Universidad Veracruzana

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Diferendos Territoriales de China en el Este Asiático

Mauricio Soto Rodríguez 

Actualmente China tiene algunas disputas territoriales con sus vecinos en el este y sureste asiático. En esta exposición, me permito compartir mi análisis sobre las que considero son las más importantes.  

En primer lugar, y la menos importante es la disputa entre los gobiernos de China y Japón por las islas Diàyútái Lièdǎo para los chinos y Sensaku para los japoneses, las cuales se encuentran a 125 kilómetros al noroeste de Táiwān, 170 kilómetros al noroeste de la ciudad de Keelung, 180 kilómetros al oeste de Ryūkyū (Prefectura de Okinawa, Japón) y 402 kilómetros al este de China continental. La mayoría de estas islas están deshabitadas, sin embargo, se encuentran algunos depósitos de petróleo, gas natural y recursos pesqueros.  

 

 

 

 

Islas Diàyútái Lièdǎo/Sensaku. (2022, 5 enero). [Modificación]. Google Earth. 

 

Estas islas, como las demás en disputa, pertenecían a China desde la antigüedad y el gobierno chino ha reafirmado su soberanía plena sobre ellas. De hecho, ningún documento histórico oficial japonés negaba la soberanía china de las Islas Diàyútái, en los mapas japoneses publicados antes de mediados del siglo XIX, las islas eran excluidas del territorio japonés. Asimismo, Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y España reconocían que las islas pertenecían a China. A Map on China´s East Coast from Hong Kong to the Liaodong Bay (Un Mapa de la Costa Oriental de China desde Hong Kong a la Bahía de Liáodōng) fue un documento hecho por la fuerza naval de Reino Unido en 1877, identificó a las Islas Diaoyu como islas asociadas a Táiwān de China y las separó de las Islas Ryūkyū (Nansei en japonés) de Japón 

En enero de 1895, el gobierno japonés ocupó ilegalmente las islas Diàyútái y las “incorporó” a la Prefectura de Okinawa, dos meses después, con la firma del Tratado de Mǎguān Tiáoyuē (Shimonoseki) el gobierno Qīng se vio obligado a ceder la Isla Formosa (Táiwān) junto con las islas adyacentes, en 1900 Japón renombró las Islas Diàyútái como las Islas Senkaku. 

En diciembre de 1943, representantes de China, Estados Unidos y Reino Unido emitieron la Declaración de El Cairo, en la que se determinó que los territorios ocupados por Japón tenían que ser devueltos a China. En 1945 en los acuerdos de Potsdam se determinó que los mandatos de la Declaración de El Cairo debían ser cumplidos y la soberanía de Japón debía limitarse a las Islas Honshu, Hokkaido, Kyushu, Shikoku y otras islas menores, en agosto de ese año, Japón se rindió y aceptó la declaración de Potsdam. Posteriormente, en el Tratado de San Francisco, firmado entre Japón y Estados Unidos el 8 de septiembre de 1951, se acordó poner a fideicomiso diversas islas, en las que se encontraba las Diàyútái.  En 1978 los gobiernos de China y Japón firmaron el Tratado de Paz y Amistad, sin embargo, ambos gobiernos reconocieron la incapacidad para entablar pláticas sobre la soberanía de las islas. A partir de 1993, el gobierno chino envío a un grupo de expertos a realizar investigaciones, las cuales continuaron hasta 1995, sin embargo, se presentaron incidentes entre barcos chinos y japoneses.  

Las Islas Spratly (Nánshā Qúndāo en chino oArchipiélago de las Arenas del Sur”) se encuentran ubicadas en el sureste asiático, en el mar de China Meridional. Se conforman por otras islas, islotes, arrecifes, atolones, cayos y bancos de arena. El número real es incierto y varía dependiendo de la fuente de entre 400 a 750, en cuanto a su extensión marítima y territorial la cifra también varía de entre 160 mil a 180 mil o 410 mil kilómetros cuadrados.  

 

 

 

 

Islas Spratly/ Nánshā Qúndāo. (2022, 5 enero). [Modificación]. Google Earth. (2022, 5 enero). [Fotografía]. Google Earth. 

