Más de 50 nacimientos al año,
hijos de parejas con antecedentes de infertilidad, demuestran
el éxito que la Universidad Veracruzana ha tenido al aplicar
una innovadora técnica de reproducción asistida,
probada en modelos animales pero que gracias a la investigación
veterinaria ha sido llevada al campo de la medicina humana, donde
ha tenido resultados positivos en más de 40 por ciento
de los casos.
Se trata de la fertilización in vitro que, a partir
de técnicas de micromanipulación no quirúrgica
de óvulos y espermas, permite que personas con problemas
de infertilidad puedan concebir mediante tratamientos que se realizan
en Veracruz, a pesar de la edad avanzada, de la baja producción
de óvulos o espermas o del escaso rendimiento de los mismos.
El método tradicional que se ha utilizado en veterinaria
desde hace décadas implica extraer de animales óvulos
y espermatozoides y facilitar la fecundación a través
de técnicas de laboratorio que provocan su interacción.
El siguiente paso es esperar que las células maduren y
se multipliquen en incubadora, para que, una vez que haya entre
100 y 120, se traslade el embrión a la madre receptora
y ahí continúe y concluya su proceso de gestación,
procedimiento que han utilizado, por ejemplo, para asegurar la
reproducción en bovinos.
Rodolfo Canseco Sedano, investigador de la Facultad de Veterinaria,
luego de doctorarse en Fisiología de la Reproducción
en Estados Unidos, regresó a la UV e inició en la
ciudad de Veracruz la colaboración con un grupo de ginecólogos
del Centro de Diagnóstico Ginecológico. “Empezamos
a trabajar desde 1999, pero fue a partir de 2001 cuando tuvimos
los primeros resultados positivos en humanos, pues consideramos
que habíamos tenido éxito en el momento en que observamos
los primeros embarazos, no cuando las madres quedaron embarazadas”.
Aunque los ginecólogos tienen los conocimientos médicos
para realizar fertilización in vitro, son los médicos
veterinarios los que han desarrollado las habilidades prácticas
para extraer, por ejemplo, un solo óvulo del ovario y manipularlo
en laboratorio, para tomar un espermatozoide entre millones e
inyectarlo dentro del óvulo o para aspirar el esperma de
los testículos en pacientes con problemas de oclusión.
La técnica es segura y efectiva en 40 por ciento de los
casos, cuando los padres tienen menos de 37 años, y en
20 por ciento cuando superan esta edad, lo que representa una
verdadera esperanza para aquellas parejas que durante años
han intentado la concepción sin ver resultados, aseguró
el investigador, quien añadió que la probabilidad
de tener problemas genéticos es casi la misma con cualquier
método de reproducción asistida, y que ésta
no supera el 1.2 por ciento en el caso de la fertilización
in vitro, porcentaje poco significativo.
Es importante mencionar que la Red Latinoamericana de Reproducción
Asistida avala 140 centros en toda América Latina; en México,
sólo 16, y uno de ellos en precisamente el Centro de Diagnóstico
Ginecológico que, a diferencia de otros que existen en
las grandes ciudades de nuestro país, es económicamente
accesible para familias veracruzanas.
“La participación de la UV permite hacer la técnica
más accesible y, al mismo tiempo, extremar las precauciones
por medio de un trabajo médico-científico de alto
nivel, pues lo que hacemos juntos –ginecólogos y
médicos veterinarios– no es sólo prestar un
servicio, sino perfeccionar cada vez más el método
a través de la práctica y la investigación”,
explicó Canseco.
Uno de los mayores logros de esta relación ha sido el nacimiento
de bebés sanos en familias que no tenían esperanzas
de concebir: “Nuestro promedio ahora son 50 nacimientos
al año, y pensamos que serán más si se difunde
entre la población que ya no es necesario ir a Estados
Unidos o a otro país para someterse a estos tratamientos
médicos”.
Además de los beneficios que proporciona socialmente esta
colaboración, el investigador afirmó que la misma
ha permitido la formación de estudiantes en servicio social
y la especialización de pasantes de Medicina Veterinaria
en técnicas de reproducción asistida.
Las
técnicas
Para iniciar la investigación fue necesario adquirir un
equipo que permite la micro manipulación de esperma llamado
Inyección Intracitoplásmica de Esperma (ICSI, por
sus siglas en inglés), pues las técnicas de fertilización
in vitro no se pueden llevar a cabo sin equipo especializado
ni estrictos procesos de control médico y aséptico.
El investigador señaló que a partir de la metodología
básica de fertilización in vitro es posible,
por ejemplo, obtener óvulos de una paciente por medio de
punción transvaginal guiada por ultrasonido, y ponerlos
en contacto con muestras viables de semen del esposo, en un contenedor
especial para laboratorio, donde sucede la fecundación.
Cuando se trata de espermatozoides débiles que solos no
alcanzan a entrar en el óvulo, aplican otra técnica
que implica utilizar el ICSI no sólo para ponerlos en contacto,
sino además para inyectar el espermatozoide directamente
en el óvulo.
La técnica más novedosa se llama Aspiración
testicular, y permite obtener esperma de aquellos pacientes con
problemas de oclusión de los conductos deferentes. Así,
los científicos de la UV obtienen, a partir de una aspiración
a los testículos, una muestra de semen que poste-riormente
se pone en contacto con el óvulo por medio de cualquiera
de las dos técnicas anteriores.