 7.5
a 12.5 centímetros de longitud. Las hojas de la
parte baja pueden contener de tres a siete lóbulos
con márgenes dentados. Las flores aparecen
individualmente en las axilas de las hojas y miden
aproximadamente 12.5 centímetros de ancho;
son amarillas, con un centro de color rosa a marrón,
y cambian a rosado al final del día, cuando
se marchitan. A esta hora del día, el cáliz, de 3.2
a 5.7 centímetros de longitud, es típicamente
rojo y consiste de cinco largos sépalos con un
collar (épicaliz) y de ocho a doce hojas delgadas
de 3.2 a 5.7 centímetros dispuestas alrededor de
la base. El collar comienza a engrandecerse o
ensancharse haciéndose carnoso, quebradizo,
jugoso y envuelve completamente la cápsula
aterciopelada de 1.25 a 2 centímetros de longitud.
La cápsula es verde cuando está inmadura
y tiene cinco válvulas. Cada válvula contiene de
tres a cuatro semillas afelpadas de color ligeramente
café y en forma de riñón que miden de 3
a 5 milímetros de longitud. Cuando la cápsula
está madura y seca, cambia a color café y se
separa. El cáliz, el tallo y las hojas tienen saborácido, muy parecido al arandino agrio de los
pantanos.
… y químicas
El análisis fitoquímico de la jamaica ha revelado la
presencia en ella de ciertas sustancias naturales
que se encuentran en las plantas y en la mayoría
de aceites vegetales llamadas fitosteroles,
además de flavonoides, saponinas y otros
glucósidos, además de carbohidratos, ácido
ascórbico y una mezcla de ácido cítrico y málico.
La jamaica contiene dos pigmentos coloridos: la
hibiscina y la gosipitina, que se usan como base
natural de jarabes y licores coloridos. Se han
identificado los pigmentos extraídos de las flores,
como la hibiscina, gosipetrina, quercetina, mirecetina,
hibiscetina, hibiscetrina y sabedaretina.
Los principales pigmentos de esta planta son las
antocianinas: la cianidina-3-glucósido y la delfinidina-
3-glucósido, que tienen propiedades antioxidantes
y que no presentan actividad tóxica ni
mutagénica. Se ha demostrado que los compuestos
fenólicos –como el ácido procatecuíco,
aislado de las flores de esta planta– tienen fuertes
propiedades antioxidantes, mientras que el ácido
hibiscus manifiesta una elevada actividad inhibitoria
sobre ciertas enzimas pancreáticas.
Importancia,
usos y aplicaciones
Hay trabajos y evidencias epidemiológicas que
asocian las dietas ricas en frutas y vegetales
con un menor riesgo de contraer enfermedades
crónicas y degenerativas. Generalmente se
asume que los constituyentes dietarios activos
juegan un papel importante en el desarrollo y
progresión de esos padecimientos.
En la actualidad, los numerosos fitoquímicos
que hay en las plantas tienen diversos usos en la medicina y en la industria farmacéutica y alimentaria.
Por ejemplo, los extractos de las flores de jamaica se emplean
como colorantes naturales para los alimentos, en emulsiones
para las bebidas y en la preparación de mermeladas y gelatinas
de color rojo brillante y placentero con un sabor ácido. La cocción de las flores también se usa como un sustituto del té o el café por personas que sufren de problemas de salud. Se le
recomienda en la terapia del corazón, enfermedades de los
nervios, presión sanguínea alta, fiebre, enfermedades hepáticas
y calcificación de las arterias. Sin embargo, poco se sabe acerca
de los efectos farmacológicos de dicha planta, aun cuando se
sabe que los constituyentes polisacáridos han sido utilizados
para sanar posibles efectos inmunomoduladores.
Por otra parte, en medicina tradicional se reconoce que
la jamaica tiene efectos terapéuticos benéficos para la salud y
mínimos efectos colaterales, observándose que protege el sistema
vascular humano e inhibe la enzima angiotensina. En un
estudio experimental con animales, se apreciaron los notables
efectos del té ácido de esta planta para reducir la hipertensión.
Se han reportado también sus beneficios como diurético y por
sus actividades antibacterianas. En el norte de Nigeria, la
jamaica tiene un uso empírico en preparaciones laxativas para el
tratamiento de la constipación.
La jamaica, por su fibra y cálices, se emplea asimismo en
la manufactura de cordajes y canastas, así como en la preparación
de bebidas refrescantes. Las propiedades nutricionales del aceite y
la semilla hacen que sea una fuente invaluable de alimento debido
a su contenido proteico y calórico (33% proteína, 24% carbohidratos
y 22% de grasa en base de peso seco) y sustanciales
cantidades de fibra (14% de peso seco como fibra) y considerables
micronutrientes. Las flores contienen altos niveles de minerales,
tales como hierro (88 mg/100 g), magnesio (442 mg/100
g), calcio (1.28%) y selenio (0.09 mg/Kg).
La semilla constituye una fuente excelente de aceite de
cocina. Los tallos tiernos, hojas y cálices se usan en la preparación
de sopas y salsas. Los cálices se ocupan en preparados que se
consumen como sustitutos de la carne. Las flores y frutos
carnosos se utilizan en infusiones farmacéuticas para aliviar los síntomas
de bronquitis y tos.