 

Su importancia se debe al enorme tránsito marítimo proveniente del océano Pacífico a través del océano Índico para llegar a África y de ahí a Europa. Cuentan con guano, productos pesqueros, petróleo y gas natural, sin embargo, la única certeza es que la mayoría de ellas están desoladas y cubiertas con poca vegetación.  

 

Las islas son disputadas esencialmente por países de la región asiática como son: Brunei, China, Malasia, Filipinas, Taiwán y Vietnam. Brunei es el único país que no ha hecho un reclamo formal, aunque en 1984 estableció una zona de pesca como parte de su Zona Económica Exclusiva, la cual incluye el Arrecife Luisa (Nántōng jiāo). 

El gobierno chino reclama la totalidad de las islas por razones históricas, las cuales se remiten a las expediciones navales en la dinastía Hàn, a comienzos del siglo II. Posteriormente, en la primera mitad del siglo XV, durante la dinastía Míng, pescadores y comerciantes arribaron a ellas. En el siglo XIX, durante la dinastía Qīng, persistió el reclamo y dos años antes de haberse fundado la República Popular China en 1947 el gobierno chino diseñó un mapa que enmarcaba todo el archipiélago, el cual sirvió como fundamento para el gobierno comunista en reclamar la total posesión.   

 

El gobierno malasio entró a la disputa en 1979 al elaborar un mapa de sus pretensiones sobre 12 islas meridionales, a 200 millas náuticas de la plataforma continental de Sabah y Sarawak en Malasia Oriental (Borneo malayo). Su argumento es que las islas están dentro su plataforma continental, este caso es similar al de Brunei. 

 

La justificación de Filipinas se remite a 1951 cuando Tomás Cloma, abogado y hombre de negocios filipino, declaró que estas islas eran “territorio libre”. Cinco años después, el gobierno filipino manifestó su interés sobre las islas Kalayaan (alrededor de 60 islas al frente de la costa oeste de Palawan). Pero fue hasta 1975 cuando se realizó el primer reclamo oficial sobre ellas y un año después el gobierno filipino envió tropas a la isla Palawan. En 1979 las autoridades filipinas señalaron que solo tendrían control sobre las islas ocupadas, más no de todo el archipiélago. Por su parte, el gobierno chino rechazó la soberanía filipina argumentando que los mapas oficiales filipinos comenzaron a incluirlas hasta 1970 y sólo hasta el año 2000 comenzaron a difundirse mapas que incluían las Spratly.  

 

El gobierno taiwanés tiene el mismo reclamo que el gobierno chino; la totalidad de todas las islas y la legitimidad de su gobierno en la posesión. En 1956 el gobierno taiwanés envió soldados a la isla de Tàipíng Dǎo (Itu Aba) y en 1995 tropas taiwanesas ocuparon el Arrecife Zhōngzhōu jiāo (Bãi Bàn Than).  

 

El gobierno vietnamita también reclama la totalidad de las islas mediante un argumento histórico, en el que estas formaron parte del reino de Annam durante el siglo XIX. En 1815 el Rey Gia Long envió una expedición a ocupar las islas, pero los franceses al invadir Vietnam también se las anexaron en 1933. Al independizarse Vietnam, el gobierno reconsideró su soberanía sobre éstas y argumentó que formaban parte de la provincia de Phuoc Tuy. También el gobierno vietnamita utiliza el argumento de que las islas son parte de su plataforma continental.  

 

En 1939 el imperio japonés anunció que las islas estarían bajo su jurisdicción y el gobierno francés respondió con una protesta. En 1941 tropas japonesas invadieron las islas y entablaron una guerra con el ejército francés, sin embargo, una década después Japón renunció a los derechos sobre éstas después de haberse firmado el Tratado de Paz de San Francisco.  

 

Aunque Estados Unidos es el único país que está fuera de la región, su gobierno está muy interesado en ellas debido a que se ubican estratégicamente en el centro del mar de China Meridional y en las principales vías de navegación. No obstante, la principal razón es mantener el statu quo, es decir, la presencia militar en esta zona es la más importante en cuanto al despliegue de tropas en el extranjero desde el término de la Segunda Guerra Mundial cuya intención es resguardar la paz y la seguridad en el Pacífico asiático. 

