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Consejo del día: Utiliza Instagram de manera segura

Instagram y menores: cómo usar la app de forma segura

En cada charla, taller o evento que realizamos con chavales siempre hay una aplicación que parece ganar por goleada en cuanto al uso por parte de los menores: Instagram. Además lo hace sin que importe la edad, en cuanto tienen un dispositivo móvil (e incluso sin tenerlo) se apuntan. Así que no queda otra que aprender qué riesgos puede haber y, sobre todo, cómo podemos hacer que lo usen de forma segura.

Entre los menores de edad hay algunas aplicaciones y servicios que son los más utilizados. Mientras los adultos seguimos con nuestro Facebook, Twitter no termina de engancharles y dan el salto a Snapchat y Periscope… la imagen y el video les tienen enganchados, y en ese aspecto para ellos Instagram es la aplicación reina.

¿Para qué lo usan?

Pues por lo general de una forma muy simple e inocente, mostrándose. Se muestran a sí mismos, compartiendo las actividades que más les gustan (y en las que menos), cuando están con sus amigos… Además, en otras ocasiones publican imágenes de lo que les gusta, de dónde están (casi siempre de lugares habituales), de lo que hacen… En resumen, se muestran a sí mismos (mucho) y publican todo lo que hacen.

Si miramos más allá de las imágenes que publican, podemos ver lo que dicen. Se mencionan unos a otros, expresan sus opiniones, gustos, problemas… Y hablan (mucho también), especialmente a través de la funcionalidad de mensajería directa y privada.

¿Riesgos?

Evidentemente, si muestran su imagen y publican sus gustos, aficiones… podemos encontrar problemas deprivacidad y de imagen o reputación. Y con la publicación de los lugares donde suelen estar o el contacto de forma privada con otras personas los riesgos son más evidentes.

«Una cuenta privada con 1000 contactos no es privada»

En este aspecto hay que remarcar que muchos de ellos tienen sus perfiles restringidos para que no pueda verlos cualquiera. Es una tendencia positiva que vemos tanto en menores como en adultos, y queda patente en el menor empuje de las redes sociales ya tradicionales y el paso a la mensajería instantánea utilizada como red social cerrada sólo para nuestros contactos. El problema es que agregan a otras personas a sus contactos con mucha facilidad (no es nada nuevo), por lo que ese supuesto “espacio privado” deja de ser tan seguro al incluir a gente que tampoco conocen mucho.

Por otro lado, un riesgo más allá de la imagen, privacidad, geolocalización y contacto con desconocidos es el mal uso de esta aplicación (al igual que de otras) para meterse, insultar y acosar a otros chavales. No podemos decir que haya más casos de ciberbullying en esta red social que en otras, pero el problema existe. En ocasiones los usuarios de la propia red social tratan de ponerle fin pero en otras el caso puede pasar más desapercibido y convertirse en un problema de gravedad.

Y una vez que sabes cómo lo usan y cuáles son los riesgos… ¿qué podemos hacer como padres para protegerles?

En primer lugar deberíamos sopesar si tienen la edad y madurez suficiente para utilizar estos servicios. Puede que lleguemos tarde y ya tengan su propio dispositivo y que estén más que acostumbrados a utilizarlo de forma totalmente autónoma, pero debemos ser conscientes de nuestro papel y nuestra posición a la hora de marcarles ciertos límites y pautas de comportamiento. Como referencia, Instagram establece que es necesario haber cumplido 14 años para ser usuario de sus servicios, pero la realidad es que los chavales con menos de 14 años que la utilizan son legión.

Si como padres creemos que nuestros hijos sí que pueden hacer un buen uso de Instagram (no olvidemos que también hay cuentas dirigidas a menores y enfocadas a la enseñanza), deberíamos centrarnos en dos frentes: concienciarles sobre el uso que le dan y configurar correctamente la aplicación, pero también estar preparados para tener que hacer frente a problemas en caso de que surjan.

Configuración del servicio

  • Contraseña. Aunque a estas alturas parezca mentira sí, es necesario remarcar la importancia de las contraseñas. Vemos continuamente cómo los chavales saben cómo se deben crear contraseñas, y normalmente tienen contraseñas robustas, pero olvidan algo esencial: no se deben compartir. De poco vale que creen contraseñas robustas si luego las comparten con sus amigos.

