Consumo de datos móviles

Consumo de datos móviles

Alberto Ramírez Martinell | @armartinell

El consumo de datos móviles de los usuarios de teléfonos inteligentes depende de sus intereses personales. Y aún cuando podamos delinear un patrón de interacción con el dispositivo –en el que se describa si el usuario es asiduo a las redes sociales o a la visualización de videos– su consumo no solamente varía por el tipo de información que se consulta sino también por la aplicación con la que se accede o genera.

Durante la primera década del siglo XXI, la telefonía móvil en México –y en el mundo– se popularizó notablemente (ver Casillas, Ramírez, Carvajal y Valencia, 2016) incrementado consigo las valoraciones generales de acceso a la información y la necesidad creciente de conectividad permanente. Para los usuarios que quieren estar conectados a la red todo el tiempo es decir, para los hiperconectados, la conexión a la red desde una computadora –llamémosla local– es insuficiente. Las computadoras de este tipo juegan para ellos una función de equipos de base, de estaciones de trabajo o de centros de respaldo y almacenamiento; dejando latente una necesidad de cobertura de conexión más amplia y de acceso a la información al no estar frente a una pantalla local. Desde su popularización en 2008, los teléfonos inteligentes –con planes de datos cada vez más comunes– han fungido como el enlace móvil permanente y ubicuo que los hiperconectados necesitan.

La intervención

Con el afán de explorar de una manera inicial y asistemática cómo se distribuye el consumo de datos móviles de los usuarios hiperconectados, me dispuse –por mera curiosidad– a revisar mi consumo de datos móviles. Para hacerlo, utilicé sin restricción de acceso a la información durante 4 meses un teléfono inteligente. De ninguna manera pretendo generalizar las observaciones ni hacer teorías al respecto. Simplemente quiero poner en perspectiva mi percepción de uso con el consumo de datos móviles.

Podría decir que el uso que le di al dispositivo durante el periodo de observación fue típico. De manera normal y dependiendo de las fechas, contextos y circunstancias de acceso a la información que se dieron durante ese periodo procuré mis redes sociales, revisé páginas web, hice búsquedas de información, actualicé el sistema operativo y las aplicaciones que están instaladas, consulté el correo electrónico y utilicé las aplicaciones de mensajería instantánea que cotidianamente uso así como las aplicaciones de mapas y GPS.

A continuación presento mis observaciones y reflexiones primeramente sobre 1) mi comportamiento frente al dispositivo digital portátil y posteriormente sobre 2) el consumo de datos en el periodo de análisis.

Comportamiento frente al dispositivo digital portátil

Para poner en perspectiva los datos que presento en la siguiente sección debo acompañar la observación con una reflexión de mi percepción sobre el uso del teléfono inteligente describiendo mi relación con el dispositivo, aunque sea de forma subjetiva.

Todos los días –bueno casi todos– salgo a correr por la mañana acompañado de una aplicación de control de distancia, tiempo y ruta (runmeter). En el trayecto de aproximadamente 30 minutos aprovecho para cazar un par de pokemones para mis hijos –y para mi también–. Luego reviso el correo electrónico redes sociales y la mensajería instantánea pendiente. Soy un old-digital (ver O’Donoghue, M. y Ramirez-Martinell, 2015) por lo que mi uso de correo electrónico es constante. Sigo valorando esa plataforma especialmente para el intercambio de información relacionada con el trabajo. De la combinación Teléfono Inteligente – Correo electrónico obtengo mi oficina móvil, envío y contesto correos a todas horas y en todo lugar –aunque en el cine no prendo el celular–. Vale la pena mencionar que antes de esta observación yo consideraba que era la aplicación de correo electrónico la que más usaba en el dispositivo.

Mi uso de la aplicación de Twitter es alto, pero más bien pasivo. Reviso contenido, le doy retuit a algunas noticias y en realidad publico poco contenido original (pero ya vi que ser un lurker cuesta). Exploro principalmente al timeline y los mensajes directos pero también consulto información que se ejecuta fuera Twitter.

