Victor Landa
Ortiz
Instituto de Ciencias de la Salud
Universidad Veracruzana
Xalapa, Ver.
RESUMEN
El presente
artículo hace una revisión del asma inducida
por ejercicio. Se mencionan los antecedentes del padecimiento,
la definición, aspectos de la fisiopatología,
cuadro clínico, prevención, tratamiento
y su relación con el deporte y el ejercicio.
El asma inducida por ejercicio ocurre en el 70 a 80%
de los pacientes asmáticos y en un 10 a 15% de
las personas sin asma. Se caracteriza por la obstrucción
transitoria de las vías aéreas 5 a 15
minutos después de haber concluido el ejercicio.
Los síntomas pueden incluir disnea, tos, sibilancias,
dolor u opresión torácica. Los mecanismos
propuestos para el broncoespasmo incluyen: resequedad
de la mucosa e incremento en la osmolaridad estimulando
la degranulación de los mastocitos, así
como un rápido recalentamiento de las vías
aéreas después del ejercicio que causa
congestión vascular, permeabilidad aumentada
y edema que conduce a la obstrucción. La medición
de la función pulmonar es necesaria para hacer
el diagnóstico específico. El tratamiento
está dirigido hacia la prevención y/o
la modificación de la severidad del broncoespasmo
y puede ser categorizado en medidas no farmacológicas
y medidas farmacológicas que incluyen principalmente
agonistas beta adrenégicos inhalados y la cromolina
sódica como opciones iniciales. No hay impedimento
alguno para que los individuos asmáticos practiquen
deporte y/o actividad física, con un asesoramiento
médico y educativo físico.
ABSTRACT
This article is a review of exercise-induced asthma and summarize the antecedents, the definition, the pathophysiology, clinical features, diagnosis, prevention, treatment and the relationship with exercise. The exercise-induced asthma occurs in 70 to 80% of individuals with asthma and in 10 to 15% of the population without asthma. It is characterized by a transient airways obstruction following 5 to 15 minutes of exercise. The typical presentation of a patient with exercise-induced asthma is coughing, wheezing, dyspnea, and/or chest tightness. Proposed mechanisms for bronchoconstriction include: mucosal drying and increased osmolarity stimulating mast cell degranulation; and rapid airway rewarming after exercise causing congestion, increased permeability and edema leading to obstruction. Pulmonary function tests are required for the diagnosis. The treatment is linked to preventing and/or modifying the severity and can be categorised into nonpharmacological modalities and pharmacological modalities including inhaled beta agonist and cromolyn as initial options. Education of patients, parents and athletic coaches on the nature of exercise-induced asthma can help individuals with asthma maintain a normal and active lifestyle and to reach their full physical potential.
ANTECEDENTES
Desde el
siglo II antes de Cristo se conocen los efectos colaterales
del ejercicio sobre los individuos con asma ya que Arateo
de Capadocia escribió en aquel entonces: “Si
al correr, hacer gimnasia o cualquier otra actividad
física, la respiración se torna difícil,
esto se denomina asma”. Este tema se volvió
a tratar en el año de 1698 de nuestra era por
Sir John Floyer, el cual escribió un tratado
de asma. La segunda y tercera edición fueron
publicadas en 1710 y 1726 respectivamente.1
Floyer, médico inglés con antecedentes
asmáticos, elaboró la clasificación
de los factores que propiciaban la obstrucción
de las vías aéreas en sujetos asmáticos,
observó que no sólo “el ejercicio
intenso hace al asmático acortar su respiración,
sino que también una caminata a intensidad submáxima
la podría provocar”.1
En 1864, Salter reconoció el agravamiento del
asma inducido por ejercicio, provocado por el frío,
y especuló que el rápido paso de aire
a través de la mucosa bronquial podría
ocasionar la irritación y estimulación
de las vías aéreas a través del
sistema nervioso.1
En 1946, Herxheimer reportó haber medido la función
pulmonar antes y después del ejercicio en 6 sujetos
con asma inducida por ejercicio, observó una
broncoconstricción que seguía a una hiperventilación
voluntaria en dichos pacientes, y concluyó que
la hipocapnia y la alcalosis respiratoria se debían
a una hiperventilación inapropiada después
del ejercicio, como la causa más significativa
de asma inducido por ejercicio, una hipótesis
que fue desaprobada más tarde.1 Jones y colaboradores
reconocieron en 1962 que el ejercicio podría
tener efectos adversos sobre la función pulmonar
en asmáticos, dependiendo de la duración
del mismo. Un ejercicio intenso, como correr 1 a 2 minutos,
a menudo causa una broncodilatación, pero, si
el ejercicio continúa de 6 a 12 minutos, propicia
la obstrucción de las vías aéreas
acompañada de tos, sibilancias y dificultad respiratoria.
