Universidad Veracruzana

Kaniwá

Bibliotecas, Información y Conocimiento

    

$50,000 USD por diseñar un buen juego educativo…

Sí, pero el concurso National STEM Video Game Challenge, está reservado a los más jóvenes estudiantes estadounidenses.
Además, allá, a los bibliotecarios les interesa involucrarse en este tipo de iniciativas. Microsoft y AMD, ambas empresas tecnológicas, participan también. Pero destaco la intervención de la American Library Association y de la American Association of School Librarians. Por cierto, STEM son las siglas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, campos a los que las autoridades educativas estadounidenses les dan la mayor prioridad, para asegurar la continuidad del liderazgo tecnológico de los Estados Unidos, en los años venideros.
Algo cercano pretende hacer la empresa Incubadora de Talento, en México, concretamente en Hidalgo, a través de un concurso para la creación de juegos educativos, al menos a nivel de «story board», en una iniciativa que ha atraído el interés de un gran número de instituciones: entre otras el Fondo PYME, AMITI, la Universidad Iberoamericana, el Instituto Politécnico Nacional, la editorial Random House Mondadori, etcétera. Resulta interesante que el videojuego deberá estar basado en una obra literaria, de una lista propuesta por los organizadores del concurso: Juego de Talento.
Aquí, el premio consiste en apoyos económicos para que los creadores del story board y la empresa incubadora mencionada, desarrollen y comercialicen el proyecto ganador, dando pauta a la creación de una nueva empresa.



Scirus: búsqueda de información científica (410 millones de objetos).

Scirus es la herramienta de investigación científica «más comprehensiva de la web» -al menos así lo declara en su portal. Con sus más de 410 millones de objetos científicos indizados, permite buscar y localizar no solamente el contenido de publicaciones periódicas y journals, sino también las páginas web de investigadores, courseware, borradores de investigación (pre-prints) en servidores colaborativos, así como en patentes, repositorios institucionales y sitios web.