Las investigaciones con los extractos de la jamaica
demuestran que estos podrían actuar como antioxidantes y contribuir
a las acciones anticancerígenas o cardioprotectivas. Se ha reportado que tales extractos pueden tener
un efecto antiespasmódico, reducen la hipertensión,
son antimicrobianos y de propiciar la relajación
del músculo uterino.
La dieta parece desempeñar un papel
importante en el desarrollo de muchas enfermedades,
especialmente las relacionadas con los
trastornos cardiovasculares y el cáncer, las cuales
se consideran asociadas con el estrés oxidativo.
Por esto, se ha puesto la atención a los agentes
anticancerígenos que se encuentran en forma
natural o que son adicionados a los alimentos y
bebidas para el consumo humano. Estos agentes
quimioprotectores naturales, presentes en la
dieta, revelan una acción inhibitoria sobre la iniciación,
promoción y los estados progresivos en
la carcinogénesis.
Pues bien, se sabe que muchas plantas
medicinales poseen agentes quimioprotectores.
La jamaica es una de las plantas medicinales
de Tailandia, la cual se ha investigado por su
efecto antimutagénico. Varias partes de la
planta, tales como flores, hojas, cálices y
corola, se usan para varios propósitos medicinales
en muchos países del oeste de África.
Las hojas son emolientes y se usan comúnmente
como diuréticas y sedativas, mientras
que los frutos sirven para combatir el escorbuto.
La infusión de los cálices se ocupa como
diurético, antiséptico intestinal y laxativo suave;
es refrescante y útil en condiciones que propician
el enojo, en enfermedades de los nervios y
del corazón, alta presión sanguínea y calcificación
de las arterias.
Las antocianinas extraídas de las flores
secas de la jamaica son pigmentos naturales que
se usan en la medicina y en la manufactura de alimentos.
Estos pigmentos muestran actividad
antioxidante y se emplean en oftalmología, en
tratamientos de varios desórdenes circulatorios y
en enfermedades inflamatorias. Tales propiedades
antioxidantes de estos compuestos y de los flavonoides pueden reducir el riesgo de enfermedades
cardiovasculares.
El ácido procatecuíco de las flores de
esta planta disminuye la peroxidación de lípidos,
que es un mecanismo potencial de daño celular.
Este ácido es un agente eficaz para inhibir la
acción carcinogénica de dietilnitrosoamina en el
hígado, de la 1-óxido-4-nitroquinoleína en la
cavidad oral, del azoxymetano en el colon, de
la N-metil-N-nitrosourea en el tejido glandular
del estómago y de la N-butil-N-(4-hidroxibutil)
nitrosamina en la vesícula.
Además, los extractos de la jamaica
muestran actividad catártica de ligera a moderada
en las ratas albinas estudiadas, en las que
se observó un incremento en la producción de
heces húmedas debido a la presencia de saponinas
y otros glucósidos que pueden ser responsables
de las propiedades laxantes, o a la
presencia de ácidos orgánicos por su efecto
osmótico que les hace ser dif íci lmente
absorbibles.
El papel de los fitoquímicos
en las hiperlipidemias
Continuamente se encuentran nuevas evidencias
científicas que apoyan el papel de los fitoquímicos
para prevenir y tratar enfermedades crónicas
y degenerativas, tales como el cáncer, las enfermedades
cardiovasculares y la regulación de
desórdenes y alteraciones de los lípidos. Aunque
las causas de tales enfermedades son variadas,
el inapropiado consumo de nutrientes ricos en
grasas saturadas y carbohidratos refinados se
identifica como uno de los principales contribuyentes
en dichas enfermedades. La hipótesis
de que la intervención nutricional y dietaria podría
reducir el riesgo de muchas de estas enfermedades
crónicas y degenerativas se basa en las investigaciones epidemiológicas llevadas a cabo en humanos y
animales de laboratorio.
Uno de los hallazgos más consistentes es que las poblaciones
que consumen dietas altas en frutas y vegetales son menos
propensas a desarrollar arterioesclerosis y enfermedades cardiovasculares.
Recientemente se ha enfocado la atención en los componentes
de las frutas y plantas como una posible alternativa en la
regulación y prevención de los desórdenes y alteraciones de los
lípidos. Además, ciertas evidencias epidemiológicas apoyadas en
ensayos clínicos han reportado los beneficios para la salud de los
fitoquímicos en los alimentos. Los más representativos y que han
ganado un prominente lugar como agentes dietarios efectivos en
disminuir los niveles de colesterol en sangre son los esteroles de
origen vegetal, los cuales han sido aplicados en la medicina. El
blanco de acción de estos compuestos es el intestino, donde
ejercen su efecto hipocolesterolémico al bloquear la absorción de
colesterol en el tracto intestinal o a través de la interferencia con
los ácidos biliares. Se ha reportado que las catequinas de las hojas
de té, la sesamina de las semillas de sésamo y la goma guar, entre
otros, disminuyen los niveles de colesterol en la sangre. Otro fitoquímico
que tiene propiedades preventivas es la capseicina del
chile rojo; en efecto, se ha encontrado que este fitoquímico atenúa
la agregación plaquetaria. Los diacilgliceroles que tienen composición
similar a los ácidos grasos de los aceites vegetales tienen al
parecer propiedades hipotrigliceridémicas.
Como resultado de la corrección nutricional, la evidencia
científica indica el óptimo consumo de los fitoquímicos que hay en
frutas y verduras como un medio natural y efectivo para prevenir
muchas enfermedades crónicas y degenerativas.