La obstrucción de las vías aéreas
que aparece con un ejercicio intenso de 6 a 12 minutos
puede iniciarse durante el esfuerzo pero es más
evidente después de haber terminado el ejercicio
y usualmente alcanza un pico entre los 5 y 10 minutos
post-esfuerzo. La crisis asmática, por lo regular,
se resuelve en pocos minutos, pero si el ejercicio fue
extenuante, la función pulmonar podría
regresar a sus basales hasta la hora. Se habla de una
fase tardía cuando las cifras se normalizan de
las 3 a las 6 horas; esta fase puede ocurrir en 30 a
40% de sujetos con asma inducida por ejercicio.1
Floyer observó que la respuesta de los asmáticos
dependía del tipo de ejercicio, así como
también de su duración. De los diversos
tipos de actividad física que han sido estudiados,
la natación es el menos probable en causar broncoconstricción,
la carrera es la más frecuente, el ciclismo y
la caminata son intermedios.1
DEFINICIÓN
El asma
o broncoespasmo precipitado por ejercicio es una entidad
clínica común que afecta a un número
significativo de los que hacen ejercicio regularmente,
a tal grado que se le ha considerado como una característica
de los niños y de los jóvenes adultos.4
Se distingue por cambios marcados en el calibre de las
vías aéreas, que ocurren espontáneamente,
en respuesta a la terapia o a la provocación.10
Es un síndrome donde la obstrucción transitoria
de las vías aéreas secundaria a varios
minutos de ejercicio físico vigoroso se presenta
5 a 15 minutos después de concluido el mismo.
Los síntomas pueden incluir dolor u opresión
torácica, disnea, tos y sibilancias. Algunos
individuos experimentan la fase tardía del broncoespasmo
6 a 10 horas después del ejercicio. Aproximadamente
40 a 50% de estos individuos con asma presentan un “periodo
refractario” dentro de las 2 horas del postesfuerzo,
durante las cuales nuevos ejercicios no desencadenan
respuesta broncoespástica.2 La causa inicial
del asma inducida por ejercicio es el enfriamiento de
las vías aéreas durante la hiperventilación,
ya que el individuo tiende a respirar por la boca, permitiendo
que el aire frío y seco llegue a las vías
respiratorias inferiores sin pasar por el efecto entibiador
y humidificante de la nariz.
Con la
respiración por la boca, se humedece el aire
a una humedad relativa sólo de 60-70%, mientras
que la respiración por la nariz entibia y satura
el aire a un nivel de 80-90% de humedad antes de que
llegue a los pulmones. Los contaminantes ambientales
(como el dióxido de sulfuro), el alto nivel de
polen y las infecciones virales de las vías respiratorias
también aumentan la gravedad de las sibilancias
después del ejercicio.
Tanto el asma por ejercicio como el asma típica
se asemejan en que ambas son de inicio rápido,
es decir, se presentan en forma súbita, de manera
similar, su mejoramiento es también espontáneo.
En ciertas investigaciones se ha demostrado que la gravedad
del asma inducida por ejercicio se incrementa en forma
proporcional tanto por la intensidad como por la duración
de la carga de trabajo. 4
El calentamiento apropiado puede reducir o eliminar
el asma inducida por ejercicio. Los ejercicios que se
hacen por esfuerzos intensos pero espaciados son mejor
tolerados, como tenis, básquetbol, voleibol,
squash, frontenis, que los de esfuerzo prolongado como
carrera a campo traviesa (la más probable para
inducir asma), carrera en banda sin fin y ciclismo.