Apagón analógico, fugas de información, bibliotecas, internet y sustentabilidad

El gobierno federal anunció que en un lapso de cinco años -de 2011 a 2015- las transmisiones de televisión analógica serán totalmente reemplazadas con transmisiones de televisión digital.
Acostumbrado como está, el pueblo de México, a un escaso repertorio de ofertas televisivas -al menos en la televisión abierta-, es previsible que la posibilidad de recibir en los hogares, posiblemente decenas o centenas de señales televisivas a través del cable telefónico o de Internet, le represente un salto cualitativo enorme, y hasta un reto, a la inmensa mayoría de la población nacional.
Aunque la tasa de adopción del nuevo formato digital de televisión sea lenta al inicio por razones económicas y técnicas, en 2015 la oferta de canales y programaciones se habrá diversificado a una tasa aún desconocida.
Lo anterior plantea interrogantes en cuanto al impacto que tendrá esta transición, sobre la formación de la opinión pública en México.
¿Cuál será el papel de los grandes consorcios de comunicación en la conformación de auditorios y opinión pública, frente a una oferta ampliada, plural -y crítica, en el mejor de los casos-? ¿Podrán éstos consorcios volver a imponer puntos de vista de manera masiva en lo concerniente a lo político y electoral? ¿Qué nuevos actores tomarán la delantera en términos de creatividad e influencia, y cómo?
¿Abandonarán los espectadores los «canales» tradicionales, ante una oferta variada de mensajes y propuestas de comunicación?
¿Estarán dispuestos y preparados para elegir mejores contenidos? ¿Cuál será el impacto de este cambio en la cultura popular, en la educación, en los hábitos de la gente?
¿Sabrán los diferentes actores culturales -y, de manera destacada, las universidades públicas y las asociaciones civiles- aprovechar de la mejor manera estos nuevos espacios y auditorios para generar una revolución cultural como la que se esperaría?
¿Qué lugar ocupará el libro, la lectura y las bibliotecas en este nuevo panorama?
¿Será realmente accesible a todos la nueva oferta de entretenimiento y noticias, o seguirá manifestándose la brecha digital, brecha de oportunidades, entre los segmentos de mayores y menores ingresos de la población?
¿Se dará el mismo fenómeno de acaparamiento con las concesiones, pero ahora con la venta de decodificadores, servicios de instalación, etcétera?
¿Será la vigilancia total y permanente, el control social total -de lo que lee, escribe, ve y oye la gente en las nuevas redes de «servicios» digitales- el futuro de nuestras sociedades?
Todas estas preguntas no son triviales, si se considera el papel que ya tiene la red Internet a nivel mundial en el flujo de información alternativa o que, a pesar de que es considerarada por algunos gobiernos como «secreta», se filtra hasta amplios sectores de la población, como ha ocurrido a través del sitio de activistas informacionales y ciberperiodistas, Wikileaks, cuya filosofía se puede resumir -de acuerdo con una expresión de Julian Assange–  en «vigilar a los perpetradores», para contribuir a la autodefensa de las sociedades que, en la mayoría de los casos, sufren las consecuencias de las malas decisiones económicas, financieras o en el ámbito de las relaciones exteriores, de sus gobiernos. Mucho puede avanzarse hacia una sociedad más igualitaria y adonde se respeten las normas básicas del derecho gracias a sitios como Wikileaks, si ponderamos lo expresado por Assange, durante una reciente entrevista que dio para las conferencias TED.
Así que, si se cumplen las expectativas del anuncio sobre el apagón analógico, más ciudadanos deberían tener la oportunidad de tener acceso a más información y conocimiento que no ha sido controlado o filtrado previamente por las empresas y los gobiernos.
Esto debería conducirnos tarde o temprano a un resurgimiento de aspiraciones democráticas e igualitarias, y a un debilitamiento del poder de grupos de élite, puesto que la participación en la toma de decisiones es imposible sin información, pero cuando ésta aparece, viene de la mano el interés de la gente por opinar, decidir y participar.
Por lo anterior, y tomando en cuenta el ejemplo de Colombia, es previsible que un cambio en la política bibliotecaria nacional, para abrir, consolidar y mantener nuevos y mejores espacios para las bibliotecas públicas en las zonas urbanas y rurales, más conflictivas del país, podría reorientar el desarrollo de regiones enteras, involucrar a la enorme masa de jóvenes, que no trabajan ni estudian, y de adultos desempleados, en actividades culturales y recreativas que ensanchen sus horizontes de realización personal y colectiva, reduzcan las probabilidades de que sean captados por el crimen organizado para trasegar estupefacientes, delinquir, robar, secuestrar y asesinar, y contribuyan a reactivar el desarrollo económico a través de un impulso al emprendimiento y la inversión productiva.
¿Cuál es el nuevo papel del bibliotecario, ante una sociedad que, a la vez, carece de la información fundamental para participar, y por otro lado vive saturada de mensajes que es incapaz de jerarquizar, filtrar y discriminar, a la velocidad que se generan y los recibe?
Esta es una de las razones más importantes para impulsar acciones de alfabetización informacional en todos los niveles de la enseñanza, y bajo modalidades tanto formales como informales, que cubran a todo el espectro social.
Sin ciudadanos alfabetizados en información será muy difícil, o acaso imposible, hacer avanzar cualquier política pública en todos aquellos ámbitos que impactan de raíz la vida nacional, estatal, regional y local: en educación, salud, productividad, sustentabilidad.
Una población más informada, necesariamente debe ser capaz de tomar mejores decisiones, y de actuar con mayor claridad y creatividad.
Así ocurre con los temas que se relacionan con el desarrollo regional y la sustentabilidad. Si en el proceso de convergencia de Internet y televisión podemos encontrar un punto de equilibrio, que transforme los sentidos de la comunicación, y ésta deje de ser unidireccional -de las empresas a los consumidores, de los gobiernos a los gobernados- y se vuelva bidireccional y multidireccional, las comunidades de consumidores y ciudadanos, podrán intercambiar entre sí experiencias exitosas y fallidas sobre el manejo de los recursos, los desechos y su efecto en el medio ambiente. Los ciudadanos podrán efectivamente calificar la actuación de las autoridades, a través de mecanismos de observación de las actividades de sus representantes, lo cual se vería reforzado si se crearan herramientas legislativas para participación pública, como el referéndum y la revocación de mandato.
Además de las repercusiones en lo social y político, la columna vertebral de intercomunicaciones que es Internet, tiene el potencial de servir para articular la acción de comunidades dispersas, de grandes sectores de la población tanto para el compostaje, como para el reciclamiento de residuos, el ahorro energético y el cuidado del agua. El impacto de dicha columna vertebral en la educación y el desarrollo económico debe explorarse, pero los beneficios parecen estar fuera de duda.
Si no se toman medidas a gran escala en torno a estos problemas, empleando las tecnologías de información y comunicación disponibles a nivel nacional, estaremos desaprovechando el potencial de estas para que México viva un gran proceso necesario de reconstrucción y reorientación nacional.



