Por Silvina Espinosa de los Monteros
José de la Colina celebra su 75 aniversario.
Tras el homenaje que le rindieron el 30 de marzo en el Palacio de Bellas Artes por su cumpleaños número 75, José de la Colina (Santander, España, 1934) se encuentra optimista. Instalado en su pequeño departamento de la colonia Florida en el DF, comenta que el sentido del humor lo ha adquirido con los años y que su máxima satisfacción es la escritura.
-Don José, ¿cómo llega a su 75 aniversario?
-En el estado en que me ves: canoso, barrigón, con los signos del tiempo deteriorándome. Y de ánimo bastante bien, dentro de todo. Aunque ando algo nervioso porque ha sido una cantidad enorme de entrevistas, de gente que viene a fotografiarlo a uno; en fin, creo que me han confundido con otro.
Volverse uno invisible ha sido a través de la historia de la humanidad la ambición de no pocos. Cuento de primeros en esta lista a quienes lo desearían por necesidad de su profesión, como los magos y prestidigitadores, que hasta ahora deben valerse de trucos de espejos, cajas de doble fondo y otras falsedades para crear ante los espectadores la ilusión de que desaparecen y se vuelven transparentes como el aire.