  • Perfil privado o público. Instagram permite la creación de perfiles públicos que podrán ser vistos por cualquier usuario de internet (no necesariamente de Instagram), pero también la de perfiles privados. En este otro caso las publicaciones solamente podrán ser vistas por aquellas personas que el usuario apruebe. Es necesario sopesar estas posibilidades y valorar lo que es preferible, pero para un uso particular y estándar como el que puede tener cualquier chaval se recomienda la restricción. En caso contrario se puede optar por una vía intermedia, manteniendo un perfil personal privado (para la relación con amigos y familia) y otro público enfocado a lo que se quiere que pueda ver cualquier persona (ya sea temático sobre una afición o simplemente abierto).
  • Sincronización con otras redes sociales. Otro aspecto a tener en cuenta es la sincronización con otras redes sociales, ya que Instagram nos permite compartir nuestras publicaciones en esta red social con otras como Facebook. Si queremos controlar quiénes pueden ver estas imágenes deberemos configurar correctamente los permisos en las demás redes sociales con las que conectemos Instagram.

 

  • Etiquetado. En Instagram podemos etiquetar a otras personas, pero también nos pueden etiquetar. Es recomendable activar la opción de solicitar la notificación de estas etiquetas, aunque el problema real no esté en ellas, sino en que se publiquen sin nuestro permiso imágenes en las que aparecemos. De este modo al menos podremos ser conscientes de ello cuando nos etiqueten.
  • Geolocalización. Otra funcionalidad  de Instagram es la geolocalización, por lo que al publicar una foto podemos decir dónde estamos. Esta opción es bastante usada por los menores, pero hay que ser consciente del riesgo que puede suponer publicar nuestra ubicación en determinados momentos (tantos familiares, amigos y vecinos subiendo y bajando persianas para que los ladrones no sepan que estamos de vacaciones para que luego publiquemos que estamos a 700 kilómetros de distancia…). Por ello es recomendable no utilizar esta opción.

Educación y comunicación con ellos

Además existen algunas recomendaciones que se centran más en su educación que en la configuración de sus dispositivos o de las aplicaciones que utilicen.

  • Responsabilidad en la publicación. Un aspecto clave es saber qué se puede y qué no se debe publicar, y esta faceta no la podemos dejar en manos de un programa ni una configuración. Se trata de nuestra labor y debemos poder transmitirles estas ideas y que puedan aplicarlas por su cuenta. El método ideal es acompañarles en su uso de las TIC cuando son más pequeños, así aprenderán estas ideas con nosotros y podremos guiarles para que cuando vayan creciendo puedan actuar de forma autónoma sin tener especiales problemas.
  • Valorar los contactos que se tienen. Otro elemento de importancia es la limitación de los contactos agregados a quienes de verdad sean sus amigos. De poco vale que una cuenta pase a ser privada en lugar de pública si en ella hay 500 contactos que pueden ver las publicaciones.
  • Pedir permiso para publicar. Al igual que deberían preocuparse por su privacidad deberían hacerlo también por la de los demás. Por ello es importante trasladarles que si van a publicar imágenes en las que aparecen otros deberían pedirles permiso antes de hacerlo.
  • Confianza en acudir a nosotros. Como siempre, debemos cultivar una confianza con nuestros hijos que les lleve a acudir a nosotros ante cualquier problema en lugar de ocultarlo y tratar de arreglar las cosas por su cuenta.
  • Controlar nuestras reacciones. Aunque se trate de algo que afecta a la resolución de problemas hay que cultivarlo previamente. Si nuestros hijos temen nuestras reacciones es muy probable que minemos esa confianza y en caso de necesitarlo no acudan a nosotros por temor. Por ello, es necesario que nuestras reacciones, ante incidentes más graves o aunque cualquier pequeño problema, esté medida y el pánico y los enfados vayan por dentro sin que ellos puedan percibirlo como una barrera en el futuro.

Reacción ante problemas

A pesar de todas estas precauciones siempre puede darse algún problema. Ante estos inconvenientes es necesario actuar, no dejarlo pasar.

  • Diálogo. Es recomendable ponerse en contacto con la persona con la que haya un problema (ha publicado una imagen en la que aparecemos, un comentario que nos ofende, etc.) para tratar de resolverlo.
  • Reporte. Ante cualquier publicación que consideremos inadecuada, y si no encontramos una solución,  podemos marcarlas como tales. De este modo los administradores de la red social podrán actuar.
  • Bloqueo de usuarios molestos. En caso de que un usuario les esté molestando pueden bloquearle para que no vuelva a ponerse en contacto con ellos.
  • Denuncia ante la policía. Finalmente, y en caso de que la situación sea grave, podemos acudir a la Policía o la Guardia Civil. Hay que recordar que un delito lo es tanto si se produce en la calle como si se produce en internet. En este caso es recomendable no borrar los mensajes, imágenes o vídeos y copiarlos para presentarlos como evidencia.

 

Fuente: https://menores.osi.es/hogar-ciberseguro/

Fecha de consulta: 31 Mayo 2016

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