Alfabetización informacional, científica y ambiental

Aunque a nivel internacional es creciente el interés por la alfabetización en información -o más correctamente: alfabetización informacional (AI), es decir aquella alfabetización relacionada con la capacidad de cada individuo, para definir sus propias necesidades de información, el conocimiento de y la habilidad para utilizar las fuentes de información que permiten resolver dichas necesidades y el uso eficaz, ético y legal de la información así obtenida, para los fines individuales y colectivos que se plantea-; por más que en algunos círculos bibliotecarios y bibliotecológicos, la AI aún es una idea marginal, considerada como un matiz de las actividades académicas de las instituciones educativas, adonde las bibliotecas suelen estar enclavadas, la alfabetización informacional es un asunto pendiente de una profunda reflexión colectiva, reflexión que cobra cada día mayor urgencia e importancia.
Lo mismo se puede decir de las otras alfabetizaciones, que pueden verse como preparaciones indispensables para una ciudadanía plena, efectiva, en una sociedad cada vez más convulsa y compleja, arrastrada de manera incesante hacia diversas contradicciones: entre la tecnología y la naturaleza, el bien individual y el colectivo,  el mercado, la mercadotecnia y las variadas formas de realización humana. Hablamos de la alfabetización científica y la ambiental, que suponen o implican también una alfabetización para los medios de comunicación, para los derechos humanos y para la salud, en suma: todas las alfabetizaciones que suponen lo que podría considerarse en el fondo una alfabetización política.
Se piensa que la escuela y las experiencias educativas formales brindan, ya, dicha alfabetización. Sin embargo, observamos que en el lenguaje de los especialistas de la pedagogía, de la biblioteconomía, de las ciencias del ambiente, aún el de las ciencias de la salud, suele pasarse por alto el asunto de la alfabetización en sus disciplinas, tal vez porque se trata de algo -a primera vista- muy fundamental y básico, que se da por supuesto.
Pero es precisamente en la base de la idea de educación, adonde las nociones alfabetizadoras tienen un enorme potencial de transformación y de cambio. El fin de la alfabetización es la autonomía, la responsabilidad y el aprendizaje de por vida: un proyecto de vida conciente, creativo, único y por ello potencialmente alternativo.
Una persona autónoma y responsable debería ser capaz de regular sus procesos de autosostenimiento, autoaprendizaje, dirigir éticamente su labor creativa, su gestión tanto individual como grupal, en el marco del primer círculo de quienes le rodean, y también en el de las comunidades más extensas a las que está integrado.
El problema parece ser que hemos diseñado, alimentado y nutrido un sistema educativo, un sistema de medios masivos de comunicación y entornos laborales que promueven, o al menos parecen facilitar la desintegración y la atomización, aún la disolución, la dispersión de las individualidades.
Zapatero a tus zapatos -parece que es el leit motiv en muchas instancias educativas y aún científicas– y se hacen todos los esfuerzos para mantener intactas las murallas que mantienen estancos los cuerpos de conocimiento de las distintas especialidades, y a salvo los intereses -profesionales, en el mejor de los casos- de los miembros con la voz cantante.
Hacer algo distinto -se predice- lleva ya el signo del fracaso, en primer lugar, porque la eliminación de fronteras no conviene a esos cuerpos de intereses constituidos: la política. En segundo lugar, porque la inercia obliga a verlo todo desde la óptica de la propia disciplina y ¡qué difícil es adoptar un punto de vista diferente, ya no digamos contrario!
Precisamente la riqueza problemática en las «fronteras» disciplinarias, es lo que puede garantizar una serie de descubrimientos e integraciones, que el trabajo de investigación, disperso y atomizado por ahora, no se permite.
Las bibliotecas representan una matriz cultural, cognitiva e intelectual para los pueblos. Viendo la fortaleza -o las debilidades- del sistema bibliotecario en cualquier sociedad dada, podemos hacernos una idea bastante acertada de las inequidades y asimetrías que existen dentro de dicha sociedad.
Muchas injusticias sempiternas en nuestra sociedad tienen como fundamento, principalmente, la ignorancia del pueblo. Las que son producto de la violencia o el monopolio de las distintas fuerzas sociales -la religión, la educación, los medios, los cuerpos armados- tal vez sean más difíciles de desterrar. pero un pueblo medianamente informado debería ser capaz de redescubrir tarde o temprano el espíritu griego de la democracia.
No se trataría, entonces, nada más de una democracia representativa, que termina en el recuento numérico -ahora siempre sospechoso- de papeletas electorales, sino de una democracia participativa, de una verdadera representación y rendición de cuentas, en la que el funcionario público es conceptualizado realmente como un servidor público y en la que el gobierno es una continua autoevaluación del camino recorrido y del destino trazado.
Justo en la era de la información y del conocimiento, cuando la ubicuidad de la información y la movilidad de la conexión y el acceso a las redes de datos, van a propagarse como un polvorín en toda la sociedad -al menos, entre la que cuenta con recursos económicos para poder pagársela- que vemos, en Colombia, una interesante apuesta por las bibliotecas de libros -claro, dotadas con la más moderna tecnología para aprovechar también lo que ofrece la red Internet, que es mucho-: bibliotecas parques, centros culturales en el más amplio sentido de la palabra, enclavadas en aquellos lugares de las urbes colombianas adonde se hizo evidente la disrupción de la convivencia, el desgaste de las relaciones sociales y el agravamiento de todas las crisis la educativa, la económica, la de seguridad… Construyeron bibliotecas, allí adonde la juventud y la niñez, estaban en peligro: como obedeciendo el espíritu del verso de Hölderlin: «Allí donde se vive en peligro, crece lo que salva».
Bibliotecas, computadoras y libros, eso le están dando -sus legisladores- a los colombianos, que conocen y viven desde años atrás su propia versión de una guerra intestina. con un alto costo en vidas humanas.
¿No tendríamos que ver con más detenimiento experiencias como ésta, y aprender de ellas, ahora que en nuestro país andan sueltos los demonios de la inseguridad y la delincuencia? ¿Y si se dotara de inteligencia a las comunidades, construyendo bibliotecas-parque públicas y verdaderas bibliotecas escolares en los municipios y aún en las zonas apartadas, si se interconectaran plenamente, con texto, voz y video en la red, y se recrearan al menos virtualmente todas esas relaciones humanas que se han ido erosionando y deteriorando con la crisis?
¿La confianza así creada, no alentaría por lo menos el comercio, los intercambios de todo tipo entre regiones? ¿Los niños, olvidarían la llegada de los libros y las computadoras a esos espacios bien diseñados, atractivos, en nada semejantes a sus antiguas «bibliotecas públicas» oscuras, abandonadas, tristes, vacías? ¿Cuál sería el beneficio potencial para México si nos aseguraramos de crear las condiciones para formar, ya no digamos 8 millones de ninis bibliófilos, sino al menos 8 millones de ninis lectores?