El ejercicio en un ambiente frío, como esquiar
en la nieve, es más dañino a diferencia
de la natación que se hace en un ambiente de
aire húmedo y caliente. 5
Hay que destacar que la natación es frecuentemente
considerada el deporte de elección para asmáticos
y para aquellos con una tendencia hacia el broncoespasmo
a causa de sus muchos factores positivos como un ambiente
húmedo y cálido.
FISIOPATOLOGÍA
En el año
1986, el Dr. Eggleston6 propuso cuatro componentes en
la fisiopatología del asma inducida por ejercicio:
a) el estimulo inicial, b) un evento de transición,
c) la respuesta obstructiva y d) los factores moduladores.
a) El estímulo que provoca la dificultad respiratoria
es el medio ambiente con aire frío y seco donde
las vías respiratorias tratan de calentar y humedecer
el aire inspirado, se denomina como estímulo
desencadenante.
b) En cuanto al período de transición
sólo se conoce que la broncoconstricción
aparece en esta
etapa de una manera no muy clara.
c) Se dice que debemos tener una superficie “susceptible”
para que se desencadene esta respuesta obstructiva.
d) En cuanto a los factores moduladores, se mencionan
a la presión de O2 arterial, acidosis metabólica,
caída del ph, incremento en la concentración
de catecolaminas.6
Los mecanismos que provocan el broncoespasmo en el asma
por ejercicio se explican de diferentes maneras de acuerdo
con varias teorías. Se sabe, por ejemplo, que
cuando una persona empieza a hacer ejercicio, inmediatamente
se liberan catecolaminas suficientes para liberar a
su vez histamina y otros mediadores químicos
a través de la irritación de las fibras
c. La teoría de la pérdida de calor supone
que el asma se presenta cuando al existir hiperventilación
se produce dicha pérdida, y al enfriarse las
vías aéreas se presenta el broncoespasmo.
Sin embargo, se ha visto que ni esta teoría ni
la anterior explican la liberación de mediadores
químicos.
A raíz de esto surge un tercer postulado. Éste
afirma que cuando la persona empieza a hiperventilar
pierde agua a nivel celular, lo que crea una diferencia
osmolar en el espacio intersticial celular, y este cambio
de osmolaridad es el responsable del broncoespasmo.
Lo anterior se ha confirmado, pues actualmente existe
una prueba de provocación del asma que consiste
en dar a inhalar agua al enfermo que tiene sensibilidad
o predisposición genética para crear una
dilución del medio ambiente tisular, lo que provoca
el broncoespasmo.4
La obstrucción del flujo de aire que se desarrolla
con el ejercicio está relacionada con eventos
térmicos dentro de las vías aéreas
intratorácicas. La hiperpnea que ocurre con el
ejercicio ocasiona que las vías aéreas
altas sean incapaces de calentar y humedecer adecuadamente
el aire que se inspira a temperatura ambiente a 100%
de saturación. Esto da como resultado que el
árbol traqueobronquial bajo pierda agua y calor
en estas condiciones. El efecto neto de los intercambios
térmicos durante la inspiración es el
enfriamiento de las vías aéreas. La temperatura
baja en el ambiente produce mayor enfriamiento de la
mucosa respiratoria, y la baja humedad aumenta el frío
por evaporación. Bajo condiciones extremas, de
60 a 80% del calor perdido en la mucosa respiratoria
proviene de la evaporación del agua.2
McFadden postuló que el enfriamiento de las vías
aéreas da como resultado una vasoconstricción
primaria de la mucosa durante el ejercicio. La subsecuente
magnitud y rapidez de la respuesta de las vías
aéreas al ejercicio parece afectar la severidad
de la broncoconstricción. La respuesta rápida
podría causar vasodilatación e hiperemia,
el cual produce edema y obstrucción del flujo
del aire. Anderson y colaboradores, así como
Shepard y colaboradores, propusieron una teoría
alternativa para la patogénesis del asma precipitada
por ejercicio. Estos investigadores creen que la pérdida
de vapor de agua de las vías aéreas produce
una hiperosmolaridad de la mucosa. Bianco y colegas
demostraron que la inhalación de furosemida,
un diurético capaz de interferir el movimiento
de agua y iones a través del epitelio de las
vías aéreas, tuvo un efecto protector
con la dosis relacionada para modificar el asma precipitada
por ejercicio, mientras que la furosemida oral no tuvo
ningún efecto.2
Estos hallazgos soportan a la hiperosmolaridad como
hipótesis del asma precipitada por ejercicio.