 

Las islas Spratly son importantes no sólo por sus recursos energéticos sino por su ubicación geográfica, la cual le permite conectar las principales rutas de navegación del Lejano Oriente a través del mar Índico hacia Europa, facilitando tanto el transporte de energía como el tráfico de mercancías; vitales para los países de la región. 

Desde el punto de vista de los estrategas estadounidenses, el control de las Spratly es importante para la construcción de una Armada moderna y de aguas profundas o Armada de aguas azules por parte de China, cuyo objetivo es salvaguardar sus costas, mercancías y buques en el sur del país, y al mismo tiempo, hacer frente al potencial reto de Estados Unidos y Japón. Además, la zona es propicia para la navegación de submarinos estratégicos de difícil detección. Sin embargo, el temor de países como Estados Unidos y Japón, es que el país que controle las islas pueda bloquear el tránsito marítimo o cobre un derecho de paso, lo cual se estima poco probable (más del 80% de las importaciones de petróleo japonesas pasan por esta región).  

 

Por su parte, el gobierno chino ha declarado que no utilizará las armas para mantener el control de las islas y ha participado en las mesas no oficiales de negociación fomentadas por Indonesia. Pero tómese muy en cuenta que al gobierno chino no le interesa entablar un conflicto armado, pues lo más importante es seguir manteniendo el crecimiento económico y la modernización del país. Un enfrentamiento militar no sólo desviaría recursos, sino que derrumbaría los mercados mundiales y las inversiones extranjeras chinas. Además, echaría por la borda todo el esfuerzo de la diplomacia china por tratar de mejorar el prestigio internacional de un país que busca mantener su desarrollo pacífico. El gobierno chino ha normalizado sus relaciones con los países del sureste asiático; importantes socios comerciales en la región. 

 

En contraparte, un ala de extrema derecha de analistas y políticos considera que China es una amenaza y tratan de presionar a Washington a través del discurso de los derechos humanos y el control de armas. Creen que el conflicto sobre la posesión de las islas Spratly será el detonante de la próxima guerra en Asia y que el país que comenzará la guerra será China.  

 

Durante la Segunda Guerra Mundial, Jiǎng Jièshí (Chiang Kai-shek), Franklin Roosevelt y Winston Churchill firmaron el 27 de noviembre de 1943 la Declaración de El Cairo, la cual señalaba que los territorios ocupados por Japón, tales como Manchuria y las islas Táiwán y Pénghú serían devueltos a China. Además, en el Comunicado de Postdam de 1945 suscrito por los anteriores países y después con la firma de la representación de la Unión Soviética se refrendó lo acordado en la Declaración de El Cairo. El 15 de agosto de 1945 Japón se rindió y decidió respetar el Comunicado de Postdam, sin embargo, una vez recuperada Taiwán el gobierno nacionalista chino del Guómíndǎng (Kuomintang) instauró una dictadura militar en la isla.  

 

 

 

 

 

Manchuria y las islas Taiwán y Pénghú (2022, 5 enero). [Modificación]. Google Earth 

 

Después de fundarse la República Popular China en 1949 el líder chino Mao Zedong vio la oportunidad de reincorporar Taiwán mediante un ataque militar al archipiélago Jīnmén (Quemoy) y a otras islas donde se ubicaban las tropas nacionalistas, sin embargo, estos ataques no tuvieron éxito. Posteriormente, el 25 de junio de 1950 comenzó la Guerra de Corea, y dos días después, el presidente estadounidense Truman envió a la VII Flota de la Armada al estrecho de Táiwán, cuya parte más cercana a China está a 130 kilómetros. Este acto lo interpretó el gobierno chino como un obstáculo para tener el control de la isla, además de que tropas chinas participaban en el conflicto de la península coreana. Una vez firmado el armisticio en Corea, en julio de 1954, autoridades chinas replantearon la posibilidad de recuperar la isla, pero en diciembre del mismo año, Estados Unidos y Taiwán firmaron el Tratado de Defensa Conjunta, quedando Taiwán bajo protección estadounidense; mediante este tratado se disminuyó la posibilidad de mejoramiento en las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Běijīng y Washington (Yihuang, 2004). En agosto de 1958, el gobierno chino decidió bombardear de nuevo a Jīnmén (Quemoy) en el estrecho de Táiwán para intimidar al régimen de Jiǎng Jièshí (Chiang Kai-shek).  