 

FaceTime de Apple será un estándar abierto

Durante la Conferencia Mundial de Desarrolladores, Steve Jobs presentó FaceTime un sistema tecnológico que asegura la capacidad de videoconferenciar a través de WIFI -por ahora- y en redes de telefonía celular, en un futuro próximo. La demostración de FaceTime, con una llamada de teléfono a teléfono a través de Internet, con una notable calidad en el audio y video, fue muy afortunada. Steve Jobs aseguró que FaceTime se basa en una variedad de estándares y formatos de acceso abierto y que tiene la capacidad de autoconfiguración, por lo que los usuarios encontrarán muy sencillo utilizarlo.
Steve Jobs llamó a Jonathan Ive -uno de los más distinguidos diseñadores industriales de la empresa, cuyos productos han sido galardonados en varias ocasiones por su excelencia-, y ambos hablaron como dos adolescentes emocionados, haciendo referencia a que han pasado muchos años desde la visión «optimista» del futuro que se presentaba en series televisivas como «Los Supersónicos» y «Viaje a las estrellas», que apreciaban en su adolescencia, hasta este momento en que la tecnología, el software y las redes de comunicaciones hacen posible tecnologías de comunicación como ésta.
Apple proyecta vender decenas de millones de celulares iPhone 3GS y iPhone 4 de aquí a finales de año, cuando el producto se ofrezca en los mercados de casi un centenar de países. De nuevo, Apple pone un nuevo estándar de eficiencia y ergonomía, de eficacia e innovación tecnológica, ante el mercado de las telecomunicaciones, y empresas como Research in Motion -padres de Blackberry-, Nokia, Palm, Motorola y otros, tendrán que convocar a lo mejor de sus ingenieros, programadores y creativos para crear y ofrecer gadgets de telecomunicaciones móviles y entretenimiento con más valor agregado, que los que Apple acaba de presentar -el iPad y el iPhone 4.