Los cambios en la osmolaridad de la superficie podrían
causar broncoconstricción por varios mecanismos
posibles: liberación de mediadores como los leucotrienos
por los mastocitos de las vías aéreas,
constricción de la musculatura lisa, estimulación
de epitelio por receptores irritantes y la destrucción
de uniones epiteliales.
Alteraciones en la temperatura de las vías aéreas
y/o en la osmolaridad en la superficie epitelial causan
liberación de mediadores que producen constricción
en las vías aéreas y la aparición
de broncoconstricción.2
Cuadro
1. Factores determinantes en la severidad del asma inducida
por ejercicio.2
1. Hiperreactividad en la superficie bronquial
2. Duración del ejercicio
3. Intensidad del ejercicio
4. Condiciones del medio ambiente
a. Frío > calor
b. Seco > húmedo
c. Polución del aire por ejemplo con dióxido
de sulfuro y ozono
5. Tipo del ejercicio
6. Intervalo desde el último episodio de asma
inducida por ejercicio (periodo refractario)
CUADRO CLÍNICO
El asma
inducida por ejercicio es una respuesta, tanto en las
vías aéreas altas como bajas, al ejercicio
intenso. Usualmente se manifiesta como disnea, tos,
dolor u opresión torácica y sibilancias.
La intensidad y duración de trabajo necesarios
para producirlo es un ejercicio que requiere 85% del
consumo de oxígeno y toma de 5 a 8 minutos de
esfuerzo máximo. El ataque dura de 5 a 15 minutos
después del ejercicio y se resuelve espontáneamente
de los 45 a 60 min. Algunos pacientes tienen una fase
tardía de 4 a 6 horas después del ejercicio.
Muchos atletas interpretan el problema como una manifestación
de fatiga y está el caso de los jugadores de
básquetbol del equipo olímpico de los
Estados Unidos (1984) que reposaban y se recuperaban
por completo de las molestias respiratorias antes de
regresar al juego. 8
De acuerdo con una revisión bibliográfica
realizada por el Dr. Shepard,9 de 30 a 50% de los atletas
de la delegación olímpica de los Estados
Unidos (1984) que presentaron broncoespasmo inducido
por ejercicio no estaban enterados de la resistencia
al flujo de aire que se les presentaba con el esfuerzo.
Algunos desarrollaron disnea y sibilancias durante o
inmediatamente después del ejercicio. El ataque
asmático se produce típicamente a los
5 y 10 minutos de ejercicio intenso (a veces antes),
cuando la frecuencia cardiaca ha alcanzado un nivel
en torno a los 170 lat./min, o puede aparecer una vez
concluido el esfuerzo. Los síntomas pueden incluir
fatiga o jadeo, disnea, dolor o sensación de
quemazón en el pecho, molestias de garganta,
sibilancias, tos, cefalea, y en niños, incluso
dolor de estómago.
La frecuencia y severidad varían con el deportista,
con el tipo y duración del ejercicio y con la
presencia de diversos contaminantes de aire tales como
el polen y otros polucionantes. Algunas personas son
capaces de seguir realizando esfuerzo durante estos
episodios, pero otros deben detener totalmente su actividad.
