Se arrojó desde el mirador de la Torre Latinoamericana porque sintió que no podía más. Al despertar, una enfermera le ajustaba el suero. Alcanzó a gemir: “¡Oh, no!”, pero la enfermera la tranquilizó de inmediato.
―Tuvimos que intervenirla ―le dijo― porque desde la altura de la que se lanzó usted es inevitable romperse el alma.[1]
Notas sobre el cuento:
Los microcuentos tienen, como muchos ya lo saben, la fascinante cualidad de significar todo y a la vez nada. La escritora mexicana Ana Clavel, deja al libre albedrío interpretar el salto de su personaje.
Un atentado suicida suena lógico, hartazgo pétreo. Quizá los dolores del corazón la llevaron a tomar la decisión. Quizá la locura la tomó por asalto. Uno puede pensar en el pasado de la historia porque en realidad no existe. Finalmente parece frustrada cuando la expresión “¡Oh, no!” emana como un quejido. Algún día podría atentar contra su vida de nuevo, por lo pronto, lo que sabemos con seguridad es que su alma se ha roto, ¿y entonces, qué queda de uno sin ella?
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[1]Ana Clavel (2012): “Altura inadecuada”, en Amor y otros suicidios. México: Ediciones B.
Seleccionado y compartido por Judith Páez