Núm. 3 Tercera Época
 
   
encabezado
 
Adrián Mendieta
METÁFORAS DE LA LUZ
 
 
fotos
logo
 
corre
 
  punto    Puntos de venta
  buzón Buzón del lector
  suscribete Suscríbete

Convocatoria

 

 

 

 

 

 

 
 
 
 
 
Páginas <<< 1 2
 

 

Esa “ignorancia elegida” es la forma que tienen los personajes de vivir sin complicaciones, de mentir y creer para representar resignadamente su papel, sin “conocer la herida íntima y ajena, que una vez dicha compromete y desarma a quien la escucha” (p. 21), pero también sin la ocasión de mirarse a sí mismos con honestidad. Por eso es impactante para Juan Jesús, años después de su divorcio de Nuria, descubrir cómo ignoró a conciencia su propia actuación en la comedia representada; tal vez también por esa “ignorancia elegida” sea que la verdad, desde el principio del relato, emerge a través de un fi ngimiento (Juan Jesús miente al decir que llama a Nuria desde suelo neerlandés).

Es por esto que me parece que la tensión narrativano se origina en la descripción de la pérdida del amor ni en el desconsuelo producto de ésta, sino en la segunda historia que nace de las llamadas telefónicas; en la repentina, epifánica comprensión de Juan Jesús que en su matrimonio con Nuria él cumplió, sin advertirlo, un papel vergonzoso y tenuemente horrible al que ella, también inadvertida, poco a poco lo orilló. Esta revelación se convierte en el verdadero tema del relato y es lo que condiciona el desarrollo y desenlace del mismo, ya que no hay indicio de nada más que hubiera podido interrumpir la costumbre del acoso telefónico. Con esa alteración en el centro de la historia, casi sin que el lector repare en ello, el desconsuelo que caracteriza las páginas de Llamadas... persiste intacto pero con una signifi cativa variante: ya no es el fi nal de una relación marital lo que lo motiva, sino la gradual comprensión de la trascendencia desconocida de ciertos detalles que se juzgaron banales.

Opino que este relato –nouvelle o cuento largo, la denominación, me parece, no importa– puede encontrar una buena acogida, en particular, entre el público que conoce y gusta de los previos avatares literarios de Villoro, porque encuentro que Llamadas de Ámsterdam revive la íntima cercanía de los dramas personales narrados en La noche navegable y, de igual forma, es un modelo de la calidad prosística de su autor. Asimismo, me inclino a pensar que Llamadas..., por la perfecta melancolía de su historia, por la limpidez y concreción del lenguaje, por su brevedad y las posibilidades abiertas de una comprensión más profunda al releerse, si se incluyera en el programa de lecturas en escuelas de enseñanza media, podría signifi carle una nueva generación de lectores a Juan Villoro, como le ocurrió a Pacheco con Las batallas en el desierto (1981) y el público adolescente.

Llamadas de Ámsterdam acaso no sea –ni aspire a ser– la obra maestra de Juan Villoro; no obstante, no creo equívoco ni exagerado afi rmar que este libro fue escrito para leerse repetidamente y con fruición; por la complejidad del trasfondo de su historia, y por el encanto de la prosa elegante y triste que el autor pulió para el relato.

 
 
Páginas <<< 1 2
     
Hidalgo #9 • col. Centro • Xalapa, Veracruz, México • (2288)8185980, 8181388 • lapalabrayelhombre@uv.mx