Aquellos que desarrollan un episodio asmático
leve al acabar un ejercicio como consecuencia del esfuerzo,
pasan por alto los síntomas. En ocasiones se
descubre en forma incidental a un paciente cuando acude
por otro padecimiento, o cuando un deportista que ya
está diagnosticado de asma le cuenta su caso
a otro.10
DIAGNÓSTICO
Una historia
clínica cuidadosa muy frecuentemente descubre
los síntomas característicos del asma
inducida por ejercicio. El diagnóstico nos lo
da la prueba de inducción mediante el ejercicio
que, además, nos permite determinar cuantitativamente
el grado de obstrucción. Para valorar el grado
de broncoconstricción puede utilizarse un espirómetro
o simplemente un medidor de flujos.
Cuando un deportista se agita y presenta una respiración
muy breve y superficial, el diagnóstico presenta
escasos problemas, pero un deportista con asma leve
puede presentar sólo una tos seca, breve, y disnea
discreta. Las funciones pulmonares pueden estar disminuidas
en 20 a 30% aún en el caso en que no exista un
jadeo franco.
Más tarde puede sobrevenir un episodio intenso.
Para diagnosticar el asma producida por el ejercicio,
el médico debe prescribir al deportista un ejercicio
de prueba similar al que le ha provocado el episodio.
Un enfoque seguro y práctico para el diagnóstico
de asma producida por el ejercicio es suponer que existe
si el deportista tose con frecuencia o se muestra inusitadamente
disneico.11
La medición de la función pulmonar debería
ser el primer test para el diagnóstico. La Capacidad
Vital Forzada (FVC), el Volumen Espiratorio Forzado
en el primer segundo (FEV1) y la proporción entre
FEV1 y FVC deberían ser medidas como parte de
una prueba estándar. La disminución en
los valores para el FEV1, y la proporción FEV1/FVC
(usualmente <70%) indican una enfermedad obstructiva
en las vías respiratorias.2
Una vez que existe la sospecha de asma producida por
ejercicio, el médico puede confirmar el diagnóstico
con algunos tests. Hay que interrogar la existencia
de disnea, tos o molestias torácicas, o si alguna
vez tiene que detenerse a descansar durante una actividad
aeróbica.
Algunos médicos hacen realizar al paciente un
ejercicio sencillo durante 6 a 10 minutos dentro de
la consulta, y después miden su función
pulmonar comparando los volúmenes espiratorios
forzados antes y después del ejercicio.
Una caída del volumen de 20% o mayor con respecto
al basal (antes del ejercicio) es diagnóstica
de asma de esfuerzo. A los niños que les resulta
difícil soplar en un espirómetro, puede
ser útil hacerles correr en el exterior durante
5 minutos; si al entrar de nuevo a la consulta presentan
disnea o molestias torácicas con tos u otra sintomatología
típica de asma, se les hace inhalar medicación
antiasmática; si los síntomas desaparecen,
se puede considerar diagnóstico positivo.10
Otras formas de hacer el diagnóstico incluyen
la realización de una prueba de esfuerzo con
mediciones espirométricas al acabar, o la inhalación
de metacolina. Cuanto menos tarde la metacolina en disminuir
la función pulmonar, más severa es la
reactividad de las vías aéreas.10
En el diagnóstico diferencial se deben tomar
en cuenta la Insuficiencia Cardiaca y la Enfermedad
Obstructiva Crónica.
PREVENCIÓN
El asma
inducida por ejercicio se puede prevenir en muchos individuos
sin el uso de medicamentos. Algunas recomendaciones
son el ejercitarse en un ambiente cálido y húmedo
más que en ambiente frío y seco. Esto
se puede lograr en una alberca con calefacción.
Se recomienda el respirar más por la nariz que
por la boca; estos métodos han logrado éxito
en prevenir el asma inducida por ejercicio; así
mismo, la respiración lenta y profunda ayuda
al control del aparato respiratorio. Entonces, la prevención
del asma inducida por ejercicio puede ser lograda por
algunos individuos utilizando técnicas de respiración
en ambiente húmedo y cálido, y llevando
a cabo un calentamiento en intervalos una hora antes
del evento.
Cuadro
2 . Medios físicos para modificar el asma inducida
por ejercicio.