 

En consecuencia, el 1º de enero de 1979 China y Estados Unidos establecieron relaciones diplomáticas y formularon un Comunicado Conjunto Chino-estadounidense, en el cual el gobierno de Washington manifestó el rompimiento de las relaciones diplomáticas con Táiwán, el retiro de sus tropas en el estrecho de Táiwán y la terminación del Tratado de Defensa Mutua; sin embargo, hasta la fecha el gobierno estadounidense no ha cumplido su palabra (Cohen, 2007).  

 

La campaña del gobierno chino para recuperar Táiwán se centró en Tres Enlaces y Cuatro Intercambios. Los tres enlaces eran el correo, el comercio, las conexiones marítimas y de transporte, y los cuatro intercambios eran las visitas bilaterales de familiares, turistas, universitarios, asociaciones culturales y deportivas. Trece días después, el 14 de enero de 1979, Dèng Xiǎopíng propuso al gobierno taiwanés la reunificación a cambio de mantener su sistema socioeconómico, sus relaciones con América, Japón y otros países, e inclusive mantener su propio ejército. Desafortunadamente, tres meses después, el gobierno estadounidense aprobó el Acta de Relaciones con Táiwán, la cual violaba el Comunicado de Shanghái y el Comunicado Conjunto Chino-estadounidense; esta acta seguía considerando a Táiwán como un “portaaviones insumergible” y servía de camuflaje para seguir ayudándola militarmente. 

 

En 1979 el Acta del Congreso Sobre las Relaciones con Táiwán estipulaba que Estados Unidos ayudaría a Táiwān en caso de un ataque de China y señalaba el fortalecimiento de la cooperación militar convencional. Con base a este documento oficial desde 1980 el gobierno taiwanés había estado adquiriendo armamento del extranjero.  

 

No obstante, el asunto de Táiwán es un tema de seguridad nacional por lo siguiente: Taiwán es considerada para el gobierno chino como una barrera natural que protege la parte continental y que desde la isla se puede tener mayor control sobre las rutas marítimas en el Pacífico occidental. La isla es considerada como un portaaviones natural para la defensa nacional china. La existencia de la isla sin el control continental se percibe como una provincia susceptible a la inestabilidad política y social que podría incidir sobre otros conatos de separatismo como en las provincias de Xīnjiāng y el Xīzàng (Tíbet). El enorme despliegue militar chino en el estrecho de Taiwán es disuadir a Estados Unidos de un ataque, limitar el abastecimiento a Taiwán en caso de guerra y detentar una postura firma para poder entablar negociaciones diplomáticas. 

 

Sin embargo, la acción más eficiente implica que las sanciones económicas resulten más costosas que la venta de armamento a Táiwán, como lo señaló Yang Yi, un Contraalmirante retirado de la Marina China y de la Universidad de la Defensa Nacional (Dongmei, 5 de febrero de 2010).  

 

Análisis 

 

El gobierno chino desea fervientemente que las diferencias territoriales con sus vecinos se resuelvan entre ellos, sin intromisión de Estados Unidos, país que continúa refrendando su papel de salvaguarda del mundo, sin embargo, las razones reales de la injerencia estadounidense en esta área del globo es seguir manteniendo el estatus y la venta de armamento a los países periféricos a China, pues la venta de insumos, armamento y asesorías permiten que la economía estadounidense se sostenga en el corto plazo. No obstante, a largo plazo el pasar el costo de la guerra a los contribuyentes estadounidenses ha sido perjudicial para la nación estadunidense, la cual trae desequilibrios y crisis económica y social. El crear conflictos inexistentes es una válvula de escape para la economía estadounidense que se encuentra estancada, pues la Guerra de Afganistán apenas hace unos meses finalizó, el 30 de agosto se retiraron las tropas estadounidenses de territorio afgano, después de dos décadas de ocupación militar. El gobierno estadounidense, que luchó contra el régimen talibán, al final dejó todo el armamento y no ganó el conflicto. De hecho, repitió el gran error del pasado con la ocupación en Vietnam y ahora ha generado otros conflictos para mejorar parte de su economía: la disputa con China, el cerco militar de la OTAN hacia Rusia y la venta de submarinos nucleares a Australia; contrato que ya tenía con el gobierno francés sobre submarinos diésel.  

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