En Facebook tampoco publico mucho. Veo información, le doy like a algunas publicaciones y comparto otras casi siempre de tipo académico. Tengo un poco más de 250 “amigos” por lo que el muro de la aplicación no es tan rápido y cambiante. Los videos incrustados en la aplicación casi nunca los reproduzco, aunque cuando lo hago, suelo seguir viendo los relacionados. Reviso Twitter y Facebook moderadamente durante algunas pausas del día. Empero tiendo a dedicarle más tiempo por las noches.

De manera moderada –según yo– uso Whatsapp a lo largo del día para charlar con colegas, amigos y familiares sobre temas principalmente de ocio, por lo general en grupos. El mensajero de Facebook lo uso pero notablemente menos que Whatsapp.

Durante esos cuatro meses jugué PokemonGo con mis hijos principalmente los fines de semana por un par de horas, aunque durante la semana tengo la encomienda de hacer Pokeparadas y capturar Pokemones.

Youtube en el móvil lo uso poco –a diferencia de mis hijos quienes lo usan de una manera mucho más intensa, pero eso lo comentaré en otro momento–. La búsqueda de información vía Google o el acceso a páginas desde algún navegador (Google Chrome Browser o Firefox) también es una actividad menor.

La música que escucho con Spotify no está en línea, casi todas las canciones se descargaron en el móvil. Cuando oigo el radio en el coche– uso Shazam para ubicar las canciones que me gustan y agregarlas –si es que están en la base de datos– a Spotify.

Finalmente puedo decir que las actualizaciones del sistema operativo del dispositivo digital portátil y de las aplicaciones que están instaladas no son algo que yo haga conscientemente en la red de 3G, sin embargo en mi observación me di cuenta que de todas formas consumen datos de manera discreta pero voraz.

Entre el uso “moderado” pero diferido del correo electrónico, Whatsapp, Facebook, Twitter, Messenger y PokemonGo durante este tiempo podríamos decir que fue mi celular pasó más tiempo en mi mano derecha que en mi bolsillo izquierdo.

Consumo personal de datos móviles en un periodo de cuatro meses

Durante cuatro meses consumí 11 Giga Bytes de manera homogénea (menos de 3 gigas al mes) para consultar redes sociales (46%); navegación y búsqueda de información (14.08%); actualizaciones de sistema y de aplicaciones (11.65%); correo electrónico (7.23%); mensajería instantánea (6,68%); entretenimiento (6.05%); juegos (4.41%); aplicaciones con GPS (1.95%); entre otras (1.33%). Ver tabla anexa.

Tabla 1. Concentrado del consumo de 11 GB de datos en 4 meses

Como se puede ver en la tabla anterior, el 60% de mis datos móviles lo consumen las redes sociales y búsquedas en Internet. Siendo Twitter con 3.1 Gigas (27.79% del consumo total) la aplicación más voraz de todas; seguida por Facebook con 2.1 Gigas (18.83%) y por Firefox (8.45%); Google (3.77%); y Chrome (1.87%), con el 14% del consumo total.

Entre actualizaciones de apps y del sistema, el dispositivo consumió en el periodo de observación la nada despreciable cantidad de 1.3 Gigas (11.65%), suma dos veces mayor a mi consumo cuatrimestral de datos en Whatsapp.

El correo electrónico que era según yo, la aplicación más utilizada por mi, ocupó el cuarto lugar de consumo de datos con 200 Megas mensuales (806 al cuatrimestre) equivalentes al 7.23% del consumo en el periodo. El detalle del consumo cuatrimestral por aplicación se muestra a continuación.