1. Aire húmedo
2. Aire caliente
3. Respiración nasal
4. Ejercicio submaximal
5. Menos de 5 min. de ejercicio
6. Una hora de calentamiento antes de la competencia.12
Los agentes simpaticomiméticos (Betaagonistas) son los medicamentos de elección para prevenir el asma inducida por ejercicio. Estos actúan sobre pulmón con mínimos efectos colaterales sobre el aparato cardiovascular. Hay preparaciones en aerosol que son de fácil uso y rápida acción. La inhalación de estos medicamentos tales como el albuterol, terbutalina, carbuterol o fenoterol da un largo efecto broncodilatador de 4 a 6 horas. Oralmente, estos medicamentos también son efectivos en algunos individuos.
TRATAMIENTO
El objetivo
de la terapia es prevenir o al menos reducir la severidad
del asma inducida por ejercicio, para que los individuos
con broncoespasmo puedan participar y/o competir sin
mayores dificultades respiratorias. Como se señaló
en el apartado anterior, el asma por ejercicio puede
ser prevenida en muchos individuos con y sin el uso
de medicamentos.
Ciertas teorías sugieren que la pérdida
de agua y calor del tracto respiratorio induce el asma
por ejercicio. Por lo tanto, se debe enseñar
a las personas a modificar su respiración por
medio de programas de ejercicio; esto se puede lograr
nadando en una alberca tibia a una temperatura de 24°C
y con humedad relativa alta. Otro factor es el respirar
a través de la nariz, órgano que humidifica,
calienta y limpia el aire, más que a través
de la boca.
Es necesario aprender a respirar suave y lentamente,
más que a hiperventilar, para restar los efectos
del broncoespasmo asociado con la rápida respiración.
El entrenamiento físico por sí solo no
previene el asma, aunque sí mejora la resistencia
de aquellos individuos quienes practican ejercicio regularmente.
Así, la prevención del asma precipitada
por ejercicio puede lograrse por algunas personas utilizando
técnicas de respiración y humidificación,
medio ambiente cálido y un programa de ejercicio
por debajo de la carga máxima previo a la competencia.
La medicación específica que se utiliza
para prevenir y controlar el asma inducida por ejercicio
incluye a los agonistas beta-adrenérgicos inhalatorios,
que son considerados como la terapia de elección.
La inhalación de albuterol, bitolterol, metaproterenol,
pirbuterol y terbutalina son aprobados para competencias
atléticas internacionales y no tienen efecto
ergogénico sobre el rendimiento en atletas de
elite, en no asmáticos o en personas con asma
moderada. Estos agentes tienen un tiempo de acción
dentro de los 5 minutos a la inhalación con pico
broncodilatador en 15 a 60 minutos. Por lo tanto, los
medicamentos deberían ser usados 15 a 30 minutos
antes del ejercicio. Se deben aplicar 2 bocanadas de
una inhalación de estos medicamentos al inicio
del calentamiento. La duración de protección
es de aproximadamente 2 horas. Estos fármacos
pueden utilizarse también para aliviar síntomas
relacionados con el asma inducida por el ejercicio después
de que ocurran. El salmeterol, un agonista beta-2-adrenérgico
de larga duración, tiene una duración
de acción de 12 horas en el asma inducida por
ejercicio.14
Se puede recomendar que, si la duración del ejercicio
es inferior a 30-60 minutos, continúa siendo
útil el uso intermitente de beta-2-adrenérgicos
de corta duración.
Si la duración del ejercicio va a ser superior
a 30-60 minutos, se recomendaría administrar
salmeterol 30 minutos antes de la realización
del ejercicio y dar una segunda dosis antes de las 9
horas de la primera en caso de presentar síntomas
tardíos o de practicar un nuevo ejercicio. Sin
embargo, se ha demostrado una pérdida de acción
con el uso regular del salmeterol a partir de un mes.15
El cromoglicato sódico es una clase de medicamento
alternativo para la prevención del asma inducida
por ejercicio. Inhibe las fases inmediata y tardía
de la actividad broncoespástica, mientras otros
tratamientos modifican sólo las reacciones inmediatas.
Se utiliza a dosis de 20 a 40 mg, 30 a 45 minutos antes
del esfuerzo. Si falla el cromoglicato como medicamento
único, un agonista beta- adrenérgico debería
ser usado para el efecto inmediato.
Si ni el beta2 agonista ni la cromolina sódica
previenen el asma inducida por ejercicio, el uso combinado
de los dos agentes puede proveer beneficios adicionales
para un control satisfactorio en la mayoría de
los pacientes.
Los corticoesteroides inhalados reducen la inflamación
de las vías aéreas y la hiperreactividad
bronquial, y pueden por tanto mejorar los síntomas
de asma incluyendo el broncoespasmo por ejercicio. La
teofilina oral o una terapia anticolinérgica
inhalada pueden también ser consideradas si los
medicamentos mencionados arriba no tienen éxito
en controlar el broncoespasmo precipitado por ejercicio.2
La teofilina puede administrarse una o dos horas antes
del ejercicio o como alternativa una o dos veces al
día en una terapia programada.
Ciertos medicamentos antihistamínicos pueden
atenuar el asma inducida por ejercicio. Éstos
incluyen el astemizol, azelastina, cetirizina, clorfeniramina,
ketotifeno y terfenadina. Estos medicamentos pueden
ser considerados en aquellos individuos con asma por
ejercicio, quienes también experimentan síntomas
de rinitis alérgica.
La aprobación reciente de los medicamentos conocidos
como antagonistas de los receptores de leucotrienos
ha constituido una valiosa adición al arsenal
terapéutico disponible para el manejo del asma
bronquial.
Aunque los miembros de dicha familia no han logrado
posicionarse como tratamiento único para el manejo
del asma, los beneficios reportados son evidentes cuando
el antagonista de receptor de leucotrienos es administrado
en conjunto con otros productos. Además, estos
medicamentos inhiben el asma inducida por ejercicio
en un 50-80% y acortan el tiempo de recuperación
de la función pulmonar. Montelukast, uno de los
integrantes del grupo, ha demostrado ser muy eficaz
para el asma inducida por ejercicio. Su protección
contra el asma inducida por ejercicio dura de 20 a 24
horas y no parece disminuir su eficacia con su uso continuado.
Diversos estudios concluyen que el Montelukast da una
mejor protección a largo plazo contra los episodios
de broncoconstricción inducidos por el ejercicio
en comparación a salmeterol; dicha diferencia
puede ser atribuida al desarrollo de cierto grado de
tolerancia al salmeterol después de cuatro semanas
de uso regular.
El Zileuton, otro integrante del grupo, inhibe la broncoconstricción
inducida por ejercicio y por aire frío. 16-19
Debido a que los individuos responden en forma diferente
a los medicamentos disponibles para el tratamiento del
asma inducida por ejercicio, es importante evaluar cada
uno de éstos para determinar el más eficaz.2
Cuadro 3. Medicamentos aprobados y prohibidos en competiciones atléticas internacionales para individuos con asma inducida por ejercicio*
APROBADOS:
1. Beta2
agonistas en forma de inhalación en aerosol:
a. Albuterol, metaproterenol, pibuterol, terbutalina,
salbutamol, salmeterol
2. Cromoglicato sódico
3. Aminofilina y teofilina a dosis terapéuticas
4. Antihistamínicos (no usar los que son compuestos)
5. Analgésicos no narcóticos-antitusivos:
a. Dextrometorfan.
6. Corticoesteroides en forma de aerosol o nasal.2,13,21
PROHIBIDOS:
1. Beta2
agonistas oral y líquido
2. Aminas simpaticomiméticas o estimulantes:
a. Efedrina, epinefrina, pseudoefedrina, fenilefrina,
fenilpropanolamina, isoproterenol, isoetarina.
3. Analgésicos narcóticos-antitusivos:
a. Codeína, hidroxicodeína, oxicodeína,
dihidrocodeína.
4. Corticoesteroides orales, intramusculares e intravenosos.2,13,21
* Los antagonistas de los receptores de leucotrienos no han sido anexados a ésta lista al momento de esta revisión.
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