Tabla 2. Consumo detallado de datos por aplicación
Aplicación Cantidad en Gigas %
Twitter 3,1 27,79%
Facebook 2,1 18,83%
App Store 1,3 11,65%
Firefox 0,942 8,44%
Mail 0,806 7,23%
WhatsApp 0,619 5,55%
Pokémon GO 0,492 4,41%
Spotify 0,454 4,07%
Google 0,42 3,77%
Chrome 0,209 1,87%
YouTube 0,156 1,40%
Messenger 0,126 1,13%
Google Maps 0,105 0,94%
Shazam 0,0653 0,59%
Runmeter 0,0607 0,54%
Uber 0,0514 0,46%
GoRadar 0,0231 0,21%
Contactos 0,0206 0,18%
Instagram 0,0174 0,16%
Calendario y Recordatorio 0,0107 0,10%
Goodreads 0,0091 0,08%
Prisma 0,0075 0,07%
Mercado Libre 0,0072 0,06%
Clima 0,0061 0,05%
ADOMovil 0,0061 0,05%
Configuración 0,0048 0,04%
Pinterest 0,0046 0,04%
Periscope 0,0036 0,03%
IMDb 0,0028 0,03%
Skype 0,0027 0,02%
Mapas 0,0026 0,02%
FaceTime 0,0026 0,02%
Measure Your Land 0,0021 0,02%
Spreadsheets 0,0019 0,02%
SwannEyePlus 0,0019 0,02%
Scanner Pro 0,0019 0,02%
Documentos 0,0016 0,01%
iTunes Store 0,0014 0,01%
Decibel 10th 0,0014 0,01%
Bancomer 0,0014 0,01%
Drive 0,0012 0,01%
Coursera 0,000807 0,01%
EasyMeasure 0,000668 0,01%
Scan 0,000456 0,00%
GIFMaker 0,000413 0,00%
Casa 0,00002 0,00%
Total 11,155064 100,00%


Comentarios finales

El consumo de datos móviles es una cuestión que responde a factores personales –pero sin patrones de conducta estrictos– temporales, contextuales y de necesidad de acceso a la información. Es difícil generalizar los comportamientos y por ende el consumo de la información –incluso a nivel personal– pero haber hecho una pausa para reflexionar sobre mi relación con la información que recibo y envío en el teléfono móvil me permitió hacer evidentes tres cosas.

  • El consumo de datos de la aplicación no está ligada necesariamente con el tiempo de uso. Aún cuando la app Mail es la que permanece más tiempo en la pantalla de mi móvil, resultó que no era la que consumía más datos.
  • A pesar de que el dispositivo solicita permiso para acceder a la información, –si no se bloquea del todo– el sistema consume datos de manera discreta pero continua.
  • Hay distintas maneras de medir la vida frente a pantalla. Una es mediante el registro del tiempo que pasa uno con el celular en la mano; otra es contabilizando los datos consumidos; pero una más, podría ser la consideración de la atención que uno pierde al ensimismarse en el dispositivo de mano y descuidar lo que pasa fuera de él.

El presente ejercicio podría despertar el interés personal de revisar en qué consumimos nuestros datos para poder estar conscientes de los hábitos de consumo personal. Para replicar la experiencia el uso de aplicaciones de monitoreo de datos podría resultar de utilidad.

Para leer más 

  1. Casillas, M. A., Ramírez Martinell, A., Carvajal, M. y Valencia, K. (2016). La integración de México a la sociedad de la información. En Téllez, C. E (coordinadora). Derecho y TIC. Vertientes actuales. México: INFOTEC. ISBN: 978-607-02-7410-7  |  capítulo|  libro  |
  2. O’Donoghue, M. & Ramirez-Martinell, A. (2015). Old Digital and new digitals: a newer debate onthetypes of digital citizens. In S. Carliner, C. Fulford & N. Ostashewski (Eds.),Proceedings of EdMedia: WorldConferenceonEducational Media and Technology 2015 (pp. 1901-1908). AssociationfortheAdvancement of Computing in Education (AACE). RetrievedSeptember 1, 2016 from https://www.learntechlib.org/p/151611
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